Ilegalizar
el fascismo. ¿Una consigna equivocada?
Miguel
Alonso.
Con motivo
del éxito electoral del partido neo-fascista VOX, en las pasadas elecciones
andaluzas, se ha levantado un debate en algunos sectores de la “izquierda
institucionalizada” (revisionista y reformista) sobre la legitimidad de
permitir el discurso fascista, incluso se ha pedido su ilegalización.
Como quiera
que así, en abstracto, parezca una consigna justa, pues recoge el sentir
anti-fascista de las masas, creo conveniente hacer algunas precisiones que
permitan tener una visión más completa de la misma.
La consigna
parece olvidar que vivimos en una democracia burguesa (esto es, una forma de la
dictadura burguesa sobre las clases populares) y claro, no es casual que sean los
revisionistas, que han abandonado todo análisis de clase, los que, junto a
socialistas y podemitas, enarbolan la consigna en su campaña “anti-fascista” de
postureo.
Conviene
recordar que el fascismo, como movimiento contra-revolucionario, es un producto
del viejo estado burgués, financiado por el mismo, con el objetivo de reestructurar
la dictadura burguesa y enfrentar las
ansias revolucionarias de las masas, bien para reorientarlas al populismo
patriotero o combatir cruelmente la vanguardia revolucionaria.
¿Son las
autoridades burguesas y sus leyes las que van a reprimir el fascismo?
Uno de sus
objetivos y de sus lacayos parlamentaristas, es la supresión del derecho
democrático de la libertad de expresión, para sustituirla por su discurso “políticamente
correcto”. Hay quien piensa que eso es
correcto, ¡claro! si no viviéramos en una dictadura de la burguesía explotadora.
El objetivo (oculto)
supuestamente democrático, de combatir el espantajo del fascismo, es combatir
el pensamiento revolucionario y a sus organizaciones para impedir, como
pretende Bolsonaro en Brasil, la difusión de las ideas comunistas y
revolucionarias entre las masas.
Camaradas,
al fascismo solo lo puede ilegalizar la Dictadura Revolucionaria del
Proletariado, esto no admite discusión.
Vean a las
democracias burguesas, surgidas del fin de la II guerra mundial
imperialista,
Italia y Alemania. En la primera proliferaron desde la Red Galdio, a
partidos como
el MSI, de los cuales son herederos los actuales dirigentes de Italia.
En
Alemania federal hasta el jefe de los servicios secretos, Reinhard
Gehlen, era
un nazi ex responsable de los servicios del Abwehr para el Este o algo
mas reciente, se ha descubierto una red neo-nazi en el ejercito.
Solo si
partimos de la realidad podremos transformarla.
Al auge del fascismo,
camaradas, tenemos que oponer un partido proletario fuerte y organizado, ideológicamente
armado con el m-l-m, capaz de enfrentar con guerra popular al mismo.
El anti-fascismo
de postureo dejémoselos a unos y a otras.
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