miércoles, 14 de junio de 2017

AND- HAMBURGO: Una lectura crítica del artículo: Venezuela la crisis económica de 2016 de Manuel Sutherland

Hoy, continuamos abordando la situación de Venezuela, a propósito de una lectura crítica del artículo: Venezuela la crisis económica de 2016 de Manuel Sutherland, publicada en www.sin permiso de 31/08/2016, investigador del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO) y profesor represaliado de la Universidad Bolivariana de Venezuela.

Utilizamos esta forma para rebatir los argumentos contrario al respecto y exponer los nuestros sobre la situación actual en Venezuela, esto es desde el punto de vista, la posición y la concepción del marxismo-leninismo-maoísmo pensamiento gonzalo para servir al desarrollo del camino del pueblo en ese país. Como tiene que ser, no sólo lo analizamos críticamente sino que sacamos también conclusiones (síntesis).

Partimos por centrar nuestra atención en la siguiente parte del texto en cuestión:

Tal como lo habíamos descrito en el año 2015[i], el estallido de la peor crisis económica de nuestra novel historia se dio en el año 2016. Aunado a una escasez nunca antes vista de bienes y servicios, se nos presenta una inflación que (a falta de estadísticas oficiales) los más conservadores estiman en 300 % en lo que va de año. El PIB caerá por tercer año consecutivo y el PIB per capita probablemente retroceda en un impresionante 25 % al anochecer del 2016. Miles de personas salen del país y la lucha política se enciende en personas que han entrado en la zona de la pobreza extrema, devengando alrededor de dos dólares diarios, en mejor de los casos. Ante esta situación se levantan dos explicaciones a la crisis: (1) La crisis es culpa del gobierno por la guerra económica que tiene contra el empresariado, y (2) La crisis es inducida por la guerra económica del empresariado y el imperialismo contra el gobierno.

Ambas explicaciones se erigen como razones puramente político-conspirativas que parecen ocultar la esencia estructural y a la vez cíclicamente recurrente de la crisis en Venezuela. Para este breve escrito abordaremos sólo algunos tópicos precisos de las determinaciones materiales de la crisis”.

Nosotros con los subrayados resaltamos que es la peor crisis de la historia reciente de Venezuela que se manifiesta con escasez de bienes y servicios, inflación desbordada, que el mismo autor estimó para finales del 2016 en más del 830% (ver artículo: Venezuela: Ist die Krise Resultat einer sozialistischen Revolution...oder nicht vielmehr Ausdruck kapitaklistischer Verhältnisse?, publicado por ILA 404-Hamburgo, abril de 2017) y caída de la producción y de los ingresos de las masas (25% del PBI per capita). Y destacamos muy de sobremanera las protestas de las masas y la lucha política que “se enciende en personas que han entrado en la zona de la pobreza extrema”, es decir entre los más pobres. Esto último es importante porque la propaganda oficial del gobierno “bolivariano” trata de ocultarlo mostrando las actuales luchas y protesta sólo como una cuestión de la “oposición empresarial” o de la “derecha contrarrevolucionaria”, cuando las masas luchan por la defensa de sus derechos que les ha costado tanto conquistarlos.

Las protestas y luchas de las masas en Venezuela es contra la crisis y las medidas que aplica el gobierno para buscar conjurarla que descarga sobre la mayoría del pueblo venezolano. Otra cosa es que sobre ellas trate de cabalgar la otra facción de la gran burguesía que siempre busca la protección del amo imperialista. Facción que también cuenta con el servicio de oportunistas y revisionistas. Estos están en ambos lados.

Otro aspecto, que viene con esto, es que la famosa disminución de la pobreza por las “políticas distributivas” del “gobierno revolucionario” del “socialismo del siglo XXI”, tan celebradas por el imperialismo a través del Banco Mundial y la CEPAL, sólo fueron para justificar la aplicación del viejo camino de las clases dominantes en Venezuela; el camino burocrático, que se condensa en la especialización del país como productor y exportador de un solo producto, el petróleo, de acuerdo a las necesidades del mercado mundial, es decir de acuerdo a las necesidades del imperialismo. O como dicen algunos académico pequeño-burgueses, para “justificar el neoextractivismo”. Profundización del capitalismo burocrático, con mayor dependencia del país del imperialismo, principalmente yanqui,  como exportador de materias primas e importador de capitales y productos manufacturados y mayor ruina de la economía del país ( caída continuada de la producción y la productividad).

Su famoso reparto de la “renta petrolera” entre los más pobres sólo consistió en arrojarles una cuantas migajas a través de las “Misiones”, etc., forma concreta en que se aplicó el programa del Banco Mundial de “combate a la pobreza” dentro de los “objetivos del milenio” de la ONU. Esta y otras “medidas distributivas” se usaron para impulsar el corporativismo fascista del gobierno (reestructuración fascista y corporativa del viejo Estado venezolano), mientras se incrementaba la explotación de las masas y la acumulación capitalista para beneficio de ambas facciones de la gran burguesía (ver en el mismo autor sobre la”fuga de capitales de Venezuela”), esto es, de la facción burocrática en el gobierno, y la facción compradora, mayormente en la oposición, incrementándose la explotación del país por los grandes monopolios imperialistas del petróleo y por los bancos de inversión con el negocio de la deuda(bonos soberanos) y la deuda bilateral con Rusia, Japón, China y el BID, etc.

Con lo cual ya hemos adelantado posición sobre la verdadera causa de la actual crisis en Venezuela. Nosotros tampoco estamos de acuerdo con las dos explicaciones de la crisis, que dan la “oposición” y el gobierno. Pero también disentimos de como el autor explica “el carácter estructural y cíclico recurrente de la crisis”, cuando el autor (M. Sutherland) escribe al respecto:

“La implosión del proceso de acumulación de capital.- La acumulación de capital es un proceso mundial por su contenido, pero nacional por su forma.”Juan Iñigo Carrera

El proceso de acumulación capitalista toma la forma concreta nacional en su representación política: el Estado. Ése complejo institucional es el representante del capital social que trata de acumularse desde el ámbito que abarca su propio mercado nacional. Al plantear alianzas o acuerdos comerciales, el equipo diplomático sale a defender a sus representados (la clase capitalista local) frente a otros representantes de la burguesía foránea. Así, al tratar de imponer lo que más le conviene a la burguesía local, el cuerpo negociante muestra la apariencia invertida de que dirige un proceso de acumulación nacional que se enfrenta a otros como externalidades competitivas. Pero no es así. El proceso de acumulación de capital es en esencia mundial y está fundamentado en una serie de capitales que desarrollan una escala de producción ampliada que les permite valorizarse a través del mundo sin distingo de nacionalidad. Por ende, todo gobierno que por más progresista que se autodenomine, es parte integral de un proceso mundial de acumulación de capital que lo determina de manera concreta[ii]”.

En resumen el autor dice que el proceso de acumulación capitalista es un proceso mundial que toma la forma concreta nacional en el Estado y concluye que todo gobierno es parte integral de un proceso mundial de acumulación de capital.

El autor parte de una confusión, pues la relación entre acumulación capitalista como la forma de desenvolvimiento de la producción capitalista y Estado nacional, pues no hay otra forma de existencia del Estado burgués, es la relación existente entre la base económica capitalista de una sociedad y un país determinado y su superestructura.

El mundo esta dividido en naciones imperialistas y naciones oprimidas (Lenin). En las naciones opresoras o imperialistas, la base económica, es monopolista o imperialista y su Estado nacional es imperialista. Imperialistas en economía y reaccionario e imperialistas en política. El imperialismo es reacción y violencia en toda la línea. En las naciones oprimidas, la base económica es semifeudal y semicolonial donde se desenvuelve un capitalismo burocrático como en Venezuela y el Estado correspondiente será un Estado terrateniente-burocrático al servicio del imperialismo.

Marx enseñó: Que los hombres según sus fuerzas productivas, producen también las relaciones sociales en las cuales producen, es decir, una formación económica históricamente determinada, que es la base materia de la sociedad, sobre esta se levanta la superestructura política, el Estado y las ideas .”Establézcase cierto grado de desarrollo de la producción, el comercio y el consumo, y se tendrá una forma determinada de estructura social, de la organización de la familia, de órdenes o clases; en una palabra, una sociedad civil determinada. Establézcase una sociedad civil determinada, y se tendrá un estado político determinado que no es sino la expresión oficial de la sociedad civil...el Estado...la sociedad oficial. (….)”.

Hemos citado arriba la Carta de Marx a Annenkov (Bruselas, 28 de diciembre de 1946), porque en ella Marx expone cuestiones básicas del materialismo histórico como las relaciones entre base económica y superestructura. Por el contrario para Sutherland el Estado está determinado por “el proceso de acumulación mundial”. Entonces así, niega la relación entre la estructura social, una sociedad civil determinada, y su expresión oficial, el Estado. Entre sociedad civil y su organización política, el Estado. El Estado como dictadura de la clase económicamente dominante y el gobierno como representante de ese sistema de dictadura y las dos facciones que contienden por encabezar ese viejo Estado, la facción burocrática y la facción compradora.

El autor criticado cae en el error de aislar la categoría “acumulación capitalista” del conjunto de las relaciones sociales de producción en Venezuela y sustituye la sociedad concreta históricamente determinada en Venezuela, la estructura real del país. Con lo cual plantea superestructura sin base económica propia.Con lo cual separa contenido y forma. Tiene una visión dualista del mundo.

El autor, como Proudhon, no quiere ver el “gran movimiento histórico que nace de ese conflicto entre las fuerzas productivas de los hombres, ya adquiridas, y sus relaciones sociales que no corresponden ya a dichas fuerzas productivas; en lugar de las guerra terribles que se preparan entre las diversas clases de una nación, entre las diferentes naciones; en el lugar de la acción práctica y violenta de las masas, que es la única que podrá resolver estos conflictos; en el lugar de este basto movimiento, prolongado y complicado, el señor Proudhon sitúa el movimiento nada satisfactorio sacado de su cabeza...es enemigo declarado de todo movimiento político. Para él la solución de los conflictos actuales no consiste en la acción pública, sino en las rotaciones dialécticas de su cabeza”. Con “su deseo de conciliar las contradicciones” (Carta citada). Es pensamiento pequeño burgués .

Ahora, vayamos a la última parte de la cita, de Sutherland, donde está la madre del cordero, cuando escribe: “El proceso de acumulación de capital es en esencia mundial y está fundamentado en una serie de capitales que desarrollan una escala de producción ampliada que les permite valorizarse a través del mundo sin distingo de nacionalidad”.

Luego, contrastemos esto con el marxismo y la realidad. La acumulación del capital es una importante categoría económica que expresa como se desarrollan la fuerzas productivas de la sociedad bajo las relaciones económicas capitalistas de producción, bajo el sistema de producción capitalista, y sus limites que llevan necesariamente a su caducidad. Marx en El Capital demostró como se expresaba los limites de la acumulación capitalista y, por tanto, del sistema capitalista de producción y su carácter transitorio, histórico, y las condiciones de su caducidad:

“Y el proceso capitalista de producción consiste esencialmente en la producción de plusvalor, representado en el plusproducto, o en la parte alícuota de las mercancías producidas en la cual el trabajo impago se halla objetivado. Nunca hay que olvidar que la producción de este plusvalor y la reconversión de una parte del mismo en capital, o sea la acumulación, constituye una parte integrante de esta producción del plusvalor es el objetivo directo y el motivo determinante de la producción capitalista (…) El verdadero límite de la producción capitalista lo es el propio capital; es éste: que el capital y su autovalorización aparece como punto de partida y punto terminal, (...) la producción sólo es producción para el capital, y no a la inversa ( ...) Los límite dentro de los cuales únicamente puede moverse la conservación y valorización del valor de capital, las que se basan en la expropiación y empobrecimiento de la gran masa de los productores, esos límites entran, por ello, constantemente en contradicción con los métodos de producción que debe emplear el capital para su objetivo, y que apuntan hacia un aumento ilimitado de la producción, hacia la producción como fin en sí mismo, hacia un desarrollo incondicional de las fuerzas productivas sociales del trabajo. El medio desarrollo incondicional de las fuerzas productivas sociales entra en constante conflicto con el objetivo limitado, el de la valorización del capital existente. Por ello, si el modo capitalista de producción es un medio histórico para desarrollar la fuerza productiva material y crear el mercado mundial que le corresponde, es al mismo tiempo la constante contradicción entre esta su misión histórica y las relaciones sociales de producción correspondientes a dicho modo de producción (…) Esta escisión entre las condiciones de trabajo, por una parte, y los productores, por la otra, es lo que constituye el concepto del capital: se inaugura con la acumulación originaria (libro I, cap. XXIV), aparece luego como proceso constante en la acumulación y concentración del capital y se manifiesta aquí finalmente como centralización de capitales ya existentes en pocas manos y descapitalización de muchos (que bajo esta forma modificada se presenta ahora la expropiación)”

Marx demostró, que la libre concurrencia engendra la concentración de la producción, y que dicha concentración, en un cierto grado de su desarrollo, conduce al monopolio. Lenin, partiendo de esta democtración de Marx, la desarrolló y estableció, que el engendramiento del monopolio por la concentración de la producción es una ley general y fundamental de la fase actual de desarrollo del capitalismo. Definiendo esta fase así: “El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia la exportación de capitales, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la Tierra entre los países capitalistas más importantes.

Lenin demostró que el proceso capitalista en esta fase de los monopolios, acentuaba las contradicciones entre los monopolios imperialistas y las naciones imperialistas, la lucha entre ellas por el reparto económico y político del mundo. Por lo tanto, demostró la falsedad de las elucubraciones teóricas como las de Sutherland, de que los capitales se valorizan a través del mundo “sin distingo de nacionalidad” y de esa “esencia mundial de la acumulación capitalista”, fundamentando así la contradicción histórica principal de la época, la existente entre naciones oprimidas (coloniales y semicoloniales, por un lado, y las naciones imnperialistas, por el otro, cuando estableció:

Puestos a hablar de la política colonial de la época del imperialismo capitalista, es necesario hacer notar que el capital financiero y la política internacional correspondiente, la cual consiste en la lucha de las grandes potencias por el reparto económico y político del mundo, originan abundantes formas transitorias de dependencia estatal. Para esta época son típicos no sólo los dos grupos fundamentales de países -los que poseen colonias y las colonias-, sino también las formas variadas de países dependientes que desde un punto de vista formal, político, gozan de independencia, pero que, en realidad, se hallan envueltos en las redes de la dependencia financiera y diplomática. Antes hemos señalado ya una de estas formas, la semicolonias

Sobre la internacionalización del capital, escribió: “(...)Algunos escritores burgueses (a los cuales se ha unido ahora C. Kautsky, que ha traicionado completamente su posición marxista, por ejemplo, de 1909) han expresado la opinión de que los cárteles internacionales, siendo como son una de las expresiones de mayor relieve de la internacionalización del capital, permiten abrigar la esperanza de que la paz entre los pueblos llegará a imperar bajo el capitalismo. Esta opinión es, desde el punto de vista teórico, completamente absurda, y desde el punto de vista práctico, un sofisma, un medio de defensa poco honrado del oportunismo de la peor especie. Los cárteles internacionales muestran hasta qué grado han crecido ahora los monopolios capitalistas y cuáles son los objetivos de la lucha que se desarrolla entre los grupos capitalistas. Esta última circunstancia es la más importante, sólo ella nos aclara el sentido histórico y económico de los acontecimientos, pues la forma de lucha puede cambiar y cambia constantemente en dependencia de diversas causas, relativamente particulares y temporales, en tanto que el fondo de la lucha, su contenido de clase no puede cambiar mientras subsistan las clases. Se comprende que los intereses de la burguesía alemana, por ejemplo, a la cual se ha pasado en realidad Kautsky en sus razonamientos teóricos (como veremos más adelante), dicten la conveniencia de velar el contenido de la lucha económica actual (por el reparto del mundo) y de subrayar ya una ya otra forma de dicha lucha. En este mismo error incurre Kautsky. Y no se trata sólo, naturalmente, de la burguesía alemana, sino de la burguesía mundial. Los capitalistas no se reparten el mundo, llevados de una particular perversidad, sino porque el grado de concentración a que se ha llegado les obliga a seguir este camino para obtener beneficios; y se lo reparten "según el capital", "según la fuerza"; otro procedimiento de reparto es imposible en el sistema de la producción mercantil y del capitalismo”.

Lenin, aplicando la ley del desarrollo desigual entre los distintos países contra ese sueño pequeño burgués de la explotación pacífica del mundo por los capitalistas, dijo:

(...)Compárese con esta realidad -la variedad gigantesca de condiciones económicas y políticas, la desproporción extrema en la rapidez de desarrollo de los distintos países, etc., la lucha rabiosa entre los Estados imperialistas- el necio cuento de Kautsky sobre el ultraimperialismo "pacífico". ¿No es esto el intento reaccionario de un asustado pequeño burgués que quiere ocultarse de la temible realidad? ¿Es que los cárteles internacionales, en los que Kautsky ve los gérmenes del "ultraimperialismo" (del mismo modo la producción de tabletas en los laboratorios "podría calificarse de germen de la ultraagricultura), no nos muestran el ejemplo de la partición y de un nuevo reparto del mundo, el tránsito del reparto pacífico al no pacífico, y viceversa? ¿Es que el capital financiero norteamericano y el de otros países, que se repartieron pacíficamente todo el mundo, con la participación de Alemania, en el sindicato internacional del raíl, pongamos por caso, o en el trust internacional de la marina mercante, no reparten hoy día de nuevo el mundo, basándose en las nuevas relaciones de fuerza, relaciones que se modifican de una manera que no tiene nada de pacífica?

(…) El capital financiero y los trusts no atenúan, sino que acentúan las diferencias entre el ritmo de crecimiento de los distintos elementos de la economía mundial. Y si la correlación de fuerzas ha cambiado, ¿cómo pueden superarse las contradicciones, bajo el capitalismo, si no es por la fuerza? (...)Cabe preguntar: en el terreno del capitalismo, ¿qué otro medio podía haber que no fuera la guerra, para eliminar la desproporción existente entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la acumulación de capital, por una parte, y el reparto de las colonias y de las "esferas de influencia" del capital financiero, por otra?”.

Dos guerras mundiales por la partición y nuevo reparto del mundo ya repartido y decenas de guerras de agresión contra las naciones oprimidas por las superpotencias y potencias imperialistas , así como las actuales guerras de agresión en curso y las luchas armadas del movimiento de liberación nacional muestran la justeza de las aseveraciones del marxismo-leninismo-maoísmo sobre el desarrollo del sistema de producción capitalista en su fase actual, es decir imperialista. El imperialismo es monopolista, parasitario o en descomposición y agonizante, el imperialismo madura las conduiciones para la revolución y después de él solo cabe el socialismo, con las consecuencias necesarias que saca Lenin. Eso es principal. Esto se muestra actualmente en la luchas del proletariado internacional y los pueblos del mundo por desdarrollar la actual nueva gran ola de la revolución mndial mediante las guerras populares.

El autor, Manuel Sutherland, en éste y otros artículos, niega así la necesidad del análisis concreto de esa realidad concreta, al difuminar la base material o económica de la sociedad venezolana y su expresión política el Estado en el “proceso (mundial) de acumulación capitalista”. Niega el proceso concreto que asume el capitalismo en su etapa imperialista, cuando se vierte sobre un pueblo semifeudal como Venezuela, desarrollando un capitalismo burocrático. Lo que determina el carácter de esta sociedad: semifeudal y semicolonial donde se desenvuelve un capitalismo burocrático. Pero, para él Venezuela sólo es al fracción del proceso de acumulación capitalista a escala mundial una fracción del mismo.

El quiere ver la situación actual de Venezuela y las perspectivas de la situación partiendo de una abstracción, de una categoría económica del capitalismo, separada del sistema de producción capitalista en su fase actual, en su fase imperialista.. Èl tampoco parte de la Venezuela real y de sus características específicas.

Los maoístas “necesitan fundamentarse en el conocimiento histórico de la sociedad en la cual combaten”; nos dice el Presidente Gonzalo y agrega: “bien lo dijo el presidente Mao, hay que conocer la historia, principalmente de los últimos cien años, ¿así no dice?. centrando en el problema crucial del capitalismo burocrático`. Claro, problema crucial, o se entiende esto o no se comprende la revolución democrática. la necesidad de reconstituir el Partido y de conquistar el poder y defenderlo con la guerra popular, y esto es lo principal aquí, en el contexto nacional, esto es lo principal, esto es lo medular, el problema de la guerra popular”. Basta con recordar que la reconstitución del Partido Comunista es una necesidad de la revolución en este país para hacer la revolución -conquistar el poder y defenderlo con la guerra popular.

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