Femenino, La Rebelión Se Justifica N°17
Mujer brasileña, negra, y carne de
favela, Marielle Franco hizo de esa
combinación su causa. Nacida y criada
en la favela de Maré, Mairelle se
convirtió en un símbolo de la lucha de
las mujeres negras contra el racismo,
el machismo y la violencia policial,
luego de ser asesinada a tiros mientras
viajaba en coche este 14 de marzo,
a los 38 años de edad.
El dolor y la rabia se tradujeron en
un tema que estaba particularmente
cerca de su corazón: en 2014 y 2015, la
favela de Maré había sido ocupada por
soldados y muchos residentes habían
denunciado varios abusos. La lucha
contra la militarización de las favelas
se transformó así en una de sus banderas
de combate.
El Sábado anterior a su muerte
Marielle denunció que en la favela de
Acarí, zona norte de Río de Janeiro, el
batallón 41 de la policía militarizada
había asesinado extrajudicialmente
a dos jóvenes, a quienes depositó en
fosas comunes. Esa denuncia sería su
condena a muerte, siendo luego asesinada
a tiros en un crimen orquestado
y encubierto por el Estado
Hoy la fuerza policial de Río es una
de las más mortíferas del mundo. En
2016, 925 personas murieron durante
las operaciones policiales, según el
Foro de Seguridad Pública de Brasil. Los grupos de derechos humanos han
calculado que en 2017 fueron más de
mil. Marielle, a pesar de su ilusión
con la farsa electoral encarnaba para
muchos el sueño de millones de personas
en Brasil, de quienes creían en la
paz, la justicia y la posibilidad de tener
oportunidades pese a haber crecido en
un entorno como el de las favelas. Por
ello, en este contexto de Guerra Civil
Reaccionaria y de agudización de las
contradicciones en el viejo Estado, se
transformó en un peligro.
Los abusos reiterados por la policía
Brasilera ya se hacen cada vez más evidentes
en las favelas. Nuevas vidas son
tomadas por un viejo Estado que vive
una profunda crisis social y que tiene
como respuesta de parte del gobierno
de Temer y todos los golpistas una escalada
de brutalidad y violencia policial,
ahora con la intervención federal
del Ejército, llevando más violencia a
la sufrida población carioca. La militarización
solo puede traer más muertes
y represión a pueblo pobre.
El pueblo brasileño no solo expresa
tristeza por este crimen, sino también
su odio contra esta Guerra Civil Reaccionaria,
el viejo Estado y el golpe
militar que vienen preparando los
imperialistas. Las universidades están
parando las clases en Río de Janeiro y
varios estados del país en respuesta a
este caso, en los lugares de trabajo se
expresa una enorme indignación, en
las huelgas de profesores y trabajadores
de San Pablo o de Minas Gerais.
Hoy más que nunca debemos repudiar
este y tantos crímenes del Estado
brasileño, apoyando activamente las
luchas de su pueblo.
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