Nota del Periódico El Pueblo: Traducimos de AND (Brasil) la primera
parte de la serie de artículos correspondientes a la estructura agraria
de América Latina, la que estará dividida en 5 partes y serán publicadas
todos los jueves. Estos tienen la intención de ofrecer a los lectores
una visión integral de la cuestión agraria campesina en los países que
componen América Latina. El autor es Vinicius Alves.
El presente artículo tiene por
objetivo hacer un breve panorama de la estructura agraria de América
Latina y sus principales consecuencias para sus pueblos, con el fin de
posibilitar una mejor comprensión de la cuestión agrario-campesina,
cuestión central y principal en todos esos países, en los cuales se
desenvuelve un capitalismo de tipo burocrático, asentando sobre bases
semicoloniales y semifeudales.
Para
ello se utilizaron los datos estadísticos elaborados por Oxfam, que en
noviembre de 2016 lanzó un estudio titulado “Desterrados: tierra, poder y
desigualdad en América Latina”. El estudio hace un análisis de
la distribución de la tierra de quince países de América Latina y de la
relación entre la distribución de la tierra y las desigualdades
sociales, económicas y políticas existentes en la región.
El artículo será dividido en 5 partes, a saber:
Parte 1: abordará el papel del modelo agroexportador.
Parte 2: La distribución de la tierra en la región.
Parte 3: La relación entre la propiedad de la tierra y el poder político-económico.
Parte 4: Abordará las políticas de “reforma agraria” y demarcación de territorios indígenas.
Parte 5: El recrudecimiento de la
violencia en las luchas por la tierra y territorio practicadas por las
clases dominantes reaccionarias y la resistencia de los pueblos del
campo, destacando las masas campesinas.
Las venas continúan abiertas
Las venas de América Latina continúan abiertas. El
modelo agroexportador, “herencia” maldita del período colonial y cáncer
actual, manifestación de la semicolonialidad, sigue siendo el principal
“motor” de la economía en esta región. Tal
permanencia es resultado de un proceso de “independencia” meramente
formal, teniendo en vista la ausencia de revoluciones democráticas de
viejo tipo victoriosas.
El
proceso de formación inconcluso de los Estados nacionales
latinoamericanos mantuvo un sistema de acumulación asentado en el
latifundio, con la explotación de la fuerza de trabajo y con la
apropiación de la riqueza por una oligarquía, que en general, manifestó y
manifiesta poco aprecio por la nación y por el pueblo.
Los
consecutivos gerenciamientos de turno que se han alternado en la
administración de los viejos Estados latinoamericanos han mantenido el
modelo agroexportador como base de sus economías, incluso aquellos que
se autodenominan de “izquierda”. Ver los casos de Lula (2003-2010) en
Brasil, Evo Morales (2006-) en Bolivia, Michelle
Bachelet (2014-) en Chile, Rafael Correa (2007-2017) en Ecuador y Hugo
Chávez (1999-2013) en Venezuela.
Este
modelo se basa en la extracción y explotación de los recursos naturales
para la obtención de grandes volúmenes de materias primas, en general,
con un mínimo de procesamiento y de bajo valor agregado, dirigidas
principalmente a los países imperialistas. Sin embargo, la
oscilación de los precios de las materias primas en el mercado mundial
hace a los países de la región dependientes y sus economías inestables.
De
acuerdo a Oxfam, en América Latina el modelo agroexportador en la
agricultura se caracteriza por la plantación monocultora de caña de
azúcar, palma de aceite y soja. En la ganadería predomina la cría de ganado bovino. En la silvicultura, el monocultivo del eucalipto.
En el 2014, las materias primas dominaban la pauta de exportaciones de la mayoría de los países de la región. En el caso de Chile y Ecuador, las materias primas representaban más del 80% de las exportaciones. En Panamá, Colombia, Bolivia, Paraguay y Uruguay las materias primas representaban entre el 70 y el 79% de las exportaciones. En Venezuela, casi el 70%. En el Perú casi el 60%. En Argentina, Brasil y Nicaragua entre el 40 y el 50% de las exportaciones. Los
menores valores ocurrieron en El Salvador, República Dominicana y
México, en los que las materias primas eran menos del 20% de las
exportaciones.
Porcentaje de participación de las materias primas en el valor de las exportaciones de una selección de 15 países de América Latina – 2014 |
El énfasis en un modelo agroexportador afecta el acceso y el control de la tierra. La
expansión de este modelo implica la invasión, expropiación y/o
degradación de las tierras de comunidades campesinas, indígenas y
afrodescendientes, además de áreas naturales.
La
expansión de las plantaciones agrícolas y forestales, de la ganadería,
de las extracciones minerales y petroleras, contribuyen también a la
disminución de la cantidad de tierras destinadas hacia la producción de
alimentos para el mercado interno y consecuentemente, para el
abastecimiento de la población.
Por
ejemplo, en Brasil, durante el 2014, los monocultivos de la caña de
azúcar y la soya ocupaban el 50,1% de la superficie total cultivada del
país. Mientras, el arroz y los porotos ocupaban
menos de 10 millones de hectáreas, la soya abarcaba un área de 30
millones y el maíz 15 millones de hectáreas. La soya y el maíz se utilizan principalmente para la engorda animal.
En
Colombia, también en 2014, 7,1 millones de hectáreas -de una superficie
agrícola de 8,5 millones- se ocupaban con los monocultivos de café,
caña de azúcar y palma de aceite para la exportación, resultado:
Colombia tuvo que importar arroz y porotos para abastecer a su población, lo que encareció el precio de estos alimentos.
En el Perú, en 2013, la explotación minera cubría un área equivalente al 21% del territorio nacional (27 millones de hectáreas).
Superficie agrícola en países seleccionados – 2014 |
Además,
en la región, la expansión del modelo agroexportador fue acompañada por
el desmantelamiento de los pocos servicios estatales de crédito,
seguros, asistencia tecnológica y comercial dirigidos a la agricultura
campesina.
Es
la lógica del capitalismo, la producción es socializada, pero la
apropiación del fruto del trabajo es individualizada, pues la propiedad
privada está concentrada (monopolizada) en manos de una pequeña
proporción de la población. Así, la riqueza generada por el modelo agroexportador es desigualmente distribuida, así como también sus efectos destructivos. Para las clases dominantes es el bono, mientras que para el pueblo la carga.
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