“Continúe su gloriosa guerra de liberación”
El intercambio de telegramas entre Stalin y Mao Tse-tung en enero de 1949
El intercambio de telegramas entre Stalin y Mao Tse-tung en enero de 1949
Publicamos, por su excepcional importancia
histórica y política, la correspondencia telegráfica entre Stalin y Mao
Tse-tung en enero de 1949 (precedida de un escrito de C.L. Tikhvinsky). Los
textos que se indican a continuación fueron publicados por la revista Revolutionary Democracy de Delhi, India,
por cortesía de la revista “Novaya i
NoveishayaIstoriya”, n. 4-5, 1994, pp. 132-40 (que analizó los documentos
del Archivo Presidencial de la Federación Rusa). Los textos en lengua rusa
fueron traducidos al inglés por Satyabhan Singh y Tahir Asghar; la traducción
del inglés al italiano es de parte de la revista Teoría y Praxis, de la que la
Red de Blogs Comunista (RBC) ha traducido el texto al castellano.
De la correspondencia Stalin-Mao se concluye con
claridad que la URSS de Stalin apoyaba decididamente, todavía en esos años, la
revolución y las luchas antiimperialistas en todo el mundo; ello desmiente las
habituales acusaciones, lanzadas contra Stalin por los trotskistas
revisionistas y burgueses, según las cuales este miraba con desinterés el
desarrollo de los
procesos revolucionarios internacionales por
interés nacionalista o porque pretendía “repartirse el mundo” en acuerdo con
las potencias imperialistas. A pesar de las fundadas reservas que tenían acerca
de la realidad interna del Partido Comunista Chino, Stalin – que distinguía con
gran lucidez las etapas del proceso revolucionario – sí que tenía bien claro, en aquella época, que
en China el objetivo principal era la formación de un gobierno revolucionario
antiimperialista y el desarrollo de un régimen de “democracia popular” que
asumiera los trabajos de la lucha anti feudal y antiimperialista y preparase la
transición a la sociedad socialista.
En 1949 la situación había sufrido cambios
radicales: el Ejército Popular de Liberación había adquirido la superioridad
numérica sobre el ejercito del Kuomintang, el ritmo de avance de las fuerzas
populares iba más rápido, el régimen interno del Kuomintang estaba en pleno
desfallecimiento; además, la intromisión de las potencias imperialistas, y en
primer lugar de los Estados Unidos, a través de las fraudulentas “propuestas de
paz” de Chiang Kai-shek acordadas con los americanos, ponían no solo en peligro
la victoria del ELP y del PCCh, sino también preparaban el inicio de una
intervención militar de las potencias occidentales a China, que en aquel
momento no estaba todavía descartada. Un eventual éxito del imperialismo en el
inmenso “continente” chino habría significado el cerco del naciente campo
socialista (y, en la amplia visión internacionalista, Stalin se daba cuenta
también de esto).
Era, por tanto, necesario hacer fallar la tentativa
reaccionaria con una táctica que la correspondencia que publicamos ilustra de
modo claro. Al final, después de algunas iniciales incertidumbres y reservas,
Mao Tse-tung acepta la táctica sugerida por Stalin, que indicaba sin
vacilaciones el objetivo a llevar a cabo: “Continúe su gloriosa guerra de
liberación”.
Que el camarada Stalin tuviera razón, y que la
revolución china debiera pasar por la etapa democrática de la guerra de
liberación nacional antiimperialista es historia. La perspectiva estratégica de
Mao Tse-tung, en aquella etapa, era la misma. En noviembre de 1948 había
escrito: “El trabajo del Partido Comunista Chino
es el de unir las fuerzas revolucionarias de todo el país, cazar las fuerzas
agresivas del imperialismo americano, derribar el dominio reaccionario del
Kuomintang y fundar una república popular, democrática y unificada ¡Fuerzas
revolucionarias de todo el mundo, únanse para
combatir la agresión imperialista!”, (en “Por
una paz estable, por una democracia popular”, n. 21, 1948).
***
Telegramas de J.V. Stalin con Mao Tse-tung, enero
de 1949
Después de la capitulación japonesa en 1945, se
delineó la posibilidad de alcanzar la unificación de China por medios
pacíficos. El 10 de octubre de 1945, en el curso de las conversaciones de
Chungking, fueron firmados una serie de acuerdos entre los delegados del
Kuomintang y los del Partido Comunista Chino. Estos acuerdos preveían el cese
de las hostilidades militares entre las fuerzas armadas del Kuomintang y las
del PCCh, la legalización de la actividad del PCCh y el reconocimiento de sus
fuerzas armadas como parte integrante del ejército chino.
Fue convocada una Conferencia Política Consultiva
en donde participaron todos los partidos políticos chinos. Pero las decisiones
de la Conferencia Política Consultiva, entre las cuales Chiang Kai-shek había
prometido poner fin al régimen de partido único del Kuomintang, cesar la
persecución de los elementos democráticos y convocar una Asamblea Nacional
democráticamente electa, no fueron cumplidas.
En el verano de 1946, el Kuomintang, apoyado por
los Estados Unidos de América, que querían hacer desembarcar sus tropas en
China, proporcionó al gobierno de Nanjing enormes cantidades de armas, aviones
y naves y gran cantidad de alimentos y de medios financieros, recomenzando la guerra
civil contra el Partido Comunista Chino. Las tropas del PCCh debieron abandonar los territorios del
Norte y del Noroeste que se encontraban bajo su control. Pero el creciente
descontento por la política opresiva al pueblo chino por parte del Kuomintang,
la presencia de las tropas americanas en el país, el gran deterioro de las
condiciones económicas, la tiranía de las bandas criminales del Kuomintang, las
tácticas defensivas y las acciones de guerrillas conducidas victoriosamente por
el Ejército Popular de Liberación crearon, por fin en 1947, una situación en la
cual el Kuomintang, que había llevado contra el EPL un ejército de tres
millones de hombres, sufrió la pérdida de más de una tercio de sus tropas.
Entre el verano y el otoño de 1948 las tropas del
EPL infligieron una serie de duras derrotas a las fuerzas del gobierno de
Nanjing. De septiembre a noviembre de 1948, se llevaron a cabo una de las tres
más grandes operaciones militares del EPL contra las tropas de Chiang Kai-shek,
la batalla de Laoshen, en el curso de la cual fue liberado el interior de la
China nororiental. En aquel periodo, un gran número de soldados, oficiales y
generales del ejército gubernamental pasaron voluntariamente a formar parte del
Ejército Popular de Liberación. En el mes de noviembre,se inició la operación
de Huai He, en la cual el Kuomintang perdió más de 555.000 hombres; en
diciembre, la última de las operaciones – la de Bingquing – llevó a la
liberación de toda la China septentrional.
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