martes, 28 de junio de 2022

Ecuador: Con profundo odio de clase (FDLP-EC)

La condición social de una mujer está determinada por el rol que cumple en la estructura productiva de la sociedad, y con ella, la forma cómo asume su responsabilidad con la historia, ya sea del lado de los opresores o del lado de los oprimidos.

¿Qué es lo relevante de una mujer o un hombre independientemente de su condición sexual o étnica?, definitivamente su condición de clase, lo otro, su “individualismo” pasa a un segundo plano.

La actual movilización nos ha enseñado mucho al respecto de la extracción y el carácter de clase que tienen los individuos.

En los hechos concretos, en la práctica social, nuestros compañeros y compañeras han estado codo a codo con mujeres indígenas y campesinas valientes, combativas, conscientes de su papel revolucionario. No obstante, también hay de las “otras”, las oportunistas, las miserables, las que han prostituido su conciencia a las clases dominantes, precisamente a aquellas que durante siglos las han explotado, oprimido y humillado, pero ahí están, guarichas, malvivientes, arribistas. Lourdes Tibán, Llori, son un claro ejemplo de este tipo de mujeres de extracción indígena/campesina. Estas, tremendamente peligrosas y nocivas, porque aún se mantienen enquistadas en el seno de las organizaciones campesinas y populares, haciendo un fino trabajo estratégico, ya sea desmovilizando ideológicamente a la clase como distorsionando el carácter y objetivos que debe tener la lucha.

Pero, del lado del viejo Estado burocrático terrateniente, también están aquellos que, aun deviniendo de las entrañas pauperizadas de nuestro pueblo, hombres y mujeres nacidos en el campo, en las barriadas pobres, hijos e hijas de obreros, campesinos/indígenas, han optado por luchar del lado de los opresores, explotadores y del imperialismo.

Rol importante cumplen las mujeres que se han enrolado en los aparatos represivos del viejo Estado. Ya no llama la atención ver cómo mujeres armadas de lanzagranadas, escopetas, pistolas disparan sin miramiento alguno contra las hijas del pueblo, contra los manifestantes. Precisamente en la dura jornada de lucha del 24 de junio, en el edificio de la contraloría próximo a la Casa de la Cultura, preponderantemente eran mujeres policías las que disparaban desde las posiciones altas contra las masas que bregaban por llegar a la Asamblea. Posteriormente, se las veía en las calles, arrestando, agrediendo y humillando, de la forma más miserable, a jóvenes, hombres y mujeres, que eran capturados.

No podemos ocultar el estupor, indignación y profundo odio de clase que nos ha ocasionado ver las imágenes de la policía recibiendo abrazos de las clases dominantes que salieron a hacer su festín oscurantista, feudal, pidiéndoles a gritos que sean duros con los indios, que disparen a matar, que las leyes ahora los protegen.

Y sobre los carros blindados, sobre los vehículos antimotines, las perras, las putas asalariadas de la gran burguesía levantaron tarima. Bailaban, gritaban eufóricas porque la burguesía les reconocía su sucio y criminal trabajo.

Las perras se sentían bellas, sexuales, y ni siquiera entendía del porqué estaban ahí, dando un espectáculo utilitario para unas clases tan reaccionarias, racistas, discriminatorias y criminales que empujan a que se olviden de su devenir social para convertirlas en máquinas impensantes de represión y muerte.

Quién esté dispuesto a luchar por los intereses de la clase y del pueblo tendrá un lugar en la historia, sin lugar a dudas. Quién luche del lado de los opresores, de los explotadores, independientemente de su condición étnica o sexo, tendrá que asumir sus responsabilidades ante aquellos que ya son parte de la historia.

Debemos combatir y dar el mismo tratamiento a hombres y mujeres policías/militares. Que no nos duela ser duros y determinantes, a la final, difícilmente hay algo más atrás de esos uniformes que representan el Poder de grandes burgueses y grandes terratenientes.

¡VIVA LA MUJER CAMPESINA CONSCIENTE QUE LUCHA CONTRA LA OPRESIÓN!

¡APLASTAR A LAS PERRAS, A LAS GUARICHAS DE LA GRAN BURGUESÍA!

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