miércoles, 14 de febrero de 2018

Una carta portadora de un poema al Presidente Gonzalo

Publicado por el blog de los camaradas de la AND:
  
Nota del blog AND: Hemos recibido esta carta con la foto del Presidente Gonzalo, con una nota y un poema, lo que publicamos tal como la hemos recibido, teniendo en cuenta el estilo metáforico en que están escritos y que la foto se compagina con el propósito del poeta. Les invitamos a su lectura:

Una carta para el presidente Gonzalo


Apreciado camarada

Hace un tiempo quise escribir un poema cuyo tema versara sobre su vida, vida dedicada íntegramente al Partido Comunista del Perú, llena de sacrificios a favor de la clase obrera y del campesino; lo que hace que la historia le tenga un lugar reservado. Ese poema está allí, en mis recuerdos, en constante lucha entre la realidad y la ficción. Al fin y al cabo, la ficción no es más que la realidad de donde nace, algo disfrazado, llamémoslo en poesía, metáfora. Esa era la idea que ha quedado allí, en reposo.

Fue a través de la amnistía y el indulto que pedían algunos, que me llevó a escribir la presente y creo que usted compartirá o será de la misma idea con respecto a lo que a continuación le expongo. Usted es un luchador, no ha tenido vida propia, desde muy joven la entregó a los pobres del mundo un día, y esa lucha lo ha convertido, en el contexto de la guerra popular en el Perú, en un mito. Sabe que de allí no saldrá, sus carceleros no lo permitirán, le tienen miedo. Su solo pensamiento los pone nerviosos no por lo que usted pueda hacer sino por su pensamiento. ¡Ay!, su pensamiento, este si que les quema, no lo han podido encarcelar, se ha extendido por todo el mundo. Mire usted, K. Marx, ya van hacer 200 años que tuvimos la suerte que lo trajeran al mundo. Alabados sus padres que nos lo dieron en carne y hueso. Dos siglos y sigue vivo entre nosotros, y como Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao. Y lo seguirán estando, mientras que otros, como dijo usted “se pierden en el aire como humo de cigarrillo barato”.

Pues, estas líneas, convendrá conmigo que el indulto y la amnistía son para aquellos que han cometido delitos y que se han arrepentido y usted ni lo uno ni lo otro, por lo demás mermaría su integridad de hombre justo y correcto al que esos miserables vendepatria no le llegan ni a la uña de sus pies, son tan insignificantes que ni siquiera vale la pena nombrarlos, ya sabe a quienes me refiero, son aquellos que lo torturan cada segundo que pasa y sigue pasando allí, aislado, entre cuatro paredes.

La libertad que le han arrebatado es aquella de la que gozará eternamente y de la que vivirán aquellos por lo que se la privaron: los campesinos y obreros pobres, los sin techo, los indigentes, los que se mueren todos los días de sida, tisis y drogadicción sin haber visto aún la luz de un nuevo amanecer, las masas oprimidas. Y, no me refiero solo a los peruanos que ya sería mucho, sino también a los de todo el mundo. Allí también su pensamiento late en los corazones sedientos de justicia.

La amnistía o el indulto como quieren algunos, muy “cercanos a usted”, lo pondrían a nivel del resto de los mortales y, toda vez que su pensamiento traspasando montañas a surcado ríos, mares y océanos, su sitio está a otro nivel, a lado de Mariátegui, Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao. Por todo ello, usted vivirá en nuestras mentes, en nuestros corazones, en nuestros recuerdo y en nuestras luchas.

Ya, así como a J. C. Mariátegui, los revisionistas lo hacen suyo; han aparecido quienes pretenden hacer lo mismo. Sólo la guerra popular, alma del pensamiento Gonzalo, evitará que suceda.

Personalmente no tuve el gran gusto de conocerlo, dichosos los que lo hicieron, sólo me hice una idea de cómo era y no me refiero al físico sino al tipo de persona que fue y sigue siendo y, que lo plasme en una novela hace algunos años[i] a raíz de una imagen en un mural de la prisión, sólo me bastó saber que entregó su vida, su juventud y sus últimos años a la justicia y libertad de nuestro pueblo y de los pueblos oprimidos del mundo.

No hay un lugar a donde pueda ir cuando salga de allí. Usted es un hombre sabio y lo dijo muy claro, nuestro oficio es la revolución y como trabajadores de ese oficio sabemos que estamos en riesgo de asumir la prisión o el destierro, son accidentes de nuestro trabajo en la lucha cotidiana y constante por la libertad de la humanidad. Usted es un materialista un marxista, marxista, leninista, maoísta, principalmente maoísta convicto y confeso, maestros de comunistas desperdigados por todo el mundo que van difundiendo el marxismo leninismo maoísmo y el pensamiento gonzalo.

Maestro, se ha sembrado la semilla en el Perú, específicamente, en Ayacucho, centro de la revolución proletaria mundial. Pero esa semilla el viento la ha esparcido y ha caído en buena tierra. Sembrar la semilla de las ideas no es como sembrar papas ni otro producto agrícola. Las ideas requieren otros ingredientes que usted nos lo ha proporcionado. El tiempo es relativo, pero allí donde se va sembrando va rindiendo sus frutos y más temprano que tarde la cosecha será inevitable.

La herencia que deja, su pensamiento, es lo más valioso, lo más preciado y lo ubica a usted en el lugar de los hombres más grandes: Mariátegui, Marx, Engels, Lenin, Stalin, y Mao de eso se encargarán las masas. Ese lugar nadie se lo podrá arrebatar.

...

Hace unos años escribí unos poemas dedicado a un camarada asesinado vilmente por los miserables… pero luego reflexioné y me pregunté pero si son muchos los camaradas que han sido asesinados por estos genocidas por qué se lo dedico a un solo hombre, desde ese memento el poema paso hacer del camarada y su título es “A un compañero”2. Pero a veces tropezamos con la misma piedra y volví a cometer el mismo error un poema dedicado a un prisionero específicamente, ahora ese verso dedicado a esa persona está dedicado al prisionero, así se titula “Al prisionero político”3. El poema aludido en el párrafo al inicio de esta misiva, es un compromiso.

Así concluyo esta redacción no sin antes despedirme, cordialmente.

Saludos rojos, camarada Gonzalo.

28 de enero 2018-01-18

  1. Alfredo



En esa herencia no sólo esta toda su producción ideológica y política sino todo su trabajo intelectual, teórico y práctico... Leí, hace un buen tiempo su tesis: “Acerca de la Teoría Kantiana del Espacio”. Un extraordinario trabajo y que seguramente todo marxista debe considerar y tener en cuenta, a mi particularmente la parte que se refiere a los juicios sintéticos a priori y a posteriori, me ayudaron en su momento a comprender la ley de causa y efecto, aparentemente tan simple como acción y reacción; pero es importante tener en cuenta esto porque para muchos materialistas con solo leer el termino a priori lo asocian con Kant, con lo transcendental, y como usted bien dice, “los principios de todas las ciencias teóricas son juicios sintéticos a priori...

El tiempo: pasa, pasa...
¡Una cana! pasa, pasa...
¡Una arruga! sigue pasando
y nos vamos haciendo viejos
acompañados del tic tac
de nuestros viejos corazones.
II
Desde una canción de cuna
hasta la soledad de la muerte
el tiempo, pasa y pasa.
III
Cada quien tiene su diámetro
en un punto
y su trayecto, en dos:
el del inicio
y el del fin.
Entre ambos
transcurre la vida.
IV
Reloj de arena, la cintura,
-encorseta al tiempo-
que desliza la vida
segundo a segundo
hasta el minuto.
...
V
Ahora, ahora
ese ahora llegó a su fin.
Ese, llegó a su fin,
llegó a su fin...
Un segundo
dejó de ser un segundo
para ser dos...
Ese segundo ¿cuándo
empezó a ser segundo?
¡Cuando surgió el hombre
sobre la tierra!, dirán.
Pero ese segundo, de tiempo
ya existía en el mundo
el hombre lo extrajo
de la naturaleza
y le puso, nombre:
segundo y luego
minuto...
VI
La distancia, es un tiempo
cargado de futuro
que se detiene
en un grano de arena
para llegar a ser finito,
continuar hacia lo infinito
en busca de la verdad
que se desliza al futuro
dejándonos a cada instante
en el presente.
....
Nacemos con un tiempo, allende
la distancia se nos acorta ...
sin poder siquiera comprar,
mucho menos, guardar,
por lo menos, un segundo.

En el trayecto lo vamos perdiendo todo
pero siempre queda algo que perdura:

el pensamiento Gonzalo.

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