La Unión Obrera Comunista (mlm) saluda al proletariado, al
campesinado y al pueblo colombiano por su majestuosa demostración de
rebeldía el 21 noviembre y los días siguientes contra la tiranía del
gobernante régimen mafioso y paramilitar.
Por encima del camino de la conciliación, de los alegatos en el
establo parlamentario y de los compromisos con el régimen criminal se
impuso el camino de la lucha revolucionaria manifiesto en el gran Paro
Nacional o Huelga Política de Masas que involucró sectores importantes
de la producción, del transporte masivo y del comercio con gigantescas
movilizaciones, bloqueos y combates callejeros afectando la normalidad
de la producción capitalista, surtidora de la ganancia de las clases
parásitas, y con ello todo el orden burgués.
Posterior al paro nacional, la movilización prosiguió con cacerolazos
y otras formas de movilización en rechazo al terrorismo de Estado y
respaldando el paro, creando mejores condiciones para avanzar en el
propósito de un necesario Paro Nacional Indefinido que haga retroceder a
las clases dominantes y conquistar las reivindicaciones inmediatas del
pueblo trabajador.
Las clases que sostienen la sociedad con su trabajo, el proletariado y
el campesinado, si bien constituyen la base del gigantesco movimiento,
todavía no hacen valer su peso social dada la debilidad de sus
organizaciones. Aun así, ha sido ejemplar la fuerza de la juventud
obrera y del estudiantado como combatientes de primera fila, cuyo
heroísmo, iniciativa y espíritu de sacrificio da cuenta de la vitalidad
de quienes están llamados a dirigir la sociedad.
La justeza del Paro y las declaraciones demenciales del régimen sobre
las supuestas conspiraciones propiciaron el apoyo de importantes
sectores de la intelectualidad e incluso personajes de la misma
burguesía. Igualmente, la pretensión siniestra del régimen mafioso de
criminalizar a la juventud, tratando su rebeldía justificada de
vandalismo y delincuencia ha sido rechazada por el pueblo, testigo y
víctima de las provocaciones de las fuerzas policiales y militares, de
su violencia desenfrenada, y de los actos de robo y saqueo cometidos en
contra de la comunidad con el apoyo de las fuerzas militares.
La táctica de sembrar terror y miedo fue enfrentada con la
movilización de las masas en las calles que valientes enfrentaron no
solo las bandas delincuenciales patrocinadas y protegidas por la policía
en sus fechorías, sino el toque de queda y la militarización en la
capital. El tratamiento de guerra al Paro y a las manifestaciones, así
como recurrir a las bandas criminales para sembrar miedo se convirtieron
en piedras que el régimen levantó para dejarlas caer sobre sus propios
pies, sirviendo de motivo para que surgieran nuevas formas de
organización para la defensa de las comunidades.
El Paro demostró nuevamente la debilidad del régimen mafioso y
agudizó las contradicciones en el seno de las clases dominantes
obligando al títere presidente a llamar a dialogar. El Paro y las
movilizaciones posteriores se convirtieron en una victoria del pueblo
permitiéndole comprobar en los hechos su enorme poder, así como la
debilidad de sus enemigos. Debilidad que debe ser aprovechada para
organizar mejor las fuerzas populares e intensificar la lucha,
impidiendo las nuevas maniobras del gobierno que tratará de sobornar a
algunos dirigentes y comprometer a los partidos de la llamada oposición
para que el pueblo deje de luchar y se trance con promesas.
En ese sentido de organizar mejor las fuerzas populares para las
nuevas batallas se hace necesario generalizar los Comités de Lucha o de
Paro en todas partes, las Asambleas Populares Locales, Regionales y
Nacionales donde se tomen decisiones y se hagan cumplir; Asambleas donde
se ejerza la democracia directa de las masas desde abajo, con completa
independencia del Estado y los partidos políticos, y donde se destaquen
los verdaderos dirigentes del pueblo trabajador. Esta es la tarea más
urgente para darle continuidad al movimiento en la perspectiva de
avanzar de la rebelión a la revolución.
En cuanto al papel de los comunistas y revolucionarios podemos decir
que obtuvieron un triunfo político, manifiesto en el hecho de que las
fuerzas reformistas e “izquierdistas”, tuvieron que aceptar el camino de
la lucha y tratar de ponerse al frente de la huelga política para
impedir que fueran desplazadas ante el impetuoso avance de las masas, y a
pesar de la debilidad de las fuerzas e influencia de los comunistas y
revolucionarios entre las masas, han logrado influir en el conjunto del
movimiento y cumplir con sus planes en la organización del Paro y las
movilizaciones en algunos sectores obreros, campesinos y populares.
Por supuesto, también el Paro puso de manifiesto las grandes
debilidades y deficiencias, especialmente, la carencia del Partido
político de la clase obrera para actuar con un solo centro de dirección,
con un solo plan, con una sola voz; dejando ver además el peso de los
métodos artesanos de trabajo para ponerse a la altura de las exigencias
en cuanto a la agitación y propaganda, tan necesarias para responder con
contundencia a los ataques de los enemigos y prevenir al movimiento de
los malos consejos de los “amigos”.
A pesar de su debilidad relativa, los comunistas y revolucionarios se
han comportado como dignos y consecuentes combatientes de vanguardia y
representantes de las aspiraciones del pueblo trabajador, lo que les
permite afianzar posiciones y conquistar nuevas fuerzas para marchar a
la cabeza de la rebelión popular, haciendo conscientes, educando y
generalizando las nuevas formas de organización y de lucha que mejor
contribuyan al propósito de acercar el triunfo de la Revolución
Socialista.
El pueblo colombiano se ha puesto de pie, comportándose a la altura
de sus hermanos de otras latitudes y depende de los comunistas que tan
lejos pueda llegar en su marcha.
XIV Reunión Plenaria del Comité de Dirección – XI Asamblea
Unión Obrera Comunista (mlm)
Noviembre 24 de 2019
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