ANÁLISIS Y OPINIÓN
Análisis y crítica revolucionaria de los hechos políticos de Bolivia y el mundoMigrantes bolivianos varados en la frontera con Chile. Foto: Página 7
Por: Gabino Ingenio
09/05/2020
Cuando se habla de
democracia en Bolivia se suele hacer referencia a un país donde hay
elecciones y donde medianamente hay cierta independencia de poder, nos
referimos a los poderes ejecutivo, legislativo y judicial básicamente y
decimos cierta porque
entendemos que la mayoría de los políticos (y personas en general)
tienen una noción bastante general de esto y no necesariamente ideas
claras.
No es nuestra
intención hablar de la “democracia a secas” porque no somos partidarios
de esta, solo nos permitimos hacer una observación que puede resultar
interesante en estos tiempos peculiares. Vivimos un momento en que,
desde el punto de vista de quienes están al mando del Estado, hemos
salido de una “dictadura”, la dictadura del MAS y que “todo el pueblo se
unió” para salir de 14 años de oscurantismo. Es cierto que no todos
resumen así las cosas, pero en general, en el discurso estatal, esa idea
simplona y reaccionaria, puede definir muy bien lo que piensan.
De manera general
podríamos decir que la mayoría de sectores opuestos al MAS desarrollaron
una lucha contra éste, estos sectores fueron diversos y se unieron en
función de su oposición a una gestión que aplastó a la sociedad en
derechos fundamentales, tuvo un manejo de recursos de tipo prebendal que
benefició a los sectores que lo apoyaban, entró en pugna con ciertos
sectores sociales dominantes y se alió con otros, y reprimió arbitraria y
selectivamente a quienes se oponían a su gestión, en particular a
dirigentes de los sectores populares.
De tal forma que no
todos los que lucharon contra el gobierno levantaron la “bandera de la
democracia”, porque no existe democracia a secas. Hubo sectores
contestarios que desarrollaron criticas al MAS desde una posición de
izquierda y revolucionaria, así como sectores de centro y de la pequeña
burguesía que demandaban democracia liberal, también hubo los sectores
mas rancios, esos que no tienen descaro y que apoyaron históricamente a
cuanto gobierno hubo en el país, salidos de elecciones o puestos por los
militares, pero que ahora se autonombraron “democráticos”. Está claro
que estos últimos son rabiosos anticomunistas, viejos conservadores
ligados a las poderosas clases terratenientes y gran empresariales, en
particular el sector que no se ligó al MAS, pero también podrían ser
algunos que estuvieron con Evo Morales, porque la gran burguesía
finalmente negociará con quienes sirvan a sus intereses.
Tenemos a este
sector rancio y reaccionario en la administración del poder estatal, a
la pequeña burguesía, los llamados “pititas”, que han seguido el libreto
de apoyar al nuevo gobierno provisional y, a un pueblo en general que
está pasivo o cuestiona las decisiones gubernamentales. Aquí diversos
sectores de clase y viejos politicastros afilan los cuchillos para ver
qué parte de la administración estatal les tocará en el nuevo reparto
electoral, incluido entre estos el MAS que no ha perdido su base y que
ha sumado a su simpatía a aquellos que han sido víctimas de la represión
del nuevo gobierno reaccionario.
Porque la asunción
del nuevo gobierno reaccionario fue a sangre y fuego, como suele suceder
cuando se cambia a un régimen anclado por muchos años y cuando los
nuevos intereses necesitan derrocar al viejo, pero no se trató de una
lucha entre los actores principales, entre los “cuadros del MAS”
encabezando la resistencia con Evo Morales como protagonista (al estilo
Allende por ejemplo), nada parecido a eso sucedió con los “soldados de
la revolución masista” porque ahí todos los “cuadros” huyeron y se
asilaron antes que salga el primer tiro, así que la represión cayó como
siempre y una vez más en el pueblo indefenso, sí, lo decimos con
claridad, indefenso, que salió a defender lo que consideraba sus
derechos y también por la irresponsabilidad de dirigentes del MAS que
llamaban a defender a un caudillo que había abandonado el campo de
batalla. Fue la gente más pobre la que fue sometida por la represión del
nuevo régimen que apeló a dios y a la libertad para masacrar
impunemente y derramar la sangre humilde acusándola de terrorista. La
democracia de los conservadores feudal burgueses y fundamentalistas
cristianos se impuso sobre la energía democrática popular que apenas
nacía.
En este escenario de
administración nos ha caído la pandemia del virus, una pandemia real y
concreta que mata a las personas y que matará sobre todo a los mas
pobres. Lo que el nuevo escenario ha puesto en relieve es la precariedad
del sistema de salud, la precariedad de la economía, la precariedad de
la gestión estatal. Sin una visión estratégica de conjunto el nuevo
gobierno ha ido dando paso tras paso imitando en buena parte lo que pasa
en los países vecinos y siguiendo las recomendaciones de la OMS, si
bien es cierto que en lo fundamental no hay grandes novedades que hacer,
en el plano concreto, de las necesidades particulares el gobierno no ha
mostrado inteligencia ni planificación, su mayor énfasis ha sido, y
sigue siendo, la amenaza de cárcel, el estigma y la persecución penal.
Esa administración
también revela la visión de democracia que tiene la nueva gestión,
mientras trata con prejuicio de clase a los migrantes pobres, trata con
guantes de seda a los migrantes ricos, es un rasgo de la democracia
liberal que gozar de derechos fundamentales es un privilegio del que
tiene plata, es decir, las libertades y derechos existen (y hasta el
violar ciertas normas) pero solo para los que pueden pagarlos. Mientras
los migrantes que venían (y vienen) de Chile, en su mayoría
trabajadores, eran acusados de irresponsables, turistas, masistas
entrenados para atacar a policías, amenaza para la salud de toda
Bolivia, otro grupo de bolivianos, también de Chile, entraban al país en
avión sin ningún tipo de restricción, ni advertencia penal, ni siquiera
sanción moral, todo lo contrario, el gobierno declaró públicamente que
“el que tiene como pagarlo podrá retornar al país”.
Este hecho no puede
ser más claro, nunca un gobierno reaccionario (incluido el MAS) ha
declarado oficialmente que los derechos fundamentales solo pueden
ejercerlo los que pueden pagarlo, este tipo de gestión admite que hay
ciudadanos de primera y segunda clase (o más), si ese es el principio
rector, qué va a pasar si el sistema de salud no tiene respiradores
artificiales para atender a los pacientes?, a quién le tocará quedar
vivo y a quien morir? Este gobierno no lo pudo dejar más claro. Pero
ojo, no es solo este gobierno, la precariedad del sistema de salud
también ha sido responsabilidad del gobierno anterior y por ejemplo la
decisión en el MAS de una situación como ésta seguro que se resuelve por
el que tiene acceso a atenderse en un país “amigo” o no como lo han
hecho muchos dirigentes masistas.
Pero el principio
que guía la decisión de quien tiene derechos y quien no, fuera del
discurso de que todos somos iguales, se devela en tiempos de crisis como
la que vivimos, y expresa que es un problema del “sistema democrático”,
no todos somos iguales. En el mundo vemos que la libertad, los derechos
y la forma de llevar el confinamiento es diferente para los ricos (los
que pueden pagarla) que para los pobres. Mientras que en Santa Cruz, una
presentadora, un futbolista de selección o algún personaje mediático
puede hacer “campaña de solidaridad” sin control de las autoridades, en
otros escenarios, como en La Paz o Cochambamba, los que llevan la
solidaridad son apresados y condenados, peor, claro está, si son
militantes del MAS haciendo campaña con las necesidades del pueblo (que
desde ya es condenable).
La democracia no es
un sistema, tampoco es exactamente una forma de administración, si bien
existe en la superestructura como lo señaló Marx, es decir está en el
ámbito de la administración y gestión de la sociedad, existe a la par de
la existencia de la dictadura, lo que significa que si hay democracia
para unos, necesariamente hay dictadura para otros, si hay libertad para
los ricos, no la hay para los pobres, si los que tienen plata pueden
volver a sus casas a pasar la cuarentena, lo pobres no tienen esa
opción, si los presos pobres (y muchas veces inocentes) que en muchos
países demandan condiciones para no contagiarse con el virus, no son lo
mismo que los presos ricos, que salen rápido a una detención
domiciliaria como está pasando en el Perú ahora mismo. Como nunca en
momentos de crisis la idea de la vieja democracia está siendo
cuestionada, como muchas otras cosas, a diferencia de lo que se piensa,
que la crisis genera la unidad de una sociedad o un país, vivimos en el
mundo por la gravedad de la crisis el sálvese quien pueda y por supuesto
los más poderosos apelan hasta a la piratería internacional para
hacerse de medicamentos e instrumentos médicos.
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