El sistema monetario de todos los países del mundo está estructurado
de la siguiente manera: alrededor del 90% de la masa monetaria en los
países occidentales está constituida por valores nominales y sólo el 10%
en dinero en efectivo; en la Federación Rusa esta relación es de
aproximadamente 70 a 30.
Como es sabido, el dinero en efectivo son los billetes emitidos por
los bancos centrales, más una cierta cantidad de monedas para
intercambio. Los valores nominales (inscritos en papel y hoy en día casi
exclusivamente a través de medios electrónicos) son también llamados
depósitos. Su emisión es llevada a cabo por los bancos comerciales en
forma de créditos, sobre la base de cuentas bancarias (depósitos). De
este modo, tanto el dinero en efectivo puede pasar a la forma nominal,
como el nominal puede convertirse en dinero en efectivo. Es decir, en el
sistema monetario actual (de “mercado”), estos dos circuitos están
conectados entre sí.
Ahora intentemos comparar este sistema con el sistema soviético que
estuvo en vigor desde los años 30 a los años 60 del siglo pasado,
período en el que fue alcanzado el crecimiento industrial máximo de la
economía, de la que hoy tanto se habla.
En el período anterior, en los años 20, cuando estaba en curso la
“Nueva Política Económica” (NEP), el sistema monetario era de “mercado”
y, como en la actualidad, también incluía el dinero en efectivo y las
transacciones en valores nominales. Pero cuando se decidió iniciar la
industrialización de la economía, quedó claro que el sistema monetario
de “mercado” no podía garantizar la realización del plan quinquenal,
aprobado en 1928.
Incluso en el período de la NEP se llevaron a cabo discusiones sobre
las fuentes de financiación y las etapas de realización de la
industrialización. La “Nueva Oposición” (protagonizada por su principal
ideólogo N. Bujarin), saboteó el plan de Stalin de industrialización
acelerada, proponiendo una vía “natural” “orgánica” de desarrollo de la
economía del país. El algoritmo entonces propuesto era, en trazos
generales, el siguiente:
a) Apoyo a la pequeña producción mercantil, lo que permitiría elevar el nivel de vida y el poder adquisitivo de la población;
b) Aumentar el consumo de bienes y servicios de los ciudadanos,
permitiendo que los productores acumulasen ganancias y gradualmente las
aplicasen en la construcción y modernización de las empresas;
c) Incentivos al ahorro de la población; la parte ahorrada de las
ganancias sería transformada a través del sistema de crédito en
préstamos a largo plazo para la construcción y modernización de las
empresas industriales;
d) Crear así, después de un cierto período de tiempo, una economía industrial en el país.
Todo esto es lógico. Sólo “el período de tiempo” no era conveniente.
Este proceso podría prolongarse durante décadas, si no incluso siglos.
En las condiciones del cerco hostil, la URSS no podía permitirse tal
lujo. A veces, en los debates se recordaba la industrialización inglesa,
la llamada “revolución industrial”, que se llevó a cabo en un plazo
relativamente corto de aproximadamente medio siglo. Pero en el caso de
Inglaterra, la fuente de financiación de la revolución industrial fue la
acumulación primitiva de capital mediante el saqueo sin piedad de las
colonias. Para la Unión Soviética esta hipótesis pura y simplemente no
existía.
Por eso se decidió no “sujetar” la industrialización a la capacidad
de ahorro de la población y a las ganancias de las empresas productoras
de bienes de consumo. En vez de eso, se decidió llevar a cabo la
industrialización sobre la base de fondos nominales, desligados de la
esfera de los bienes de consumo y servicios a la población.
En la URSS, el dinero nominal se destinó principalmente a la creación
y desarrollo de las ramas de producción de medios de producción. Es
decir, máquinas, equipos, medios de transporte, máquinas-herramientas de
corte de metal, de tejer, procesamiento de madera, etc. También se
desarrolló la producción de materias primas, material eléctricos,
materiales de construcción, engranajes, y semiacabados necesarios para
la producción de medios de producción y de bienes de consumo.
La producción de medios de producción fue llamada Grupo A. El Grupo B
estaba formado por las ramas de producción de bienes de consumo
(industria ligera, alimentos, productos farmacéuticos, muebles,
electrodomésticos, etc.).
La característica principal consistía en el hecho de que la
producción del Grupo A no tenía el estatuto de mercancía. ¿Por qué?
Porque si la producción del Grupo A era vendida libremente, podría
transformarse en capital, es decir, en un medio de obtención de
beneficio, de ingresos no laborales. Este es un aspecto crucial de las
transformaciones económicas de la época.
Normalmente se presta atención al aspecto técnico y económico de las
transformaciones (creación de las empresas industriales), y rara vez a
la vertiente socioeconómica, que es de gran importancia. Su esencia es
la erradicación del capitalismo, de la posibilidad de explotación del
hombre por el hombre, de la obtención de beneficios, de los ingresos no
laborales.
Pero si no existe la mercancía, entonces es lógico presuponer que
tampoco exista el dinero. Tengamos en cuenta que aquí nos referimos al
dinero nominal de la “economía de Stalin”. En este caso, la expresión
dinero nominal debe estar entre comillas.
En todas las ramas de la economía (no sólo en el grupo A, sino
también en el Grupo B) fueron introducidas relaciones de distribución, y
no de “mercado”.
Hablamos de las relaciones de distribución a las que hoy llaman, despectivamente, economía de “comando-administrativo”.
Sin embargo, esta distribución no era el resultado de cualquier
voluntarismo, sino que se basaba en planes quinquenales y anuales de
desarrollo de la economía nacional.
Los planes eran elaborados sobre la base de los balances
interprofesionales. La Comisión Estatal del Plan (Gosplan), el
Ministerio de Finanzas, el Comité Estatal para el Suministro Técnico y
Material (Gossnab) y el Banco Estatal de la URSS (Gosbank) eran las
principales autoridades que participaban en la organización de la
distribución de los recursos.
En los “Problemas económicos del socialismo” (1952), Stalin
definió rigurosamente la esencia de esta economía. Además de eso, en sus
intervenciones y artículos expuso con más detalle la razón por la cual
los medios de producción no podían ser mercancías y sólo podían ser
distribuidas entre las empresas. Ni siquieran eran vendidas a los
koljoses, que tenían otra forma de propiedad (los tractores y máquinas
eran utilizadas en la agricultura a través de las estaciones de máquinas
y tractores del Estado). Es decir, el Estado, como único titular de los
medios de producción, después de entregarlos a las empresas, en ningún
caso perdía el derecho de propiedad sobre ellos. El director de la
empresa que recibía medios de producción del Estado era sólo un
representante del Estado que respondía por el mantenimiento de los
medios de producción y por su uso de acuerdo con el plan de desarrollo
de la economía nacional.
En las transferencias internas de las grandes corporaciones
transnacionales no existen relaciones de “mercado”. Ellas también
constituyen un ejemplo vivo de esa tal “economía de
comando-administrativo”, ya que la distribución de recursos entre sus
filiales se lleva a cabo sobre la base de las decisiones adoptadas en el
centro dirigente. La contabilidad de la circulación de recursos en su
interior se efectúa a través de los precios de “transferencia”, que
pueden tener nada en común con los precios de mercado. Todo está
organizado para maximizar el resultado “integrado”.
La gran diferencia que existe entre la Corporación URSS y
una corporación capitalista normal se encuentra en el hecho de que la
primera se centra en la consecución de fines más elevados (sociales,
militares, científico-técnicos, culturales), y la segunda tiene como
fin, en todos los casos, la obtención del máximo beneficio para el
respectivo propietario o grupo de accionistas.
De la misma forma que la corporación puede sufrir grandes pérdidas si
una filial se desvía de la línea vertical de comando administrativo,
también en la Corporación URSS la aparición de cualquier foco
de “relaciones monetario-mercantiles” podía causar consecuencias
difícilmente previsibles. Esta era la lógica rigurosa y hasta incluso
estricta de la “economía de Stalin”. La única excepción a estas
estrictas reglas era tal vez el comercio exterior. Cuando la producción
de las ramas del Grupo A era exportada, se convertía en mercancía,
obteniendo un precio de mercado. Pero este foco de “relaciones
monetario-mercantiles” estaba bien aislado de toda la economía gracias
al monopolio estatal del comercio exterior y de las divisas.
De este modo, el dinero nominal no tenía la función “clásica” del
medio de intercambio. Ni siquiera podía ser considerado como medida de
valor (la primera función “clásica” del dinero). Este dinero era una
unidad convencional, con la ayuda de la cual se hacía la planificación
de la distribución de todos los tipos de recursos en la economía, el
registro y control de su uso, y se aplicaba la disciplina en las
relaciones contractuales entre las empresas. Por ejemplo, el
incumplimiento de las contratos de suministro de una empresa con otra
podía tener como resultado que la segunda no aceptase efectuar los pagos
acordados con la primera. De este modo, la empresa que no cumplía no
recibía los valores nominales en su cuenta bancaria. En los tiempos de
Stalin, esta situación era considerada como muy grave. El mecanismo de
relaciones de distribución era bastante estricto.
En la época del “comunismo de guerra” fueron establecidas relaciones
de distribución. Pero en ese momento las empresas recibían los fondos
necesarios del Comisariado del Pueblo de las Finanzas independientemente
del cumplimiento de las órdenes y de las obligaciones con otras
empresas. Por eso la economía en este periodo entró en plena decadencia.
Con respecto a la autofinanciación, Stalin declaró que en el
socialismo el autofinanciamiento tiene un carácter particular. Mientras
que en el capitalismo las empresas no rentables son cerradas, en el
socialismo puede haber empresas rentables y no rentables, pero éstas
últimas no cierran. Si una empresa no tiene medios para adquirir medios
de producción, éstos se le proporcionan a costa del presupuesto del
Estado o, en algunos casos, a través de un crédito del Banco del Estado o
de un banco específico. Stalin subrayó muchas veces que el
autofinanciamiento en el socialismo es necesario para el control,
registro, cálculo y elaboración del balance. A pesar de haber sido
aprobada, en 1932, una ley que preveía la posibilidad de quiebra, la
verdad es que hasta el comienzo de la II Guerra Mundial no fue declarada
la insolvencia de ninguna empresa.
El principal medio para recuperar la situación de las empresas, en el
caso de que se descubriesen graves violaciones, eran las sanciones
administrativas y partidarias, que podían dar lugar a la sustitución del
director. Esto significa que el director era responsabilizado de sus
errores e irregularidades, no con sanciones monetarias, sino con la
destitución del cargo.
A pesar de que en la “economía de Stalin” existían los conceptos de
“mercado venta al por mayor” y “precios al por mayor”, estos también
eran convencionales. Los llamados ”precios al por mayor” eran calculados
por el método de costos, por la suma de los gastos de trabajo vivo y
social expresados en unidades monetarias convencionales, la cual se
llamaba “rublo nominal “. En el sistema de Stalin, el lucro no era
incluido. Lo importante era el resultado tangible real.
Entre los indicadores de valor del plan estaba, en primer lugar, la
reducción del coste (coste de producción). En la “economía de Stalin”
había un mecanismo para controlar los costos. Por otra parte, la
eficacia del registro y del control se manifiestaba en el hecho de que
había una fuerte disciplina en el campo de los registros contables.
Hoy la contabilidad puede “martillear” todo tipo de informes de
cuentas, ocultando desfalcos y la mala gestión. En la “economía de
Stalin” la regulación del registro contable era estricto y sin
ambigüedades, y los balances tenían que golpear ese “kopek a kopek”.
Quizás el trabajo más completo e interesante sobre el sistema
financiero de doble circuito de la “economía de Stalin” sea el libro
“Economía Asimétrica”(1), publicado hace relativamente poco tiempo en
Kazajstán, por el economista kazajo Kurman Akhmetov. En esta obra se
hace referencia a algunos datos interesantes.
A principios del primer plan quinquenal, casi la mitad del producto
excedente de la agricultura fue utilizado para financiar el desarrollo
industrial. Tengamos en cuenta que en aquella época el 80% de la
población de la URSS era rural. Sólo ella, en opinión de la “Nueva
Oposición”, podía ser una fuente real de acumulación (inversiones).
Sin embargo, a finales de 1932, sólo fue utilizado el 18% del
producto excedente de la agricultura y un año más tarde esta cifra cayó a
casi cero. Sin embargo, en 1937, la producción total de la industria
aumentó en casi cuatro veces en relación con 1928. Fue algo paradójico:
la inversión se redujo a cero y la producción aumentó varias veces.
Como acertadamente señala Akhmetov, sólo fue posible lograr estos
resultados extraordinarios con la ayuda de un método nunca antes
utilizado en la historia de la economía: la separación de la masa
monetaria en dinero real (efectivo o dinero en especie) de la masa
monetaria nominal.
Después de la reforma financiera de 1930-1931, el Banco del Estado se
convirtió en la única entidad emisora de dinero nominal. En este punto
ya se habían extinguido los bancos comerciales que emitían determinados
volúmenes de crédito. Sólo quedaban algunos bancos especiales que
realizan préstamos a largo plazo a las empresas. Sus fondos eran
constituidos predominantemente por el presupuesto del Estado.
Durante la reforma financiera de 1930-1931, el Banco Estatal de la
URSS adquirió la condición de monopolio en el área del crédito a corto
plazo, así como también se convirtió en el centro unificado de pagos,
sirviendo tanto a las empresas como el presupuesto del Estado y los
bancos especiales del Estado.
La facturación horizontal entre las empresas, al margen del Gosbank,
fue prohibida. En primer lugar se prohibió el crédito comercial, que fue
ampliamente utilizado en el período de la NEP.
Los recursos de crédito, concedidos a las empresas bajo la forma
nominal, eran financiados por el presupuesto del Estado y por los fondos
depositados temporalmente por las empresas en las cuentas del Gosbank.
Cuando estas dos fuentes no eran suficientes, el Gosbank emitía moneda
adicional.
Entre 1931 y 1935, como resultado de las emisiones, la masa monetaria
nominal emitida por el Gosbank alcanzó 5,2 mil millones de rublos, es
decir, aumentó 2,25 veces.
Tomemos como ejemplo el año 1938. El 1 de enero, la inversión de
crédito del Gosbank de la URSS en la economía nacional ascendía a 40,7
mil millones de rublos. De estas inversiones, 14,5 mil millones de
rublos (35,3%) constituían recursos de la economía depositados en
cuentas bancarias, 12,8 mil millones de rublos (31,2%) eran recursos del
presupuesto del Estado, y 13,6 mil millones de rublos consistían en
nuevas emisiones de moneda, que representaban un tercio de todos los
créditos de la inversión del Gosbank.
Considerando que el Gosbank era, en la práctica, una subdivisión del
Comisionado del Pueblo de las Finanzas, la emisión adicional de moneda
puede ser vista como una manera de cubrir el déficit del presupuesto del
Estado. Queda la cuestión de saber si esta emisión tenía “cobertura” o
no.
Los nuevos créditos del Gosbank eran otorgados a proyectos
específicos, de los que se esperaba un retorno en los periodos
siguientes. Se puede establecer una analogía con el actual esquema
llamado “financiación de proyecto” (el crédito es concedido teniendo
como garantia no el patrimonio, sino el propio proyecto que puede
proporcionar ingresos en el futuro); en las condiciones de la “economía
de mercado” este proceso se consideraba de alto riesgo. En la “economía
de Stalin” el retorno de los proyectos y el reembolso de los créditos no
siempre correspondían a lo inicialmente previsto. Sin embargo, estas
desviaciones no ponían a las empresas ni al Estado en situación de
incumplimiento. Estos “agujeros” eran rápidamente cubiertos con recursos
financieros del Estado. La emisión de moneda nominal por el Gosbank se
efectuaba sobre la base del plan de crédito del país, el cual era
coordinado con el plan general de la economía nacional y con el
presupuesto del Estado.
La circulación de moneda nominal en la “economía de Stalin” puede ser
comparada con la circulación de la sangre en las arterias y en el
sistema venoso. El dinero circulaba en los vasos capilares, es decir, en
la venta al por menor de bienes de consumo y servicios.
El dinero era utilizado casi exclusivamente para pagar los salarios y
beneficios y los gastos de la población. Pasaba principalmente por las
tesorerías de las empresas estatales y cooperativas y de otras
organizaciones, así como a través de los balcones del Gossbank de la
URSS.
En la época de Stalin, el trabajo de cada ciudadano era retribuido
con un conjunto de bienes necesarios para la vida. Este conjunto era
definido por el nivel de producción y de productividad del trabajo. En
la primera etapa, la tarea era simplemente garantizar el pan y otros
productos básicos a todos los trabajadores. A medida que el sistema se
iba desarrollando, le siguió el vestuario, la vivienda, la educación, la
atención médica, los electrodomésticos, etc. En la “economía de
Stalin”, la prioridad era la producción de bienes concretos y cantidades
concretos (en kilogramos, conjuntos, unidades). El dinero era
secundario.
La emisión de dinero en efectivo y la planificación de su entrada en
circulación eran competencias del Gosbank de la URSS. A partir de 1930
se comenzó a elaborar planes de tesorería del Gosbank en función de los
balances de los ingresos y gastos de la población y de los planes de
tesorería de las empresas. La planificación de la circulación monetaria
dejó de limitarse a la definición general de la masa monetaria en
circulación y su regulación indirecta. La regulación se hizo directa y
se centraba en los principales flujos de circulación de dinero en
efectivo. En esencia se trataba de la remuneración del trabajo, de las
compras estatales a los koljoses, así como del reingreso de ese dinero a
través de la red de comercio y de iniciativas financieras del Estado
(impuestos, préstamos).
La principal tarea del Gosplan, del Comisariado del Pueblo de las
Finanzas y del Gosbank era garantizar el poder adquisitivo del rublo
real, no permitir su devaluación y la inflación de los precios en el
mercado de los bienes de consumo.
Durante el primer quinquenio se observó un aumento acelerado de la
masa monetaria (real), que estaba desfasado con el nivel de
abastecimiento del mercado de bienes de consumo. La situación fue
estabilizada en 1932-1933. A pesar de alguna devaluación del rublo, los
ingresos reales de la población aumentaron significativamente durante el
período de la industrialización. La cuestión del equilibrio entre el
mercado de bienes de consumo y la masa monetaria (real) en la economía
de Stalin es un tema para tratar en otro momento.
Ahora quería llamar la atención sobre el hecho de que se colocaron
sólidas barreras entre el circuito del dinero nominal y el circuito del
dinero en efectivo.
Las empresas estaban autorizadas a convertir en efectivo solamente
los montantes necesarios para el pago de la remuneración del trabajo y
de los gastos en viajes, además de algunas otras menudencias. A lo largo
de muchos años (décadas), durante la existencia del sistema monetario
de doble circuito, los casos de malversación se contaban con los dedos
de una mano. Sin embargo, ¿había casos de apropiación indebida de la
propiedad socialista? Había, aunque el 99% de los casos se relacionasen
con la apropiación indebida de materias primas, producción no
contabilizada (clandestina), robo de productos agrícolas, etc. Incluso
había asaltos (rara vez, es cierto) a las cajas en las tiendas e incluso
a los agentes. Sin embargo, el robo de dinero nominal a través de su
conversión en efectivo eran tan difícil como, digamos, robar a Fort
Knox. Aunque hubiese fugas insignificantes del circuito del dinero
nominal, el que se apropiase de ese dinero no tenía ninguna posibilidad
de adquirir medios de producción con el fin de obtener ingresos no
provenientes del trabajo. Estos millonarios clandestinos estaban
condenados a ocultar eternamente los frutos de la apropiación, no
pudiendo utilizarlo bajo pena de ser descubierto.
Gracias a la creación de un sistema monetario doble fue posible crear
un sistema económico único. Así es como el economista kazajo describe
este sistema:
“La decisión de separar la masa monetaria en dos esferas
independientes (en dinero en efectivo y nominal) fue, sin duda,
brillante, permitiendo que el país recorriese en un cortísimo plazo un
camino que, en condiciones normales de desarrollo, se prolongaría
durante siglos (en el mejor de los casos). Esta forma de resolver
problemas absolutamente irresolubles teóricamente, era la única posible
en aquellas condiciones históricas concretas, con los recursos
productivos y el nivel de desarrollo técnico a disposición del joven
Estado soviético.
Esta solución no se encontró inmediatamente. Todo indica que fue
descubierta empíricamente, ya que no tiene ninguna relación con la
teoría marxista. Por el contrario, correspondía por entero a la economía
soviética real entonces existente.
El sistema financiero creado en la URSS no tenía análogos en la
historia y parecía extraño e insólito hasta a los propios dirigentes del
Estado. Contrastaba de tal modo con toda la experiencia acumulada por
la ciencia económica de la época que se hacía necesario proceder a la
fundamentación ideológica, y no científica, de su introducción. Como
resultado de ello, los principios de funcionamiento del sistema
económico soviético fueron tan camuflados con elaboraciones ideológicas
que aún hoy no son comprendidos con claridad.
El salto hacia delante de la economía, que alteró por completo su
estructura, y la creación del correspondiente sistema financiero,
imprimió una orientación al desarrollo que hizo a la economía crecer, no
en función del crecimiento del consumo privado, sino en función de la
acumulación y de la inversión, pero al contrario: el consumo privado
crecía en función del crecimiento global de la economía y en
correspondencia con el incremento de las posibilidades técnicas”.(2)
De alguna manera, la tesis de Akhmetov sobre el desarrollo acelerado
de la economía en relación al aumento del consumo está de acuerdo con el
principio más importante de la “economía de Stalin”, que consiste en el
desarrollo superior de las ramas del Grupo A en relación a las ramas
del Grupo B.
Con la llegada al poder de Gorbachov se inició la fase terminal de la
destrucción del sistema financiero de doble circuito. Con el pretexto
de la “mejora de los incentivos materiales a los trabajadores“,
fueron tomadas decisiones a nivel de Estado y de Partido que
autorizaron la canalización de parte de los recursos financieros
nominales de diferentes fondos de las empresas a los fondos de
incentivos materiales, donde eran convertidos en dinero. De hecho, dos
décadas antes de la perestroika de Gorbachov ya se había hecho un ensayo
general que fue conocido como la “reforma de Kossíguine-Liberman”. Esta
reforma atenuó la barrera entre los circuitos financieros nominales y
en dinero (por no mencionar el aumento de los costos de la economía que
desencadenó).
En primer lugar, las empresas fueron orientadas a la obtención de
lucro, que pasó a ser el principal indicador. En segundo lugar, se les
permitió transferir parte de sus ganancias al fondo de incentivos
materiales. Todo esto debería estimular la actividad laboral y la
reducción del costo de la producción. Ya durante la perestroika, el
dique que separaba las dos formas de dinero fue completamente destruido.
En 1989, V. M. Iakuchev escribió:
“En las relaciones entre las empresas del Estado, el rublo no
desempeñaba el papel de dinero, pero era en realidad una unidad
contable, que sirvía como mediador de la actividad y para dar cuenta de
los costes laborales.
Por tanto, teníamos dos tipos de dinero: el “dinero del trabajo” y
el “dinero contable”. Estos dos tipos de dinero no se pueden mezclar y
mucho menos convertir el “dinero contable” en “dinero del trabajo”. Los
funcionarios de los órganos de planificación y finanzas tienen en cuenta
esta diferencia cuando planifican la masa monetaria en circulación e
insisten para que no sean transferidos fondos de otras líneas para los
fondos de estímulo material de empresas. Sin embargo, esta diferencia no
es reconocida por los economistas orientados al mercado que domina la
ciencia económica. En vez de comprender por qué razón los técnicos
actúan de esta manera, nos acusan de ineptitud e ignorancia, olvidando
al parecer que la práctica es el criterio de verdad. Hoy en día, los
técnicos cedieron a la presión de los teóricos y así se comenzó a
transferir a la fondos de estímulo enormes cantidades de “dinero
contable”. El resultado fue la desorganización casi total del sistema
financiero“.
La conversión del dinero “contable” se convirtió en la principal
fuente de acumulación primitiva de capital de los que más tarde se
llegaron a llamar “nuevos rusos” y “oligarcas”. Tomemos el ejemplo de
Khodorkovski(3). Obtuvo sus primeros millones a través del llamado
Centro Creativo Juvenil Científico-Técnico. A partir de 1987 fue creada
una red de este tipo de centros por todo el país. Toda la creatividad se
resumía al hecho de que, conforme a la nueva legislación, las empresas
podían transferir dinero de sus cuentas bancarias a estos centros para
diferentes tipos de “proyectos científico-técnicos”. Así, el dinero era
convertido en efectivo. Siendo rigurosos, hay que decir que no sólo era
Khodorkovski el que ganaba con esta “creatividad”, sino también los
directores de las empresas que se mantuvieron en el anonimato.
Hoy en día vivimos en el reino de la economía de mercado y asistimos a
la conversión prácticamente ilimitada de dinero en efectivo a dinero
nominal y viceversa.
Sólo cuando a través de cualquier banco ruso se descubre un desfalco
de varios miles de millones de rublos, el Banco de Rusia levanta la voz y
monta el espectáculo para retirar la licencia al banco.
Cualquier control del Banco Central de Rusia o del Servicio Federal
de Supervisión Financiera puede impedir la actividad criminal de estos
ladrones.
Esta conversión, que sirve a la circulación de capital entre la
economía “legal”, semilegal e incluso ilegal, es la esencia del
capitalismo ruso de nuestros días. El dinero, que entra a través de
diversos canales en las cuentas de empresas “legales”, es después
transformado en dinero en efectivo y sumerge en actividades ilegales
donde se puede extraer beneficios extremadamente altos. El dinero
obtenido en el sector ilegal tiene entonces el siguiente destino: una
parte retorna a las cuentas de las empresas “legales” (hay una multitud
de procedimientos para su legalización); otra parte es utilizada para
pagar sobornos (aquí sólo se utiliza dinero en efectivo); una tercera
parte es para pagar los salarios en “sobres” o para contratar
inmigrantes (estos, como se sabe, tienen cuentas bancarias); una última
parte es depositada, en última instancia, en cuentas bancarias
perfectamente legales que pertenecen a los participantes en estas
operaciones.
Para poner fin a esta enfermedad crónica y acabar con el despilfarro
del patrimonio del pueblo, es necesario prohibir (o al menos regular
estrictamente) la conversión de dinero nominal a dinero en efectivo.
La reintroducción del sistema monetario de doble circuito debería ser
fortalecida con la limitación de los movimientos de capitales
interfronterizos (estos movimientos de capitales también facilitan el
despilfarro de nuestras riquezas). Este es un objetivo mínimo.
El objetivo final es el de iniciar la segunda industrialización de
Rusia, basada en el sistema financiero de doble circuito y teniendo en
cuenta la experiencia de la “economía Stalin”.
En relación a esto, vuelvo a citar a mi colega kazajo, Kurman
Akhmetov, quien considera que ningún tipo de expedientes fiscales,
ningunas medidas para impulsar la concesión de los préstamos bancarios, y
(mucho menos) la inversión extranjera podrán hacer salir a Kazajstán de
la crisis en la que se sumió tras las reformas de “mercado”. La única
solución pasa por el retorno al sistema financiero de doble circuito:
“La necesidad de la reorganización del sistema financiero es hoy
en día entendida por cualquier investigador serio. ¿Cómo funcionaría en
la práctica? Veamos un ejemplo sencillo. Se sabe que el sector de la
energía está hoy en día en un estado crítico y amenaza con entrar en
quiebra en los próximos dos años. Las autoridades tratan de salvar la
situación a través del aumento constante de las tarifas. Pero los
ingresos obtenidos de este modo son totalmente insuficientes. En
realidad, nuestra población nunca podrá financiar la renovación de la
red de energía, debido a que simplemente no tienen suficiente dinero.
Por eso no se debe aumentar las tarifas, sino bajarlas. La financiación
del sector energético debe ser asumida por el Estado a través de líneas
especiales de crédito, totalmente blindadas y destinadas exclusivamente a
fines concretos. De la población sólo se debe obtener los fondos
retirados para el pago de los salarios del sector. Lo mismo se aplica a
las redes de abastecimiento de agua, calefacción, gas, infraestructura
general y muchas otras áreas. Sobrecargar a la población con todos los
gastos es inconcedible e inútil: de cualquier manera la población no
soportará tales cargos. En tal caso, no salvaremos la economía y
arruinaremos a la población“.
Hoy en día se escucha con frecuencia que Rusia sólo continúa
existiendo gracias a la herencia soviética. Se alude a la base
técnica-material: fábricas, centrales hidroeléctricas, ferrocarriles,
minería, canteras, etc. Esto es cierto, pero todavía tenemos otra
herencia: la experiencia inestimable de la construcción de una economía
eficiente. La necesidad de utilizar esta experiencia aumentará de año en
año.
Anexo
Con el fin de hacerlo más accesible a la comprensión de este tema
fundamental, a continuación publicamos brevísimos extractos del libro de
Kurman Akhmetov, “Economía Asimétrica“, que describe algunos
aspectos sobre el funcionamiento de la economía conocida como “de
mercado”, los cuales, a pesar de su evidencia, nunca vienen a colación o
son profundamente debatidos sobre la actual crisis económica, que
alcanza en general los países capitalistas occidentales. [N. Ed.]
“Uno de los principales síntomas de la crisis que se ha extendido a
todos los países surgidos en el espacio de la antigua URSS, es la falta
generalizada de dinero. No hay dinero para pagar salarios y pensiones,
no hay dinero para el presupuesto del Estado, no hay dinero para
financiar programas sociales, etc. El dinero en circulación es
claramente insuficiente para cubrir estas necesidades. Los recursos
financieros son insuficientes no sólo para realizar pagos, sino que
escasean en la economía en general amenazando con su debacle. No hay
dinero ni siquiera para renovar infraestructuras decrépitas. ¿Cuál es la
razón de este estado de cosas?
Alguien dijo, con razón, que es necesario estudiar la historia del
problema; cuando se entiende cómo y por qué razones el problema surgió,
las soluciones vienen por sí solas. Para descubrir cómo podemos resolver
una multitud de problemas que nos acontecieron, tenemos que hacer una
pequeña excursión por nuestro pasado reciente para analizar las
diferencias estructurales entre la economía de la antigua URSS y la de
los países occidentales.
Se sabe que en la economía de mercado los bienes de consumo son el
sector dominante en el que se basa toda la economía. En pocas palabras
(sin considerar la influencia del sistema bancario), podemos decir que
cualquier economía de mercado se basa en el consumo privado, lo que está
directamente relacionado con los ingresos individuales de los
ciudadanos. Aquí todos los costes son incluidos en el precio final del
producto de consumo.
En resumen, toda la economía de mercado está orientada antes que nada
a servir el sector de bienes de consumo, lo que constituye su fin. Los
gastos del gobierno son pagados con los ingresos fiscales o a costa del
aumento de deuda del Estado. En este tipo de economía, la existencia de
un gran sector de bienes de consumo es una necesidad, ya que es la base
de la economía.
Desde el punto de vista financiero, el sector de bienes de consumo
contiene en sí mismo toda la economía, ya que, como se sabe, la masa
monetaria en la economía de mercado es equivalente al volumen de todas
las mercancías realizadas, expresado en precios, lo que se refleja en la
conocida teoría de la equivalencia cuantitativa del dinero:
M x V = P x Q (Dinero x velocidad de la circulación = precios x volumen de mercancías)
Con la excepción de las producciones financiadas por el presupuesto
del Estado, toda la esfera productiva en la economía de mercado es
financiada con los recursos provenientes de la venta de bienes de
consumo y redistribuidos verticalmente hacia arriba. Por ejemplo, si un
agricultor compra un tractor, el costo del tractor será pagado, en
última instancia, por el consumidor de productos agrícolas.
Si una empresa produce máquinas-herramientas, al final, el que las
paga no es el que las compra, sino el que adquiere los productos
fabricados con la ayuda de estas máquinas-herramientas. Todo está
incluido en el precio del bien de consumo finalizado: el coste de la
energía, los costes de transporte, las materias primas, las
contribuciones fiscales, y mucho más. El propio crédito bancario se
concede teniendo en cuenta la rentabilidad de la realización de los
bienes de consumo que permitirá efectuar las amortizaciones y pagar los
intereses, es decir, los intereses también están incluidos en el precio
final de los bienes de consumo.
Esta economía requiere, en primer lugar, la existencia de un sector
desarrollado de producción de bienes de consumo y un nivel salarial
relativamente alto. Por lo tanto, la participación de los salarios en
todo los países con economía de mercado es bastante consistente.
(…)
En una economía estructurada como la de la Unión Soviética, el sector
de los bienes de consumo no tiene relevancia económica, es decir, las
alteraciones en el consumo privado tienen una influencia en la economía
bastante limitada, dado que el sector de bienes de consumo tiene aquí un
carácter subordinado y no predominante.
La batalla desesperada para la creación de un complejo de defensa en
los años 30, la II Guerra Mundial, la necesidad de superar la
destrucción en la posguerra y la carrera armamentísitca consolidaron la
situación.
La principal peculiaridad de la economía soviética consistía en el
hecho de producir una cantidad de bienes de consumo equivalente a una
determinada masa monetaria. Pero al mismo tiempo, la suma de todos los
sectores productivos, infraestructuras y sistemas de protección social
requeria un volumen de financiación varias veces superior a la masa
monetaria en circulación. Esto era posible debido a que el sector del
consumo estaba estrictamente separado de los otros sectores, no habiendo
transferencia de recursos, por ejemplo, del Grupo A al Grupo B, debido a
la existencia de dos sistemas monetarios (en dinero en efectivo y
nominal) prácticamente herméticos.
Cuando esta separación comenzó a atenuarse (en los años 60) y más
tarde fue completamente abolida, la economía comenzó a funcionar
basándose en la masa monetaria garantizada por la producción real de
bienes de consumo. Ahora, como el volumen de bienes de consumo
producidos era reducido en relación a la dimensión de la economía, la
masa monetaria comenzó a disminuir rápidamente hasta corresponder al
volumen de mercancías. Al final, la masa monetaria fue reducida a un
nivel tan bajo que hizo imposible el funcionamiento de la economía.
Debido a la falta de dinero, el gobierno dejó de financiar las
diferentes esferas de la sociedad. La circulación monetaria fue
reemplazada por el endeudamiento mutuo, por los intercambios, por el
acierto de deudas mutuas, etc. Pero como las deudas no son dinero, la
producción comenzó a caer, lo que llevó a una rápida degradación de la
situación, al aumento de los salarios atrasados, a la caída constante
del poder adquisitivo de la población, lo que sólo empeoró la situación.
El aumento de la masa monetaria conduce al aumento de precios, pero
su estricto control agudiza la falta de dinero: el presupuesto del
Estado colapsa, así como los sistemas vitales del Estado y todo lo
demás. Las “reformas” entraron así en un “callejón sin salida”.
En resumen, en los años de las “reformas” (finales de los 80 y
comienzos de los 90) sucedió aquello que tenía que suceder. Todo era
bastante predecible.
(…)
Tanto en la época como ahora, fue inculcada la opinión generalizada
de que supuestamente “no somos lo suficientemente ricos como para tener
una economía gratuita”. Esta es una idea falsa. En realidad no somos lo
suficientemente ricos como para tener una economía totalmente pagada;
simplemente porque la masa monetaria garantizada por el volumen de
mercancías no es suficiente para pagar todo con dinero real. Nuestra
economía no produce la correspondiente masa de mercancías. Si no
adecuamos nuestro sistema financiero a la estructura de nuestra
economía, no sólo no podemos reformar nada, sino que nuestra propia
existencia física será desafiada muy rápidamente.
(…)
Como se sabe, el sistema bancario de la URSS tenía un sólo nivel (a
diferencia de los países capitalistas que más allá del Banco Central
(entidad emisora y reguladora) existe toda una red de bancos comerciales
privados que sirve a las empresas y a la población). Era constituido
por el Banco del Estado y por las cajas de ahorros subordinadas a este,
así como por instituciones formalmente independientes, como el Stroibank
(Banco de Construcción), el Vnechtorbank (Banco del Comercio Exterior),
el Gosstrakh (Dirección General de Seguros del Estado) y el Inosstrakh
(Dirección General de Seguros Extranjeros de la URSS). La suma de los
recursos financieros acumulados por estas instituciones constituía el
llamado fondo de préstamos del país, que era distribuido y redistribuido
en forma de créditos en las diferentes esferas de la economía.
Al copiar el sistema bancario occidental, los “reformadores” no
tuvieron en cuenta que el sector bancario es un elemento de la
estructura general de la economía y no puede ser concebido por separado.
El objetivo de la actividad comercial de los bancos no es, en sí
mismo, la concesión de préstamos a la economía, sino la extracción de
ganancias.
Ahora, en nuestras condiciones concretas, los diferentes sectores de
la economía tienen diferentes niveles de rentabilidad. Se puede
financiar la industria, pero es más ventajoso finaciar el comercio. Así,
el dinero generado por todas las actividades económicas es
redistribuido por los bancos comerciales de la manera más dañina y
destructiva para nuestro tipo de economía. Casi todos los recursos van
al comercio, a la esfera de los servicios, a la actividad de las
empresas intermediarias, a la especulación financiera o a la exportación
de recursos naturales.
El resultado es que el sector real de la economía sigue sin sangre y es destruido por falta de soporte financiero.
Por otra parte, la lógica de la actividad de los bancos comerciales
es captar fondos temporalmente libres y redistribuirlos a través de
créditos. En otras palabras, los bancos comerciales trabajan con
excedente de dinero. Aunque sólo sea temporalmente, se trata de
excedente de dinero en circulación. Pero en los que respecta a nuestra
economía, el hecho es que no tenemos excedente en dinero. Lo que
observamos no es exceso, sino una escasez catastrófica de dinero,
incluso que los bancos acumulan grandes reservas de capital fijo que no
es canalizado para la economía.
Esto no es sorprendente. Si la economía no tiene un sector de consumo
fuerte, entonces conceder préstamos a las empresas que están orientadas
a satisfacer las necesidades de la población, simplemente, no es
rentable. En estas condiciones la banca comercial tiende a concentrar su
actividad en las operaciones de las grandes corporaciones (sobre todo
de los grupos exportadores de recursos natural) que le garantizan la
supervivencia. Los sectores no exportadores son asfixiados por falta de
crédito, ya que no tienen rentabilidad y no pueden pagar los préstamos.
La conclusión es clara: es necesario adaptar el sistema financiero a
la estructura de nuestra economía y es necesario restaurar el sistema
bancario de un solo nivel (de hecho, uno sin el otro son
inconcebibles).”
Extractos del libro “Economía Asimétrica” de Kurman Akhmetov
Por Vassili Katassonov
Notas:(1) “Asimmetrichnai͡a ėkonomika”
(2) Kurman Akhmetov, “El paradójico sistema financiero de la URSS“, periódico “Svoboda Slova” (Kazajstán), 2008, párrafos 1-3.
(3) Mijaíl Boríssovitch Khodorkovski (1963), ex-dirigente del Komsomol, se convirtió en uno de los principales propietarios de la petrolífera Iukos entre 1997 y 2004. Cuando fue detenido, en octubre de 2003, acusado de malversación y evasión fiscal, era uno de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna estimada en 15.000 millones dólares. En 2005 fue condenado por fraude y otros delitos, siendo declarada en quiebra la empresa Iukos. Después de diez años de prisión, el 20 de diciembre de 2013, fue indultado por un decreto del presidente Vladimir Putin. Se instaló inmediatamente en Suiza, en la que cuenta con varias empresas a su nombre.
Traducido por “Cultura Proletaria” de hist-socialismo.net
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