Al socialismo en la URSS no solo le correspondió la tarea de dar el
primer paso en la emancipación del trabajo de todas las cadenas del
capital, resolviendo la contradicción fundamental entre el capital y el
trabajo, es decir, de la explotación y opresión de la burguesía contra
el proletariado mediante la instauración de un nuevo régimen social con
la socialización de los medios de producción, con un Estado de dictadura
proletaria, una revolución de donde se desprenden un sinfín de hazañas y
proezas admirables inclusive hasta nuestros días; como eI papel de la
liberación de la mujer, el desarrollo de las fuerzas productivas, la
alfabetización y la lucha contra la ignorancia, el impresionante
desarrollo cultural y científico, la derrota del nazi fascismo europeo y
asiático, etc., sino que además tuvo el mérito de desplegar una
victoriosa lucha por la salubridad pública y la erradicación de
epidemias.
Tal es el ejemplo de la erradicación de la viruela, un virus que
generó una mortal enfermedad que llevaba miles de años azotando a la
especie humana y cobrando muchísimas vidas en cada brote, incluso en
algunas momias en el antiguo Egipto hay rastros de dicha enfermedad. La
viruela traída por los colonizadores europeos a América fue la principal
causa de la casi total desaparición de los aborígenes en muchas partes
de este continente, quienes fueron diezmados por la epidemia en el Siglo
XVIII después de su conquista. En el Siglo XX, ese mismo virus cobró
centenares de millones de vidas, que afectaba especialmente a niños con
una tasa de mortalidad del 50%. Y aunque desde el siglo XIX se había
descubierto una vacuna, el virus seguía generando muertes pues el
capitalismo era Incapaz de destinar los recursos para difundirla
ampliamente.
El creador del plan para erradicar la Viruela fue Viktor Zhdanov;
viceministro de salud de la URSS, quien en 1958 presentó ante una
asamblea de la OMS un detallado plan para erradicar la viruela en 5
años. Aunque ya la dirección del socialismo se había extraviado a manos
de los revisionistas tras la muerte de Stalin en 1953, la URSS aún no
había entrado en crisis y mantenía la inercia del potente desarrollo que
venía desplegándose desde la década del 30. Fue solo gracias a esto que
la URSS pudo destinar 23 millones de vacunas para iniciar la campaña
que fue aprobada en la asamblea de la OMS, además puso a disposición a
un millar de médicos soviéticos. En 1959 se dio inicio al plan y en 1977
se produjo el último brote del virus en Somalia. En 1980 la OMS declaró
erradicada la viruela y su paso a los anales de la historia.
Otro importantísimo ejemplo de las grandiosas luchas contra las
epidemias fue la librada por una comisión médica que visitó a un pequeño
pueblo llamado Kjara, de un país asiático y vecino de la URSS que a
inicios de la década de 1940 tuvo un mortal brote con la temible “muerte
negra”, llamada así por los pobladores del lugar, pero conocida como
peste negra en occidente. Los médicos soviéticos libraron allí una dura
lucha, tal historia sirvió como fuente de inspiración para la novela
“Esta es tu causa” de Yuri Guerman, en donde se registra cómo la peste
fue propagada por la caza irresponsable y desenfrenada de las marmotas
cuyas pieles se vendían en el mercado y su precio se comenzó a cotizar
hasta en 6 veces su precio normal. Esta caza de marmotas incluso
enfermas generó la epidemia, la cual se transmitía por la pulga que
parasitaba a estos animales, que a la vez transmitía con su picadura una
bacteria mortal, la forma pulmonar de la peste negra era terriblemente
letal, con una tasa del 100% de mortalidad. En el país asiático sus
habitantes se organizaban en aldeas, cuando la peste invadía una, se
izaba una bandera negra en señal de contagio. La lucha de 105 médicos
soviéticos allí no solo se libró contra la peste, sino contra el grave
crimen de las fuerzas imperiales que ante la epidemia comenzaron a
desarrollar cercos y masacres en las aldeas infectadas, a donde llegaban
eliminando sistemáticamente a sus pobladores, sin discriminar entre
sanos y enfermos.
El gran avance dado por las ciencias, sumado a la creación de
universidades y la facilidad de ingreso a las mismas en la URSS y los
recursos cuantiosos destinados además a la salubridad pública, ayudaron a
que la población contara con un excelentísimo sistema de salud. Por
ejemplo, en la década del 30 era obligatorio que cada obrero acudiera
por lo menos cada 2 meses al médico, el cual le diagnosticaba una dieta
adecuada según su trabajo y un deporte acorde a sus necesidades, con el
fin de fomentar una medicina preventiva. La ingeniosidad y versatilidad
fueron unas características fundamentales del sistema de salud
soviético, que fue puesto a prueba en la segunda guerra mundial, a falta
de haber descubierto los antibióticos, usaban bacteriófagos para
combatir las infecciones bacterianas ocasionadas por las heridas en la
guerra -los bacteriófagos son virus que afectan sólo las bacterias-, de
esa forma combatieron en la Segunda Guerra Mundial.
Hoy día no existe el socialismo en ningún país, aunque haya países
que se autodenominen como tal, por ejemplo en China, Corea del Norte o
Vietnam, que décadas atrás fueron socialistas, hoy sólo existe un
capitalismo monopolista de Estado. La actual pandemia de Coronavirus
(Covid-19) ha demostrado que tales países han resultado mejor librados
que los países capitalistas donde el papel de Estado es menor y al
servicio exclusivo de los monopolios privados, aunque si fueran
realmente socialistas, hubieran derrotado la epidemia más fácilmente.
Mientras que Italia, España y ahora Estados Unidos, países capitalistas
donde predominan los sistemas de salud privados, están siendo devastadas
por la epidemia, con poca posibilidad de maniobra y con toda la carga
para los trabajadores de esos países.
Mirar el pasado y la lucha de la URSS contra las epidemias, hoy en el
marco de la cuarentena del Covid-19, llama al proletariado consciente, a
la intelectualidad revolucionaria y al pueblo en general a tomar las
banderas de la salubridad pública como una forma de defenderse en contra
del negocio de la salud y del inminente despido y posterior hambruna y
hacinamiento, como una forma no solo de combatir la epidemia sino contra
el negocio de la salud, una oportunidad para organizar la revolución
proletaria y derrocar este caduco y podrido Estado.
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