Durante el mes de enero, las compañeras de la Red Feminista Revolucionaria de Cerro Navia, Santiago, convocaron a un ciclo de autoformación sobre Feminismo y Revolución, en el hermoso y reverdecido espacio recuperado por las y los pobladores, El Jardín. Nos sumamos a esa invitación, con el mismo entusiasmo de quienes llegaron allí, convencidos de la necesidad de sumar a las mujeres populares a la lucha revolucionaria.
Por Elsa Sanchez para Periódico El Pueblo nro. 94
¿Cuál es el origen de la doble opresión hacia la mujer? ¿En qué se expresa? ¿Qué hacer? ¿Cómo organizarnos como mujeres populares? ¿Cómo nos organizamos junto a nuestro compañeros de clase? Muchas preguntas surgieron en estas conversaciones semanales. Conversaciones totalmente vivas y sentidas que estuvieron lejos de ser un debate académico. Muy por el contrario, eran preguntas y discusiones que nacían de la brega por avanzar en organizarnos como pueblo.
La convocatoria nacía del empeño por conmemorar con más fuerzas este 8 de marzo y de resolver la imperiosa necesidad de sumar a más compañeras en la discusión acerca de la forma en que se unen los problemas de la mujer con la necesidad de la revolución.
Todos los sueños se reflejan en los ojos de las mujeres populares
Las mujeres que allí nos convocamos compartimos los mismos problemas que el conjunto de las mujeres populares: enfrentar el peso de las tareas domésticas, el cuidado de hijos, padres y enfermos del hogar, bajos salarios, el sentirse invisibles muchas veces, no reconocidas, humilladas, abandonadas y también violentadas en muchas formas. Por eso, nos latía la necesidad de sumarnos para trabajar juntas -y juntos- por el camino de la emancipación.
Queremos comentar en especial sobre la sesión en que trabajamos la experiencia del maoísmo en la organización de la mujer popular. Vimos videos de mujeres combatientes de la Guerra Popular en la India y la Guerra Popular en Perú. De inmediato las preguntas que surgieron fueron ¿Cómo se logra esa disciplina? ¿esa convicción?. Nosotros pensamos que se debe a la comprensión de luchar por lo justo y de estar haciendo lo correcto y necesario.
Pero principalmente, esas exitosas experiencias de organización de la mujer campesina y obrera en el curso de los procesos revolucionarios fueron posibles tras un largo y duro camino de encaminar correctamente sus luchas, rompiendo con el oportunismo, el feminismo burgués y pequeñoburgués y manteniendo siempre presente -como punto de partida de la organización de la mujer popular- la comprensión de que sus problemas como mujer están íntimamente vinculados a los problemas del conjunto de las clases oprimidas. De esta forma, se comprende que la solución a los problemas de las mujeres no puede darse en forma aislada, sino como parte de la completa transformación de la sociedad, como parte de una revolución que construya una nueva sociedad, con la guía de la ideología del proletariado, el marxismo-leninismo-maoísmo. Las luchas de las mujeres son parte de la lucha de clases, pues tal como dijera Mariátegui: las clases nos dividen más que el sexo.
Conocer y desarrollar las experiencias revolucionarias
Conversamos en las sesiones que se requiere partir desde una posición de clase y, por tanto, ir a las masas más pobres, fundirse con ellas, conocerlas, vivir, luchar y trabajar con ellas. Y en el caso de la mujer popular, sobretodo, levantar su moral de clase y buscar todas las formas de desarrollar su tremendo potencial de lucha.
Las clases más pobres, lejos de ser vulnerables -como les gusta decir a la sociología burguesa-, tienen una fuerza muchas veces inquebrantable. Es la fuerza con la que soportan un viejo Estado que cae pesado sobre sus espaldas, que no les resuelve el problema del trabajo, la salud, la educación de sus hijos y tantas otras necesidades de las familias populares.
Durante la sesión en la que expusimos las experiencias revolucionarias de Perú e India, hablamos de la valiente comunista peruana, Norah, combatiente del Partido Comunista del Perú que tuvo un rol clave en la organización de las mujeres y en la construcción de un Movimiento Femenino Popular, abandonando sus privilegios de clase para servir al pueblo pobre de todo corazón.
Fueron sesiones de unidad, de discusión, de afanes en común, con las cuáles nos preparábamos para las luchas por venir.
Mientras el imperialismo, el capitalismo burocrático y los latifundistas sólo saben ofrecer balas, miseria y corrupción, nos convencemos que nosotras, desde el lado del pueblo que lucha, representamos la vida y luchamos por la dignidad para nuestro pueblo. Nos sentimos más fuertes juntas y juntos. Es verdad que nuestros enemigos son tigres feroces y voraces, pero tigres de papel, que al fin serán derrotados frente al huracán popular que recorre el mundo.
¡A conquistar la mitad del cielo! ¡Desatar la furia revolucionaria de la Mujer!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario