El 29 de febrero se cumple un año más
de que Jean Bertrand Aristide, presidente hasta ese entonces de Haití,
fuera expulsado por un golpe militar orquestado por el imperialismo
yanqui y sus lacayos internos y externos en el 2004.
Desde aquel entonces, una intervención
militar directa de Estados Unidos, a través de la ONU, ha tomado el
control del país. Esta operación es liderada por la MINUSTAH (Misión de
Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) con participación de
tropas chilenas y cuyo primer encargado en conducirla fue Juan Gabriel
Valdés, representante del viejo Estado de Chile ante las Naciones Unidas
y hoy embajador de Chile en Estados Unidos.
Con la publicación de estos artículos
damos comienzo a analizar poco a poco cuál es la situación política,
económica y social de Haití, una de los paises más pobres de América y
donde ni siquiera el 50% de la población tiene agua potable, la cesantía
supera el 80%, tiene una de las mayores tasas mundiales de contagiados
con VIH-Sida. Ha sido invadido por el cólera, la violencia armada, la
inseguridad y desprotección de los civiles. Donde sus mujeres son
víctimas de casos de violaciones cometidas por los “cascos azules” de la
ONU, país del cual miles de inmigrantes han buscado refugio en Chile,
sufriendo una doble explotación en este territorio: de clase y racial.
Para ello comenzaremos traduciendo unos
artículos publicados en 1988 por el Movimiento Revolucionario
Internacionalista, tomando los comentarios del blog Servir al Pueblo de
Brasil.
Manifestación democrática contra la ocupación de las fuerzas de la ONU en el país. |
“Nota del blog Servir al Pueblo de Brasil (11 enero 2016):
La siguiente publicación reúne trozos de documentos elaborados por
revolucionarios maoístas y simpatizantes del Movimiento Revolucionario
Internacionalista (MRI) en Haití, publicada en la revista dirigida por
el MRI “Un Mundo que Ganar”, de 1988, traducido por el compañero Alessandro Santos.
Actualmente, Haití es escenario de una
ocupación genocida por las fuerzas de la ONU, ocupación dictada por el
imperialismo yanqui y coordinada por las fuerzas armadas brasileñas que
entrenan sus soldados en el espíritu de la brutalidad genocida con
nuestros hermanos haitianos, para después traerlos de vuelta a practicar
todo el terror aquí también.
Mapa de Haití, que ocupa un tercio de la isla La Española y limita al este con República Dominicana. |
Los documentos a continuación son, por lo tanto, cada vez más actuales.
LA REVOLUCIÓN ES LA ÚNICA SOLUCIÓN
Por el Grupo Revolucionario Internacionalista Haitiano (GRIA)
Jean Claude Duvalier (Baby Doc) |
Desde la caída de Jean-Claude Duvalier
(Baby Doc) en febrero de 1986, las clases dominantes de Haití y sus
maestros imperialistas se han esforzado por conducir un régimen estable,
además de romper el espíritu y resistencia de las masas que Duvalier
contuvo con el terror de Tonton Macoute, una fuerza paramilitar
haitiana.
Muchos de los ataques enemigos se centraron o relacionaron con el circo
electoral. Los meses que antecedieron a las elecciones del 29 de
noviembre de 1987 fueron particularmente intensos. Durante el verano,
una huelga general y violentos levantamientos tuvieron lugar en la
capital Puerto Príncipe, contra la junta militar liderada por el general
Henri Namphy, en el poder desde la caída de Duvalier. Sin embargo, hubo
una terrible masacre de 300 campesinos luchando por la tierra en el
pueblo de Jean-Rabel. En el otoño, dos de los candidatos presidenciales
fueron asesinados. Los escuadrones asesinos de los Macoutes regresaron y
comités de vigilancia aparecieron en los barrios pobres de la capital,
resultando en varias muertes. El 29 de noviembre, la ofensiva
reaccionaria alcanzó su máximo punto y la junta militar desencadenó una
ola de matanzas violentas contra las masas de Haití, cancelando también
las elecciones. Dos meses más tarde, la junta llevó a cabo sus propias
elecciones (incluso con los candidatos que se negaron a participar),
declarando a Leslie Manigat como presidente, quien fue algún tiempo
partidario de Duvalier (y después opositor), quien se comprometió a
apoyar al ejército y mantener una cortina sobre Haití.
Leslie Manigat |
Desde entonces, los Estados Unidos, que inicialmente se opusieron a la
acción del ejército, intentaron limpiar la imagen manchada de sangre de
Manigat. Los planes para una reforma y de una “democratización” fueron
cancelados como potencialmente desestabilizadores en este país de
6.000.000 de personas. El ejército continuó su dura represión contra las
masas y la izquierda, manteniendo nuevamente la impunidad de los
Macoutes. Manigat anunció su intención de atacar a los revolucionarios,
que trabajaban fuera y criticaban a los revisionistas del PUCH (Partido
Unificado de los Comunistas Haitianos). El despertar de las masas, que
habían amenazado seriamente la junta durante la huelga general y las
revueltas urbanas, en junio y julio de 1987, y que ayudaron al despertar
de millones para la vida política en los últimos dos años, disminuyó
temporalmente.
Pero la profunda crisis que enfrentaban los gobernantes de Haití,
reflejada en las matanzas, no se había resuelto. El 19 de junio, el
general Namphy depuso a Manigat y este fue enviado fuera del país. Así,
los círculos dominantes siguen estando profundamente divididos y dejando
excelentes posibilidades para el avance de la revolución.
Nosotros publicaremos a continuación
extractos de dos documentos relativos al desenvolvimiento del movimiento
revolucionario en Haití. El primero, “la revolución es la única
solución”, fue publicado como un panfleto por el GRIA (Grupo
Revolucionario Internacionalista Haitiano) en el verano de 1987, varios
meses antes de la masacre de las elecciones en noviembre. El segundo
documento es un folleto producido después de las elecciones por
apoyadores y simpatizantes del Movimiento Revolucionario
Internacionalista (MRI). Para saber más sobre el movimiento
revolucionario en Haití, vea A World to Win número 6 “¡Haití: La toma
del poder apenas comienza!”:
“(…) Haití ha sido una neocolonia del
imperialismo estadounidense desde 1915, y antes de esto fue dominado por
el imperialismo francés, primero como colonia y luego como neocolonia,
poco después de la Guerra de Independencia. Durante los 19 años que
Estados Unidos ocupó Haití, ellos levantaron muchas instituciones,
incluyendo un ejército, moldeando las clases dominantes para gobernar
Haití en favor de sus intereses. Cuando retiraron sus fuerzas del país,
conservaron la misma estructura y, a través de sus lacayos, continuaron
su dominación sobre Haití. A través de esta estructura, los
imperialistas han sido capaces de dictar durante años el curso de la
política y la economía haitiana. Ellos escogían quien gobernaría y quien
sería depuesto. Crearon, armaron y entrenaron el ejército para reprimir
a las masas siempre que se rebelaban contra la subyugación (…)
Marines estadounidenses en 1915 marchando en Haití |
Para todos debe estar claro que las
clases imperialistas y reaccionarias no pueden y no van a dar a las
masas haitianas el verdadero poder político, ni siquiera llevar a cabo
una revolución democrática completa. De hecho, ellos tienen interés en
mantener a las masas subyugadas y nunca dejarán caer sus cuchillos de
carnicero. Por lo tanto, el pueblo haitiano nunca obtuvo la liberación.
Es por eso que decimos que la revolución haitiana debe desmantelar la
estructura neocolonial y suprimir las clases reaccionarias que mantienen
y lucran con el sistema actual. “La reforma democrática”, la cual solo
podría reforzar la estructura, calma a las masas y hace que se duerman,
empeorando aún más su miseria y opresión.
De tal forma, la Revolución de Nueva Democracia es la única solución para la crisis. ¿Por qué es la única solución? (…)
Como Mao afirma claramente, la Revolución
de Nueva Democracia es parte de la revolución proletaria mundial;
dentro del propio país, es la primera en una revolución de dos etapas,
llevando al socialismo, cuyo objetivo final es un mundo comunista. La
primera fase de esta revolución debe basarse en el campo, donde el
proletariado y su partido deben tomar la mayor parte de los campesinos
como fuerza principal en la lucha contra el imperialismo, la burguesía
compradora-burocrática y el feudalismo. En esta primera fase, el
proletariado y su partido deben conducir a los campesinos haitianos en
la guerra para derrotar a su enemigo y resolver la arcaica y centenaria
contradicción en la sociedad haitiana, la cual ha sido la principal
fuente de conflicto y la más importante causa de todas las guerras,
desde Goman hasta Acaau, la Guerra de los Piquetes y la de Cacos, o sea,
la cuestión de la tierra.
Así, la cuestión agraria, incluida la demanda de tierra para quien la trabaja, es clave para esta primera etapa.
Pero al mismo tiempo, la resolución de la
cuestión de la tierra es parte del proceso revolucionario global. La
etapa de nueva democracia en la revolución es también una guerra de
liberación nacional, una guerra para desmantelar la estructura
neocolonial, para derribar así a los imperialistas y sus lacayos (…) Es
esencial que el proletariado conduzca esa primera etapa, pues es el
único camino para que la revolución sea victoriosa, y es la única manera
por la cual la revolución pasará a la segunda etapa, la fase
socialista.
Para que la revolución sea exitosa en
Haití, son necesarias lo que Mao llamó las “Tres Armas Mágicas”: el
Partido, el Ejército Popular y el Frente Único (…)
Mao Tse Tung declaró que: “Sin un
ejército del pueblo, las personas no tienen nada”. Los acontecimientos
recientes, incluidas las masacres realizadas por el ejército en la
huelga general de junio-julio, demuestran claramente la veracidad de
esta afirmación. Muchos revolucionarios y muchos de entre las masas
comienzan a percibir esto. Los eventos también dejaron en claro que el
ejército se está preparando para la guerra, una guerra de violencia y
brutalidad contra las masas haitianas. Su guerra es una guerra
reaccionaria, una guerra para mantener a la mayoría de las masas
haitianas sometidas y oprimidas, para mantener la dominación
imperialista y la explotación de clase en Haití. Sin embargo, lo que
necesita Haití es una guerra justa, una guerra popular, una guerra para
derrumbar la dominación imperialista y reaccionaria, una guerra basada
en las personas (…)
Hay quienes critican nuestra posición y
dicen que nuestra visión sobre el ejército del pueblo y la guerra
popular es una receta para el suicidio nacional. Ellos defienden que
nosotros y las masas debemos enterrar la cabeza en las elecciones u
organizarse sin cesar para pequeñas o limitadas reformas. No, nuestra
línea no es una receta para el suicidio nacional, sino una línea de
liberación nacional –y es el único camino hacia la revolución por un
mejor y más brillante futuro para las oprimidas masas haitianas. Y
sostenemos que ningún grupo, ningún partido y ningún individuo podría
llamarse revolucionario si no define, como su mayor tarea, preparar a
las masas para librar una guerra semejante, forma principal y más grande
de lucha (…)
Este no es el momento para que los
revolucionarios tengan miedo o se encierren en la hibernación; este es
el momento para ser activos y no tener miedo, tiempo de desechar las
ilusiones y prepararse para librar una decisiva lucha para derrotar al
imperialismo y sus lacayos en todo el mundo. En los últimos 70 años, las
masas oprimidas de Haití, sedientas de libertad, han tratado de
deshacerse por medios políticos pacíficos, votando en las
constituciones, escogiendo varios candidatos a la presidencia que
aparentemente provienen de las masas trabajadoras oprimidas (…), mas
esos esfuerzos siempre han sido frustrados porque el imperialismo y los
reaccionarios haitianos siempre visualizan las aspiraciones del pueblo
para una verdadera emancipación como una amenaza. Así, ellos siempre
respondieron por medios violentos, o sea, matando, encarcelando
torturando y aterrorizando al pueblo para someterlo. De hecho, los
imperialistas y reaccionarios haitianos siempre han librado la política
por medios violentos. La política con derramamiento de sangre. Ahora
bien, este clave momento histórico donde las masas están luchando por
una genuina liberación y emancipación, debe organizarse para barrer el
imperialismo, el capitalismo y el feudalismo, y la única manera en que
seremos capaces de hacer esto es a través de la derrota reaccionaria y,
por lo tanto, de la violencia opresiva (…)
Podemos inspirarnos en la heroica guerra
popular en Perú, liderada por el Partido Comunista del Perú (conocido en
los medios como “Sendero Luminoso”), que ha pasado de ser una chispa a
transformarse en un incendio devastador y todo esto sin pedir una sola
bala a cualquier país gobernado por el imperialismo, sea del bloque
Occidental o del bloque Soviético (…)
El Frente Único es otro de los tres
componentes necesarios para una revolución exitosa en Haití o cualquier
otro país. El principal objetivo del Frente Único no es trabar una lucha
táctica para remover un dictador, sino entablar una lucha
revolucionaria para eliminar el imperialismo, demoler la estructura
neocolonial de dependencia respecto al imperialismo y derribar a la
burguesía compradora y el feudalismo (…)
De todas las clases de la sociedad
haitiana que estarán en el frente antiimperialista y antifeudal, solo el
proletariado puede llevar una lucha revolucionaria intransigente, ya
que el proletariado es la única clase que no tiene nada de que aferrarse
en esta situación, y por lo tanto, la única clase capaz de liberar a
todas las demás clases oprimidas. Así, el proletariado de Haití debe
liderar la revolución haitiana, la lucha armada y el frente único.
Entre las otras clases de la sociedad
haitiana que tiene intereses irreconciliables con lo establecido, el más
oprimido y numeroso es el campesinado. De esta forma, el campesinado es
el aliado estratégico del proletariado y la fuerza principal de la
revolución en su etapa de Nueva Democracia, y debe ser conducido como
tal por el proletariado en esta lucha. Mientras el campesinado en su
conjunto debe unirse, hay sectores del campesinado cuyos intereses son
más cercanos a los del proletariado. Estos son los campesinos sin
tierra, los pobres y los medianos. La alianza entre los obreros y las
amplias masas campesinas debe ser la columna vertebral del Frente Único.
Como se dijo anteriormente, cada una de
las clases al interior del Frente Único tiene diferentes intereses de
clase y va a intentar perseguirlos. Esos contrastantes intereses son los
que determinan que el proletariado y su partido mantengan una línea
independiente e iniciativa de acción dentro, al mismo tiempo que dirige
el frente único, pues en caso contrario, no serán capaces de llevar la
revolución a completar su primera etapa democrática y mucho menos llevar
adelante hacia el camino socialista con el objetivo final de un mundo
comunista (…)
Como afirma la declaración del Movimiento
Revolucionario Internacionalista, lo que necesitamos es de un partido
marxista-leninista que “debe armar al proletariado y las masas
revolucionarias, no sólo de una comprensión de la tarea inmediata de
llevar a cabo la revolución de Nueva Democracia y del papel e intereses
conflictivos de las diferentes fuerzas de clase, amigos y enemigos por
igual, sino también de la necesidad de preparar la transición para la
revolución socialista y del objetivo final del comunismo en todo el
mundo”.
Actualmente, sin embargo, las fuerzas
subjetivas están en conflicto con la situación objetiva. La lucha de las
masas hasta ahora se ha desenvuelto sin la dirección del proletariado y
su partido. Esta situación ha de ser corregida luego, pues en caso
contrario, podrá resultar en un efecto desastroso sobre las actuales
perspectivas revolucionarias en Haití. Así, todos los revolucionarios
deben esforzarse por lograr un gran cambio en la situación actual.
Protesta anti ocupación en Haití durante el 2014. |
Obviamente, no somos una voz solitaria en
el desierto; hay muchos revolucionarios, tanto en Haití como fuera de
él y también la mayoría de las masas haitianas que realmente quieren una
revolución en Haití. Los eventos de Haití, en los últimos dos años y
especialmente en los últimos meses, muestran claramente que el
proletariado de Haití, el campesinado, la pequeña burguesía, los
jóvenes, los desempleados y otros sectores de las masas oprimidas
quieren un cambio radical en el país. Ellos han demostrados que están
dispuestos a sacrificar, incluso si cuesta su vida, por una
transformación. Es verdad que muchas personas no están totalmente
conscientes sobre cómo va a lograrse el objetivo revolucionario y aún
conservan algunas ilusiones en la constitución, las elecciones, las
reformas democráticas y que la lucha democrática pacífica les ayudará a
lograr este objetivo. Sin embargo, el actuar de la clase dominante está
destrozando rápidamente tales ilusiones, a pesar del esfuerzo de
burgueses y burócratas, de oportunistas y revisionistas, quienes siempre
tratan de dirigir a las masas a una salida por su vía electoral y
reformista. Muchos dentro de las masas están percibiendo estos regímenes
reaccionarios y abandonando este rumbo. Muchos otros perciben que, con
constitución o no, con elecciones o sin elecciones, dictadura abierta o
“democracia” representativa, el poder de la clase dominante descansa
sobre la violencia, en balas y bayonetas, y si las personas quieren el
poder político, si ellos quieren la liberación, deben buscarla a través
del cañón del fusil. Es por estas masas y la gran mayoría de las
personas que necesitan desesperadamente una verdadera revolución que
elaboramos la línea y la alternativa en este texto.”
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