Entre los impactos de la Revolución de Octubre de Rusia en Oriente Próximo destaca la proclamación de Jomhuri-e Sosialisti-e Shouravi-e Irán
«República Socialista Soviética de Irán» (RSSI) en 1921 a la orillas
del mar Caspio, en Guilán, la región boscosa del norte de Irán.
El primer gobierno de los
trabajadores en Irán y también de Asia fue el resultado de dos décadas
de lucha de las fuerzas progresistas que empezó en 1905 con la
Revolución Constitucional, y cuyo objetivo fue limitar el poder absolutista de los monarcas, mediante el parlamento y la constitución.
Es el mismo año que en el país vecino se estalla la Revolución Rusa
contra el zar Nicolás II. Irán, después de los seis años que duró la
revolución, consiguió sus objetivos aunque la “Santa Alianza” entre el
clérigo reaccionario, la aristocracia y el colonialismo británico los
desvirtuaron. Pero, la lucha continua: los revolucionarios se
trasladaron a Guilán, convirtiéndole en una plataforma para ir a liberar
el resto de aquel inmenso y estratégico país.
El Movimiento de la Selva
En 1915 un grupo de trescientos guerrilleros, liderado por Mirza Kuchek Khan, se lanzó a liberar pueblo a pueblo de Guilán hasta tomar el control de toda la región en 1916. Así empieza la leyenda de Yonbesh-e Yangal «Movimiento
de la Selva» para expulsar al imperialismo ruso del norte de Irán, que
se había apoderado de las tierras fértiles, matando de hambre y
explotación a los lugareños.
Mirza Kuchek Khan (1880-1921)
Transcurrida la Primera Guerra
Mundial, y mientras las tropas zaristas habían ocupado el norte de Irán,
las británicas se habían hecho con el control del sur petrolífero y de
la propia Teherán. Mirza, un joven patriota que simpatizaba con el
islamismo y el imperio otomano “musulmán”, dirigía un movimiento de
naturaleza heterogénea, compuesto por jornaleros, campesinos y
artesanos. Carecía de un programa político-económico para transformar la
situación y se financiaba con el rescate que cobraba por la liberación de los terratenientes que previamente secuestraba.
Su peculiar método de chantaje cruzó las fronteras de la región: En
1916, cuando el líder comunista Soleiman Eskandari fue arrestado en
Teherán por los británicos, los yangalíes se llevaron al vicecónsul
británico Charles Maclaren, y varios militares y los canjearon semanas
después.
En febrero del 1917 la Revolución de
Febrero en Rusia sacudió Irán y especialmente el norte: el ejército
zarista se desintegró, dejando el camino libre para que los yangalíes
salieran de la selva y tomaran el poder en toda la región. Eran
conscientes de que sin el apoyo del resto de Irán y también de una gran
potencia, mantenerlo sería tarea difícil. Por lo que Mirza decidió buscar el respaldo de los comunistas iraníes y los bolcheviques rusos, y una vez conseguido, el 5 de junio de 1920 proclama la República Socialista Soviética de Irán» (RSSI).
Sin embargo Mirza no era socialista y no tenía ninguna intención de poner en marcha reformas de ésta índole,
por lo que su oposición al reparto de tierras entre los campesinos fue
el motivo de que cientos de republicanos, incluido su número dos,
Ehsanolá Dustdar (1883-1939) se “convirtieran” al marxismo. En una carta
dirigida a Lenin, Mirza le había recordado al líder bolchevique la
santidad de la propiedad en el Islam: “la nación iraní no está dispuesta de aplicar el programa bolchevique“.
De modo que, respaldada por la Revolución de Febrero rusa, el ala de
extrema izquierda comunista dirigida por Ehsanolá (apodado “Camarada
Rojo”) organiza un golpe de estado contra Mirza con el visto bueno de
Moscú, y proclama la República Socialista Soviética de Irán (RSSI),
poniendo en marcha la desamortización y la expropiación de las
propiedades de los terratenientes, acompañadas por una fuerte propaganda
antirreligiosa. El resultado fue la resistencia armada de los señores feudales,
el desplazamiento de miles de personas, y una hambruna generalizada a
causa de la quema de los cultivos por los contrarrevolucionarios.
Proteger la RSSI se convierte para León Trotsky en una prioridad,
por lo que envía en mayo de 1920 la Flota Soviética del Caspio a las
costas de la ciudad iraní de Anzali, para perseguir oficialmente a los
rusos “blancos” del general Denikin refugiados en Irán, aunque su
objetivo real fue proporcionar a la republica iraní asesores,
financiación y 15.000 soldados y voluntarios del Ejército Rojo.
En medio de esta tensión Ehsanolá
decide que es hora de liberar el resto del país, y envía al Ejército
Rojo de Irán, formado por tan sólo 5.000 soldados y voluntarios poco
equipados, a la conquista de Teherán. Obviamente, nada más salir de Guilán son derrotados por las tropas gubernamentales.
Tercera y última etapa
El sentido común llegará de la mano del Partido Socialdemócrata (comunista) de Irán, y su destacada figura Heidar Amu Oghli
(1880-1921), un veterano revolucionario, hombre culto que había
estudiado ingeniería eléctrica y dominaba ocho idiomas (entre ellos
inglés, francés, ruso e italiano).
Heidar Amu Oghli (1880 –1921)
Oghli, que había conocido a Lenin en
su exilio en Suiza y fue representante de Irán en la Internacional
Comunista del 1919, aplica la decisión tomada por el Congreso de los
Pueblos de Oriente de formar amplias alianzas para formar gobiernos democráticos, como paso previo a construir el socialismo.
Heydar Khan creía que las
condiciones de Irán no estaban preparadas para una república socialista e
intentó promover un gobierno democrático de las fuerzas progresistas,
creando un gobierno de coalición, integrando a Mirza y Ehsanolá en el “Comité Bolchevique”, impidiendo la caída de la RSSI.
Mientras, con la Revolución de Octubre soviética las reformas sociales
se aceleran: se forman “concejos” populares en el campo y la ciudad; los
jornaleros y los campesinos pobres reciben tierras, y estarán eximidos
del pago de impuestos, y por primera vez se celebró el 8 de marzo y las
mujeres. Las reformas darán resultados: aumentó la productividad y paró
la hambruna que sufría la población; se desmanteló los tribunales
religiosos; y la educación y sanidad se declararon universales y
gratuitas.
Asociación de Mujeres Patriotas (1921)
Entre los partisanos también había numerosas mujeres:
Blur Khanom, por ejemplo, dirigía el comando de asalto a los camiones
británicos, confiscando sus armas, para luego enviarlas al bosque. La
película Guil Dokhtar
«La muchacha de Guilán», rodada en 1928 en el Azerbaiyán soviético,
lleva el nombre de una mujer partisana que tras la muerte de su marido
en la batalla se une con su hijo pequeño a las filas de la guerrilla.
La caída de la República Socialista
La RSSI duró tan sólo seis meses, a causa de
- La división en el seno del movimiento entre los anticolonialistas y los socialistas.
- No contar con el apoyo del resto de los trabajadores del país. Durante la Revolución Constitucional, Kurdistán y Azerbaiyán habían sido duramente reprimidos.
- El balance de las fuerzas no estaba en favor de los socialistas: los Británicos enviaron un destacamento militar para aplastar la RSSI, y los señores feudales , que se opusieron a la colectivización de la tierra resistirán con armada.
- La retirada del apoyo de la URSS a la RSSI, al no producirse la Revolución Mundial que se habían imaginado. Por lo que, tras el fin de la guerra mundial la URSS retira sus tropas de Irán en virtud de lo acordado el 9 de marzo de 1921, así como por el tratado de paz de Brest-Litovsk firmado con Alemania para evacuar sus tropas de Irán. La RSSI queda desprotegida
- La traición de de los Yangalíes a los comunistas: mataron a Haidar Khan; provocaron un conflicto armado en el seno del movimiento, propiciando el asalto del ejército del gobierno central, dirigido Gran Bretaña y encabezado por el oficial Reza Khan Mirpany, el futuro fundador de la dinastía de Pahlavi.
El 2 de noviembre de 1921 la “República” es derrotada tras seis meses históricos. El fin de la RSSI fue una catástrofe humanitaria, con miles de muertos, heridos, desplazados que murieron de hambre.
Algunos dirigentes comunistas se exilian en Bakú mientras Mirza se
retiró a la selva donde murió congelado en el diciembre del 1921 en la
falda de una montaña.
Los ingleses siguieron con la
estrategia de estrangulamiento de la URSS, y organizaron en 1923 un
golpe de estado en Turquía a través de Kemal Atatürk, y otro en Irán en
1924 mediante Reza Khan, ambos de fuertes sentimientos anti comunistas.
A pesar de la caída de la RSSI, el
peso y la popularidad de los comunistas iraníes en la sociedad eran tal
que Irán se convirtió en el primer estado de Asia con un ministro
comunista: en 1924 Soleymna Eskandari ocupa el cargo de ministro de
cultura. Dos décadas después, en 1946 las fuerzas marxistas vuelven al
poder y esta vez en Azerbaiyán y Kurdistán, gracias a la presencia del
Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial.
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