Hoy, continuamos abordando la situación
de Venezuela, a propósito de una lectura crítica del artículo:
Venezuela la crisis económica de 2016 de Manuel Sutherland,
publicada en www.sin permiso de 31/08/2016, investigador del Centro
de Investigación y Formación Obrera (CIFO) y profesor represaliado
de la Universidad Bolivariana de Venezuela.
Utilizamos esta forma para rebatir los
argumentos contrario al respecto y exponer los nuestros sobre la
situación actual en Venezuela, esto es desde el punto de vista, la
posición y la concepción del marxismo-leninismo-maoísmo
pensamiento gonzalo para servir al desarrollo del camino del pueblo
en ese país. Como tiene que ser, no sólo lo analizamos críticamente
sino que sacamos también conclusiones (síntesis).
Partimos por centrar nuestra atención
en la siguiente parte del texto en cuestión:
“Tal
como lo habíamos descrito en el año 2015[i], el estallido de la
peor crisis económica de nuestra novel historia se dio en el año
2016. Aunado a una escasez nunca antes vista de bienes y
servicios, se nos presenta una inflación que (a falta de
estadísticas oficiales) los más conservadores estiman en 300 % en
lo que va de año. El PIB caerá por tercer año consecutivo y el PIB
per capita probablemente retroceda en un impresionante 25 % al
anochecer del 2016. Miles de
personas salen del país y la lucha política se enciende
en personas que han entrado en la zona de la pobreza extrema,
devengando alrededor de dos dólares diarios, en mejor de los casos.
Ante esta situación se levantan
dos explicaciones a la crisis:
(1) La crisis es culpa del gobierno por la guerra económica que
tiene contra el empresariado, y (2) La crisis es inducida por la
guerra económica del empresariado y el imperialismo contra el
gobierno.
Ambas explicaciones se erigen como
razones puramente
político-conspirativas que
parecen ocultar la esencia estructural y a la vez
cíclicamente recurrente de la crisis en Venezuela. Para este
breve escrito abordaremos sólo algunos tópicos precisos de las
determinaciones materiales de la crisis”.
Nosotros con los subrayados resaltamos
que es la peor crisis de la historia reciente de Venezuela que se
manifiesta con escasez de bienes y servicios, inflación desbordada,
que el mismo autor estimó para finales del 2016 en más del 830%
(ver artículo: Venezuela: Ist die Krise Resultat einer sozialistischen
Revolution...oder nicht vielmehr Ausdruck kapitaklistischer
Verhältnisse?, publicado por ILA 404-Hamburgo, abril de
2017) y caída de la producción y de los ingresos de las masas (25%
del PBI per capita). Y destacamos muy de sobremanera las protestas de
las masas y la lucha política que “se enciende en personas que han
entrado en la zona de la pobreza extrema”, es decir entre los más
pobres. Esto último es importante porque la propaganda oficial del
gobierno “bolivariano” trata de ocultarlo mostrando las actuales
luchas y protesta sólo como una cuestión de la “oposición
empresarial” o de la “derecha contrarrevolucionaria”, cuando
las masas luchan por la defensa de sus derechos que les ha costado
tanto conquistarlos.
Las protestas y luchas de las masas en
Venezuela es contra la crisis y las medidas que aplica el gobierno
para buscar conjurarla que descarga sobre la mayoría del pueblo
venezolano. Otra cosa es que sobre ellas trate de cabalgar la otra
facción de la gran burguesía que siempre busca la protección del
amo imperialista. Facción que también cuenta con el servicio de
oportunistas y revisionistas. Estos están en ambos lados.
Otro aspecto, que viene con esto, es
que la famosa disminución de la pobreza por las “políticas
distributivas” del “gobierno revolucionario” del “socialismo
del siglo XXI”, tan celebradas por el imperialismo a través del
Banco Mundial y la CEPAL, sólo fueron para justificar la aplicación
del viejo camino de las clases dominantes en Venezuela; el camino
burocrático, que se condensa en la especialización del país como
productor y exportador de un solo producto, el petróleo, de acuerdo
a las necesidades del mercado mundial, es decir de acuerdo a las
necesidades del imperialismo. O como dicen algunos académico
pequeño-burgueses, para “justificar el neoextractivismo”.
Profundización del capitalismo burocrático, con mayor dependencia
del país del imperialismo, principalmente yanqui, como exportador de materias primas e
importador de capitales y productos manufacturados y mayor ruina de
la economía del país ( caída continuada de la producción y la
productividad).
Su famoso reparto de la “renta
petrolera” entre los más pobres sólo consistió en arrojarles una
cuantas migajas a través de las “Misiones”, etc., forma concreta
en que se aplicó el programa del Banco Mundial de “combate a la
pobreza” dentro de los “objetivos del milenio” de la ONU. Esta
y otras “medidas distributivas” se usaron para impulsar el
corporativismo fascista del gobierno (reestructuración fascista y
corporativa del viejo Estado venezolano), mientras se incrementaba la
explotación de las masas y la acumulación capitalista para
beneficio de ambas facciones de la gran burguesía (ver en el mismo
autor sobre la”fuga de capitales de Venezuela”), esto es, de la
facción burocrática en el gobierno, y la facción compradora,
mayormente en la oposición, incrementándose la explotación del
país por los grandes monopolios imperialistas del petróleo y por
los bancos de inversión con el negocio de la deuda(bonos soberanos)
y la deuda bilateral con Rusia, Japón, China y el BID, etc.
Con lo cual ya hemos adelantado
posición sobre la verdadera causa de la actual crisis en Venezuela.
Nosotros tampoco estamos de acuerdo con las dos explicaciones de la
crisis, que dan la “oposición” y el gobierno. Pero también
disentimos de como el autor explica “el carácter estructural y
cíclico recurrente de la crisis”, cuando el autor (M. Sutherland)
escribe al respecto:
“La implosión del proceso de
acumulación de capital.- La
acumulación de capital es un proceso mundial por su contenido, pero
nacional por su forma.”Juan Iñigo Carrera
El
proceso de acumulación capitalista toma la forma concreta
nacional en su representación política: el Estado. Ése
complejo institucional es el representante del capital social que
trata de acumularse desde el ámbito que abarca su propio mercado
nacional. Al plantear alianzas o acuerdos comerciales, el equipo
diplomático sale a defender a sus
representados (la clase capitalista local) frente a
otros representantes de la burguesía foránea. Así,
al tratar de imponer lo que más
le conviene a la burguesía local, el cuerpo negociante muestra la
apariencia invertida de que dirige un proceso de acumulación
nacional que se enfrenta a otros como externalidades competitivas.
Pero no es así. El proceso de acumulación de capital es en
esencia mundial y está fundamentado en una serie de capitales que
desarrollan una escala de producción ampliada que les permite
valorizarse a través del mundo sin distingo de nacionalidad.
Por ende, todo gobierno que por más progresista que se
autodenomine, es parte integral de un proceso mundial de
acumulación de capital que lo determina de manera concreta[ii]”.
En resumen el autor dice que el proceso
de acumulación capitalista es un proceso mundial que toma la forma
concreta nacional en el Estado y concluye que todo gobierno es parte
integral de un proceso mundial de acumulación de capital.
El autor parte de una confusión, pues
la relación entre acumulación capitalista como la forma de
desenvolvimiento de la producción capitalista y Estado nacional,
pues no hay otra forma de existencia del Estado burgués, es la
relación existente entre la base económica capitalista de una
sociedad y un país determinado y su superestructura.
El mundo esta dividido en naciones
imperialistas y naciones oprimidas (Lenin). En las naciones opresoras
o imperialistas, la base económica, es monopolista o imperialista y
su Estado nacional es imperialista. Imperialistas en economía y
reaccionario e imperialistas en política. El imperialismo es
reacción y violencia en toda la línea. En las naciones oprimidas,
la base económica es semifeudal y semicolonial donde se desenvuelve
un capitalismo burocrático como en Venezuela y el Estado
correspondiente será un Estado terrateniente-burocrático al
servicio del imperialismo.
Marx enseñó: Que los hombres según sus fuerzas productivas,
producen también las relaciones sociales en las cuales producen, es
decir, una formación económica históricamente determinada, que es
la base materia de la sociedad, sobre esta se levanta la
superestructura política, el Estado y las ideas .”Establézcase
cierto grado de desarrollo de la producción, el comercio y el
consumo, y se tendrá una forma determinada de estructura social, de
la organización de la familia, de órdenes o clases; en una palabra,
una sociedad civil determinada. Establézcase una sociedad civil
determinada, y se tendrá un estado político determinado que no es
sino la expresión oficial de la sociedad civil...el Estado...la
sociedad oficial. (….)”.
Hemos citado arriba la Carta de Marx a
Annenkov (Bruselas, 28 de diciembre de 1946), porque en ella Marx
expone cuestiones básicas del materialismo histórico como las
relaciones entre base económica y superestructura. Por el contrario
para Sutherland el Estado está determinado por “el proceso de
acumulación mundial”. Entonces así, niega la relación entre la
estructura social, una sociedad civil determinada, y su expresión
oficial, el Estado. Entre sociedad civil y su organización política,
el Estado. El Estado como dictadura de la clase económicamente
dominante y el gobierno como representante de ese sistema de
dictadura y las dos facciones que contienden por encabezar ese viejo
Estado, la facción burocrática y la facción compradora.
El autor criticado cae en el error de
aislar la categoría “acumulación capitalista” del conjunto de
las relaciones sociales de producción en Venezuela y sustituye la
sociedad concreta históricamente determinada en Venezuela, la
estructura real del país. Con lo cual plantea superestructura sin
base económica propia.Con lo cual separa contenido y forma. Tiene
una visión dualista del mundo.
El autor, como Proudhon, no quiere ver
el “gran movimiento histórico que nace de ese conflicto entre las
fuerzas productivas de los hombres, ya adquiridas, y sus relaciones
sociales que no corresponden ya a dichas fuerzas productivas; en
lugar de las guerra terribles que se preparan entre las diversas
clases de una nación, entre las diferentes naciones; en el lugar de
la acción práctica y violenta de las masas, que es la única que
podrá resolver estos conflictos; en el lugar de este basto
movimiento, prolongado y complicado, el señor Proudhon sitúa el
movimiento nada satisfactorio sacado de su cabeza...es enemigo
declarado de todo movimiento político. Para él la solución de los
conflictos actuales no consiste en la acción pública, sino en las
rotaciones dialécticas de su cabeza”. Con “su deseo de conciliar
las contradicciones” (Carta citada). Es pensamiento pequeño
burgués .
Ahora, vayamos a la última parte de la
cita, de Sutherland, donde está la madre del cordero, cuando
escribe: “El proceso de acumulación de capital es en esencia
mundial y está fundamentado en una serie de capitales que
desarrollan una escala de producción ampliada que les permite
valorizarse a través del mundo sin distingo de nacionalidad”.
Luego, contrastemos esto con el marxismo y la realidad. La
acumulación del capital es una importante categoría económica que
expresa como se desarrollan la fuerzas productivas de la sociedad
bajo las relaciones económicas capitalistas de producción, bajo el
sistema de producción capitalista, y sus limites que llevan
necesariamente a su caducidad. Marx en El Capital demostró como se
expresaba los limites de la acumulación capitalista y, por tanto,
del sistema capitalista de producción y su carácter transitorio,
histórico, y las condiciones de su caducidad:
“Y el proceso capitalista de producción consiste esencialmente en
la producción de plusvalor, representado en el plusproducto, o en la
parte alícuota de las mercancías producidas en la cual el trabajo
impago se halla objetivado. Nunca hay que olvidar que la producción
de este plusvalor y la reconversión de una parte del mismo en
capital, o sea la acumulación, constituye una parte integrante de
esta producción del plusvalor es el objetivo directo y el motivo
determinante de la producción capitalista (…) El verdadero
límite de la producción capitalista lo es el propio capital;
es éste: que el capital y su autovalorización aparece como punto de
partida y punto terminal, (...) la producción sólo es producción
para el capital, y no a la inversa ( ...) Los límite dentro
de los cuales únicamente puede moverse la conservación y
valorización del valor de capital, las que se basan en la
expropiación y empobrecimiento de la gran masa de los productores,
esos límites entran, por ello, constantemente en contradicción con
los métodos de producción que debe emplear el capital para su
objetivo, y que apuntan hacia un aumento ilimitado de la producción,
hacia la producción como fin en sí mismo, hacia un desarrollo
incondicional de las fuerzas productivas sociales del trabajo. El
medio desarrollo incondicional de las fuerzas productivas sociales
entra en constante conflicto con el objetivo limitado, el de la
valorización del capital existente. Por ello, si el modo
capitalista de producción es un medio histórico para desarrollar la
fuerza productiva material y crear el mercado mundial que le
corresponde, es al mismo tiempo la constante contradicción entre
esta su misión histórica y las relaciones sociales de producción
correspondientes a dicho modo de producción (…) Esta escisión
entre las condiciones de trabajo, por una parte, y los
productores, por la otra, es lo que constituye el concepto del
capital: se inaugura con la acumulación originaria (libro I,
cap. XXIV), aparece luego como proceso constante en la acumulación
y concentración del capital y se manifiesta aquí finalmente
como centralización de capitales ya existentes en pocas manos y
descapitalización de muchos (que bajo esta forma modificada se
presenta ahora la expropiación)”
Marx
demostró,
que la libre concurrencia engendra la concentración de la
producción, y que dicha concentración, en un cierto grado de su
desarrollo, conduce al monopolio. Lenin,
partiendo de esta democtración de Marx, la desarrolló y estableció,
que el engendramiento del monopolio por la concentración de la
producción es una ley general y fundamental de la fase actual de
desarrollo del capitalismo. Definiendo
esta fase así: “El imperialismo es el capitalismo en la
fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación de los
monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada
importancia la exportación de capitales, ha empezado el reparto del
mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de
toda la Tierra entre los países capitalistas más importantes.
Lenin
demostró que el proceso capitalista en esta fase de los monopolios,
acentuaba las contradicciones entre los monopolios imperialistas y
las naciones imperialistas, la lucha entre ellas por el reparto
económico y político del mundo. Por lo tanto, demostró la falsedad
de las elucubraciones teóricas como las de Sutherland, de que los
capitales se valorizan a través del mundo “sin distingo de
nacionalidad” y de esa “esencia mundial de la acumulación
capitalista”, fundamentando así la contradicción histórica
principal de la época, la existente entre naciones oprimidas
(coloniales y semicoloniales, por un lado, y las naciones
imnperialistas, por el otro, cuando estableció:
“ Puestos
a hablar de la política colonial de la época del imperialismo
capitalista, es necesario hacer notar que el capital financiero y
la política internacional correspondiente, la cual consiste en la
lucha de las grandes potencias por el reparto económico y político
del mundo, originan abundantes formas transitorias de dependencia
estatal. Para esta época son típicos no sólo los dos grupos
fundamentales de países -los que poseen colonias y las colonias-,
sino también las formas
variadas de países dependientes que desde un punto de vista formal,
político, gozan de independencia,
pero que, en realidad, se hallan envueltos en las redes de la
dependencia financiera y diplomática. Antes hemos señalado ya una
de estas formas, la semicolonias”
Sobre
la internacionalización del capital, escribió: “(...)Algunos
escritores burgueses (a los cuales se ha unido ahora C. Kautsky, que
ha traicionado completamente su posición marxista, por ejemplo, de
1909) han expresado la opinión de que los cárteles
internacionales, siendo como son una de las expresiones de
mayor relieve de la internacionalización del capital, permiten
abrigar la esperanza de que la paz entre los pueblos llegará a
imperar bajo el capitalismo. Esta opinión es, desde el punto de
vista teórico, completamente absurda, y desde el punto de vista
práctico, un sofisma, un medio de defensa poco honrado del
oportunismo de la peor especie. Los cárteles internacionales
muestran hasta qué grado han crecido ahora los monopolios
capitalistas y cuáles son los objetivos de la lucha que se
desarrolla entre los grupos capitalistas. Esta última
circunstancia es la más importante, sólo ella nos aclara el
sentido histórico y económico de los acontecimientos, pues la forma
de lucha puede cambiar y cambia constantemente en dependencia de
diversas causas, relativamente particulares y temporales, en tanto
que el fondo de la lucha, su contenido de clase no puede cambiar
mientras subsistan las clases. Se comprende que los intereses de
la burguesía alemana, por ejemplo, a la cual se ha pasado en
realidad Kautsky en sus razonamientos teóricos (como veremos más
adelante), dicten la conveniencia de velar el contenido de la lucha
económica actual (por el reparto del mundo) y de subrayar ya una ya
otra forma de dicha lucha. En este mismo error incurre Kautsky. Y no
se trata sólo, naturalmente, de la burguesía alemana, sino de la
burguesía mundial. Los capitalistas no se reparten el mundo,
llevados de una particular perversidad, sino porque el grado de
concentración a que se ha llegado les obliga a seguir este camino
para obtener beneficios; y se lo reparten "según el
capital", "según la fuerza"; otro procedimiento
de reparto es imposible en el sistema de la producción mercantil y
del capitalismo”.
Lenin,
aplicando la ley del desarrollo desigual entre los distintos
países contra ese sueño pequeño burgués de la explotación
pacífica del mundo por los capitalistas, dijo:
“(...)Compárese
con esta realidad -la variedad gigantesca de condiciones económicas
y políticas, la desproporción extrema en la rapidez de desarrollo
de los distintos países, etc., la lucha rabiosa entre los Estados
imperialistas- el necio cuento de Kautsky sobre el ultraimperialismo
"pacífico". ¿No es esto el intento reaccionario de un
asustado pequeño burgués que quiere ocultarse de la temible
realidad? ¿Es que los cárteles internacionales, en los que Kautsky
ve los gérmenes del "ultraimperialismo" (del mismo modo la
producción de tabletas en los laboratorios "podría calificarse
de germen de la ultraagricultura), no nos muestran el ejemplo de la
partición y de un nuevo reparto del mundo, el tránsito del reparto
pacífico al no pacífico, y viceversa? ¿Es que el capital
financiero norteamericano y el de otros países, que se repartieron
pacíficamente todo el mundo, con la participación de Alemania, en
el sindicato internacional del raíl, pongamos por caso, o en el
trust internacional de la marina mercante, no reparten hoy día de
nuevo el mundo, basándose en las nuevas relaciones de fuerza,
relaciones que se modifican de una manera que no tiene nada de
pacífica?
(…)
El capital financiero y los trusts no atenúan, sino que acentúan
las diferencias entre el ritmo de crecimiento de los distintos
elementos de la economía mundial. Y si la correlación de fuerzas ha
cambiado, ¿cómo pueden superarse las contradicciones, bajo el
capitalismo, si no es por
la fuerza? (...)Cabe preguntar: en el terreno del capitalismo, ¿qué
otro medio podía haber que no fuera la guerra, para eliminar la
desproporción existente entre el desarrollo de las fuerzas
productivas y la acumulación de capital, por una parte, y el reparto
de las colonias y de las "esferas de influencia" del
capital financiero, por otra?”.
Dos
guerras mundiales por la partición y nuevo reparto del mundo ya
repartido y decenas de guerras de agresión contra las naciones
oprimidas por las superpotencias y potencias imperialistas , así
como las actuales guerras de agresión en curso y las luchas armadas
del movimiento de liberación nacional muestran la justeza de las
aseveraciones del marxismo-leninismo-maoísmo sobre el desarrollo del
sistema de producción capitalista en su fase actual, es decir
imperialista. El imperialismo es monopolista, parasitario o en
descomposición y agonizante, el imperialismo madura las conduiciones
para la revolución y después de él solo cabe el socialismo, con
las consecuencias necesarias que saca Lenin. Eso es principal. Esto se
muestra actualmente en la luchas del proletariado internacional y los
pueblos del mundo por desdarrollar la actual nueva gran ola de la
revolución mndial mediante las guerras populares.
El autor, Manuel Sutherland, en éste y otros artículos, niega así
la necesidad del análisis concreto de esa realidad concreta, al
difuminar la base material o económica de la sociedad venezolana y
su expresión política el Estado en el “proceso (mundial) de
acumulación capitalista”. Niega el proceso concreto que asume el
capitalismo en su etapa imperialista, cuando se vierte sobre un
pueblo semifeudal como Venezuela, desarrollando un capitalismo
burocrático. Lo que determina el carácter de esta sociedad:
semifeudal y semicolonial donde se desenvuelve un capitalismo
burocrático. Pero, para él Venezuela sólo es al fracción del
proceso de acumulación capitalista a escala mundial una fracción
del mismo.
El quiere ver la situación actual de Venezuela y las perspectivas de
la situación partiendo de una abstracción, de una categoría
económica del capitalismo, separada del sistema de producción
capitalista en su fase actual, en su fase imperialista.. Èl tampoco
parte de la Venezuela real y de sus características específicas.
Los maoístas “necesitan fundamentarse en el conocimiento histórico
de la sociedad en la cual combaten”; nos dice el Presidente Gonzalo
y agrega: “bien lo dijo el presidente Mao, hay que conocer la
historia, principalmente de los últimos cien años, ¿así no dice?.
centrando en el problema crucial del capitalismo burocrático`.
Claro, problema crucial, o se entiende esto o no se comprende la
revolución democrática. la necesidad de reconstituir el Partido y
de conquistar el poder y defenderlo con la guerra popular, y esto es
lo principal aquí, en el contexto nacional, esto es lo principal,
esto es lo medular, el problema de la guerra popular”. Basta con
recordar que la reconstitución del Partido Comunista es una
necesidad de la revolución en este país para hacer la revolución
-conquistar el poder y defenderlo con la guerra popular.
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