jueves, 25 de junio de 2020

Un nuevo sismo sacude Oaxaca en medio del COVID19

Imagen del Centro Histórico de Oaxaca
Un nuevo sismo de 7.5° en la escala Richter con epicentro en la Costa oaxaqueña ha sacudido la entidad y otros estados del país, incluida la Ciudad de México.

Por supuesto, el recuerdo inmediato de los sismos de 2017 y su terrible impacto en Oaxaca, Morelos, Estado de México y Ciudad de México, ha venido a sobresaltar a la población, y como suele ocurrir en estos casos, a los más pobres de entre los pobres, muchos de los cuales siguen esperando la reconstrucción de los daños a casi tres años de distancia.

El nuevo sismo del 23 de junio de 2020 ha dejado nuevas pérdidas humanas, al menos seis personas fallecidas hasta este momento, un número considerable de heridos y por supuesto, nuevos daños materiales que están siendo cuantificados. En las ocho regiones de la entidad el sismo hizo sentir su furia, pero esta vez la Costa, la Sierra Sur y los Valles Centrales han sido los más afectados; las imágenes del centro histórico con inmuebles dañados, fisurados y con desprendimientos dan un panorama de la situación que se vive en las comunidades más alejadas donde existen casas destruidas, escuelas e infraestructura comunitaria dañada y caminos sepultados bajo el alud de rocas que en diversas partes de la entidad se registraron. Algunas comunidades permanecen incomunicadas tras los derrumbes, mientras que la Refinería Antonio Dovalí Jaime, en el Puerto de Salina Cruz, registró un incendio parcial tras el movimiento telúrico.
Incendio en Refinería Antonio Dovalí Jaime, Salina Cruz.
 
Los sismos en Oaxaca no son algo nuevo ni ajeno a la forma de vida del pueblo, que ha debido adaptarse a ello y hacerlo ante el desentendimiento general del viejo estado. Los distintos niveles de gobierno no han tenido la capacidad ni el interés en atender a la población en situaciones similares, no solo durante la emergencia, sino tampoco en la prevención. Los sistemas federal y estatal de protección civil suelen ser un paliativo ante los desastres naturales, y antes de ello su función es eminentemente estadística e informativa, pero desconectada del modelo de desarrollo urbano y rural que genera riesgos estructurales de manera desigual según la orografía, la estatígrafa del suelo y los procesos constructivos, sin tomar en cuenta la forma cambiante del suelo y subsuelo ante los métodos depredadores que acompañan a los megraproyectos extrativistas como minería, presas hidroeléctricas, refinerías, vías férreas, súper carreteras, parques eólicos, etc. que han sido tan denunciados por las comunidades afectadas.

Inmuebles dañados
Este nuevo sismo ha llegado precisamente en medio de la pandemia del COVID19, que mantiene a las masas más profundas del pueblo en la incertidumbre, el desempleo, la falta de ingresos, el hambre y mil preocupaciones más como el pago de rentas, de servicios y la precaria salud que se padece en un contexto donde los servicios de salud han colapsado en las ciudades, mientras que en el medio rural simplemente no existen o son insuficientes.

Al pueblo sólo le queda confiar en sus propias fuerzas, volver a movilizarlas y organizarlas en Comités de Apoyo y Comités de Sanidad e Higiene; defender los derechos del pueblo es tarea permanente ante los fenómenos naturales, las pandemias y las políticas antipopulares del régimen. 

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