La Cuestión de la Mujer.
Rebeca González
Desde esta página reivindicamos el 8 de marzo, Día de la Mujer
Trabajadora, como una conmemoración del movimiento obrero femenino,
rememorando el incendio en la fábrica de
camisas Triangle de Nueva York en el cual murió más de un centenar de
trabajadores, mayoría conformada por jóvenes mujeres inmigrantes.
Debemos tener en consideración que, desde 1975, la Organización de las Naciones Unidas tomó la decisión de institucionalizar tal fecha como una conmemoración del feminismo transversal, suprimiendo el cariz de lucha de clases que lo caracterizaba y pasando a denominarlo “Día Internacional de la Mujer”, llegando así a significar, para muchos y muchas, una simple y despolitizada celebración del hecho de ser mujer; propiciando también, en el peor de los casos, un despiadado enfrentamiento entre hombres y mujeres que genera desclasamiento.
Esta burda estrategia burguesa, carente en su totalidad de verdadero espíritu revolucionario, ha cosechado grandes logros a su favor, hasta el punto de hacer girar las principales demandas en torno a una serie de conceptos simbólicos y metafísicos, sin plantear propuestas ni objetivos específicos, idiosincráticos e inapelables para la adquisición de derechos de la mujer trabajadora, como parte integrante del proletariado y especialmente agraviada por el capitalismo y su ideología.
Debemos tener en consideración que, desde 1975, la Organización de las Naciones Unidas tomó la decisión de institucionalizar tal fecha como una conmemoración del feminismo transversal, suprimiendo el cariz de lucha de clases que lo caracterizaba y pasando a denominarlo “Día Internacional de la Mujer”, llegando así a significar, para muchos y muchas, una simple y despolitizada celebración del hecho de ser mujer; propiciando también, en el peor de los casos, un despiadado enfrentamiento entre hombres y mujeres que genera desclasamiento.
Esta burda estrategia burguesa, carente en su totalidad de verdadero espíritu revolucionario, ha cosechado grandes logros a su favor, hasta el punto de hacer girar las principales demandas en torno a una serie de conceptos simbólicos y metafísicos, sin plantear propuestas ni objetivos específicos, idiosincráticos e inapelables para la adquisición de derechos de la mujer trabajadora, como parte integrante del proletariado y especialmente agraviada por el capitalismo y su ideología.
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