martes, 11 de abril de 2017

Chiang Ching, las ambiciones revolucionarias de una líder comunista. (Parte IX)

El juicio más famoso del siglo XX: "¡Estoy feliz de pagar la deuda del presidente Mao! 
Por Zafia Ryan
Durante cuarenta años, Jiang Qing y su camarada Chang Chun-ciao fueron encarcelados sin que hubiera cargos oficiales. Los documentos de Hong Kong afirman que Hua trató de hacerla confesar durante dos años, en los cuales Jiang Qing se burló, "¡Atrévete a liberarme!" En 1978, Hua fue reemplazada por la persona que estaba manejando todo, Deng Xiaoping. Como venganza especial, Deng puso al archi-revisionista Peng Chen (del viejo Comité Municipal de Pekín, derribado en la Revolución Cultural) a cargo de interrogarla antes del juicio de 1980. En una de sus afirmaciones en el juicio Jiang Qing dice que mientras se encontraba en la prisión se preparó físicamente para el juicio, para poder dar lo mejor de sí en él y defender a la Revolución Cultural. "Todos los días cuando canta el gallo yo saco mi espada", refiriéndose a un general bien conocido que se preparaba así para la batalla. 
La principal táctica de los revisionistas fue revertir el veredicto de Lin Piao, calificarlo como ultraizquierdista e intentar caracterizar a los diez acusados como una "camarilla". Sacrificaron a algunos viejos generales militares que habían formado parte de la derecha, luchando contra Mao a comienzos de la década de 1970, sólo para confundir las líneas políticas más. Se ha informado de que la película previa al juicio tuvo que ser filmada tres veces porque los arrebatos impredecibles de Jiang Qing la hacían "poco adecuada" para que el público la viese. Cuando se la preguntó si quería un abogado, su respuesta expuso claramente al tribunal "popular": ¡Sólo si él toma el Noveno y el Décimo Congreso del Partido como base política para la defensa!" Petición denegada... Jiang Qing anunció que se defendería ella misma. 
Preparó un documento de 181 páginas golpeando a los revisionistas con sus propias acusaciones: "si la izquierda incriminó a los líderes veteranos, ¿qué estáis haciendo ahora? ¿Qué hay de malo con que la Revolución Cultural acabase con la principal sede capitalista de Liu Shao-chi y compañía y restaurase el verdadero rostro del Partido?" Fue al corazón del asunto: "No voy a admitir ningún crimen, no porque quiera esconderme del pueblo, sino porque soy inocente. Si debo admitir algo, sólo puedo decir que he perdido esta lucha por el poder. 
Vosotros tenéis el poder ahora, por lo que podéis acusar fácilmente a las personas de crímenes y fabricar pruebas falsas para apoyar vuestros cargos. Pero si pensáis que podéis engañar al pueblo chino y al mundo entero, estáis completamente equivocados. No soy yo sino vuestra pequeña banda la que está en juicio en el tribunal de la Historia". 
Este fue exactamente su testimonio en el juicio, que comenzó el 20 de noviembre de 1980 y se alargó hasta enero de 1981. A diferencia de Wang Hung-wen y Yao Wen-yuan, que capitularon ante la corte, admitiendo todos sus cargos a cambio, ellos esperaban, de una sentencia menor, Chang Chun-ciao se mantuvo en silencio, negándose a reconocer el tribunal de unos 35 juicios, sus espectadores y el espectáculo televisado. Jiang Qing no mostró más que desprecio por sus verdugos y volvió audazmente el interrogatorio hacia ellos: "La mayoría de los miembros del presente tribunal, incluyendo vuestro presidente Jiang Hua, compitieron entre sí aquellos días para criticar a Liu Shao-chi. Si yo soy culpable, ¿qué sois vosotros?" 
Expuso con claridad el vínculo entre sus acciones y la línea revolucionaria de Mao, silenciando de nuevo a sus jueces, que por supuesto no podían probar lo contrario y se limitaron a decirla "cállate" una y otra vez. "Ya que no me dejas hablar", replicó Jiang Qing, "¿por qué no pones un Buda de barro en mi silla y lo intentas con él en vez de conmigo? Yo he sido la mujer del Presidente Mao durante 35 años... Yo seguí la línea de Mao y la línea del Partido. Lo que estás haciendo ahora es pedirle a una viuda que pague la deuda de su marido. ¡Bien, te diré que estoy feliz y honrada de pagar la deuda del Presidente Mao! Y en un momento dramático, ella repitió la conocida afirmación de Mao de que los verdaderos revolucionarios no están obligados ni por el cielo ni por la ley. Las autoridades no aguantaron más. Cuando ella fue arrastrada de la habitación, gritó "¡Es justo rebelarse! ¡Abajo con los revisionistas dirigidos por Deng Xiaoping! ¡Estoy dispuesta a morir!" Agitados, los revisionistas pospusieron su veredicto unos días para decidir qué hacer. 
Las acciones de Jiang Qing inspiraron a muchas personas de China y de todo el mundo, como tuvieron que admitir los reaccionarios. Por todo el mundo hubo manifestaciones y mítines, desde Sri Lanka, donde la embajada china fue atacada, hasta EEUU, París y Londres. Un anuncio firmados por 2000 personas para "Save Jiang Qing" fue publicado en el periódico francés, Le Monde. Se dio un nuevo paso en el movimiento comunista internacional en la Primera Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxistas-Leninistas, que iniciaron el proceso de reagrupación de las fuerzas maoístas de todo el mundo, ayudando a sentar las bases para la fundación del MRI [Movimiento Revolucionario Internacionalista] en 1984. 
El régimen (el Politburó de Deng) agonizó casi durante un mes antes de anunciar la sentencia de muerte contra Jiang Qing y Chang Chun-ciao. Los revisionistas no estaban seguros de qué les haría más daño: ejecutar a esos dos revolucionarios o dejarles vivir como dos de los principales presos políticos del mundo. Se les dio dos años para "confesar". Cuando escuchó la palabra "muerte", Jiang Qing exclamó, "¡Hacer la revolución no es ningún crimen!" 
Jiang Qing fue encarcelada en la antigua cárcel de Qing Cheng, y pasó muchos de sus 15 años allí en aislamiento. Cuando rechazaba cooperar con las autoridades, se la negaba comida o ejercicio, o era golpeada por los guardas. Gran parte de este tiempo no tenía derecho a hablar excepto bajo interrogatorio. La única persona a la que se la permitía ver era su hija Li Na. 
En prisión, Jiang Qing cosía muñecas con su nombre en ellas, haciéndolas "inútiles" para la venta, y se negaba a escribir las autocríticas mensuales que se pedía a los presos político. Un artículo del New York Times de 1983 informó que ella desafió a sus carceleros a "cortar su cabeza" en eslóganes escritos en las paredes de su celda. Pidió reunirse con Deng Xiaoping, que se negó, y escribió textos políticos exponiendo al régimen revisionista. También pidió que se presentasen sus puntos de vista en un debate abierto en el XII Congreso del Partido en verano de 1982. En 1983, la sentencia de Jiang Qing fue conmutada a cadena perpetua. Había informes de panfletos aparecidos en las calles de Pekín y Shantung, apoyando la Revolución Cultural y denunciando a los seguidores del camino capitalista que estaban en el poder, que se dice que fueron escritos por ella y sacados clandestinamente. 
En el exterior, un mensaje fue publicado clandestinamente en China y enviado a los marxistas-leninistas del extranjero a finales de 1980. Elogiaba la postura heroica de Jiang Qing y de Chang Chun-ciao y entraba en algunos de los problemas de la línea política que sostuvieron y que impidieron que actuasen decisivamente en el momento requerido para llevar a cabo el levantamiento armado tras el golpe de 1976. Pide al pueblo que juzgue los cuatro años de dictadura burguesa que ha vivido y promete devolver el poder al proletariado. Posteriormente, fuentes japonesas confirmaron su amplia circulación por China, junto con cierta agitación abierta en las calles. 
Esposa de Mao y Camarada durante 38 años 

Significativamente, Mao se aseguró de dos cosas antes de morir el 9 de septiembre de 1976. Se reunió con el Politburó en julio y escribió una carta a Jiang Qing. En la reunión, despreció a la derecha por esperar que muriese pronto para seguir con sus complots, y al mismo tiempo advirtió que tanto EEUU como la URSS debían ser combatidas. Sus líneas a Jiang Qing contienen un desafío con un borde autocrítico, instándola a tomar firmemente la batuta política: " Has sido engañada. Nos estamos separando en dos mundos. Que cada cual encuentre su paz. Estos pocos caracteres pueden ser mi último mensaje para ti… La vida de un hombre tiene límite, pero la revolución no los tiene. En la lucha de los pasados diez años hice el intento de alcanzar la cúspide de la revolución, pero he fracasado… Tal vez tú puedas alcanzar la cumbre. Si fracasas te hundirás en un abismo insondable, tu cuerpo se hará pedazos, tus huesos se quebrarán." 
Sus últimas palabras dirigidas directamente a los revisionistas enquistados en el poder que querían crear una división entre ellos fueron "Ayudar a Jiang Qing a levantar la bandera roja".
 Los revisionistas chinos rastrearon todo lo que pudieron, inventando lo necesario, para intentar demostrar que Mao y Jiang Qing tenían posiciones opuestas al final de la vida de Mao. Esto es manifiestamente falso y una puñalada incómoda al intentar usar el enorme prestigio de Mao para enmascarar su acto fascista de octubre de 1976, que, para tener éxito, debía socavar, confundir e intentar neutralizar a las masas revolucionarias que le amaban y que apoyaban tanto a Mao como a Jiang Qing. 
Por otra parte, si Mao instruyó a la gente en su lecho de muerte para que ayudase a Jiang Qing a levantar la bandera roja, ¡es porque pensaba que ella era una de las pocas personas del ala izquierda que quedaban en las filas del PCCh que podía hacerlo! 
La verdad es que Mao apoyó a Jiang Qing y Jiang Qing fue apoyada y dirigida por Mao durante todo el tiempo que hicieron juntos la revolución, aunque afirmar esto no significa ser ingenuo y pretender que tal unidad se forjó sin ninguna lucha. Pero fue la lucha por hacer avanzar la tremenda ola revolucionaria de la que formaban parte, su naturaleza histórica e inmensa importancia, por lo que ambos asumieron la responsabilidad de dirigir dicha ola revolucionaria.
Cuando sus enemigos políticos y los críticos internacionales la presentan como alguien "sin una sola virtud" y como una conspiradora para "robar el trono de Mao", como ellos dicen, su punto principal es que Mao nunca debería haber tenido poder, ¡pero también que ninguna mujer debería atreverse a ponerse en pie, a ser ambiciosa, una de sus acusaciones frecuentemente repetidas contra Jiang Qing, y a tener la audacia para luchar por el poder político revolucionario! Y puesto que muchos no son fácilmente engañados por su lógica según la cual la ambición revolucionaria de liderar y servir al pueblo es una "causa perdida", estos críticos y enemigos políticos, con sus estrechos puntos de vista, intentan demostrar que su ambición fue solamente "personal". A partir de ahí, se sumergen un poco en su matrimonio y en esto los especialistas feudales y burgueses decadentes tienen mucho en común. Con sus narices chovinistas rebuscan en armarios vacíos buscando ropa sucia, ya que para ellos los méritos de una mujer deben ser juzgados en última instancia por sus relaciones individuales, especialmente con los hombres. 
Una cosa es clara. Jiang Qing nunca tuvo un momento de paz desde que se casó con Mao. Pero la "paz" personal no era lo que Jiang Qing quería. Luchó ferozmente por jugar un papel crucial en las batallas históricas que sacudían China; tuvo que luchar intensamente para desempeñar tal papel. Sin lugar a dudas, en las décadas de 1940 y 1950, los sentimientos fuertemente antifeudales de Mao contra la costumbre de los pequeños feudos familiares de convertirse en centros de poder le impidieron promover personalmente a Jiang Qing dentro del Partido. Aunque parece que algunos líderes del PCCh insistieron en que se mantuviese al margen de la vida pública, Jiang Qing se transformó en una revolucionaria comunista en Yenán, Mao apoyó sus actividades y su línea correcta, y años después, muy claramente optó por promover a Jiang Qing y que asumiese las principales responsabilidades para preparar lo que iba a ocurrir en la Revolución Cultural. Lo hizo sabiendo que ella se enfrentaría a más problemas y sería atacada directamente por ser una figura pública defendiendo sus opiniones políticas. Hay que decir, al mismo tiempo, que ciertamente reconocía la urgencia de atraer a más mujeres al mando para desempeñar papeles principales y, en general, alentó firmemente esto dentro del Partido. 
En cuanto a Jiang Qing, la suya fue una vida de rebelión y de ir contra la opresión de las mujeres, luchando contra el feudalismo y la tradición, contra el chovinismo y "el sitio de las mujeres en la sociedad", contra la santidad confuciana del hogar y los rituales hipócritas de culpar a las mujeres por las faltas del marido. Como esposa del Presidente, esto significaba soportar sin cesar el rumor y los chismes, así como los ataques viciosos de sus enemigos políticos, que no se atrevían a atacar directamente al Presidente. 
Esto también tuvo repercusiones en sus vidas personales. En una ocasión, en la década de 1950, estos mismos enemigos se aprovecharon de la ausencia de Jiang Qing durante su tratamiento para el cáncer para quitarle uno de los hijos de Mao de un matrimonio anterior, al cual ella había criado como si fuese suyo y que le había gustado especialmente. 
A lo largo de su vida política, Jiang Qing animó vigorosa y continuamente a las mujeres a dar un golpe en la mesa y luchar con otros en esto. En las artes, luchó contra el teatro dominado por los hombres (no sólo por los dramaturgos, directores y músicos, sino que también el propio escenario estaba dominado por actores) para presentar a las mujeres como artistas proletarias, e introdujo heroínas revolucionarias en los nuevos guiones.
Un tema central de algunas de las obras modelo que dirigió son las mujeres liberándose del yugo sofocante de los viejos tiempos para seguir el llamado del Partido de hacer la revolución. Una de las primeras cosas que eliminó fue la degradante tradición feudal de los actores masculinos que se hacían pasar por mujeres. Y, en las luchas reales de la Revolución Cultural, constantemente prestó atención al papel que desempeñaban las mujeres, y animó a las avanzadas a asumir más responsabilidades. 
Pero Jiang Qing también luchó duramente en este frente dentro de la dirección del Partido. Puesto que el PCCh era un producto de la sociedad china emergiendo abrumadoramente como una fuerza opuesta a su naturaleza opresora y aunque cualitativamente diferente y representando el futuro de la emancipación total, no estaba totalmente libre de este tejido social semi-feudal y colonizado, cargado de ideas atrasadas sobre la mujer, la familia y las relaciones entre hombres y mujeres. Estos fueron hábitos e ideas que el Partido combatió mediante la incorporación activa de las mujeres en la guerra de liberación y después, tras la liberación, procediendo a derribar las barreras opresivas que impedían que las mujeres participasen en la producción en igualdad de condiciones con los hombres, incorporándolas al Partido y educándolas políticamente para forjar cuadros y líderes femeninas. Los hombres lucharon ideológicamente para compartir las responsabilidades domésticas. Por ejemplo, se establecieron comedores, escuelas infantiles y guarderías para liberar a los mujeres de los trabajos domésticos sofocantes como parte del Gran Salto Adelante y del movimiento para crear comunas. 
Las políticas formalmente socialistas son muy importantes para establecer las directrices pero, en última instancia, la rapidez y profundidad con que las desigualdades entre hombres y mujeres pueden reducirse en el proceso de construcción del socialismo están vinculadas a la transformación revolucionaria de la conciencia de las personas y a las propias mujeres que avanzan para rebelarse contra las viejas costumbres y luchan para dar vida a nuevas y elevadas formas de "sostener la mitad del cielo", que hace posible el poder proletario por primera vez en la Historia. 
Al mismo tiempo, la cuestión de las mujeres que se desarrollan como líderes en China estuvo muy unida a la lucha de dos líneas dentro del Partido. Los revisionistas (y los estadistas burgueses, con sus Thatchers o Aquinos, por ejemplo) nunca rechazaron a las líderes femeninas que predicaban la esclavitud, también en su forma moderna, tomando el camino capitalista, como la esposa de Liu Shao-chi, Wang Guang-mei. Pero las mujeres líderes que despiertan a las masas por una liberación total y no sólo por una igualdad burguesa superficial para una minoría... no son lo mismo, y eso en gran parte explica la resistencia que Jiang Qing encontró por parte de los dirigentes veteranos de la derecha. 
Jiang Qing fue un poderoso modelo a este respecto. Como dirigente comunista, luchó por la causa de la emancipación total hasta que murió, y con esto atrajo a muchas mujeres (y hombres) a sus pies. Y no sólo en China. Pero nadie debería suponer que como mujer, o como esposa de Mao Tsetung, este fue un logro fácil. 
Traducción: @Jiang69 y @amisirlou
Fuente: https://elgransaltoadelante.blogspot.cz/2016/12/jiang-qing-las-ambiciones_67.html

No hay comentarios.:

Publicar un comentario