Los ataques a la Dictadura del Proletariado centrales en la estrategia de los revisionistas
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El sórdido
trabajo del revisionismo, de la burguesía, no solo ha sido en el
terreno de la restauración del capitalismo, allí donde las revoluciones
proletarias lo habían destronado, si no también, en el frente ideológico, al desvirtuar
conceptos objetivos, como el carácter de dictadura que tiene cualquier Estado o
aparato administrativo y la necesidad objetiva de la misma para cualquier clase
revolucionaria.
La burguesía,
maestra en el arte de la manipulación, usa las palabras, como balas emponzoñadas, para confundir y
embrutecer a las masas oprimidas creando todo tipo de sofismas y falsas
verdades filosóficas para paralizar la lucha de las mismas.
Los
aprendices de Kautsky y Bernstein afirman sin rubor que la democracia y su profundización
es el camino las masas oprimidas. ¿Olvidan acaso, estos sesudos politólogos,
que el Estado “democrático” es también una forma de dictadura de la burguesía?
Hacen girar
todo su discurso en torno a la lucha parlamentaria burguesa, afirmando es la vía
del cambio. ¡Del cambio de unos explotadores por otros, en realidad!
En palabras
de Lenin:
“Comparten
ellos mismos e inculcan al pueblo la falsa idea de que el sufragio universal
es, "en el Estado actual ", un medio capaz de expresar
realmente la voluntad de la mayoría de los trabajadores y de garantizar su
efectividad práctica.”(1)
Con la
arrogancia que caracteriza a estos eruditos de la pequeña burguesía, hacen
llamados a la paz y califican de central, la lucha por la “democracia” frente
al “autoritarismo” burgués, desviando de ese modo el blanco de lo que tiene que
ser barrido; el Estado burgués y su dominio como clase.
El camarada Lenin los caracterizo como:
"Los democrátas
pequeño burgueses se caracterizan por su aversión a la lucha de clases,
por sus sueños acerca de la posibilidad de eludir la lucha, por su
tendencia a limar, paliar y conciliar la cortantes aristas.(2)
No se trata
de lograr migajas democráticas en el marco del poder burgués, se trata de
destruir el mismo, implantando por la vía revolucionaria la Dictadura del
Proletariado o la Dictadura Democrática Popular según sea el tipo de desarrollo
social alcanzado y sus contradicciones de clase.
Esta
cuestión es la clave para un verdadero análisis de clase y comprensión de las
tareas de la revolución, pues sin claridad en el mismo estaremos condenados al fracaso y a hundirnos
en el pantano del revisionismo.
Es una
necesidad objetiva para la revolución, de aplicación universal. ¡No admite
discusión! Es Una línea que deslinda a los comunistas de los oportunistas.
La ideología
revolucionaria del proletariado el Marxismo-Leninismo-Maoísmo es una ideología científica,
materialista, dialéctica, que se desarrolla en lucha contra las caducas ideologías
metafísicas de la burguesía. No se puede mutilarla, vaciarla, de su contenido
revolucionario sin caer en el oportunismo o la liquidación.
La
construcción de la nueva sociedad solo se podrá hacer sobre las ruinas del
imperio burgués, pues analizando esta contradicción antagónica, vemos que si no
es así, todos los esfuerzos serán vanos, pues predominará el poder burgués que aprovechará
cualquier coyuntura para desposeer a las masas de los derechos democráticos alcanzados
mediante las reformas o los tratados.
Permitirme
de nuevo citar al camarada Lenin:
“Por
ejemplo, en la revolución de 1917, cuando la cuestión de la significación y del
papel del Estado se planteó precisamente en toda su magnitud, en el terreno
práctico, como una cuestión de acción inmediata, y además de acción de masas,
todos los social-revolucionarios y todos los mencheviques cayeron, de pronto y
por entero, en la teoría pequeñoburguesa de la "conciliación" de las
clases "por el Estado". Hay innumerables resoluciones y artículos de
los políticos de estos dos partidos saturados de esta teoría mezquina y
filistea de la "conciliación". Que el Estado es el órgano de
dominación de una determinada clase, la cual no puede conciliarse con su
antípoda (con la clase contrapuesta a ella), es algo que esta democracia
pequeñoburguesa no podrá jamás comprender, La actitud ante el Estado es uno de
los síntomas más patentes de que nuestros social-revolucionarios y mencheviques
no son en manera alguna socialistas (lo que nosotros, los bolcheviques, siempre
hemos demostrado), sino demócratas pequeñoburgueses con una fraseología casi
socialista.”(1)
Esa es la
base ideológica de los portavoces del viento derechista que alientan los
Prachanda y todos aquellos oportunistas, que bajo distinto rotulo, se
oponen a la guerra popular revolucionaria, levantando la bandera blanca de la
rendición conciliadora o la falacia de una construcción confederal alternativa
que soluciona los conflictos de clase.
En los
pueblos sin estado, en los movimientos de liberación nacional, donde predominan
los nacionalistas burgueses o pequeño burgueses, por muy revolucionarios que se
pretendan, continúan la misma senda al plantear, como talismán salvador, la “soberanía”
para todos los problemas, escamoteando la lucha de clases, en su afán de
cabalgar ellos mismos sobre las masas oprimidas.
La clave está
en la defensa de la Dictadura del Proletariado como parte indivisible del M-L-M.
En su comprensión, para el analisis de las sociedades y de la cuestión del Poder.
Cuando Lenin
señalaba que solo puede ser marxista quien defienda la Dictadura del Proletariado,
se refería a esto, pues la misma, es la comprensión de la cuestión del Poder,
no en términos filisteos metafísicos, sino como parte integral de la Revolución
y la guerra popular. Es la solida base de la revolución y su victoria.
Quienes se empeñan
en olvidar esta cuestión, en la teoría o en la práctica, actúan bajo la batuta
del Poder burgués, por mucho que traten de ocultarlo con fraseología seudo-revolucionaria.
Barrer a los
oportunistas e impostores del viento de derechas es actuar, de forma consecuente,
a favor de los intereses de los pueblos. ¡Es actuar basándose en los principios
de nuestra ideología!
Notas:
(1) Estado y revolución. V.I. Lenin 1918.
(2) Economia y politica en la epoca de la Dictadura del Proletariado. V. I. Lenin. 1919
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