viernes, 8 de marzo de 2019

Un artículo del Movimiento Político de Resistencia.

Recuperemos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora de las manos de la burguesía

La comunista alemana Clara Zetkin
Con el Día Internacional de la Mujer ha ocurrido lo mismo que con otras fechas significativas del movimiento obrero: el capitalismo se ha apropiado de ellas, no sin antes vaciarlas de contenido y de cualquier objetivo socialista.

En el caso del 8 de marzo se han falsificados sus orígenes, se ha eliminado su carácter de clase y de ser un día de lucha y reivindicación de las trabajadoras de todo el mundo inscrito en la lucha por el socialismo se ha convertido en un día festivo donde las consignas giran en torno a la lucha entre los sexos y no entre las clases. Pues bien, como comunistas debemos recuperar la memoria de un pasado de lucha de las mujeres trabajadoras enterrado y falsificado por la burguesía.

Todos los años cuando llega la fecha del 8 de marzo nos cuentan la misma historia sobre su origen, que se eligió este día “en conmemoración del día 8 de marzo de 1908 en que las trabajadoras de la fábrica textil llamada Cotton declararon una huelga en protesta por las condiciones insoportables de trabajo. El dueño entonces cerró las puertas y prendió fuego muriendo abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro” (1).

No hay pruebas documentales de que estos hechos existieran tal como se presentan. La verdadera historia es que fueron cogiendo acontecimientos reales de aquí y de allá, cambiaron fechas y los fueron amañando para presentar unos orígenes a la medida de los intereses de la burguesía. Esta versión aparece en torno a 1955, y el objetivo parece claro, eliminar el carácter comunista que tenía el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

No es extraño que la aparición de esta leyenda se produzca en la década de los años 50. Las vicisitudes que ha sufrido el Día Internacional de la Mujer Trabajadora están ligadas a las sufridas por el movimiento comunista. Será en esta década cuando se produzca la traición revisionista que supuso un abandono de los principios y objetivos revolucionarios de la mayoría de los partidos comunistas oficiales para pasarse con armas y bagajes a colaborar con el capitalismo y por este motivo, se reescribió la historia de muchos acontecimientos relevantes de la clase obrera para acomodarla a los nuevos tiempos.

El terreno estaba abonado para que el movimiento feminista de los años 60 se apropiara de esta fecha y borrara el término trabajadora para convertirla en el Día de la Mujer. Posteriormente se daría un nuevo paso hasta hacerla irreconocible: en 1975 la ONU declara el 8 de Marzo Día Internacional de la Mujer y de la Paz, y los gobiernos de la mayor parte de los países capitalistas organizan actos oficiales en este fecha. Así es como ha enterrado un pasado combativo de las mujeres trabajadoras y se ha falsificado uno nuevo que pueda ser asumido por todas las mujeres sin distinción de clase.

Los hechos históricos de la leyenda

No hay ningún dato que recoja un incendio en 1908. En la fábrica Triangle Shirtwaist Company de Nueva York se produjo un incendio, pero fue el 25 de marzo de 1911. Este suceso tuvo una gran repercusión en el movimiento obrero, no solo porque ocasionó la muerte de 148 trabajadores, de los cuales 129 eran mujeres, la mayoría emigrantes procedentes de Italia y Europa central y con edades comprendidas entre los 16 y los 24.

El hecho adquirió mayor relevancia porque en 1909 las trabajadoras de esa fábrica protagonizaron la primera huelga llevada exclusivamente por mujeres, cuyas demandas se resumían en un aumento de los salarios, mejoras en las condiciones laborales, la abolición del sistema de subcontratación y de las multas, la jornada laboral de 52 horas semanales, una igual carga de trabajo durante todo el año, la limitación de las horas extras y el reconocimiento de los derechos sindicales.

La huelga comenzó el 27 de septiembre de 1909 y se prolongó hasta el 15 de febrero de 1910. A las obreras de la Triangle se unieron otras fábricas no sólo de Nueva York sino también de las principales ciudades de Estados Unidos; se calcula que serían unas 40.000 las obreras en huelga, lo que paralizó por completo la industria textil norteamericana.

Cuando finalizó la huelga, la mayoría de los empresarios negociaron con sus trabajadoras parte de las reivindicaciones, solo 13 no lo hicieron, entre ellos los de la fábrica Triangle. Si hubieran aceptado las demandas de las trabajadoras, el incendio no habría tenido lugar, o al menos no habría tenido las consecuencias catastróficas que tuvo, ya que una de las reivindicaciones que venían exigiendo era que las puertas permanecieran abiertas y no cerradas como era habitual para mejor control de los trabajadores.

Las protestas por estos sucesos movilizaron a miles de trabajadores y tuvieron una gran repercusión en el movimiento obrero, pero no ocurrieron un 8 de marzo, ni en 1908. El incendio tuvo lugar un año después de celebrada la II Conferencia de Mujeres Socialistas en 1910, donde se toma el acuerdo de celebrar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y seis días después de que en Europa se realizara la primera celebración.

Los antecedentes del 8 de Marzo

Mientras que los orígenes del 8 de Marzo son mucho más complejos que atribuir a esta fecha un acontecimiento concreto, su base ideológica hay que buscarla en el movimiento socialista de finales del siglo XIX. Tanto a nivel teórico como organizativo, fueron los socialistas los que dedicaron más esfuerzos teóricos y prácticos por el objetivo de la emancipación de la mujer. Marx y Engels tratan el tema de la mujer trabajadora, su papel en la producción industrial, haciendo un análisis científico del origen de la opresión y discriminación de la mujer. Obras como “La situación de la clase obrera en Inglaterra” o “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado” de Engels y “El Capital” de Marx, analizan la opresión de la mujer, ligando su emancipación a la de la clase obrera. En 1879, aparece el primer libro dedicado a tratar la cuestión femenina: “La mujer y el socialismo”. Su autor, August Bebel, era un destacado dirigente del movimiento socialista alemán. Esa obra tendrá una gran repercusión.

Esta labor teórica del movimiento comunista se verá acompañada de una labor organizativa. Serán los partidos socialistas los primeros que incluyan en sus programas las reivindicaciones del derecho al voto de las mujeres y los relativos a su igualdad.

Este proceso se produce en el contexto del desarrollo capitalista que empujaba a miles de mujeres a incorporarse al trabajo productivo, espoleadas por la miseria en que vivían sus familias, lo cual acarreará importantes cambios en su situación. Pasaron de permanecer aisladas en el hogar y de dedicarse a las tareas domésticas y al cuidado de los hijos, al trabajo fuera del hogar en la producción industrial. Aparece así una gran contradicción: por un lado su papel en la producción como un trabajador más, con una relativa independencia económica y, por otro, la falta de derechos políticos, la desigualdad en la familia y ante la ley, a lo que se sumaba la explotación bestial a que eran sometidas.

No es extraño pues que en la primera década del siglo XX se desarrollara un potente movimiento obrero y, a la par, un potente movimiento de mujeres socialistas. En Alemania el Partido Socialdemócrata contaba en 1914 con 175.000 afiliadas, lo que representaba el 16’1% de la militancia; entre ellas cabe destacar la figura de Clara Zetkin.

En 1907 se celebró la I Conferencia de Mujeres Socialistas en Stuttgart. Dos fueron los puntos principales sobre los que giraron las discusiones: lanzar la campaña por el derecho al sufragio de las mujeres y establecer unas relaciones permanentes entre las organizaciones de mujeres socialistas de todo el mundo.

Dos años más tarde, en 1909, las socialistas norteamericanas toman la iniciativa de celebrar el Woman’s Day el último domingo de febrero, con el propósito de unir fuerzas, propagar la lucha por el derecho al voto y las ideas socialistas entre las mujeres. Esta iniciativa será la precursora de la celebración internacional de un día dedicado a la mujer trabajadora.

Aunque tanto el movimiento feminista burgués como el movimiento de mujeres socialistas defendían la misma reivindicación, el derecho de las mujeres al voto, los objetivos eran completamente diferentes, lo que provocará desde el primer momento una línea divisoria entre los dos movimientos. Mientras el movimiento feminista consideraba esta reivindicación como un fin, a través del cual podían impulsar las reformas necesarias para lograr la igualdad en todos los terrenos con los hombres de su clase, pero sin cuestionar el sistema capitalista, para las mujeres socialistas la reivindicación del sufragio empieza a tomar un papel importante sólo desde el momento en que la táctica del proletariado consistía en utilizar las instituciones burguesas contra las instituciones mismas. Se consideraba el voto sólo como un medio para participar en la vida política, facilitando el trabajo de propaganda, concienciación y organización para la revolución socialista, su consecución no eliminaría la causa de su opresión que radicaba en la propiedad privada de los medios de producción. Así elaboraron un programa que recogía los siguientes puntos:

– la lucha contra la explotación capitalista, la igualdad de salarios
– la eliminación de la explotación de los niños y de la prostitución
– la reducción de la jornada laboral, el reconocimiento del derecho al voto de todas las mujeres
– acceso a un sistema educativo basado en la coeducación
– una reforma legal que facilitase la obtención del divorcio
– el reconocimiento del derecho de las mujeres a limitar el tamaño de su familia
– la socialización de las tareas domésticas con la creación de servicios como comedores, guarderías, lavanderías, etc.

La mayor parte de estas reivindicaciones no iban ser alcanzadas con reformas dentro del sistema. Por este motivo las socialistas no llevaron esta lucha por el sufragio en alianza con el movimiento feminista burgués, sino con los partidos socialistas y vieron que la verdadera liberación de la mujer está unida a la lucha por el socialismo.

Los orígenes del Día Internacional de la Mujer Trabajadora

En agosto de 1910 se celebró la II Conferencia de mujeres socialistas en Copenhague. Los puntos a tratar se centraron en el trabajo en torno al sufragio femenino universal, la protección social a las madres e hijos, la jornada laboral de 8 horas, la prohibición de utilizar fuerza de trabajo femenina en trabajos insalubres, dieciséis semanas de baja por maternidad y la aprobación de un seguro obligatorio por maternidad. Esta Conferencia también tomaría medidas para asegurar unas relaciones regulares entre las mujeres de todos los países.

En lo relativo a la celebración del Día de la Mujer Trabajadora, Clara Zetkin, en representación de las delegadas socialistas alemanas, presentó la siguiente moción: “De acuerdo con las organizaciones políticas y sindicales del proletariado, las mujeres socialistas de todos las nacionalidades organizarán en sus respectivos países un día de las mujeres especial, cuyo principal objetivo será promover el derecho al voto de las mujeres. Será necesario debatir esta proposición con relación a la cuestión de la mujer desde la perspectiva socialista. Esta celebración deberá revestir un carácter internacional y será necesario prepararla con mucho esmero” (2).

Clara Zetkin no propone ninguna fecha ni habla de ningún acontecimiento concreto. En un artículo que escribió unos días después de celebrada la Conferencia, hace referencia a que la idea parte del ejemplo de las socialistas americanas, que venían celebrando desde hacía dos años en las principales ciudades de Estados Unidos el Womans’s Day.

Por su parte, Alejandra Kolontai, delegada rusa, reflexionaba sobre los objetivos del Día Internacional de las Mujeres, dejando claro su carácter socialista desde sus inicios: “Ese día iba a ser un día de solidaridad internacional en la lucha por los objetivos comunes y un día para revisar la fuerza organizada de las mujeres obreras bajo la bandera del socialismo” (3). La primera celebración tiene lugar en 1911, pero no se concreta un día. Las fechas elegidas dependían del país. En Alemania, Dinamarca, Suecia y Austria y otros países europeos se eligió el día 19 de marzo.

Una muestra del cariz que tenía esta fecha en sus orígenes es la manifestación de las mujeres trabajadoras realizada en Viena ese primer año. Marcharon en torno al Reichstag portando banderas rojas y recordando a las luchadoras de la Comuna de París que habían sido masacradas. Ante el éxito de las movilizaciones, en 1914 las socialistas alemanas fijan por primera vez el día 8 de Marzo para unificar las diferentes movilizaciones a nivel internacional, pero en este año comienza la I Guerra Mundial y estas movilizaciones quedarían relegadas.

Para las mujeres socialistas la posición que toma la socialdemocracia de apoyo a la guerra imperialista va a tener importantes repercusiones. Muchas de ellas abandonan estos partidos y crean organizaciones para luchar contra la guerra imperialista, la vuelta de sus maridos e hijos del frente y contra el hambre y la carestía; otras participarán activamente en la formación de los partidos comunistas, como Rosa Luxemburgo y Clara Zetkin.

Sin embargo, serán las trabajadoras rusas las que recojan esta bandera. Desde tiempo atrás, el partido bolchevique venía desarrollando una importante labor de concienciación y organización entre las mujeres. Siguiendo los puntos aprobados en la II Conferencia de Mujeres Socialistas, empiezan a celebrar este día en 1913. La fecha elegida fue el 17 de febrero (2 de marzo del calendario occidental) bajo la denominación de Día Internacional de las Trabajadoras. Esta primera celebración realizada en las principales ciudades, se salda con la represión de los actos convocados y la detención de varias militantes bolcheviques que son deportadas a Siberia.

Ante el creciente movimiento de mujeres, comienza a publicarse una revista Rabotnitsa (Mujer Obrera), dedicada a la instrucción y movilización de las obreras y de las esposas de los obreros. El primer número se hizo coincidir con el 23 de febrero (8 de marzo) de 1914. Solo pudieron publicar los tres primeros números porque el grupo editorial fue detenido en pleno.

El Día Internacional de la Mujer Trabajadora se siguió celebrando en años sucesivos y, una vez iniciada la I Guerra Mundial, las protestas se centraron en la lucha contra la guerra imperialista, la vuelta de los soldados del frente y contra la carestía de los alimentos de subsistencia. A causa de la guerra, miles de mujeres se habían incorporado al trabajo en las grandes fábricas, ocupando los puestos de trabajo de los hombres que estaban en el frente.

La huelga de 8 de marzo de 1917 en San Petersburgo, Rusia

El día 8 de marzo de 1917 (23 de febrero en el calendario antiguo), tiene lugar un estallido revolucionario que acabaría con el régimen zarista. Al llegar al trabajo, los obreros de la fábrica Putilov se la encuentran cerrada. Las mujeres de Petrogrado, cansadas de la escasez de alimentos y de los precios de los mismos, se echaron a la calle. Pronto se unieron las esposas, hijas y hermanas de los soldados que se encontraban en el frente. Conforme recorrían las calles, se iban sumando las amas de casa que hacían cola para recoger su ración de pan, las obreras de los talleres y las factorías, hasta llegar al oeste de la ciudad donde se agruparon sobre los puentes del Neva. Al día siguiente el número de mujeres llegó a alcanzar 190.000, que se manifestaron bajo la consigna de “pan para nuestros hijos que se están muriendo de hambre”.

El día 10 de marzo la huelga era ya general. El día 12 se constituye el Soviet de Petrogrado. Dos días más tarde se crea el Gobierno Provisional y el día 17, con el ejército del lado de los revolucionarios, el zar Nicolás II dimite y Rusia se convirte en una República. Estos hechos desembocaran unos meses más tarde en la Revolución de Octubre y en sus inicios los protagonizan principalmente mujeres, lo que parece indicar que fueron esos acontecimientos los que hicieron que el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se celebrara el día 8 de Marzo.

Tan solo unos meses más tarde tuvo lugar la revolución de Octubre, que tendrá una importancia decisiva en la situación de las mujeres. Alejandra Kolontai es nombrada Ministra de Bienestar Social. Durante los tres primeros años, se impulsó la incorporación de la mujer al trabajo, se aprobó el derecho a recibir igual salario por igual trabajo, la baja maternal pagada, se prohibió a las mujeres desarrollar trabajos pesados, los nocturnos y horas extras. Se legalizó el aborto en 1920, se declaró ilegal la prostitución, se decretaron leyes y reformas que aseguraban la igualdad de los sexos en todos los aspectos. Dentro del matrimonio las mujeres pasaron a gozar del mismo estatuto que sus maridos, incluyendo el derecho a conservar sus apellidos, a solicitar el divorcio, a poseer pasaporte y fijar su residencia. A partir de este momento las mujeres tuvieron acceso a todos los niveles de enseñanza. Se crearon servicios de lavandería, guardería y comedores para reducir el trabajo doméstico y se impulsó la participación de las mujeres en la vida social y política. En tres años de Revolución las mujeres consiguieron las reivindicaciones esenciales que les permitirán seguir avanzando en su emancipación.

En la II Conferencia de Mujeres Comunistas, celebrada en 1921, a instancias de las delegadas búlgaras, se aprobó la propuesta de celebrar de manera oficial el Día Internacional de la Mujer Trabajadora el 8 de Marzo, en recuerdo del 8 de Marzo de 1917 y de las trabajadoras de Petrogrado. Alejandra Kolontai escribió: “El Día de las Mujeres de 1917 se ha convertido en memorable para la historia. En ese día las mujeres encendieron la antorcha de la revolución proletaria e incendiaron todo el mundo. La revolución de febrero se inició ese día” (4).

Otras resoluciones aprobadas en esa Conferencia estaban relacionadas con los métodos que las mujeres debían adoptar en su lucha por el socialismo. Los objetivos principales eran la movilización y la propaganda entre las obreras, campesinas y amas de casa, tanto en la URSS como en los países capitalistas. Alejandra Kolontai señalaba los cambios en cuanto a objetivos, a raíz del triunfo de la Revolución de Octubre y de la III Internacional:

“Si la función del Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras era primero, ante la supremacía de los parlamentos burgueses, luchar por el derecho de las mujeres al voto, la clase trabajadora ahora tiene una nueva tarea al organizar a las mujeres trabajadoras alrededor de las consignas combativas de la III Internacional. En vez de demandar la participación en el trabajo de los parlamentos burgueses, oíd la llamada procedente de Rusia: ¡Mujeres trabajadoras de todos los países, organizad un frente unido en la lucha contra aquéllos que están saqueando el mundo!, ¡Abajo con el parlamentarismo burgués!, ¡Demos la bienvenida al poder soviético!, ¡Fuera con las desigualdades sufridas por los trabajadores y trabajadoras!, ¡Luchemos con los trabajadores por el triunfo del comunismo en el mundo!” (5).

En años posteriores, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se siguió celebrando en la URSS y en otros muchos países, manteniendo el espíritu combativo y reivindicativo que tuvo en sus orígenes, hasta que en los años 60 la burguesía reescribió la historia.

Ha pasado más de un siglo desde que se celebrara la Conferencia de Copenhague, donde se tomó el acuerdo de celebrar un Día Internacional de la Mujer. En todos los países las mujeres tenemos el derecho al voto y en la mayoría de los países capitalistas se ha alcanzado la igualdad jurídica pero seguimos siendo doblemente explotadas y oprimidas. Muchas de las reivindicaciones planteadas por las mujeres socialistas en 1910 siguen pendientes, entre otras cosas porque la opresión de la mujer no reside simplemente en un problema de falta de derechos, sino que su origen está ligado a la propiedad privada y solo cuando ésta sea eliminada podremos empezar a hablar de emancipación de la mujer.

Como comunistas debemos recuperar la memoria del 8 de Marzo como el Día de la Mujer Trabajadora, debemos recuperar sus orígenes y el espíritu combativo y reivindicativo que tuvo en sus orígenes. Las comunistas en este día no tenemos nada que festejar y si una revolución que hacer y un largo camino por recorrer.

Notas:
(1) Victoria Sau, Diccionario Ideológico Feminista, 1981
(2) Clara Zetkin: La cuestión femenina y la lucha contra el reformismo
(3) Alejandra Kolontai: El Día Internacional de la Mujer, 1921
(4) Ibidem
(5) Ibidem
 

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