lunes, 26 de abril de 2021

Ecuador: Gobernadora de Imbabura reafirma declaratoria de guerra en contra de campesinos de Buenos Aires

En la región de Imbabura, Ecuador, se sostiene una lucha decidida contra la operación de la minera Hanrine, subsidiaria local de la compañía autraliana Hancock Prospecting. La minera tiene en total seis concesiones que abarcan aproximadamente 23.000 hectáreas en cuatro cantones de las provincias de Imbabura y Carchi. Pero en la zona de Buenos Aires se ha encontrado con férrea resistencia de los campesinos. Para posibilitar las operaciones de la minera, el gobierno ecuatoriano ha dispuesto de custodia policial y militar permanente, que ha transformado el territorio en una zona de ocupación en beneficio de los intereses extractivistas.
 
 

En días pasados, la gobernadora de Imbabura, Gabriela Jaramillo, estuvo presente en Buenos Aires, Imbabura, para reafirmar la política estatal de guerra en contra del campesinado pobre y violentar la soberana decisión de las masas de oponerse a la presencia de la empresa minera Hanrine.

Esta tipeja, ganapán de los grandes terratenientes y la gran minería, amenaza a la población con fortalecer la presencia de militares y policías argumentando que, atrás de la negativa y resistencia a la explotación minera, existen grupos afables a la minería ilegal para expulsar a la transnacional minera; declaración infundada que busca CRIMINALIZAR la justa lucha de las masas campesinas en contra de la depredación de los recursos naturales.

Hasta aquí las brega campesina por la tierra y la vida  ha sido preponderantemente pacífica, sin que esto niegue que también se hayan realizado  legítimas y necesarias acciones de fuerza para tratar de detener la voracidad del viejo Estado y de la empresa minera; sin embargo, la represión y persecución de luchadores populares han configurado la región como un verdadero teatro de guerra donde se ha restringido los más elementales  derechos constitucionales de libre circulación y asociación, además, de realizar permanentes ataques armados a los campesinos que protestan en contra de la explotación minera.

Por las distintas vías de Buenos Aires y sus alrededores circulan patrullas de militares con dotación de guerra; carros blindados, retenes; allanamiento de fincas y viviendas; sobrevuelos a aeronaves del ejército y la FAE; despliegue de equipos de inteligencia, cuyo objetivo principal es el de operar sobre los compañeros dirigentes, desinformar a la población y propiciar contraponer masas contra masas; esto es, organizar grupos de choque patrocinados por la minera para que deslegitimen la organización y lucha de los campesinos.

 Nadie puede romper el estado de sitio; tampoco caminar libremente por cualquier lugar de Buenos Aires sin ser abordado por los aparatos represivos. Se restringe las reuniones políticas o cualquier otra manifestación en contra de la minera. Cualquier visitante es investigado, se toman fotos de los documentos. De igual forma, se filman y fotografían vehículos y a sus ocupantes. Si se entra al poblado y a ciertas zonas donde opera la minera, solo se lo puede hacer “acompañados” por policías o militares. Si por alguna razón, el argumento o justificación del por qué se ingresa a la comunidad no satisface a la represión, se impide el acceso a la misma.

A las masas no les queda otro camino sino la radicalización de la lucha en defensa de la tierra.

Hay que COMBATIR Y RESISTIR; es lo que debemos hacer. No hay que dejarse intimidar por el discurso hueco, reaccionario, militarista, represivo y entreguista de la gobernadora, hiena servil al viejo Estado.

No hay que dejarse intimidar por la soldadesca y su armamento, ¡son tigres de papel!

La lucha por la tierra y la lucha en contra de la gran minería es una lucha justa; la respuesta represiva del viejo estado solo atiza la creciente protesta popular, eso hay que entender; no se puede convocar al diálogo cuando hay la posición intransigente y definitiva de las autoridades de no retirar el programa minero en la región. Al no existir esos puentes de comunicación y consensos, pues bien, solo nos queda la lucha, decidida, implacable e indefinida hasta que la empresa minera se retire de Buenos Aires.

Si el viejo Estado quiere fomentar la economía y mejorar los niveles de vida de los comuneros de Buenos Aires, QUE  ENTREGUE LAS TIERRAS CONCESIONADAS A LA GRAN  EMPRESA MINERA A LOS CAMPESINOS POBRES.

 

LA LUCHA EN DEFENSA DE LA TIERRA Y DE LA VIDA ES LEGÍTIMA Y JUSTA

EXIGIMOS LA DESMILITARIZACIÓN DE BUENOS AIRES

EXIGIMOS LA SALIDA DE LA EMPRESA MINERA DE BUENOS AIRES

RECHAZAMOS LOS TRINOS DE GUERRA EMITIDOS POR LA GOBERNADORA DE IMBABURA

 ¡COMBATIR Y RESISTIR!

¡LA REBELIÓN SE JUSTIFICA!

 

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