lunes, 10 de octubre de 2022

Colombia: Petro: diálogo con la mafia, ESMAD contra el pueblo

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El pasado martes 26 de septiembre Petro recibió en la Casa de Nariño a Álvaro Uribe Vélez, junto al ministro del Interior, Alfonso Prada y los congresistas del Centro Democrático, Miguel Uribe y Óscar Pérez. Después de que se realizara el mismo día las marchas uribistas en diferentes partes del país; Gustavo Petro discutió con el expresidente Uribe sobre la reforma tributaria, las tomas de tierras, la reforma a la salud, entre otros temas.

El mensaje político que deja el nuevo gobierno reformista es claro: con la mafia sí se sienta a conversar mientras al pueblo le envía el ESMAD, como les sucedió en el Cauca a los liberadores de la Madre Tierra; mientras recibía a uno de los más poderosos jefes de la mafia, a uno de los personajes más sangrientos y genocidas contra el pueblo, envió el ESMAD a los jóvenes que se manifestaron en las universidades públicas exigiendo al Estado y al gobierno de Petro que libere a los presos por luchar; diálogo y compadrazgo con el representante de la mafia, represión y desalojo a la comunidad pobre y despojada de Navarro en el oriente de Cali.

Es un hecho que la mafia continúa conservando poder económico, político y militar, y por tanto es falso que por medio de las elecciones se le haya derrotado o al uribismo concretamente, como salieron a decir varios reformistas después de conocerse los resultados de la farsa electoral. Es decir, es completamente falso lo que le vendieron al pueblo los jefes socialdemócratas, según lo cual, votando se derrotaba al narcoestado, se iban a acabar las masacres, los asesinatos a dirigentes populares, los desplazamientos -urbanos y rurales-, la crisis social, se iba a desmontar el ESMAD y con ello se acababa la represión, los presos por luchar iban a salir libres… nada de eso ha sucedido por el sólo hecho de que Petro haya sido nombrado como nuevo presidente.

La opresión política y la superexplotación económica del capitalismo, que garantiza el Estado burgués-terrateniente, es tan fuerte que ningún cambio presidencial, o de partido político en el poder del Estado o de persona en el poder presidencial, hace mover esa esencia de la democracia burguesa que es dictadura contra el pueblo. Lo que evidencia la situación actual en Colombia es que, no es un problema de las buenas intenciones que posiblemente tengan Petro y Márquez, o el llamado “Pacto Histórico”, o lo que desee hacer uno u otro jefe intermedio de esa coalición… lo real, es que el poder de la burguesía y los terratenientes está tan encarnado en el Estado, en su Estado, que la situación de miseria, hambre, desempleo, represión, que sufren las masas, no va a cambiar si las propias masas no transforman su situación material luchando contra ese Estado.

No son inventos de los comunistas. El hecho concreto es que Petro decidió sentarse a conversar con la mafia uribista, mientras al pueblo le envía la “institucionalidad” para acallarlo. La situación de las masas no va a cambiar “por las buenas”. El estallido social es imparable, el pueblo continúa luchando en las calles a pesar de las falsas ilusiones reformistas que lo llamó a confiar en el podrido sistema capitalista.

Los comunistas tienen la gran responsabilidad de canalizar esa rebeldía espontánea en lucha consciente contra el sistema capitalista y la dictadura burguesa, así como de la necesidad de construir el Nuevo Estado de Obreros y Campesinos. Si el gobierno de Petro sigue incumpliendo, se debe preparar la lucha para obligarlo a cumplir lo que prometió en campaña. Es indignante que se siente con la mafia a charlar, que sean tímidos los rechazos a las movilizaciones abiertas de paramilitarismo, como la que sucedió en el Magdalena, mientras al pueblo lo reprime con las mismas fuerzas represivas que en campaña llamó a desmontar.

Preparar la lucha y desconfiar de las vías constitucionales, implica reactivar las Asambleas Populares, preparar las Primeras Líneas o Grupos de Choque para repeler la represión que ya está enviando el gobierno reformista. A Petro y su gobierno lo obliga el pueblo a cumplir -no sólo a dialogar- cuando se organice y paralice por medio de la violencia revolucionaria en las calles el orden burgués, que es el caduco orden de la superexplotación capitalista.

Igualmente es necesario prepararse ideológicamente para la lucha, con el estudio de la teoría revolucionaria, con la vinculación a las masas que están luchando, con la organización política que le permita al proletariado estar dotado de su Partido para disputarle el poder a la burguesía, no de su Estado, sino, por la construcción del Nuevo Estado en el que los obreros y campesinos armados garantizarán que, por medio de la democracia obrera se produzca para satisfacer las necesidades de las masas y no el apetito de ganancia de las clases parásitas.

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