Escrito por Elisa de Red Roja
Necesitamos como agua de marzo el
feminismo no-blanco, silenciado, combativo, proletario, antiimperialista
y descolonizador. Es urgente reivindicar a las mujeres en lucha contra
un sistema capitalista que es racista, y privilegia a las blancas; y que
es además heteronormativo, privilegiando a las personas cis1.
En otras palabras: aunque la opresión capitalista y patriarcal es
común, se concreta de formas muy diversas en función del lugar de
nacimiento, el color de la piel, la identidad sexual y la edad.
De este feminismo de selva y guerrilla se ha impregnado la lucha naxalita2que
lidera el Partido Comunista de la India(maoísta). El silencio mediático
se ceba también sobre esta rebelión que sin embargo tiene presencia en
casi la mitad de los 28 estados indios, controlando algunas regiones de Jharkhandy Andhra Pradesh.
Según el propio Ministerio del Interior de la India, en los últimos 10
años esta organización ha puesto en marcha al menos 489 campos de
entrenamiento para más de 40.000 cuadros, a los que se ha enseñado el
uso de armas sofisticadas y entrenamiento en la guerra de guerrillas.
Esta lucha contra las prácticas feudales, el sistema de castas y la explotación atrajo a miles de mujeres. Las más
pobres entre las pobres, las dalits y las adivasis, han encontrado así
la forma de combatir la explotación brutal, los vestigios feudales, el
matrimonio forzoso, la institucionalización de la violación, el comercio
sexual masivo, y un doloroso etcétera.
La lucha antipatriarcal ha sido asumida como una trinchera prioritaria,
hasta el punto de que, en puestos de comandancia, el número de mujeres
supera al de hombres. Han convencido y vencido las principales
reticencias de sus compañeros, recordando que el patriarcado, como el
capitalismo, se ceba en las mujeres pobres fundamentalmente a través de
las estructuras de dominación de clase.
Entre las naxalitas destaca sin lugar a dudas Anuradha Gandhi, una
dirigente guerrillera que dedicó su vida a vincular, de forma
sistemática, práctica revolucionaria y producción teórica. A través de
sus diferentes escritos, que han pasado a formar parte del ADN de su
organización, comprendemos la esencia de su feminismo proletario:
- El enfrentamiento - a muerte - contrael capitalismo y la sociedad de clases, que son en esencia patriarcales. Es imposible lograr la emancipación efectiva sin la liberación de las mujeres. Denunciando el moralismo legalista en materia de igualdad, esta autora afirma que las guerras prolongadas de liberación popular – como la que lleva a cabo el P.C.I(maoísta) - deben abordar desde el primer momento la tarea de abolir el patriarcado. Esto pasa, además, por reivindicar y difundir los avances antipatriarcales en contextos revolucionarios como el de la guerrilla comunista en Filipinas, Bagong Hukbong Bayan (Ejército del Nuevo Pueblo), que ofició el primer matrimonio entre dos de sus hombres combatientes en 1995.
- La lucha antipatriarcal sólo es posible desde el antiimperialismo, desde la denuncia del feminismo blanco y neocolonial que intenta imponer un concepto concreto y etnocéntrico de liberación social. Desde este punto, se rechaza el feminismo burgués como no liberador: las políticas de igualdad, por sí solas, son formas de gestionar la opresión. Una gestión, además, que ha demostrado ser ineficaz, inestable y tendenciosa. La agenda de la igualdad ha sido instrumentalizada: a nivel internacional para justificar la injerencia humanitaria, las invasión de países y una cooperación para el desarrollo que apuntala dependencias y exacerba las diferencias sociales; a nivel nacional para imponer la idea de una falsa unidad de las mujeres, primando esencialmente políticas pensadas para las mujeres de clase media-alta blanca (emprendimiento, techo de cristal, conciliación, etc). Por ejemplo, la reivindicación de la igualdad en el acceso a fuerzas armadas que son por definición potencialmente imperialistas es, sencillamente, inasumible.
- El rechazo al esencialismo biológico: los seres humanos nos hacemos socialmente y por lo tanto las categorías mujer/hombre también son esencialmente sociales, construidas, y por tanto modificables. La identificación con la categoría hombre o mujer en el momento del nacimiento exclusivamente en función del aparato reproductor es claramente insuficiente. Así, las diferencias biológicas son excusas que perpetúan diferencias, marginaciones y generan divisiones en las luchas dificultando el trabajo colectivo y la solidaridad. Es importante construir relaciones no antagonistas entre mujeres y hombres. Las mujeres pueden ser tan implacables como los hombres. El enemigo es el patriarcado – no los hombres – y es necesario centrarse en combatir la opresión sistémica, y no tanto en las agresiones sufridas individualmente.
- La defensa de la organización revolucionaria y la actividad política de masas, acompañada de la denuncia de un tipo de jerarquía en las organizaciones que, en un marco capitalista, es inherentemente patriarcal, masculina y por lo tanto opuesta al feminismo. Se necesitan organizaciones revolucionarias que combatan las barreras de género y apuesten de forma inequívoca por la formación de las mujeres como cuadros y líderes.
Vemos cómo dentro y fuera de la lucha armada en la India miles de
mujeres se están movilizando para recuperar una identidad y una voz que
les han robado. Anuradha Gandhi nos decía, en definitiva, que no hay que
esperar: que la transformación dialéctica de quienes luchan puede y
debe empezar hoy mismo. Sin embargo, ¿cuántas personas conocen la
rebelión naxalita? ¿Cuántas saben que en ella las mujeres están en
primera línea? Muy pocas. Indignantemente pocas. Rebelarse también pasa
por empeñarse en difundir estas otras luchas, tan lejanas y a la vez tan
cercanas. Tan hermanas. Hay que gritarle al mundo que en la India se
está luchando por un Socialismo rotundamente feminista. El único
posible.
Allí se ha iniciado, de alguna forma, la revolución dentro de la revolución.
Elisa (Red Roja)
** Artículo escrito para la revista Pim Pam Pum
1 “Cis”
significa “en el mismo lado,” y es un antónimo de “trans,” que
significa “a través”. Las personas CIS son aquellas cuya identidad de
género corresponde al rol social impuesto en función de su sexo
biológico. Cisexualidad es el término utilizado para describir a
personas que no se identifican como transexuales.
Tomado de ODC
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