sábado, 29 de septiembre de 2018

La III internacional y sus límites. Un articulo del camarada Miguel Alonso

La III internacional y sus límites
Miguel Alonso

Descartando las críticas trotskistas a la III Internacional, cuyos errores fueron promovidos en muchos casos por los propios trotskistas, emboscados en el aparato de la misma. (No debemos olvidar que tanto el primer Presidente de la misma, Zinóviev, como su sucesor Nikolai Bujarín, fueron juzgados por traición y fusilados en 1938) el debate y balance definitivo de la III Internacional permanece abierto.No cabe duda, que después de su precipitada disolución, en 1947, ha quedado como un debate abierto, entre los comunistas, la importancia de reconstruirla para impulsar la RPM.
Nadie niega ni reniega de la importancia histórica de la III Internacional, fundada por Lenin y sus camaradas de armas, tanto bolchevique como de otros países, son parte de nuestra historia, mas es evidente que partidos como el PCCh, en plena lucha contra el revisionismo, no consideraron su reconstrucción como necesaria.
Discrepo de la afirmación de los camaradas de la UOC (m-l-m) basada en la declaración del MRI, en un reciente documento publicado en el Dazibao Rojo, que esto no fue posible porque La Carta de los 25 Puntos solo fue  respaldada por el propio PCCh. Me parece inexacto, puesto que el prestigio del PCCh. y del Presidente Mao era inmenso entre las organizaciones m-l, que con entusiasmo hubieran participado en la nueva internacional. 
No camaradas, es evidente que el Presidente Mao rechazaba el concepto de centralización de los procesos revolucionarios por un “partido padre” o un partido internacional. Estos son hechos.
Si analizáramos, por lo menudo, la historia de todos los PC de la Internacional tuvieron problemas, de menor o mayor calado, con los “delegados” del Komintern y la práctica despótica de “bastón de mando”.
En China, en su revolución, representaron un importante lastre oportunista que provoco múltiples fracasos a la revolución. Solo el triunfo de la línea protagonizada por el Presidente Mao Tse-tung en la conferencia de Sunyi Huìyì (pinyin) ,durante la Larga Marcha, logro poner fin a la línea de la dirección de “los 28 bolcheviques y medio” impuesta por Pavel Mif de la Komintern y su delegado Otto Braun (Li Dé).
Los camaradas chinos sufrieron estos hechos en carne propia, no hablaban de oído, ¡hay que tenerlo en cuenta!
Es conocida la nefasta actuación del Komintern en España, en la que sus “delegados” como el argentino Victorio Codovilla o Erno Gerö (Pedro), cambiaban y ponían a las direcciones del PCE (IC) imponiendo una política derechista de supeditación a la burguesía republicana en el Frente Popular en plena guerra civil.
Es significativo ver como  el revisionista Codovilla apoyo posteriormente decididamente el golpe kruchovista en la URSS.
Gerö participo activamente en el secuestro y asesinato del líder del POUM Andreu Nin y su posterior demonización, con el coronel Orlov (1) que luego deserto a EE.UU. en 1938 y advirtió a Trotski de que su vida peligraba. El renegado Orlov no dejo, hasta su muerte, de difamar al camarada Stalin, en los libros que escribió por orden de sus nuevos amos imperialistas.
Estos hechos, de sobra conocidos, plantean serias dudas de sobre la centralización de un partido internacional, como defienden algunos camaradas y organizaciones, puesto que según los resultados crearon más dificultades que beneficios a la revoluciones y a sus partidos dirigentes.
Eso no significa que no tiene que haber una base de unidad internacional entre los partidos m-l-m y la consecuente lucha de 2 líneas, para romper con todo rezago de oportunismo (de derecha y de Izquierda) de revisionismo o del avakianismo.
El documento de la UOC (m-l-m) contiene, a mí entender, análisis correctos pero también parece apostar por la necesidad de un “partido internacional” cuando afirma:
“El MRI equivocadamente avaló la idea oportunista contraria a la completa y máxima centralización de la organización internacional comunista, cuya forma debe ser la de un Partido mundial del proletariado y no una Federación mundial de partidos proletarios”
Hay aun mucho por debatir, pero creemos, un primer paso necesario, la coordinación del máximo de organizaciones m-l-m en un organismo internacional basado en el m-l-m principalmente maoísmo que pueda abordar estos temas y otros en los que hay diversos posicionamientos.

Fuentes:
(1) Boris Volodarsky, El caso Orlov, Barcelona: Crítica, 2013

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