149 años del nacimiento del Gran Lenin
Fausto Arruda
22 abril 2019
Lenin y Stalin, dos de los mayores dirigentes revolucionarios de la historia
Hoy, 22 de abril de 2019, se cumplen 149 años del nacimiento de Vladimir
Ilich Ulianov, o simplemente Lenin, uno de los mayores revolucionarios
de la historia y principal dirigente de la Gran Revolución Socialista de
Octubre de 1917 en Rusia. Por este motivo, reproducimos nuevamente el
artículo 'Un gran político y líder mundial de verdad', de autoría del
profesor Fausto Arruda, publicado originalmente en el diario La Nueva
Democracia nº 64, en abril de 2010, cuando el paso de los 140 del
nacimiento de Lenin .
Un gran político y líder mundial de verdad
En este mes de abril se cumplen 140 años del nacimiento del gran revolucionario marxista ruso, Lenin.
La
revolución de octubre de 1917 en Rusia estremeció el mundo, abriendo
una nueva era en la historia de la humanidad. Entre los grandes
sacudidos que provocó dio a conocer al mundo la figura de un hombre
simple, de baja estatura, mirada aguda y voz enérgica, el jefe del
Partido Comunista de Rusia (bolchevique) y de la revolución Vladimir
Ilich Ulianov, más conocido por el sobrenombre de Lenin. Pero para la
feroz policía política del zarismo, la Okrana, no significó ninguna
novedad, ya que por largos años había tenido al revolucionario como el
más buscado. Tampoco fue para los jefes del oportunismo (mencheviques y
socialistas-revolucionarios) que con la revolución democrática de
febrero de 1917, se connvirtieron de nuevos representantes de la
burguesía y del imperialismo a la cabeza del Gobierno Provisional y que
tras las huelgas y manifestaciones obreras armadas de julio de aquel año
lanzaron sus agentes en una frenética persecución al líder bolchevique.
Pero
si no bastaron sus hazañas que culminaron en el Gran Octubre, los días
que siguieron al estremecedor acontecimiento se encargaron de revelar a
todo el mundo y por completo la dimensión de un jefe de la clase más
revolucionaria de la historia, el proletariado, cuando éste toma el
poder y comienza a erigir su Estado. Los dramáticos y tan cortos 6 años y
dos meses que Lenin estuvo al frente del primer Estado proletario
socialista (octubre de 1917 a enero de 1924), fueron demasiados y
suficientes para dejar patente su estatura de político con P mayúsculo,
de gran jefe internacional de clase obrera y de gigante entre gigantes
del pensamiento y acción.
Ante la profundización sin par de la
crisis de todo el sistema capitalista -que para su conjura exige nuevos
planes y nuevas máscaras para sostener su dominio político-, los
imperialistas manejan con frenesí las más potentes máquinas de
propaganda (marketing) que la historia ya conoció en la orquestación de
promover a grandes estadistas y líderes mundiales a gente como Obama,
Luiz Inacio, y caterva.
A la sombra de la figura ciclópica de Lenin, en el pantano de la
mediocridad, en su insignificancia y dimensión minúscula, sumidades en
nada, las figuras de los nuevos títeres del imperialismo sólo miden.
¡Qué brutal diferencia! ¡Coloso y pigmeos!
La trayectoria y obra del gran comunista
Cuadro de V. Serov: Los mensajeros visitan Lenin
Vladimir Ilich Ulianov nació el 22 de abril de 1870. Aquel que vendría a
ser conocido como Lenin por el proletariado y pueblos revolucionarios
de todo el mundo pasó la infancia e inicio de la juventud en su ciudad
natal, Simbirsk (actual Ulianovsk). Hijo de un inspector escolar,
Volodia (su apodo de infancia) era un estudiante aplicado y lector
compulsivo. Pierde al padre en 1886 y al año siguiente su hermano mayor,
Alejandro, es ejecutado por liderar un atentado contra el zar Alejandro
III. Todos los cinco hermanos de Lenin se dedicar a la lucha contra el
zarismo ruso.
En 1887, Lenin es expulsado de la facultad de Kazan por participar en
actividades políticas revolucionarias. En 1892 sería readmitido como
alumno externo (sin permiso para asistir a las clases) y en pocos meses
es aprobado, en 1º lugar, en los exámenes de cuatro años del curso.
La forja de un revolucionario
Se traslada a San Petersburgo al año siguiente, cuando asume el
marxismo, comienza a escribir sus primeros folletos ya hacer propaganda
revolucionaria para el proletariado. Se acerca al grupo Emancipación del
Trabajo, liderado por Plejanov, que introdujo el marxismo en Rusia. Ya
implicado en intensa lucha ideológica contra los falsos revolucionarios,
Lenin funda en 1895 la Liga de la Lucha para la Emancipación de la
Clase Obrera, junto con Martov. En ese mismo año es arrestado por haber
hecho agitaciones políticas entre los obreros. Su pena: tres años en
Siberia. Lenin se dedica intensamente este período para escribir su
primera gran obra, El Desarrollo del Capitalismo en Rusia (publicado en
1899) y otros textos. Ante un funcionario degradado oficializa la unión
con su compañera Nadezhda Konstantinova Krupskaya, a quien había
conocido en 1893 y lo acompañaría hasta el final de la vida.
Influenciado por las grandes huelgas obreras de mediados de la década de
1890, Lenin se plantearía el problema del proceso revolucionario y la
cuestión del partido pasa a ganar principalidad en su obra teórica. La
principal lucha que se delineaba era contra el economicismo y el
espontaneísmo-formas de oportunismo en el movimiento obrero ruso- y
principales obstáculos a la organización de la vanguardia proletaria.
Lenin seguiría desde Siberia el congreso de fundación del Partido Obrero
Socialdemócrata Ruso *, en 1898.
Cumplida su pena, Lenin se dirige a Suiza, donde funda y dirige el
diario Iskra, que pasa la portavoz de los socialdemócratas (marxistas)
rusos y que era enviado periódicamente a los obreros y campesinos de su
tierra natal. Después de la polarización en dos fracciones en el
partido: bolchevique (mayoría) y menchevique (minoría), la dirección de
Iskra sería usurpada por Trotsky, Plejanov y mencheviques, en 1903. En
1902 publica Qué hacer ?, en el que fundamenta su concepción de la
necesidad de un " partido de nuevo tipo capaz de dirigir la lucha
política del proletariado hasta la toma revolucionaria del poder. Era
una contundente crítica al economicismo de los que preconizaban la
principalidad de la lucha económica del proletariado y despreciaban el
papel del partido de la clase, de la teoría revolucionaria y de la lucha
política.
En 1903, en el II Congreso del POSDR, Lenin lidera la fracción roja
bolchevique en la lucha contra el oportunismo de los mencheviques.
1904:
la Rusia zarista entra en guerra contra Japón. La precaria situación de
la clase obrera y de los campesinos rusos, aliada a la humillante
derrota para Japón, acelera la elevación de la conciencia de las masas.
La autocracia estimula, a través de su policía secreta, Okhrana, (en
particular su agente Zubatov), la formación de sindicatos vinculados
al Estado ya la Iglesia Ortodoxa, para apaciguar el ímpetu revuelto. Los
socialdemócratas pasan a actuar en las organizaciones de masas que van
surgiendo.
Jornadas revolucionarias
El
9 de enero de 1905, en San Petersburgo, una manifestación pacífica de
miles de obreros, liderados por el padre Gapon, pretendía entregar un
documento con las reivindicaciones de los obreros al zar. El "papá" de
los pobres ordena entonces que las tropas abran fuego contra el pueblo,
asesinando a cientos e hiriendo a miles de obreros. Gracias a la
consiguiente actuación de los socialdemócratas, las masas rompieron con
las ilusiones con el Estado y sus instituciones y lo que siguió fue una
gran insurrección popular contra el zar. En octubre, la mayor huelga de
la historia rusa paró el país. En diciembre, el pueblo nuevamente se
insurgió, esta vez en Moscú, ya con la finalidad de derribar la
autocracia. En ese período comienzan a aparecer los soviets, órganos
creados por los propios obreros y en los cuales los bolcheviques fueron
instruidos por Lenin a actuar, transformándolos en el embrión de un
poder popular. La represión fue brutal y miles de revolucionarios fueron
masacrados por las tropas zaristas en casi dos años de combates.
En el calor de las jornadas revolucionarias de 1905, en abril, los
bolcheviques se reunieron en el 3º Congreso del POSDR, definiendo el
papel dirigente del proletariado en la revolución democrática y teniendo
el campesinado como su principal aliado. Los mencheviques realizaron
una conferencia aparte y profundizaron el abismo que los separaba de los
bolcheviques, definiendo la burguesía liberal como dirigente de la
revolución. Estas y otras contradicciones importantes fueron expuestas
por Lenin en su obra Dos Tácticas de la Socialdemocracia en la
Revolución Democrática.
Los congresos de 1906 y 1907 del POSDR muestran una crisis en la
socialdemocracia. Una nueva unificación entre bolcheviques y
mencheviques no dura mucho y los propios bolcheviques conocen el
fraccionamiento. Algunos, como Bogdanov y Lunatcharski, pretenden
mezclar el materialismo dialéctico con filosofías de moda en la época,
en la práctica negando el marxismo. El Materialismo y Empiriocriticismo
surge entonces en 1908, combatiendo el abatimiento revolucionario, así
como el refuerzo del idealismo y del misticismo, en la estela del terror
policial zarista.
Reconstituyendo el partido
En este período, sectores a la derecha del POSDR, especialmente los
mencheviques, defienden la liquidación del partido y la capitulación a
las fuerzas de la autocracia. Dirigidos por Lenin, los bolcheviques
persisten en la construcción del partido revolucionario clandestino y
establecen una táctica flexible, aliando el trabajo legal e ilegal. Más
tarde, en 1912, cuando el nuevo ascenso revolucionario, los bolcheviques
logran realizar la Conferencia del Partido en Praga, en Checoslovaquia.
Considerando que la lucha con las fracciones oportunistas, mencheviques
y otras, en el marco de una misma organización, se había agotado,
Lenin, partiendo del entendimiento de que en el desarrollo del partido
revolucionario del proletariado surgen fracciones que expresan líneas
divergentes y que, llegado a determinado en el momento, la fracción que
sostiene la línea roja proletaria tiene que asumir la reconstitución del
partido, concluye que los bolcheviques deben establecerse como el
partido revolucionario del proletariado, separándose orgánicamente de
las fracciones oportunistas. Se creó el periódico Pravda.
En estos años, el paso del capitalismo de su fase de libre competencia a
la superior de los monopolios ya se había cumplido y con ello las
contradicciones en el seno de esos monopolios y entre las potencias
ganaron nueva importancia y significado, el de la guerra como medio de
resolverlas. Los acontecimientos apuntaban en un futuro breve un
conflicto de proporciones aún no conocidas, la guerra mundial por el
reparto del mundo entre las mayores potencias. La política central de
los gobiernos de las potencias imperialistas pasa a la de preparación
para la guerra.
En la II Internacional, con Bernstein y Kautski a la cabeza, la traición
a la clase obrera gana fuerza en la forma del social-chovinismo, como
la línea de aprobación en el parlamento de los créditos de guerra, etc.
Bernstein propugnaba que el movimiento es todo, el objetivo final es
nada. Otra de sus ideas revisionistas, defendida también por Kautski, es
la teoría de las fuerzas productivas, según la cual el socialismo se
producirá naturalmente si el capitalismo se desarrolla plenamente
primero y que las fuerzas productivas se han desarrollado enormemente.
Después del triunfo de la revolución en Rusia y China, para combatir la
concepción marxista-leninista de que en el socialismo existen clases y
lucha de clases, la "teoría de las fuerzas productivas" sería adoptada
por revisionistas como Trotsky, Bukharin, Kruschov, Liu Chao -shi y Teng
Siao-ping. Teoría podrida que fue la guía para la restauración
capitalista en la URSS tras la muerte de Stalin y en China tras la
muerte de Mao Tsetung.
Lenin escribiría, en 1915, La Bancarrota de la II Internacional, La
Revolución Proletaria y el Renegado Kautsky y otras obras de duro
combate al oportunismo, agudizando al extremo la lucha entre marxismo y
revisionismo.
Las actividades de Lenin van elevando el marxismo a un nuevo nivel de
desarrollo. En 1915, Lenin publicaría el texto Sobre la Consigna de los
Estados Unidos de Europa, en el que analiza la situación de los
movimientos revolucionarios en las condiciones del capitalismo en su
fase imperialista y llega a la importantísima conclusión de que es
posible la victoria del socialismo en un pequeño, grupo de países o
incluso en uno solo. Se sigue la publicación, en 1916, de Imperialismo,
Fase Superior del Capitalismo, en el que sintetiza las características
del imperialismo como capitalismo monopólico, parasitario y en
descomposición y agonizante, porque ésta era la fase de su desarrollo
máximo y último, las condiciones y la inevitabilidad de su caída y la
necesidad de su sustitución por la forma superior de organización de la
sociedad, el comunismo, representando un salto de calidad en la
comprensión marxista sobre el capitalismo.
En todas estas batallas, Lenin nunca soltó la mano para defender la
esencia del marxismo. Encarando la lucha de clases como el motor de la
historia, como nunca se había dicho que fuera del Poder, todo es
ilusión, y que teniendo ese objetivo, la clase obrera debería prepararse
y utilizar la violencia revolucionaria para derrocar a la burguesía, su
viejo Estado , sustituir a la dictadura burguesa por la dictadura del
proletariado y construir el socialismo en el rumbo del comunismo.
Momentos cruciales
La I Gran Guerra Imperialista prosiguía desde 1914, imponiendo grandes
sacrificios al pueblo ruso, que servía a la autocracia como carne de
cañón en las trincheras. Este terreno fértil para las ideas
revolucionarias sería sembrado diariamente por Lenin y sus camaradas. En
febrero de 1917 nuevamente los obreros toman las calles. Una
manifestación de obreros reclamaba mejoras económicas y la vuelta de los
soldados a casa, cuando fue duramente reprimida. En instantes, ya había
cientos de miles de obreros en huelga. El pueblo tomó las armas y
derribó la autocracia.
El gobierno provisional que siguió, compuesto por la burguesía liberal y
diversos partidos oportunistas, incluidos los mencheviques y
socialistas revolucionarios, traiciona todas las aspiraciones del
pueblo, manteniendo al país en la guerra. Lenin, entonces en el exilio,
decide volver a Rusia, donde lanza la consigna de "todo poder a los
soviets" y con las Tesis de Abril llama al partido a preparar la
revolución socialista, una vez que la revolución democrática había sido
conquistada en lo esencial . Sus posiciones triunfarían en el VII
Congreso del partido en junio de 1917.
En el calor de la crisis revolucionaria y en medio de las tormentosas
tempestades de las masas enfurecidas, a las puertas de la toma del poder
Lenin ve como fundamental hacer la defensa de la concepción marxista
del Estado para limpiar el terreno de los engaños de la burguesía,
ilusiones pequeñasburguesas y de las falsificaciones revisionistas de
los pseudo-marxistas. Y luego formula su demoledor Estado y Revolución,
obra que incluso inconclusa se consagró como uno de los clásicos del
marxismo.
El 10 de octubre una reunión del Comité Central bolchevique decide por
la preparación de la insurrección y nombra a la Comisión Militar del
partido. Al día siguiente, los dirigentes Kamenev y Zinoviev, que
votaron contra la proposición de Lenin, revelan la decisión a la prensa
(y, consecuentemente, a la policía), delatando los planes bolcheviques.
Lenin exige la expulsión inmediata por alta traición de los dos miembros
del Comité Central.
Nace la patria socialista
El 25 de octubre (7 de noviembre en el calendario occidental),
orientados por la Comisión Militar, los contingentes armados de obreros y
soldados de Petrogrado tomaron el poder en nombre de los soviets de
obreros, campesinos y soldados. En este día Lenin declararía en el salón
del Instituto Smolny: "la tarea de construir un nuevo poder de que
hablaban los bolcheviques se realizó", y "ahora, pasamos a la
construcción del socialismo", siendo ardorosamente aclamado por las
masas de delegados reunidos en el II Congreso de los soviéticos.
Urgía la necesidad de salir de la guerra, pero con dignidad. Con
instrucciones precisas de Lenin, Trotski es enviado a negociar la paz
con los alemanes, pero opuso su propia y desastrosa consigna, el
disparate de "ni paz, ni guerra". Sanado el perjuicio con la imposición
de un acuerdo, la naciente patria del proletariado pasa a enfrentar la
intervención extranjera en una guerra civil que duraría hasta 1921.
Lenin sobrevive a un intento de asesinato en agosto de 1918.
Internacionalista inflexible que era, Lenin no renunciaría a una
organización internacional que orientase a la revolución mundial. Y en
1919, aún en medio de la guerra civil patrocinada por las potencias
imperialistas para impedir los primeros pasos del poder soviético,
dirige la creación de la III Internacional, la Internacional Comunista.
Con este nuevo centro, la revolución mundial avanzará a grandes pasos, y
decenas de partidos comunistas se fundan en países de todos los
continentes bajo su orientación. En vísperas de su II Congreso,
preocupado por el fracaso de levantamientos armados en Europa derivados
principalmente de líneas sectarias, estrechas e izquierdistas, Lenin
escribiría Isquierdismo, Enfermedad Infantil del Comunismo.
El incansable Lenin ahora prepara los planes para la construcción del
socialismo. Elabora la Nueva Política Económica, esencial para la
reconstrucción del país destruido por largos años de guerra imperialista
y civil y para impedir la ruptura de la alianza obrero-campesina,
establece las líneas principales de la economía, la electrificación, la
industria, la agricultura. Las tierras de los antiguos nobles y
latifundistas se distribuyen a los campesinos, una nueva sociedad nace.
En mayo de 1922 sufre el primer ataque cerebral, quedando parcialmente
paralizado. No llegaría a recuperarse totalmente, pero hasta dejar de
respirar, el 21 de enero de 1924, Lenin nunca dejó de trabajar y
preocuparse por el Poder Soviético, con la salud de sus compañeros, con
la vida de las masas y de creer en el futuro luminoso de la humanidad,
el comunismo.
Nota
* La expresión socialdemócrata era como se denominaban los marxistas en
la época. Lenin a la víspera de la Revolución Socialista de octubre de
1917, argumentando sobre la necesidad de que el partido tenga la
denominación científica correspondiente a su ideología de clase
proletaria, propone la nueva denominación de Partido Comunista de Rusia
(bolchevique).
El marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria
Así definió Stalin al defender las contribuciones de Lenin de los
ataques que los tergiversadores y enemigos del marxismo que pretendían
reducir su gran obra a una "particularidad rusa" o una "variante de
marxismo para los países atrasados": "El leninismo es el marxismo de la
época del imperialismo y de la revolución proletaria. Más exactamente:
el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria en
general y la teoría y la práctica de la dictadura del proletariado en
particular "(Stalin - Fundamentos del Leninismo, 1924).
Lenin nos legó el leninismo. Sus aportes no constituyen contribuciones
fragmentadas a uno y otro aspecto del marxismo, sino que es un aporte
integral a esa ciencia. ¿En qué consiste este aporte integral al
marxismo? ¿Por qué lo es y cómo se explica? Consiste en el leninismo en
una segunda y nueva etapa de desarrollo del marxismo.
Como el propio Lenin afirmó al hacer su brillante exposición del
marxismo en Las tres fuentes y las tres partes constitutivas del
marxismo, "La doctrina de Marx es omnipotente porque es exacta, es
completa y armoniosa, dando a los hombres una concepción integral del
mundo, inconciliable con toda la superstición, con toda la reacción, con
toda defensa de la opresión burguesa. El marxismo es el sucesor
legítimo de lo que mejor creó la humanidad en el siglo XIX: la filosofía
alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés. El
marxismo, por así decirlo, se conformó a partir de estas tres fuentes,
siendo a su vez como un salto cualitativo y en unidad en sus partes
constitutivas, que son la economía política marxista, la filosofía
marxista y el socialismo científico.
El leninismo, por su vez, se constituyó como segunda etapa o segundo
salto cualitativo de este desarrollo, porque sus aportes se dieron en
las tres partes constitutivas del marxismo como un salto cualitativo de
éstas como una unidad.
Filosofía marxista
En la filosofía marxista, Lenin desarrolló el materialismo dialéctico al
presentar la teoría del reflejo, fundamentando la teoría del
conocimiento. Avanzó en la dialéctica materialista al sintetizarla como
la ley de la unidad y lucha de los contrarios, enfocando que en ella "la
unidad es transitoria y relativa, y la lucha permanente y absoluta". El
esfuerzo de Lenin en la defensa del materialismo dialéctico histórico
no se detuvo a un estudio riguroso y sistemático de las obras de Marx y
Engels, fue a las propias fuentes de investigación de los fundadores del
marxismo, principalmente en la esfera de la filosofía, sometiendo las
principales obras de Hegel a un profundo examen.
A raíz de la derrota de la revolución de 1905, durante la reacción
stolypiniana, no fueron pocos en las filas del POSDR los que perdieron
la fe en la revolución. Principalmente entre la intelectualidad, pronto
aparecieron los que pretendían deshacerse del marxismo, apoyándose en
novedades de época. Se trataba de uno de los más feroces ataques contra
el marxismo, particularmente a su filosofía, supuestamente refutando el
materialismo dialéctico sobre la base de nuevos descubrimientos en el
campo de otras ciencias, especialmente de la física, con las ideas de
Mach y su seguidor en Rusia, Bogdanov . Lenin desmascara la pretendida
nueva corriente como nueva reacción del idealismo. En su obra
Materialismo y Empiriocriticismo, Lenin hizo la defensa completa del
materialismo dialéctico.
Economía política
En la economía política, analizó el paso del capitalismo de su fase de
libre competencia a la de los monopolios como su superior y última
etapa, el imperialismo, el cual expresa la continuación en esencia del
capital, pero como una fase particular, en la que es capital
monopolista, parasitaria y en descomposición y agonizante. En su
análisis del imperialismo, sintetizó que el imperialismo no era más que
la preparación de las fuerzas productivas hacia un modo superior de
producción y de organización de la sociedad, el comunismo, y demostró la
necesidad de su destrucción por la revolución proletaria mundial.
Lenin dirigió los primeros períodos de la construcción del socialismo
sentando las bases para el desarrollo y planificación estatal de la
economía, de la industria y la cooperación socialista de la agricultura.
Frente al cuadro de destrucción y desorganización de la producción, del
desabastecimiento, causados por los años de guerra (Primera Guerra
Mundial y la guerra contra los ejércitos blancos rusos y de las
potencias imperialistas) lanzó la Nueva Política Económica, un plan de
economía mixta, estatal-privada pero bajo el férreo control del Poder
Soviético, como un período previo al lanzamiento de los grandes planes
de la construcción socialista.
Lenin rechazó los intentos de mezclar la economía política en la
construcción del socialismo con influencia de las teorías burguesas,
como la revisionista "teoría de las fuerzas productivas". En este
sentido, respondiendo a Bukharin, afirmó que la "política es la
expresión concentrada de la economía" para demarcar terreno de que la
política es la línea vital en el trabajo económico, como posteriormente
sintetizó Mao Tsetung.
Socialismo científico
En el socialismo científico, Lenin desarrolló la teoría marxista sobre
el partido, una organización de combate de la clase, de la necesidad de
su construcción basada en la unidad entre la teoría y la práctica, para
la edificación de un partido altamente disciplinado, de firmeza
inquebrantable sostenida los principios científicos del comunismo y del
manejo de la teoría científica del conocimiento, forjado en el fuego de
la lucha de clases, capaz de tomar la iniciativa, el destacamento de
vanguardia, un partido de nuevo tipo como jefe político y militar del
proletariado. Lenin formuló además la concepción del centralismo
democrático con un conjunto de principios sobre el que fundar la
organización del partido revolucionario del proletariado.
En cuanto a su disciplina sintetizó: "Y la primera pregunta que se
plantea es ésta: ¿cómo se mantiene la disciplina del partido
revolucionario del proletariado? ¿Cómo se comprueba? Primero, por la
conciencia de la vanguardia proletaria y por su dedicación a la
revolución, por su firmeza, por su espíritu de sacrificio, por su
heroísmo. Segundo, por su capacidad de vincularse, de acercarse y, si
quisiere, de fundirse hasta cierto punto con las más amplias masas
trabajadoras, más que todo con las masas en el sentido de las más
amplias masas se convencen de esta justeza por su propia experiencia,
como, en el caso de las masas no proletarias; en tercer lugar, por la
justeza de la dirección política que esta vanguardia ejerce, por la
justicia de su estrategia y táctica políticas, condiciones sin las
cuales es irrealizable la disciplina en un partido revolucionario
verdaderamente capaz de ser el partido de la clase avanzada, llamada a
derribar a la burguesía y a transformar a toda la sociedad. Pero, por
otro lado, estas condiciones no pueden surgir de repente. Ellas sólo se
van formando a través de un trabajo prolongado de una dura experiencia:
su formación es facilitada por una teoría revolucionaria justa que, a su
vez, no es dogma, sino que se constituye de forma definitiva en
estrecha relación con la práctica de un proceso movimiento
verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario "(Isquierdismo,
Enfermedad Infantil del Comunismo).
Demostró que el imperialismo es la antesala de la revolución proletaria,
formuló y estableció su estrategia y táctica y condujo al proletariado
de Rusia en la revolución democrática de febrero, en la toma del poder
en la revolución socialista de octubre de 1917 y en la defensa del
primer Estado socialista contra la invasión imperialista en la guerra
civil y señaló la necesidad de la dictadura del proletariado durante
todo el proceso del socialismo. Comprendió y definió que la revolución
en los países oprimidos por el imperialismo tendría obligatoriamente de
desarrollarse por etapas -la revolución democrática y la socialista- dos
etapas distintas, pero en un curso ininterrumpido.
Lenin luchó tenazmente para desarrollar el marxismo en las condiciones
de la época y mantener sus fundamentos contra los revisionistas de la II
Internacional, los trotskistas y los marxistas legales. Fundó la III
Internacional en 1919, que tuvo como objetivo desarrollar la revolución
mundial y la dictadura del proletariado.
Lenin agarró con vigor y maestría lo que condensa el problema de toda
revolución para el marxismo, el Poder, y elevó los fundamentos de la
concepción marxista sobre el Estado. Formuló magistralmente sobre lo
sólo indicado por Marx, demostrando que en la sociedad socialista siguen
existiendo las clases y la lucha de clases como un largo período que
atraviesa la transición del capitalismo al comunismo. En esta cuestión
del Estado de forma general y de la dictadura del proletariado en
particular reside la cuestión esencial distintiva entre las concepciones
marxista y revisionista.
Josef Stalin, el mayor discípulo de Lenin, fue el encargado de
sintetizar su obra y luchar por su aplicación de la manera más
consecuente hasta su fallecimiento en 1953. Posteriormente, bajo el
fuego traicionero del nuevo revisionismo de Kruschov, el Partido
Comunista de China, la jefatura incontestable de Mao Tsetung, se levanta
en la defensa del marxismo-leninismo, elevándolo a su nueva, tercera y
superior etapa, el maoísmo. De la misma forma y magnitud que los aportes
de Lenin hicieron saltar el marxismo a su segunda etapa, las
contribuciones inmortales del gran comunista chino Mao Tsetung llevarían
al marxismo-leninismo a devenir en marxismo-leninismo-maoísmo.
La magistral obra de Lenin se remonta a 52 gruesos volúmenes organizados
originalmente por el Instituto del Marxismo-Leninismo, órgano creado y
vinculado al Comité Central del PCUS por iniciativa de Stalin. Obra que
lo habilita como uno de los mayores teóricos de la Humanidad, pero
también el hombre de la práctica revolucionaria. De su dirección nació
el comunismo ruso y soviético, el partido de nuevo tipo de la clase
obrera, el primer Estado de dictadura del proletariado del mundo y los
primeros años de la construcción del socialismo que transformó a la
Unión Soviética en potencia mundial.
Pero basta confrontar la estatura colosal de Lenin, su monumental
trabajo teórico y práctico, los éxitos alcanzados por el pueblo
soviético bajo su dirección revolucionaria, para divisar el abismo
existente entre el gran dirigente del proletariado internacional y los
enanos oportunistas opositores del bolchevismo como Trotsky, Zinoviev y
otros.
Cuán lejos de Lenin están los revisionistas de la jaez podrida de
Kruschov, Gorbachov y otros en la ex URSS, Liu Chao-shi, Teng Siao-ping y
etc. en China. ¡Ni que hablar de las caricaturas de partidos comunistas
en nuestro país y de sus corifeos revisionistas!
El águila de las montañas
Por Josef Stalin
(Fragmento del discurso El águila de las montañas, pronunciado por J.
Stalin en la Escuela Militar del Kremlin, pocos días después del
fallecimiento de Lenin)
Conocí a Lenin en 1903. Ciertamente, este conocimiento no fue personal,
sino por correspondencia. Dejó en mí, sin embargo, una impresión
indeleble que no se apagó en todo momento en que vengo actuando en el
Partido. Me encontraba entonces en Siberia, deportado. Al conocer la
actuación revolucionaria de Lenin en los últimos años del siglo XIX y,
sobre todo, después de 1901, después de la publicación de Iskra, me
convencí de que teníamos en Lenin un hombre extraordinario. No era
entonces a mi ver, un simple jefe del Partido; era su verdadero creador,
porque sólo él comprendía la propia naturaleza y las necesidades
urgentes de nuestro Partido. Cuando lo comparaba con los demás jefes de
nuestro Partido, me parecía siempre que los compañeros de lucha de
Lenin, Plejanov, Mártov, Axelrod y otros estaban cien agujeros debajo de
él; que Lenin, en comparación con ellos, no era simplemente uno de los
dirigentes, sino un jefe de tipo superior, un águila de las montañas,
sin miedo en la lucha y conduciendo audazmente el partido hacia
adelante, por el camino aún inexplorado del movimiento revolucionario
ruso. Esta impresión acabó penetrando tan profundamente en mi espíritu,
que sentí la necesidad de escribir acerca de un íntimo amigo mío,
emigrado en el extranjero, pidiéndole su opinión. Al cabo de algún
tiempo, cuando ya estaba deportado en Siberia, era a finales de 1903,
recibí una respuesta entusiasta de mi amigo, así como una carta simple,
pero profunda, escrita por Lenin, a quien mi amigo había mostrado mi
propia carta. La misiva de Lenin era relativamente corta, pero contenía
una crítica audaz y valiente de las actividades prácticas de nuestro
Partido, así como una exposición magníficamente clara y concisa de todo
el plan de trabajo del Partido para el futuro próximo. Sólo Lenin sabía
escribir sobre las cuestiones más complejas con tanta simplicidad y
claridad, concisión y audacia, que sus frases no parecían que hablaban,
pero que disparaban. Esta pequeña carta, simple y audaz, me convenció
más aún de que teníamos en Lenin el águila de las montañas de nuestro
Partido. No puedo perdonarme el haber quemado aquella carta de Lenin,
así como muchas otras, siguiendo la costumbre del viejo militante en la
ilegalidad.
Datan de aquel momento mis relaciones con Lenin.