domingo, 9 de julio de 2017

Panorama de la estructura agraria en américa latina - Parte II

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Nota del periódico El Pueblo:Traducimos de AND (Brasil) la segunda parte de la serie de artículos correspondientes a la estructura agraria de América Latina, la que está dividida en 5 partes que serán publicadas todos los jueves. Estos tienen la intención de ofrecer a los lectores una visión integral de la cuestión agraria campesina en los países que componen América Latina. El autor es Vinicius Alves.

Para ver la primera parte, donde se abordó el papel del modelo agroexportador, haz click aquí.
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El presente texto es la segunda parte del artículo Panorama de la Estructura Agraria en América Latina, la que hace un breve análisis de la distribución de tierra en la región y de la relación entre la misma distribución y las desigualdades existentes en los países latinoamericanos.

Concentración de tierra

América Latina es la región del mundo con la peor distribución de las tierras. Esta extrema concentración de la tierra en América Latina ha afectado el desarrollo económico y social de sus países, no limitándose sólo a las áreas rurales.
Oxfam destaca que “la extrema desigualdad en el acceso y control de la tierra es uno de los grandes problemas no resueltos en América Latina”, siendo “al mismo tiempo causa y consecuencia de estructuras sociales polarizadas y con niveles intolerables de pobreza y desigualdad”. Este problema contribuye a la limitación de los empleos, expulsión de la población del campo (éxodo rural), ampliación de la pobreza y miseria en las ciudades, además de la pérdida de la soberanía alimentaria.
Antes de pasar el análisis de los datos estadísticos sobre la distribución de la tierra en la región, cabe señalar cuatro importantes aspectos metodológicos utilizados en el estudio aquí discutido. En primer lugar, Oxfam se basó en los censos agropecuarios de 15 países de América Latina. Los censos se basan en explotaciones agropecuarias y no en propietarios. Así, una persona puede poseer o administrar más de una explotación, lo que hace que el grado de concentración de la tierra sea mayor que el aquí presentado.
En segundo lugar, los campesinos sin tierra no se contabilizan, pues en muchos países no se sabe cuántos son. Si éstos se contabilizaban, el grado de concentración de tierra sería aún mayor.
Tercero, los censos no se realizan con la frecuencia necesaria. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) recomienda actualizar el censo agropecuario al menos cada diez años. En la práctica, pocos países realizan esa recomendación, incluso Brasil, que realizará su Censo Agropecuario este año. En ese sentido, los datos aquí utilizados no se refieren al mismo año, pero posibilitan una visión general de la estructura agraria de América Latina.
Cuarto, el tamaño de los territorios de los países latinoamericanos varía bastante, desde países con extensión continental como Brasil, a países como El Salvador, menor que muchas ciudades brasileñas, lo que lleva a diferencias en la definición de lo que son grandes y pequeñas explotaciones agrícolas.
A partir del análisis de los datos de los 15 censos agropecuarios de países latinoamericanos, la Oxfam concluyó que el 1% de las explotaciones agropecuarias tenían más tierras que el 99% restante. El 1% de las propiedades de mayor tamaño concentraban más de la mitad de la superficie agrícola: el 1% de las explotaciones agropecuarias realizadas en latifundios concentraban el 51,19% de las tierras; El 99% de las explotaciones ocupaban el 48,81%. En promedio, las grandes propiedades presentan un tamaño de 2 mil hectáreas, equivalente a 4 mil campos de fútbol.
Porcentaje de tierra controlada por el 1% de las grandes explotaciones agropecuarias frente al 99% restante.

La proporción de tierras concentradas de las explotaciones agropecuarias practicadas en latifundios varía en los 15 países. Los casos más extremos son en Colombia, Chile, Perú, Paraguay y Bolivia. Los países menos desiguales son Uruguay, Ecuador y Nicaragua.
En Colombia, el 0,4% del total de las explotaciones agropecuarias en latifundios concentraban el 68,6% de la tierra productiva. En Chile, el 0,89% de las grandes explotaciones ocupaban el 74,49% de las tierras, el restante ocupaba el 25,51%. En el Perú, el 1,06% de las grandes explotaciones ocupaban el 77,03% de las tierras, mientras que el resto poseía el 22,97%. En Paraguay, el 1% concentraba el 71,30% de las tierras, el 99% restante ocupaba el 28,70%. En Bolivia, el 1% de las grandes explotaciones concentraban el 65,72% de las tierras y el 99% concentraba el 34,28%.
En el Brasil, el 1% de las grandes explotaciones concentraban el 44,42% de las tierras, mientras que el 99% restante tenía el 55,58%.
A pesar de que la tierra está concentrada en manos de terratenientes y empresas, en América Latina predominan las explotaciones agropecuarias realizadas en pequeñas propiedades. Según Oxfam, de cada cinco explotaciones agropecuarias, cuatro son pequeñas propiedades. En América Latina, las pequeñas propiedades eran el 82,7% de las explotaciones agropecuarias. Sin embargo, el 80% de las pequeñas propiedades ocupaban menos del 13% de las tierras en la región.
En América del Sur, la pequeña propiedad tiene en promedio 9 hectáreas, y en América Central 1,3 hectáreas. El pequeño tamaño de la propiedad tiende a colocar a las familias campesinas en estado de vulnerabilidad y de inviabilizar una producción rentable, que garantice la supervivencia de las familias. Lo que puede contribuir a la migración de la familia campesina hacia la ciudad (éxodo rural), principalmente de sus miembros más jóvenes.
Superficie controlada por las pequeñas explotaciones agropecuarias en América Latina

Los países que presentaban la mayor participación de las pequeñas propiedades en el total de las explotaciones agropecuarias fueron Paraguay, Guatemala, Brasil, El Salvador y Colombia.
En Paraguay, las pequeñas propiedades eran el 91,4% del total de las explotaciones agropecuarias; En Guatemala eran el 86,5%; 86% en Brasil; En El Salvador eran 85,8% y en Colombia eran el 84% del total de las explotaciones.
Los países en los que las pequeñas propiedades ocupaban menos tierras fueron Colombia, Chile, Perú, Paraguay y Costa Rica.
En Colombia, las pequeñas propiedades manejaban el 3,8% de las tierras; En Chile el 3,9%; En Perú el 5,9%; En Paraguay 6,3%; Y en Costa Rica el 7,7% de las tierras.
Relacionando la proporción de pequeñas propiedades frente al total de las explotaciones agropecuarias y la cantidad de tierras controladas por las pequeñas propiedades, se verifica que en Paraguay las pequeñas propiedades, que eran el 91,4% de todas las explotaciones, ocupaban apenas el 6,3% de las tierras. En Colombia, las pequeñas propiedades eran el 84% de todas las explotaciones, pero sólo tenían el 3,8% de las tierras. En Brasil, las pequeñas propiedades eran el 86% de las explotaciones, sin embargo, ocupaban sólo el 21,4% de las tierras.
En la mayoría de los países hubo una ampliación del área de producción agropecuaria, normalmente, a costa de las tierras campesinas e indígenas, además de la vegetación original.
En Paraguay, entre 1991 y 2008, fueron incorporados siete millones de hectáreas, de las cuales seis millones correspondían a latifundios. La pequeña producción perdió 16% de su superficie productiva. En Colombia, el latifundio se expandió ocupando 77% del área agropecuaria en 2014, mientras las explotaciones con menos de 10 hectáreas se redujeron, poseyendo apenas el 4% de las tierras.
Porcentaje de tierra en manos del 1% de las explotaciones agropecuarias de mayor tamaño.

El análisis de los datos permite afirmar que en América Latina predomina la pequeña propiedad, sin embargo, la mayor parte de las tierras ha sido apropiada por el latifundio, mientras que las pequeñas explotaciones se han limitado a diminutas extensiones de tierras.
Las pequeñas propiedades, en su mayoría, están compuestas de campesinos, que se basan en el trabajo familiar, producen para la subsistencia y/o abastecen gran parte del mercado interno, pero casi no reciben apoyo estatal o privado. En criterios relativos, la pequeña propiedad es más productiva y eficiente económicamente que los latifundios, sea de viejo o nuevo tipo (agronegocio).


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