El 1º de mayo es una fecha significativa para la clase obrera mundial, y desde el Partido Comunista Maoísta queremos aprovecharla para defender el papel histórico y revolucionario que tiene el proletariado, y el papel trascendental que tenemos los comunistas en el curso de la historia. Lo primero que debemos dejar claro es la importancia de la clase obrera: desde hace décadas, la ideología burguesa intenta vendernos la idea de que la lucha de clases ha terminado, de que no tiene sentido para explicar lo que ocurre alrededor de nuestras vidas, o incluso nos dice que en países imperialistas ya no existe la clase obrera, o no es significativa en términos números ni políticos. Nada más lejos de la realidad, ya que en la fase actual del capitalismo, en el imperialismo, todas las contradicciones se han agudizado. Por un lado, cada vez hay mayor concentración del capital en menos manos, y por otro lado, cada vez hay mayores masas de proletarios, de asalariados y desposeídos. Cabe recordar lo que decía el Presidente Mao en torno a ello:
Las contradicciones cualitativamente diferentes sólo pueden resolverse por métodos cualitativamente diferentes. Por ejemplo: la contradicción entre el proletariado y la burguesía se resuelve por medio de la revolución socialista (…) (Mao Tse Tung, Sobre la contradicción, 1937).
Necesitamos comprender cuál es el papel político del proletariado en el curso de la historia y en el momento actual que vivimos. En el Manifiesto Comunista, Marx y Engels nos enseñaban que el capitalismo había ‘’engendrando a sus propios sepultureros’’. Lenin luego arrojó luz sobre esta nueva etapa económica que vivimos, cuando afirmaba que el imperialismo ‘’es el preludio de la revolución social del proletariado’’, cosa que quedó demostrado con la Revolución de Octubre de 1917, o la victoria de la Revolución China en el año 1949, golpes fundamentales del proletariado mundial contra el imperialismo. Este papel revolucionario del proletariado sigue plenamente vigente, ocupa una posición fundamental en las luchas de clase, ha conformado partidos maoístas en muchos lugares del mundo, incluso en algunos de ellos, liderando guerras populares. El trabajo de los comunistas siempre debe tener un carácter de clase claro, dirigido hacia ganarse a las masas del proletariado, a sus elementos más decididos y organizarlos en la lucha por destruir el mundo capitalista, y saber identificar, potenciar y atraer a la línea proletaria dentro de los diferentes movimientos y luchas de las masas.
Este proletariado es mundial, es internacional, y no cabe enfrentar al proletariado de un país contra el de otros, ya que nuestros intereses son comunes. Todo el esfuerzo de los comunistas, debe ser orientar a nuestra clase hacia la Revolución Proletaria Mundial. Y esto no es fraseología vacía, sino que el desarrollo revolucionario propio, sirve al desarrollo revolucionario mundial:
Una [lección] final es el internacionalismo proletario, en siempre desenvolverse como parte del proletariado internacional, siempre concebir la revolución como parte de la revolución mundial, desarrollar la guerra popular -como dice la consigna partidaria- sirviendo a la revolución mundial; ¿por qué?, porque un Partido Comunista al fin y al cabo tiene una meta final insustituible: el comunismo, y a él, como ha sido establecido, ingresamos todos o no ingresa nadie. Creemos que éstas son las más saltantes lecciones que podríamos plantear (Entrevista al Presidente Gonzalo, 1989).
En primer lugar, condenamos las actitudes socialchovinistas de muchos autodenominados comunistas, que defienden los intereses de su burguesía nacional, por encima de los de su clase, primando una supuesta soberanía o interés nacional, frente al de otros estados burgueses. Otra actitud que no cabe en el movimiento comunista, es la xenofobia que se da cuando algunos que se dicen comunistas y que defienden el cierre de fronteras en los estados burgueses, critican la inmigración, criminalizan al proletariado de otros países y/o etnias, y se suman a ataques que en realidad fomentan la xenofobia entre obreros. De hecho, esto va en contra de las masas hondas y profundas, que en muchas ocasiones, dentro de los países imperialistas, forman parte de la clase obrera inmigrante. El Presidente Mao describía de forma clara y concisa la actuación de este internacionalismo con los proletarios de todo el mundo:
¿Qué espíritu impulsa a un extranjero a entregarse desinteresadamente a la causa de la liberación del pueblo chino como a la suya propia? El espíritu del internacionalismo, el espíritu del comunismo, del cual todos los comunistas chinos debemos aprender. (…) Debemos unirnos con el proletariado de todos los países capitalistas, con el proletariado de Japón, Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Italia y demás países capitalistas; sólo así se podrá derrocar al imperialismo, liberar a nuestra nación y a nuestro pueblo y liberar a las otras naciones y pueblos del mundo. Este es nuestro internacionalismo, el internacionalismo que oponemos al nacionalismo estrecho y al patriotismo estrecho (Mao Tse Tung, En memoria de Norman Bethune 1939).
El imperialismo es un sistema global, no es propio de un solo país o de unos pocos, y por ello la guerra popular mundial es el remedio contra la burguesía imperialista. Las Guerras Populares que se libran a cabo a lo largo y ancho del mundo, son un ejemplo para los maoístas de todo el mundo, las defendemos y las apoyamos, y es necesario aprender de sus valiosas enseñanzas para el desarrollo revolucionario en el estado español. Son un ejemplo para los revolucionarios, y marcan la línea divisoria entre revisionistas que critican la violencia revolucionaria, la condenan y se ponen del lado del orden burgués, y también son un faro para todo el proletariado y pueblos del mundo, ya que muestran el verdadero camino de la emancipación.
Pero no es suficiente con frases obreristas, o reivindicaciones economicistas y reformistas inútiles que vemos frecuentemente en elementos supuestamente revolucionarios. Debemos ligar últimas con la lucha política que debe poner fin al capitalismo. Incluso hay posiciones que romantizan o idealizan aspectos del proletariado, aunque ni siquiera sean aspectos positivos. Hay posiciones más preocupantes aún, que son obreristas, pero caen en la xenofobia, el socialchovinismo u otras posiciones reaccionarias de diferentes tipos que llevan a enfrentar a unos obreros con otros.
Lo que debemos extraer de todo esto, es que la posición de clase no se caracteriza solamente porque los miembros de un partido o sindicato, sean obreros. Tampoco es suficiente con luchar por la ‘’unidad’’ de toda la clase, sino que la posición de clase se caracteriza por su posición política e ideológica. Una posición que lleve a la clase obrera al pozo del reformismo, no es una posición obrera, es una posición burguesa. La línea proletaria es revolucionaria, y en última instancia, se materializa en Partido Comunista, y en el estado español, nuestra principal tarea es la de reconstituir el Partido de Vanguardia, que armado con la ideología comunista, que hoy en día es marxismo-leninismo-maoísmo, guíe a nuestra clase al poder, y a la destrucción del imperialismo y de su estado burgués. Lenin dejó esto de forma clara hace ya mucho tiempo:
Nosotros somos el partido de la clase, y, por ello, casi toda la clase –y en tiempo de guerra, en época de guerra civil, la clase entera– debe actuar bajo la dirección de nuestro partido, debe tener con nuestro partido la ligazón más estrecha posible (…) Olvidar la diferencia que existe entre el destacamento de vanguardia y toda la masa que gravita hacia él, olvidar el deber constante que tiene el destacamento de vanguardia de elevar a capas cada vez más amplias a su avanzado nivel, sería únicamente engañarse a sí mismo, cerrar los ojos ante la inmensidad de nuestras tareas, restringir nuestras tareas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Un paso adelante, dos pasos atrás, 1904).
No podemos limitarnos a guiar luchas económicas o reformas sin establecer un claro vínculo de estas últimas con la lucha política. El PCP escribió en plena guerra popular en el Perú:
Así, hay que desarrollar la lucha reivindicativa en función del Poder, este es un principio político del trabajo de masas (Línea de Masas (Base de Unidad Partidaria), 1988).
Esto es una ley universal que debemos cumplir los comunistas, enfocar todo nuestro trabajo, en especial aquél entre las masas del proletariado, hacia la toma del poder. Es imprescindible una dirección ideológica y política del movimiento de masas de nuestra clase, y eso sólo es posible con un Partido de Vanguardia reconstituido. Debemos seguir bregando en las luchas de masas y en el movimiento revolucionario, izar la bandera roja del maoísmo, y elevar la lucha hacia un horizonte político y emancipador. No nos basta con las migajas que nos ofrece el capitalismo.
En definitiva, los maoístas queremos contribuir a un 1º de mayo rojo e internacionalista, que enfatice la línea proletaria y revolucionaria en el movimiento obrero, y que contribuya al avance del movimiento comunista. Nuestra conclusión es clara: la clase obrera tiene un carácter internacional y tiene una ideología que representa sus intereses, la ideología comunista. Esta ideología se define más concretamente como marxismo-leninismo-maoísmo.
¡Proletarios de todos los países, uníos! ¡Por una línea proletaria independiente de la burguesía!
¡Acabemos con las guerras imperialistas reconstituyendo partidos comunistas maoístas y extendiendo la guerra popular!
¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo!
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