Siguiendo el ejemplo de Lenin, numerosos revolucionarios se han inspirado y numerosos estudiantes se han transformado en auténticos revolucionarios.
Lenin, al igual que nosotros, fue un estudiante, condición donde desenvolvió un método de estudio muy sistemático. A diferencia de otros estudiantes, nunca dejó sus tareas para último minuto, más bien tempranamente preparaba esquemas y borradores; constantemente aportaba notas y adiciones a sus lecturas a fin de producir un nuevo material.
Educado en familia de revolucionarios, su gran ejemplo fue su hermano Alexander, miembro de la organización “Voluntad del pueblo”.
Un mes después de que su hermano fuera ahorcado por los reaccionarios, Lenin, a pesar de la enorme tensión y dolor, rindió sus exámenes de escolaridad y recibió la condecoración como el mejor estudiante de la escuela.
A pesar de la condecoración, no fue aceptado en la Universidad de San Petersburgo ni de Moscú, por ser hermano de un conocido revolucionario.
Finalmente, después de ser aceptado en la más pequeña U. de Kazan, fue expulsado a los tres meses de esta ciudad por participar en una manifestación en contra de las reformas que limitaban la autonomía de las universidades.
Al año siguiente en 1888, se le permitió regresar a Kazan, sin que se le permitiera el ingreso a la Universidad. Ahí comenzó a asistir a uno de los círculos secretos marxistas.
La posición de clase de Lenin lo llevó a disponerse a ser un revolucionario profesional y ponerse a la cabeza del Partido Bolchevique, llevando al pueblo oprimido de toda Rusia, bajo la dirección de este Partido de nuevo tipo, a aplastar a los explotadores. Este extraordinario hito da paso a la Nueva Era de la revolución proletaria mundial.
Así el marxismo dio un salto hacia su segunda etapa, el leninismo, que a su vez fue base para que el Presidente Mao Tsetung, aplicándolo a la revolución china, desarrollara la tercera y superior etapa: el maoísmo, el marxismo de la época actual.
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