Análisis y posición del FERP ante a la
lucha femenina que ha estallado en las universidades y liceos de nuestro
país contra el patriarcado, el acoso, el abuso y la educación sexista.
A solo semanas del cambio de gobierno ha comenzado en todo el país una
movilización femenina en universidades y liceos contra el acoso, el
abuso y la educación sexista que avanza amenazante, golpeando al
gobierno reaccionario de Piñera-FMI.
Esta lucha agudiza la pugna entre los sectores de las clases dominantes. Por un lado, el gobierno no ha dado abasto para responder a este estallido, llegando incluso el ministro Varela a menospreciar el problema del acoso y el abuso diciendo que son "pequeñas humillaciones". Otras autoridades tratan de limpiar su imagen hablando de "equidad de género", cuando lo único que representan y defienden es un viejo Estado patriarcal y reaccionario.
Por otro lado, la "oposición" (Nueva Mayoría y Frente Amplio) trata de explotar esta pugna para diferenciarse de la derecha con una "agenda valórica" más "progresista", utilizando el problema del aborto, derechos de las minorías sexuales y otros, siendo el único ámbito en que se pueden diferenciar de la derecha, ya que económicamente ya han demostrado ser ambos igual de serviles al imperialismo.
Es en este contexto que desde mediados de abril estalló la lucha femenina en la educación, con la toma de la U. Austral por la destitución de un profesor acosador. Posteriormente, en la facultad de Derecho UCH se inició una toma por lo mismo, encendiéndose la furia femenina por doquier, levantándose tomas y paros en más de 20 universidades y liceos de siete regiones, sumándose cada día más.
La movilización va remeciendo y conmoviendo a cada vez más mujeres que por primera vez en las luchas estudiantiles se convierten en las protagonistas principales, siendo una gran postal de esto el escenario lleno de voceras y dirigentas de la marcha del pasado 16 de mayo en Santiago. Ellas, que desde las Secretarías de Género levantadas desde el 2014 a raíz de esta misma problemática, y desde las asambleas de mujeres autoconvocadas cada vez más masivas, vienen levantando esta gesta histórica, enfrentándose a toda una vida de ser relegadas a un lugar auxiliar, de ver su lucha como una "lucha secundaria".
Y tal como toda rebelión espontanea, nacida de montones de rabia acumulada que basta con una sola chispa para encender, ha requerido levantar demandas, programas y formas de organización sobre la marcha, siendo aún difuso el enemigo principal y demandas principales dentro del conjunto de peticiones.
Así es que en la situación actual, vemos tres posibles salidas a las que puede apostar el viejo Estado para ahogar la furia femenina: continuar apostando al desgaste de la movilización, esperando que las tomas se caigan por sí solas; impulsar una ley de suma urgencia (como se está planteando después de la masiva marcha de esta semana) al estilo de "gran acuerdo nacional" maquillando un poco el problema pero dejando todo igual, como ocurrió el 2006; o apostar a la división, encausando la protesta en cada establecimiento hacia la resolución de los casos de acoso o abuso más emblemáticos.
Exponemos entonces, al calor de la vertiginosa movilización, nuestra posición respecto a esta lucha y el camino clasista que creemos debe tomar para dar saltos, acabar con los planes del viejo Estado y conquistar victorias.
1.- Saludamos a las compañeras que hoy combaten y resisten contra el patriarcado con gran ímpetu, demostrando que la furia de la mujer es un arma poderosa, capaz de remecer esta vieja sociedad de pies a cabeza. Esta rebelión de mujeres se justifica, porque pone de manifiesto la estructura clientelar de la universidad, donde los amigos de los decanos pueden hacer cuanto quieran sin ninguna represalia, por más protocolos y reglamentos que existan; expone la opresión que sufre la mujer en la educación y cuán arraigada está la idea de la "naturaleza deficitaria de la mujer" en estas instituciones; y por último porque ni el Estado ni las instituciones educativas se están haciendo cargo del problema del acoso y el abuso en sus establecimientos, al igual que ocurre con otros problemas como el autoritarismo, la falta de becas, la crisis de la educación pública, etc.
2.- Consideramos que el acoso, el abuso y la educación sexista son reflejo de la base económica atrasada y patriarcal de nuestro país que oprime doblemente a la mujer pobre, por su sexo y su clase. Tomamos posición porque la opresión de la mujer tiene su origen en la división de la sociedad de clases y que por tanto el único camino para barrer con el patriarcado es una Revolución de Nueva Democracia que avance hacia la construcción de una sociedad sin clases.
3.- Por ello, se hace urgente unirse a las funcionarias, que son las mujeres más oprimidas de la universidad, incorporando a los petitorios sus demandas tales como fin al acoso laboral, a las horas extras impagas o al subcontrato, impulsando asambleas y encuentros biestamentales. Con esto avanzar hacia la unión con las trabajadoras de nuestro pueblo, que son la gran mayoría de mujeres, y hacia un movimiento femenino al servicio del pueblo, de las luchas que dan hombres y mujeres por la vivienda, por la tierra, por un salario justo, etc., que apunte a barrer con las trabas que hoy impiden que la mitad del pueblo se sume a la lucha popular. Para todo esto vemos la necesidad de impulsar círculos de feminismo de clase que busquen unir esta lucha a las mujeres más pobres y oprimidas.
4.- Se debe unificar un petitorio a nivel nacional que incorpore las demandas que ya se han impulsado como la destitución de los académicos acosadores, sanción del acoso y el abuso sexual y laboral, protocolos de prevención y acompañamiento para las compañeras afectadas, etc. Pero entendiendo que el problema no se solucionará simplemente con protocolos, siendo necesario incorporar a las demandas la lucha por un cogobierno triestamental, que permitirá apuntar a una universidad al servicio de los y las estudiantes, que se haga cargo de las problemáticas como el acoso y el abuso y tantas otras. Solo así golpearemos la semifeudalidad en la educación que hoy se expresa en el clientelismo, los académicos apernados y las mallas retrógradas entre otras cosas.
5.- Debemos desarrollar métodos de lucha combativos por nuestras demandas. Ejemplo son las compañeras de Concepción, que ya han levantado jornadas de protesta y cortes de calle. Debemos barrer con la nefasta idea de que la mujer no puede combatir, que el desborde y la violencia revolucionaria es "de hombres". Al contrario, la mujer ha demostrado en la historia su capacidad de combatiente, con grandes revolucionarias como Teresa Flores, Paulina Aguirre, Norma Vergara y tantas otras. Este es un salto ideológico fundamental para dejar de ser víctimas del patriarcado y pasar a la ofensiva contra este.
6.- Entendemos que es inevitable que exista el separatismo. Por miles de año nuestras compañeras han sido relegadas a segundo plano y hoy cuando pasan ellas a ser protagonistas no nos sorprende que busquen espacios seguros y de confianza. Tal como estableció el Presidente Mao Tse Tung, no se puede esperar que una rebelión sea un movimiento ordenado, armónico, sino que es algo tormentoso, fugaz y siempre existirá una cuota de exceso, siendo el propio curso del movimiento el que decantará las formas correctas de organización. Así también vemos la necesidad de círculos y asambleas de mujeres ya que generan las condiciones para una participación activa de la masa de mujeres honda y profunda, que asuman tareas de dirección que normalmente se dedican a los hombres. Ahora bien, así como la emancipación de la mujer se dará con el conjunto de la clase, consideramos que la gran mayoría de los hombres son aliados en la lucha, que pueden apoyar y cumplir labores vitales para las movilizaciones.
7.- Deslindamos con el oportunismo y el revisionismo del Frente Amplio principalmente, que busca usar esta lucha solo para ganar votos en las próximas elecciones, arrojandose una representatividad y un protagonismo que no tienen, impulsando el pacifismo y pasando por encima de las decenas de asambleas autoconvocadas de mujeres que dirigen esta lucha.
Finalmente, llamamos a desarrollar una línea de clase en el movimiento femenino, a continuar generalizando esta lucha, levantando a más y más mujeres y desatando la ardorosa furia revolucionaria que se expande creciente entre las mujeres populares por doquier, esa mitad del pueblo que va demostrando que como doblemente oprimidas, también lo son doblemente revolucionarias. Los hechos lo van confirmando ¡Sin mujeres no hay revolución!
Esta lucha agudiza la pugna entre los sectores de las clases dominantes. Por un lado, el gobierno no ha dado abasto para responder a este estallido, llegando incluso el ministro Varela a menospreciar el problema del acoso y el abuso diciendo que son "pequeñas humillaciones". Otras autoridades tratan de limpiar su imagen hablando de "equidad de género", cuando lo único que representan y defienden es un viejo Estado patriarcal y reaccionario.
Por otro lado, la "oposición" (Nueva Mayoría y Frente Amplio) trata de explotar esta pugna para diferenciarse de la derecha con una "agenda valórica" más "progresista", utilizando el problema del aborto, derechos de las minorías sexuales y otros, siendo el único ámbito en que se pueden diferenciar de la derecha, ya que económicamente ya han demostrado ser ambos igual de serviles al imperialismo.
Es en este contexto que desde mediados de abril estalló la lucha femenina en la educación, con la toma de la U. Austral por la destitución de un profesor acosador. Posteriormente, en la facultad de Derecho UCH se inició una toma por lo mismo, encendiéndose la furia femenina por doquier, levantándose tomas y paros en más de 20 universidades y liceos de siete regiones, sumándose cada día más.
La movilización va remeciendo y conmoviendo a cada vez más mujeres que por primera vez en las luchas estudiantiles se convierten en las protagonistas principales, siendo una gran postal de esto el escenario lleno de voceras y dirigentas de la marcha del pasado 16 de mayo en Santiago. Ellas, que desde las Secretarías de Género levantadas desde el 2014 a raíz de esta misma problemática, y desde las asambleas de mujeres autoconvocadas cada vez más masivas, vienen levantando esta gesta histórica, enfrentándose a toda una vida de ser relegadas a un lugar auxiliar, de ver su lucha como una "lucha secundaria".
Y tal como toda rebelión espontanea, nacida de montones de rabia acumulada que basta con una sola chispa para encender, ha requerido levantar demandas, programas y formas de organización sobre la marcha, siendo aún difuso el enemigo principal y demandas principales dentro del conjunto de peticiones.
Así es que en la situación actual, vemos tres posibles salidas a las que puede apostar el viejo Estado para ahogar la furia femenina: continuar apostando al desgaste de la movilización, esperando que las tomas se caigan por sí solas; impulsar una ley de suma urgencia (como se está planteando después de la masiva marcha de esta semana) al estilo de "gran acuerdo nacional" maquillando un poco el problema pero dejando todo igual, como ocurrió el 2006; o apostar a la división, encausando la protesta en cada establecimiento hacia la resolución de los casos de acoso o abuso más emblemáticos.
Exponemos entonces, al calor de la vertiginosa movilización, nuestra posición respecto a esta lucha y el camino clasista que creemos debe tomar para dar saltos, acabar con los planes del viejo Estado y conquistar victorias.
1.- Saludamos a las compañeras que hoy combaten y resisten contra el patriarcado con gran ímpetu, demostrando que la furia de la mujer es un arma poderosa, capaz de remecer esta vieja sociedad de pies a cabeza. Esta rebelión de mujeres se justifica, porque pone de manifiesto la estructura clientelar de la universidad, donde los amigos de los decanos pueden hacer cuanto quieran sin ninguna represalia, por más protocolos y reglamentos que existan; expone la opresión que sufre la mujer en la educación y cuán arraigada está la idea de la "naturaleza deficitaria de la mujer" en estas instituciones; y por último porque ni el Estado ni las instituciones educativas se están haciendo cargo del problema del acoso y el abuso en sus establecimientos, al igual que ocurre con otros problemas como el autoritarismo, la falta de becas, la crisis de la educación pública, etc.
2.- Consideramos que el acoso, el abuso y la educación sexista son reflejo de la base económica atrasada y patriarcal de nuestro país que oprime doblemente a la mujer pobre, por su sexo y su clase. Tomamos posición porque la opresión de la mujer tiene su origen en la división de la sociedad de clases y que por tanto el único camino para barrer con el patriarcado es una Revolución de Nueva Democracia que avance hacia la construcción de una sociedad sin clases.
3.- Por ello, se hace urgente unirse a las funcionarias, que son las mujeres más oprimidas de la universidad, incorporando a los petitorios sus demandas tales como fin al acoso laboral, a las horas extras impagas o al subcontrato, impulsando asambleas y encuentros biestamentales. Con esto avanzar hacia la unión con las trabajadoras de nuestro pueblo, que son la gran mayoría de mujeres, y hacia un movimiento femenino al servicio del pueblo, de las luchas que dan hombres y mujeres por la vivienda, por la tierra, por un salario justo, etc., que apunte a barrer con las trabas que hoy impiden que la mitad del pueblo se sume a la lucha popular. Para todo esto vemos la necesidad de impulsar círculos de feminismo de clase que busquen unir esta lucha a las mujeres más pobres y oprimidas.
4.- Se debe unificar un petitorio a nivel nacional que incorpore las demandas que ya se han impulsado como la destitución de los académicos acosadores, sanción del acoso y el abuso sexual y laboral, protocolos de prevención y acompañamiento para las compañeras afectadas, etc. Pero entendiendo que el problema no se solucionará simplemente con protocolos, siendo necesario incorporar a las demandas la lucha por un cogobierno triestamental, que permitirá apuntar a una universidad al servicio de los y las estudiantes, que se haga cargo de las problemáticas como el acoso y el abuso y tantas otras. Solo así golpearemos la semifeudalidad en la educación que hoy se expresa en el clientelismo, los académicos apernados y las mallas retrógradas entre otras cosas.
5.- Debemos desarrollar métodos de lucha combativos por nuestras demandas. Ejemplo son las compañeras de Concepción, que ya han levantado jornadas de protesta y cortes de calle. Debemos barrer con la nefasta idea de que la mujer no puede combatir, que el desborde y la violencia revolucionaria es "de hombres". Al contrario, la mujer ha demostrado en la historia su capacidad de combatiente, con grandes revolucionarias como Teresa Flores, Paulina Aguirre, Norma Vergara y tantas otras. Este es un salto ideológico fundamental para dejar de ser víctimas del patriarcado y pasar a la ofensiva contra este.
6.- Entendemos que es inevitable que exista el separatismo. Por miles de año nuestras compañeras han sido relegadas a segundo plano y hoy cuando pasan ellas a ser protagonistas no nos sorprende que busquen espacios seguros y de confianza. Tal como estableció el Presidente Mao Tse Tung, no se puede esperar que una rebelión sea un movimiento ordenado, armónico, sino que es algo tormentoso, fugaz y siempre existirá una cuota de exceso, siendo el propio curso del movimiento el que decantará las formas correctas de organización. Así también vemos la necesidad de círculos y asambleas de mujeres ya que generan las condiciones para una participación activa de la masa de mujeres honda y profunda, que asuman tareas de dirección que normalmente se dedican a los hombres. Ahora bien, así como la emancipación de la mujer se dará con el conjunto de la clase, consideramos que la gran mayoría de los hombres son aliados en la lucha, que pueden apoyar y cumplir labores vitales para las movilizaciones.
7.- Deslindamos con el oportunismo y el revisionismo del Frente Amplio principalmente, que busca usar esta lucha solo para ganar votos en las próximas elecciones, arrojandose una representatividad y un protagonismo que no tienen, impulsando el pacifismo y pasando por encima de las decenas de asambleas autoconvocadas de mujeres que dirigen esta lucha.
Finalmente, llamamos a desarrollar una línea de clase en el movimiento femenino, a continuar generalizando esta lucha, levantando a más y más mujeres y desatando la ardorosa furia revolucionaria que se expande creciente entre las mujeres populares por doquier, esa mitad del pueblo que va demostrando que como doblemente oprimidas, también lo son doblemente revolucionarias. Los hechos lo van confirmando ¡Sin mujeres no hay revolución!
¡La emancipación de la mujer será obra de las mujeres mismas!
¡Viva el creciente movimiento femenino!
¡La rebelión se justifica!
Frente de Estudiantes Revolucionario y Popular - FERP
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