Bajo el régimen socialista, que hasta hoy sólo es una realidad en la U.R.S.S., la base de las relaciones de producción es la propiedad social sobre los medios de producción. Aquí, ya no hay explotadores ni explotados. Los productos creados se distribuyen con arreglo al trabajo, según el principio de "el que no trabaja, no come". Las relaciones mutuas entre los hombres dentro del proceso de producción tienen el carácter de relaciones de colaboración fraternal y de mutua ayuda socialista entre trabajadores libres de toda explotación. Las relaciones de producción se hallan en plena consonancia con el estado de las fuerzas productivas, pues el carácter social del proceso de producción es fortificado por la propiedad social sobre los medios de producción.
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Por eso la producción socialista de la U.R.S.S. no conoce las crisis periódicas de superproducción ni los absurdos que éstas acarrean.
Por eso, en la U.R.S.S., las fuerzas productivas se desarrollan con ritmo acelerado, ya que las relaciones de producción, al hallarse en consonancia con dichas fuerzas productivas, abren amplio cauce a este desarrollo.
Tal es el cuadro que presenta el desarrollo de las relaciones de producción entre los hombres, en el curso de la historia de la humanidad.
Tal es la relación de dependencia en que el desarrollo de las relaciones de producción se halla con respecto al desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, y en primer término con respecto al desarrollo de los instrumentos de producción, relación de dependencia por virtud de la cual los cambios y el desarrollo que experimentan las fuerzas productivas se traducen, más tarde o más temprano, en los cambios y el desarrollo congruentes de las relaciones de producción.
"El uso y la creación de medios de trabajo* -- dice Marx -- , aunque en germen son ya inherentes a ciertas especies animales, caracterizan el proceso de trabajo específicamente humano, razón por la cual Frranklin define al hombre como un animal que fabrica instrumentos. Y así como la estructura de los restos fósiles de huesos tiene una gran importancia para reconstruir la organización de especies animales desaparecidas, los vestigios de los medios de trabajo nos sirven para apreciar formaciones económicas de la sociedad ya desaparecidas. Lo que distingue a las epocas económicas unas de otras no es lo que se produce, sino cómo se produce. . . Los medios de trabajo no son solamente el barómetro del desarrollo de la fuerza de trabajo del hombre, sino también el exponente de las relaciones sociales en que se trabaja" (C. Marx, El Capttal, t. I, pa,g. 121, edicion de 1935).
* Por "medios de trabajo" entiende Marx, principalmente, los instrumentos de producción. (J. St.)
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Y en otros pasajes:
-- "Las relaciones sociales están íntimamente vinculadas a las fuerzas productivas. Al adquirir nuevas fuerzas productivas, los hombres cambian de modo de producción, y al cambiar el modo de producción, la manera de ganarse la vida, cambian todas sus relaciones sociales. El molino movido a brazo nos da la sociedad de los señores feudales; el molino de vapor, la sociedad de los capitalistas industriales" (C. Marx y F. Engels, t. V, pág. 364).
-- "Existe un movimiento constante de incremento de las fuerzas productivas, de destrucción de las relaciones sociales y de formación de las ideas; lo único inmutable es la abstraccion del movimiento" (Obra citada, pág. 364).
Caracterizando el materialismo histórico, tal como se formula en el Manifiesto del Partido Comunista, dice Engels:
"La producción económica y la estructura social que de ella se deriva necesariamente en cada época histórica, constituyen la base sobre la cual descansa la historia política e intelectual de esa época. . . Por tanto, toda la historia de la sociedad, desde la disolución del régimen primitivo de propiedad comunal sobre el suelo, ha sido una historia de lucha de clases, de lucha entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, en las diferentes fases del desarrollo social. . . Ahora, esta lucha ha llegado a una fase en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede ya emanciparse de la clase que la explota y la oprime (la burguesía), sin emancipar al mismo tiempo para siempre a la sociedad entera de la explotación, la opresión y la lucha de clases. . ." (Prólogo de Engels a la edición alemana de 1883, Manifiesto del Partido Comunista ).
d ) La tercera característica de la producción consiste en que las nuevas fuerzas productivas y las nuevas relaciones de producción congruentes con ellas no surgen desligadas del viejo régimen, después de desaparecer éste, sino que se forman en el seno de él; se forman no como fruto de la acción premeditada y consciente del hombre, sino de un modo espon táneo, inconsciente, e independientemente de la voluntad de los hombres. Se forman de un modo espontáneo e independientemente de la voluntad de los hombres por dos razones.
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En primer lugar, porque los hombres no son libres para elegir tal o cual modo de ptoducción, pues cada nueva generación, al entrar en la vida, se encuentra ya con un sistema establecido de fuerzas productivas y relaciones de producción, como fruto del trabajo de las pasadas generaciones, en vista de lo cual, si quiere tener la posibilidad de producir bienes materiales, no tiene, en los primeros tiempos, más remedio que aceptar el estado de cosas con que se encuentra dentro del campo de la producción y adaptarse a él.
En segundo lugar, porque, cuando perfecciona este o el otro instrumento de producción, este o el otro elemento de las fuerzas productivas, el hombre no sabe, no comprende, ni se le ocurre siquiera pensar en ello, qué consecuencias sociales puede acarrear su innovación, sino que piensa única y exclusivamente en su interés inmediato, en facilitar su trabajo y en obtener algún provecho inmediato y tangible.
Cuando algunos de los miembros de la sociedad comunista primitiva empezaron a sustituir, paulatinamente y tanteando el terreno, las herramientas de piedra por las de hierro, ignoraban, naturalmente, y no paraban mientes en ello, qué consecuencias sociales había de tener esta innovación, no sabían ni comprendían que el paso a las herramientas metálicas significaba un cambio radical en la producción, cambio que, en fin de cuentas, conduciría al régimen de la esclavitud; lo único que a ellos les interesaba era facilitar el trabajo y conseguir un provecho inmediato y sensible; su actuación consciente se limitaba al estrecho marco de esta ventaja tangible, de carácter personal.
Cuando, dentro del período del régimen feudal, la joven burguesía europea comenzó a organizar, junto a los pequeños talleres gremiales de los artesanos, las grandes empresas ma-
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nufactureras, imprimiendo con ello un avance a las fuerzas productivas
de la sociedad, no sabía, naturalmente, ni paraba mientes en ello, qué
consecuencias sociales había de acarrear esta innovación: no
sabía ni comprendía que esta "pequeña" innovación conduciría a una
reagrupación tal de las fuerzas sociales, que necesariamente
desembocaría en la revolución, la cual iría dirigida contra el poder
real, cuyas mercedes apreciaba tanto, y contra la nobleza, cuyo rango
soñaban con escalar no pocos de sus mejores representantes; lo único que
le preocupaba era abaratar la producción de mercancías, lanzar una
cantidad mayor de artículos a los mercados de Asia y de América recién
descubierta, y obtener mayores ganancias; su actuación consciente se
limitaba al estrecho marco de esta finalidad tangible.
Cuando los capitalistas rusos, juntamente con los capitalistas extranjeros, introdujeron en Rusia de un modo intensivo la moderna gran industria mecánica, dejando intacto el zarismo y entregando a los campesinos a la voracidad de los terratenientes, no sabian, naturalmente, ni paraban mientes en ello, qué consecuencias sociales había de acarrear este importante incremento de las fuerzas productivas: no sabían ni comprendían que este importante salto que se daba en el campo de las fuerzas productivas de la sociedad conduciría a una reagrupación tal de las fuerzas sociales, que daría al proletariado la posibilidad de unir con él a los campesinos y de llevar a cabo la revolución socialista victoriosa; lo único que ellos querían era incrementar hasta el máximo la producción industrial, dominar el gigantesco mercado interior del país, convertirse en monopolistas y sacar mayores ganancias de la economía nacional; la conciencia con que realizaban aquel acto no iba más allá del horizonte empírico y estrecho de sus intereses personales.
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En relación con esto, dice Marx:
"En la producción social de su vida [es decir, en la producción de los bienes materiales necesarios para la vida de los hombres. J. St.], los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes [*] de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales" (C. Marx, Obras Escogidas, t. I, pág. 269).
Esto no significa, sin embargo, que los cambios ocurridos en las relaciones de producción y el paso de las viejas relaciones de producción a otras nuevas discurran lisa y llanamente, sin conflictos ni conmociones. Por el contrario, estos cambios revisten generalmente la forma de un derrocamiento revolucionario de las viejas relaciones de producción para dar paso a la instauración de otras nuevas. Hasta llegar a un cierto período, el desarrollo de las fuerzas productivas y los cambios que se operan en el campo de las relaciones de producción discurren de un modo espontáneo, independientemente de la voluntad de los hombres. Pero sólo hasta un determinado momento, hasta el momento en que las fuerzas productivas que surgen y se desarrollan logran madurar cumplidamente. Una vez que las nuevas fuerzas productivas están en sazón, las relaciones de producción existentes y sus representantes, las clases dominantes, se convierten en ese obstáculo "insuperable" que sólo puede eliminarse por medio de la actuación consciente de las nuevas clases, por medio de la acción violenta de estas clases, por medio de la revolución. Aquí se destaca con gran nitidez el papel inmenso de las nuevas ideas sociales, de las nuevas instituciones políticas, del nuevo Poder político, llamados a liquidar por la fuerza las viejas relaciones de producción. Sobre la base del conflicto
* Subrayado por mí. (J. St.)
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entre las nuevas fuerzas productivas y las viejas relaciones de producción, sobre la base de las nuevas exigencias económicas de la sociedad surgen nuevas ideas sociales, estas nuevas ideas organizan y movilizan a las masas, las masas se funden en un nuevo ejército político, crean un nuevo Poder revolucionario y utilizan este Poder para liquidar por la fuerza el viejo régimen establecido en el campo de las relaciones de producción y refrendar el régimen nuevo. El proceso espontáneo de desarrollo deja el puesto a la acción consciente del hombre, el desarrollo pacífico a la transformación violenta, la evolución a la revolución.
-- "En la lucha contra la burguesía -- dice Marx --, el proletariado se constituye indefectiblemente en clase. . . , mediante la revolución se convierte en clase dominante y, en cuanto clase dominante, destruye por la fuerza las viejas relaciones de producción" (Manifiesto del Partido Comunista, edición de 1938, pág. 52).
Y en otro lugar:
-- "El proletariado se valdrá de su dominación politica para ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante, y para aumentar con la mayor rapidez posible la suma de las fuerzas productivas" (Obra citada, pág. 50).
-- "La violencia es la partera de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra nueva" (C. Marx, El Capital, t. II, pág. 788).
He aquí en qué términos formulaba Marx, con trazos geniales, la esencia del materialismo histórico, en el memorable "prólogo" escrito en 1859 para su famoso libro Contribución a la crítica de la Economía política :
"En la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura juridica y politica y a la que
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corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producaón de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es el que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones, hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos siempre que estos objetivos sólo brotan alando ya se dan o, por lo menos, se están gestando las condiciones materiales para su realización" (C. Marx, Obras Escogidas, t. I, págs. 269-270).
Tal es la concepción del materialismo marxista, en su aplicación a la vida social, en su aplicación a la historia de la sociedad.
Tales son los rasgos fundamentales del materialismo dialéctico y del materialismo histórico.
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