jueves, 11 de mayo de 2017

Dos muertes

Moscú. Octubre de 1917
Un cadete zarista se mueve por los tejados y dispara hacia la plaza soviética, matando a incautos transeúntes.
Una joven aparece en el Soviet de Moscú y anuncia que quiere ayudar a la revolución espiando a los cadetes. Un camarada, con un Mauser en el cinturón, le advierte con severidad que si los engaña, le dispararán; y si los blancos se enteran de que ella es una espía, también le dispararán. Pero ella insiste en llevar a cabo la misión. Ellos le dan un pase “rojo” y un falso documento en el que se dice que ella es la hija de un oficial que vive en Pokrovka.
Pasa el puesto de control, mostrando su pase, que luego esconde al moverse en territorio blanco. Los cadetes la rodean y la llevan a su academia/sede. Dice que su padre murió en la guerra con los alemanes y que sus dos hermanos están en destacamentos de cosacos. Está de voluntaria para trabajar como enfermera. Los cadetes la aceptan y le dan un té.
Uno de los cadetes se pone la ropa en mal estado de un trabajador que acaba de ser asesinado, incluyendo su chaqueta con un agujero de bala en el pecho. A continuación, se dispone a viajar a Pokrovka para verificar su historia. En Pokrovka encuentra a un hombre que le dice que allí sólo vivía una mujer burguesa. Que ha estado desaparecida desde la mañana… tal vez fuese arrestada.
De vuelta a la academia, los cadetes están rodeando a la mujer. Le dan sus dulces, tocan canciones en el piano, y le regalan flores. También se comprometen a deshacerse de esa horda grosera de rojos. Le dicen que están planeando, muy pronto, un ataque en el mercado de Smolensk.
A la mañana siguiente, de camino a la enfermería, la mujer se sorprende al ver a un trabajador con una camisa rosa de algodón yaciendo muerto en el suelo delante de una pared blanca,con un agujero de bala en la cabeza. “Un espía“, le dice un cadete.
Ella se pasa el día vendando heridas, y a la segunda noche, dice que tiene que ir a casa a mirar cómo están sus hermanas. Los cadetes se ofrecen para darle un escolta, pero ella se niega. De camino a casa, pierde el rumbo en la oscuridad, pasando por un edificio en llamas.
Se sobresalta por un guardia que le apunta con un rifle y le grita: “¿Quién va?” Es un rojo, pero en su confusión, ella le da accidentalmente su pase “blanco”. El guardia lo mira al revés. Es analfabeto, así que ella le dice que solamente va al Soviet. Él le da las instrucciones para llegar.
En el Soviet, ella les dice lo que ha descubierto acerca de los planes de los blancos, y los rojos le están muy agradecidos por la información.
Al día siguiente, ella regresa a la academia de los cadetes. El ataque en el mercado de Smolensk ha sido un desastre. Los cadetes sufren fuertes bajas. La mujer trabaja incansablemente curando heridas y cuidando a los enfermos. Más tarde, un cadete con ropa de trabajador la señala y grita, “¡La puta! ¡Ella nos traicionó!
La mujer grita: “¡Estás matando a los trabajadores! ¡No sé cómo usar un arma de fuego, por lo que te he matado de esta forma!
Los cadetes llevan a la mujer a un paredón blanco y le disparan dos veces en el corazón. Cae al suelo en el mismo lugar donde el trabajador con la camisa de color rosa estaba antes. Los cadetes arrastran lejos su cuerpo, sus ojos impávidos miran hacia el cielo tormentoso de octubre.

Por Aleksandr Serafimovich (1926)


Traducido por “Cultura Proletaria”

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