El arresto el 12 de febrero del presidente del consejo estudiantil
Kanhaiya Kumar bajo la acusación de sedición (basada en una ley de la
época colonial), por un discurso en una manifestación considerada
anti-India, ha paralizado la Universidad Jawaharlal Nehru (JNU), de
Delhi. Durante la última semana se han realizado protestas de
estudiantes y profesores de universidades en toda India, las más grandes
protestas estudiantiles en 25 años. La opinión pública se ha polarizado
agudamente sobre el patriotismo, la libertad de expresión, la represión
al pensamiento crítico y la autonomía universitaria, a raíz de la
represiva respuesta del gobierno del primer ministro Narendra Modi y sus
partidarios, para quienes se justifica el arresto de Kumar. Según un
informe del 19 de febrero de Al-jazeera, los manifestantes en Hyderabad,
Kolkata y Chennai chocaron con activistas estudiantiles de derecha. En
su presentación ante el tribunal, Kumar fue atacado por un grupo de
abogados mientras llovían piedras sobre los periodistas.
En los últimos días han aparecido diferentes y contradictorias versiones
en video del discurso de Kumar. Él dice que durante la manifestación
(contra la ejecución y el injusto juicio de un cachemir acusado de
atacar el parlamento indio) trataba de poner fin a una pelea entre
estudiantes cachemiros y estudiantes de ultraderecha acérrimos
partidarios de Modi. Su discurso abordó muchos temas cruciales del
chovinismo hinduista (hindutva) del gobierno de Modi, su utilización del
patriotismo para atacar a la gente que disiente, sus recortes en el
gasto público para la educación superior, y sus ataques a los pueblos
tribales, la gente de la casta inferior, y a los derechos de las
mujeres.
El pueblo del estado de Jammu y Cachemira vive bajo una brutal ocupación
india. Desde 1947, India y Pakistán han reclamado la región, y unas 47
mil personas han muerto en la larga y compleja lucha por su
autodeterminación. Las autoridades indias han desaparecido a miles. En
un levantamiento en 1988, el pueblo cachemir exigió y luchó por
liberarse de India. Las protestas de jóvenes tirapiedras son enfrentadas
con munición de guerra, gas lacrimógeno, toques de queda, arrestos en
masa, torturas y desapariciones. Hace algunos años, cuando la escritora
Arundhati Roy visitó la región y habló sobre justicia para el pueblo
cachemir y poner fin a la ocupación militar india, amenazaron arrestarla
por sedición (un delito que puede implicar cadena perpetua). El
gobierno indio no pudo tocar políticamente a la ganadora del premio
Brooker [de los más prestigiosos del mundo] sin causar un alboroto y los
cargos fueron retirados posteriormente.
Todo indio que no considere a Cachemira parte de India es considerado
traidor. Los estudiantes cachemires en la JNU están en la mira de la
policía india. Como Cachemira es de mayoría musulmana, han justificado
con motivos religiosos la represión india contra este pueblo, algunas
veces con el falso argumento de que exigir la liberación (azadi, [en
urdú]) de Cachemira es un complot del gobierno islamista paquistaní, y
otras veces simplemente atizan el fanatismo religioso hinduista.
Académicos de algunas de las más prestigiosas universidades de Estados
Unidos y Reino Unido, y otras partes del mundo (Noam Chomsky, Orhan
Pamuk y Judith Butler por nombrar unos pocos) han firmado una
declaración de solidaridad con Kumar denunciando su arresto ilegal,
condenando la represión y acoso del gobierno de Modi y su intensificada
campaña actual contra el disentimiento. (Véase sanhati.org para la lista
de firmantes).
En el contexto de todo este ambiente represivo y hindutva, fue
desgarrador e im-pactante para mucha gente el suicidio de Rohith Vemula
en enero. Vemula era un estu-diante brillante nacido dalit (antes
llamados “intocables”) y cuyos intereses iban desde ayudar a los pobres y
proteger el ambiente hasta utilizar la ciencia para cambiar el mundo.
Le inspiraba el astrónomo Carl Sagan. Cuando trabajaban por obtener su
doctorado, él y otros cuatro estudiantes fueron acusados de pelear con
estudiantes pro-Modi en julio de 2015. Sin muestra alguna del debido
proceso, les quitaron sus becas y los vetaron de los espacios públicos
del campus, incluyendo sus dormitorios. Luego de una huelga de hambre y
una larga e inútil lucha por revocar la decisión de la universidad,
Vemula se suicidó. Dejó una larga y sentida carta de condena a la
sociedad en que creció y su cruel estructura de castas. Este es un
extracto: “El valor de un hombre se redujo a su identidad inmediata y su
más cercana posibilidad, a un voto, a un número, a una cosa. Nunca se
ha tratado a un hombre como una mente. Como una cosa mara-villosa hecha
de polvo de estrellas. En todos los campos, en el estudio, en la calle,
en la política, en la vida y la muerte”. (Para un artículo informativo
sobre Rohith Vemula y la carta completa véase: “La claridad de una nota
suicida”, 25 de enero, thehindu.com).
El siguiente artículo de la Dra. Deborah Sutton, catedrática de historia
de la Universidad de Lancaster, Reino Unido, se reimprime del sitio web
theconversation.com
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En la noche del 12 de febrero, Kanhaiya Kumar, presidente del consejo
estudiantil de la Universidad Jawaharlal Nehru (JNU), una de las
principales universidades de India, fue arrestado bajo la acusación de
sedición. En palabras de la ministra de gabinete, Smriti Irani, Kumar
insultó a la divina “Madre India”.
Se han organizado protestas y bloqueos de furiosos estudiantes y
administrativos en el campus y en la ciudad. El 14 de febrero, miles de
estudiantes, egresados y otros formaron una cadena humana en el campus
como manifestación de solidaridad con Kumar.
La crisis es un orquestado intento del gobernante Bharatiya Janata
Party [Partido Popular Indio] (BJP) por cultivar animadversión y
desconfianza hacia la universidad como el lugar que alberga y fomenta
fuerzas “antinacionales”. En las redes sociales ha proliferado la
campaña #shutJNU [cerrar la JNU]. Acusan a esta universidad de ser
enemiga de la nación y de los contribuyentes.
Los manifestantes “Anti-JNU” que se congregaron en las puertas de la
universidad, que atacaron a académicos, estudiantes y periodistas en la
audiencia de Kumar ante el tribunal, fueron organizadas por
asociaciones vinculadas con el BJP: los Sangh Parivar, una familia de
organizaciones religiosas y políticas comprometidas enérgicamente con
una versión exclusivamente hinduista de la India, la “Hindutva”.
El caso contra Kumar es baladí. Lo arrestaron un día después de haber
asistido a una reunión en el campus del JNU organizada para condenar la
ejecución de Afzal Guru en 2013, un separatista cachemir acusado de
complicidad en un ataque contra el parlamento indio en 2001. Kumar sigue
encarcelado y permanecerá hasta el 2 de marzo en custodia judicial.
Críticos del gobierno han cuestionado explícitamente las credenciales
de una democracia que utiliza la legislación heredada de la época
colonial para encerrar a un líder estudiantil por asistir a una reunión
en la que pueden haberse gritado consignas “anti-indias”.
La JNU es etiquetada como “foco de traición”
Más allá de las frágiles acusaciones lanzadas contra Kumar, políticos y
activistas anónimos han hecho la acusación más difusa a la JNU de ser
una institución “anti-India”. El 16 de febrero hackearon el catálogo
online de la biblioteca de la universidad para que mostrara la frase:
“Queridos traidores de la JNU…”.
La acusación de que la JNU es, en palabras del parlamentario Maheish
Girri, un “foco de traición” queda bastante empequeñecida por la
cantidad de funcionarios públicos indios, por no hablar de los miembros
del actual gobierno del BJP, que son egresados de la JNU.
Los optimistas sostienen que el BJP ha mordido muchísimo más de lo que
podía masticar al atacar una institución como la JNU, una institución
que emplea muchos de los principales investigadores e intelectuales de
India, que tiene exalumnos y vínculos investigativos por todo el mundo.
No obstante, el actual torbellino de violencia en Delhi subraya que el
prestigio de la JNU como institución pública no puede protegerla del
antagonismo del actual gobierno hacia las universidades.
Historia de las protestas estudiantiles
Los actuales disturbios recuerdan muchos de los oscuros días de la
“Emergencia”, cuando la primera ministra Indira Gandhi suspendió el
gobierno democrático por dos años entre 1975 y 1977, y desató una
amplia represión y violencia.
Las universidades del país eran centros de resistencia organizada y
arrestaban y encarcelaban a grandes cantidades de estudiantes. El Jana
Sangh, el partido político del que surgió en 1980 el BJP, era una de las
muchas organizaciones políticas que resistían las restricciones
autoritarias de este periodo y que de hecho se beneficiaron
posteriormente de las alianzas políticas conformadas en esa
resistencia.
Al invocar la protección de la “Madre India” en su represión a la libre
expresión en las universidades indias, el gobierno del BJP ha escogido
escudarse tras un blanco muy amplio.
Durante la lucha de liberación en India, la figura de la Madre India
encarnaba a la nación y a su vez invitaba a la mujer (de la clase
correcta) a encarnar un ideal nacional. Pocos partidos políticos no la
han movilizado; sin embargo, su mezcla de divinidad hindú, nación y
moral casta, la han convertido en preferida de los políticos de la
derecha hindú, que disfrutan responder ante el más leve irrespeto a su
honor.
Cambiando el debate
La crisis de la JNU tiene un contexto más inmediato. Un mes antes del
arresto de Kumar, el 16 de enero, Rohith Vemula, un estudiante dalit,
se suicidó luego de haber sido suspendido de la Universidad de
Hyderabad. La muerte de Vemula provocó semanas de discusión pública y
protestas sobre la continuación de la opresión de casta en India.
El arresto de Kumar y la organización de manifestaciones “anti-JNU” en
Delhi son contra-reacciones del BJP y organizaciones hinduistas cuya
política se basa en la reivindicación, y protección violenta, de una
moral social conservadora. La virulenta identificación de un enemigo
dentro de la nación, y específicamente en las universidades, ha
sustituido las demandas de cambio social provocadas por la muerte de
Vemula.
Desde hace mucho los estudiantes han sido participantes y líderes del
activismo en India, abogando por las causas de justicia social e
igualdad. Durante décadas, y mucho antes de que el actual gobierno
llegara al poder, los estudiantes universitarios han estado en el frente
de los movimientos contra la violencia de género, la opresión de
casta, el desplazamiento y empobrecimiento de las comunidades rurales.
Desde el punto de vista de cualquier gobierno, la JNU es una fuente de
pensamiento y debate y, potencialmente, una fuente molesta. Y ojalá lo
sea por mucho tiempo.
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sábado, 1 de octubre de 2016
La India de Narendra Modi reprime el pensamiento crítico y la libertad de expresión
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