Este texto fue transcrito por George Gruenthal del manuscrito de las “Memorias” de Sam Darcy(1), capítulo XX, pp. 25-31, Biblioteca Tamiment, Nueva York.
(…) En diciembre de 1936, el Partido Comunista debía celebrar las
elecciones anuales de sus dirigentes. Hasta entonces, las candidaturas y
elecciones para cargos del partido habían sido siempre hechas
abiertamente. Pero debido a esta práctica, había miembros que se sentían
a menudo limitados para expresar su oposición a ciertas figuras
poderosas de los comités ejecutivos, por temor a represalias. El Comité
Central decidió, entonces, someter a toda la dirección a una prueba para
saber si sus miembros tenían realmente la aceptación de las bases.
Aquellos que realizaban un servicio público útil serían, probablemente,
reelegidos, mientras que aquellos que estaban aferrados a una sinecura y
a un lugar de poder, dificilmente mantendrían sus cargos. Con este fin
se introdujo el voto secreto.
Los resultados fueron sorprendentes. En algunas organizaciones
distritales del partido, direcciones enteras fueron eliminadas de sus
funciones. En otras hubo una sanción severa contra la dirección a través
de un fuerte voto de oposición, sin embargo, en su conjunto, la
dirección nacional del partido recibió un rotundo apoyo. El partido se
sintió fuertemente reforzado por los nuevos cuadros elegidos y por la
eliminación de aquellos que se habían convertido en burócratas
empedernidos y ya no eran bien vistos en cargos de la dirección.
Desde la implantación del poder soviético, la lucha contra la
burocracia constituía una de las principales tareas llevadas a cabo por
los dirigentes más responsables. El nepotismo, el favoritismo y las
prácticas de los grupos fraccionistas habían creado una situación
insana: cuando alguien llegaba a un puesto de responsabilidad, en la
industria o al servicio del Estado destacaba inmediatamente como
adjuntos a todas las personas que, por una razón u otra, las favorecía y
las colocaba en los mejores puestos bajo su competencia.
Con frecuencia, estas personas no estaban cualificadas, e incluso
cuando lo estaban, la sensación de que tenían un protector las llevaba a
convertirse en personas perezosas y burocráticas. Además de eso, estos
dirigentes tendían a aumentar el personal por encima de las necesidades
de la empresa, ya fuese porque querían “cuidar” de todos sus amigos, o
fuese porque sentían que cuantas más personas estuviesen bajo su control
mayor sería su influencia.
El problema se convirtió en algo tan serio que el gobierno adoptó
medidas que comenzaron a aplicarse en 1935. En ese momento surgió una
grave escasez de brazos para la cosecha. Por el contrario, se estimaba
que había por lo menos 25.000 funcionarios públicos en Moscú que no
eran, en absoluto, necesarios para garantizar el normal funcionamiento
de la economía del país. Después de una campaña educativa, cada
institución del Estado recibió una parte de los trabajadores que
tendrían que destinar al trabajo agrícola. Después de una selección
adecuada, 25.000 funcionarios fueron transferidos de Moscú a los centros
de producción.
La lucha por mantener el país en los ejes, contra la parálisis
creciente (que, por una parte, la oposición intentaba deliberadamente
presentar y, por el otro, la simple existencia de la burocracia tendía a
provocar), fue librada con especial severidad en las elecciones
generales celebradas en diciembre de 1935, para el Congreso de los
Soviets de la URSS(2), que procedió a la aprobación de la nueva
Constitución (en diciembre de 1936).
La observación de estas elecciones me impresionó, ya que, en todas
los debates sobre la democracia soviética y en su comparación con las
prácticas democráticas en otros países, raramente se obtenía una imagen
del funcionamiento de los canales de la expresión democrática del pueblo
en el nuevo proceso electoral.
Viendo esto a tres mil millas de distancia, parecería que había una
papeleta de voto y que al pueblo se le daba la posibilidad de votar “sí”
o “no”. Esto pasaba realmente en las elecciones nazis, pero constituía
una imagen completamente falsa en cuanto a la Unión Soviética.
Para empezar, en la Unión Soviética, la política y las elecciones no
son deberes especiales de un partido político. Si no entendemos este
hecho esencial, todo lo demás será probablemente confuso. Las elecciones
para cargos públicos no son hechas sólo por un partido político. Es
cierto que el Partido Comunista presenta muchos candidatos, pero los
sindicatos también presentan a candidatos independientes para cargos
políticos, tanto para cooperativas, como para organizaciones culturales,
academias científicas, organizaciones juveniles, organizaciones de
mujeres y cualquier otra institución u organización que lo deseen. En
resumen, los nombramientos para cargos públicos que en nuestro país
emanan unicamente de los partidos políticos, en la Unión Soviética
emanan de todas las organizaciones populares posibles.
La segunda cosa que se tiene que entender acerca de las elecciones
soviéticas, es que se les confiere su calidad democrática especial, es
el hecho de que el momento decisivo de la selección de los candidatos no
está en la votación final, sino en el proceso de la liquidación de las
candidaturas.
Tuve el privilegio de observar de principio a fin las candidaturas y
las elecciones en la zona en la que viví y trabajé. La elección
específica a la que me refiero era para los delegados al Congreso de los
Soviets de la URSS, que equivale a la elección de los miembros a la
Cámara de los Representantes de los EE.UU.
en Washington. Cada institución del distrito electoral en el que residí
y trabajé celebró sus reuniones para la presentación de candidatos.
Hubo reuniones en las fábricas. La Universidad de Moscú, que se situaba
en este distrito, celebró su reunión. El personal de la Gran Biblioteca
Lenin se reunió para designar a los candidatos. También lo hicieron
todas las asociaciones cooperativas de compras comerciales de la zona,
los sindicatos, el Partido Comunista, las organizaciones juveniles, etc.
En cada reunión era propuesto un gran número de candidatos. El
procedimiento de cada candidato consistía en levantarse, presentar una
breve biografía y las razones por las cuales consideraba que su
candidatura debía ser aceptada o no aceptada. La negativa por parte del
nombrado era vista como una falta de responsabilidad cívica. Si
consideraba que no debía ser elegido, tenía el deber de subir a la
tribuna, presentar su breve biografía y explicar por qué su nombramiento
no debía ser aceptado. Este proceso duró dos semanas enteras. Algunas
organizaciones se reunían todas las noches durante este periodo para
examinar miles de candidaturas. Cada candidato tenía que someterse a las
preguntas de la asamblea. Al final, eran propuestos uno o más
candidatos para representar a todo el distrito electoral, con indicación
del organismo que los había elegido.
Además de proponer a sus candidatos, cada grupo elegía un determinado
número de delegados sobre una base de representación proporcional a la
conferencia del Congreso del distrito. Los trabajos de esta conferencia
también duraron unas dos semanas. Las candidaturas fueron presentadas a
este órgano. Se siguió el mismo procedimiento. Cada candidato fue
examinado, se confrontaron sus respectivas calificaciones con las de los
restante candidatos y, finalmente, las propuestas fueron sometidas a la
votación de los delegados para una selección final.
Con frecuencia, este órgano aprobaba no uno, sino dos, tres o incluso
más candidatos. Después de este laborioso proceso de liquidación, los
candidatos eran sometidos al electorado para una votación final. Y así,
el electorado escogía por mayoría de votos a uno de los candidatos que
representaría al distrito en el Congreso de los Soviets de la URSS.
De esta manera se puede ver que, lejos de carecer de democracia, este
es un proceso muy democrático, ya que da a la gente común la
posibilidad de participar de forma muy directa en la elección de los
candidatos, y nosotros sabemos por nuestro propio sistema electoral que,
en última instancia, la elección del candidato es el aspecto crítico de
cualquier elección.
En las elecciones de las que fuí testigo vi a candidatos ser “pasados
por el tamiz” de una manera que sería muy beneficiosa si fuese aplicada
en nuestro país. Sus contribuciones y participación en las actividades
sociales, su interés por los asuntos públicos, su historial de servicios
prestados desinteresadamente, sus estudios, educación y grado de
utilización en términos de progreso personal y de beneficio para la
sociedad, todo pasaba por el tamiz. Un individuo con mala conducta
personal y moral que se presentase como candidato era rápidamente
confrontado en plena asamblea por los vecinos y colegas de trabajo que
lo conocían bien. En ciertos aspectos se asemejaba a nuestra “Reunión de
Ciudad”(3) de Nueva Inglaterra, aplicada a una colosal escala nacional,
en una votación que involucraba 170 millones de personas. Es de este
proceso que proviene el fomento de la participación y el compromiso
social y el interés de la gente por los asuntos públicos en todo el
país. En estas elecciones, por ejemplo, alrededor de la mitad de los
miembros del Congreso de los Soviets de la URSS no fueron reelegidos.
Muchas figuras bien instaladas, incluyendo numerosos miembros del
Partido Comunista, se sorprendieron cuando al final de las elecciones
fueron rechazados, mientras que muchas otras personas, que ni siquieran
eran miembros del Partido Comunista y que nunca habían pensado en cargos
políticos, pero que habían prestado grandes servicios a la causa
pública, con verdadera devoción por el pueblo, en su profesiones u
ocupaciones, o en alguna organización de voluntarios, se convirtieron en
miembros del órgano supremo del poder de la URSS, el nuevo Congreso de
los Soviets de Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas. Este es
un nuevo tipo de democracia y yo diría que les sirve muy también.
Cada generación tiene que estar alerta en relación con sus propias
libertades. Nadie puede garantizar las libertades de las generaciones
futuras. Las libertades conquistadas pueden volver a perderse. Por lo
tanto, la mera organización electoral mecánica no es en sí misma una
garantía para siempre de que las libertades del pueblo serán
salvaguardadas, pero, en la medida en que es posible orientar cualquier
estructura política para dar la mejor respuesta a las expectativas y
necesidades de la gente, yo diría que la Unión Soviética ha hecho
grandes pasos en esta dirección.
Pero incluso la Unión Soviética, como constantemente nos recordaban,
no es una entidad aislada que vive en lo vacío, forma parte del mundo
real. Europa Occidental y Asia estaban en eferverscencia con las
primeras batallas de la II Guerra Mundial. Había cosas que hacer para
ayudar al pueblo español en estado de sitio, aún quedaba el movimiento
clandestino en los países dominados por los nazis, la organización de
movimientos de frente popular contra los nazis en los países
democráticos y el crecimiento de las fuerzas antijaponesas en China.
Mi interés principal eran obviamente los EE.UU.. Pero los EE.UU.
tampoco viven como una entidad aislada, en el vacío, y el futuro de
nuestro país se decidía en gran parte en Europa y en Asia. Como miles de
otros estadounidenses decidí dar ayuda allá dónde pudiese ser útil.
Tuve suerte de poder escoger casi libremente.
Notas:
(1) Darcy, Sam Adams, nombre real Samuel Dardeck, (1905-2005), dirigente del Partido Comunista de los EE.UU., nació en Ucrania, de donde fue llevado por sus padres a los EE.UU., cuando apenas tenía tres años de edad. En 1920 se une a la Liga de la Juventud Trabajadora y, antes de ingresar en la Universidad de Nueva York, trabaja en el “Daily Worker“, el órgano central del Partido. Secretario Nacional de la Unión de la Liga de la Juventud Trabajadora Comunista (1925-1927), es designado, en 1927, representante de los EE.UU. en el Comité Ejecutivo de la Internacional de la Juventud Comunista en Moscú. Volviendo al país en 1928, fue editor del “Daily Worker” y director de la “Workers School” de Nueva York. En la primera mitad de los 30 dirige el Partido en el Estado de California. En 1935 vuelve de nuevo a Moscú como representante del CPUSA en la Internacional Comunista. A partir de 1938, como representante del Comité Central, desempeña tareas de dirección en varias regiones de EE.UU., sin embargo, debido a su oposición activa al entonces Secretario General, Earl Browder, es expulsado del Partido en 1944, siguiendo como activista político hasta el final de su vida (8 de noviembre de 2005). Con varios libros publicados sobre temas políticos, sociales y económicos, sus “Memorias” permanecen en un manuscrito en la Biblioteca Tamiment, en Nueva York. (N. Ed.)
(2) Se trata de las elecciones para el VIII Congreso Extraordinario de los Soviets de la URSS, que tuvo lugar en Moscú entre el 25 de noviembre y el 5 de diciembre de 1936 y aprobó por unanimidad el Proyecto de Constitución de la URSS. En los trabajos participaron 2016 delegados (419 mujeres) con voto deliberativo, de los cuales el 42% eran trabajadores, el 40% campesinos y el 18% empleados; los miembros del Partido Comunista representaban el 72%, siendo el 28% de los delegados sin partido. Estuvieron presentes delegados de 63 nacionalidades. (N. Ed.)
(3) En el original: New England Town Meeting. La “Reunión de Ciudad” es una forma de gobierno local en algunos Estados de los EE.UU. Surgió en la región de Nueva Inglaterra, incluso en los tiempos coloniales, siendo adoptada en el siglo XIX en otras regiones del país. (N. Ed.)
Traducido por “Cultura Proletaria de hist-socialismo.net
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