jueves, 30 de marzo de 2017

Chiang Ching, las ambiciones revolucionarias de una líder comunista. (Parte IV)

Revolución en la Ópera de Pekín
Por Zafia Ryan
Una gran cantidad de "expertos" y defensores del drama y la música feudales y burgueses influyeron en la mayoría de las artes, especialmente en la ópera. Este dominio de la nueva élite burguesa ligada a los revisionistas del Partido sobre importantes áreas de la superestructura era un reflejo de la transformación incompleta de la base económica de la sociedad, que, si bien socialista en general, continuaba teniendo importantes rasgos capitalistas.
La profunda verdad que Mao aportó fue que la lucha política para hacer la revolución debía ser llevada a cabo en la superestructura, en el ámbito de las ideas, los valores, las costumbres y la cultura, luchando ambas clases, el proletariado y la nueva burguesía. En más de una década de Revolución, se habían dado pasos gigantescos en la transformación de la China semifeudal y semicolonial: la propiedad privada había cambiado básicamente a través de la colectivización y la nacionalización de la industria y, desde que China había sido arrancada de las garras de la dominación extranjera, la economía en general se basaba en satisfacer las necesidades del pueblo, no en llenar las arcas imperialistas. El ciclo opresivo de la pobreza y la deuda había sido roto, y el hambre y el analfabetismo habían sido aniquilados. Las mujeres comenzaron a ir a las escuelas masivamente y a tomar parte de la vida política y productiva. 
Al mismo tiempo, los avances en muchas áreas fueron parcial o totalmente bloqueados por la línea revisionista y el peso opresivo del pasado. En ninguna parte era esto más claro que en las "tres grandes diferencias" entre ciudad y campo, trabajadores y campesinos y trabajo manual e intelectual. En 1964, Mao calificó al Departamento de Salud Pública como el "Ministerio de Salud de los Caballeros Urbanos". En algunas fábricas, la dirección revisionista instó a los trabajadores a limitar las discusiones políticas a 30 minutos por día para no interrumpir la producción. 
Y, como reveló el penetrante análisis de Chang Chun-chiao`s sobre el derecho burgués, en el campo la propiedad aún era colectiva y no "para todo el pueblo", una situación que facilitaba tendencias capitalistas; además, la cualidad de la tierra variaba muchísimo entre distintas comunas, permitiendo que algunas tuvieran importantes avances. Esta contradicción entre el socialismo y los remanentes/residuos del semifeudalismo y el capitalismo recién nacido se aprecia claramente en la creciente y difícil lucha por la liberación de las mujeres chinas, que habían empezado a trabajar en la industria, como profesoras y en puestos inferiores del Partido y del gobierno; sin embargo, todavía se enfrentaban a las ideas feudales y los tradicionales y opresivos roles del hogar. 
Solamente desencadenar la lucha consciente en la superestructura podía comenzar a arrancar estos grilletes y, a su vez, conducir a una mayor transformación socialista de la base económica. La lucha en las artes estalló como un reflejo de esto. La línea de burguesa la redujo a un choche sobre cuestiones "estrechas" de arte, del ritmo de la "reforma socialista" o del "genio" necesario para la creación. En realidad, la lucha planteaba de manera concentrada el problema fundamental: si el proletariado iba a controlar esta esfera y hacer la revolución en la superestructura o no. ¿Iba a servir el reino cultural para reforzar la base socialista o para debilitarla? 
La izquierda no sólo estaba preparando una ofensiva contra las malas ideas sino también contra aquellas ideas, creencias y trabajos culturales que preservaban las viejas divisiones opresivas de la sociedad. La vieja ópera de Pekín era una fortaleza de los terratenientes y capitalistas en el campo ideológico, cuyos contenidos difundían las virtudes confucianas de obediencia y lealtad. Como se resumiría diez años más tarde, "la selección de la Ópera de Pekín como lugar para hacer un gran avance en la revolución proletaria en la literatura y las artes es en sí misma una lucha de proporciones mayores, una lucha para criticar las doctrinas de Confucio y Mencius [discípulo de Confucio]; esta selección apunta a desmantelar los apoyos espirituales en los que se han apoyado las clases reaccionarias durante siglos para crear un infierno en la tierra". 
Jiang Qing llevó a cabo una gran investigación, visitando a muchas compañías de teatro, hablando con artistas, viendo películas y asistiendo a obras de teatro y óperas por todo el país. Lo que ella encontró no fue la innovación socialista que ponía de manifiesto las hazañas y el heroísmo de las masas, sino una mezcla de nuevo revisionismo y viejas y aburridas obras que defendían los privilegios y las diferencias de clase y representaban personajes tradicionales supersticiosos, o la imitación de obras teatrales extranjeras de escritores burgueses. 
Aunque bajo Chou Yang se habían creado nuevos teatros, las viejas obras persistieron, al igual que la existencia de compañías de ópera locales que representaban óperas feudales y glamurosas a públicos muy limitados. Pero también se producía nuevo arte revisionista, combinando la tradición con el "nuevo teatro", que combinaba eclécticamente todo con el efecto de preservar los héroes malvados y negativos (una de las características de la ópera de Pekín) y los viejos estilos y melodías, mientras evitaban la aparición de distintos temas y héroes revolucionarios con nuevas formas artísticas. 
Por ejemplo, las obras teatrales que aparecían durante la revolución agraria del Gran Salto Adelante representaban a emperatrices feudales que mostraban de repente compasión por las masas campesinas dominadas; la guerra de liberación fue el trampolín para promover los temas amorosos y, bajo la bandera del "realismo y el naturalismo", las masas eran retratadas como cansadas y desaseadas, inspirando difícilmente imágenes heroicas. Los hallazgos de Jiang Qing, en parte, provocaron la famosa denuncia de Mao al Ministerio de Cultural: "Ministerio de Emperadores y Príncipes, Generales, Momias, Estudiantes Dotados y Bellezas Extranjeras... si no cambian, los sustituiremos". 
Jiang Qing comenzó a trabajar en la revolución de la Ópera de Pekín; la investigación empezó en 1961, "nosotros actuamos" en 1963. El alcalde de Shanghai, Ko Ching-Shih, fue uno de los pocos en apoyar la campaña de Jiang Qing para reemplazar a los demonios feudales y monstruos del escenario con dramas revolucionarios, mostrando las masas de obreros, campesinos y soldados. Se pidió a los artistas llevar la lucha de clases a estos ámbitos y desarrollar nuevos repertorios socialistas. 
Estudiando la obra de Mao "Intervenciones en el Foro de Yenán sobre Arte y Literatura", un pequeño número de pioneros dirigidos por Jiang Qing afiló sus herramientas de crítica y comenzó tanto a exponer las viejas obreras como a luchar vigorosamente con artistas y escritores para revisar los guiones y escribir otros nuevos. En el espacio de unos pocos años, 37 nuevas óperas y obras teatrales fueron revisadas y desarrolladas, incluyendo el primer modelo de ópera. Para crear buenas obras modernas, Jiang Qing inició el método del "tres en uno" en las artes, vinculando a cuadros del Partido, dramaturgos (que eran enviados a vivir entre los campesinos, soldados y trabajadores para comprender mejor la experiencia que iban a transmitir) y a las masas revolucionarias, que veían y criticaban la obra para mejorar las producciones actuales. 
Por ejemplo, Jiang vio una actuación de una ópera de Huai Chu en 1963 y propuso adaptarla a la Ópera de Pekín, "On the Docks", que se convirtió en una de las primeras obras ambientada en el periodo socialista. Fue originalmente compuesta con la ayuda de los trabajadores portuarios de Shangai, que estaban muy emocionados: "En los viejos tiempos éramos sólo ‘coolies’, no teníamos derecho a ver desde la audiencia, y mucho menos a subir al escenario". Pero el Teatro de la Ópera de Pekín de Shangai fue un bastión de la línea revisionista en las artes, y sus escritores comenzaron inmediatamente a modificar el guión, intentando diluir su internacionalismo y elevar "personajes medianos" a los papeles principales. 
Los trabajadores portuarios se enfurecieron. "Cada una de nuestras familiar tiene una historia de amargo sufrimiento... Cuando se trata de la causa revolucionario del Partido, los obreros veteranos estamos vivos, listos y decididos... Tu ópera nos presenta como estúpidos y lentos... ¡Nunca aprobaremos una ópera así!" En el mes de marzo de 1965, Jiang dirigió la reorganización del reparto y la escritura de guiones, recreando la historia de los estibadores vanguardistas de Shangai que lucharon por cargar un barco con trigo destinado a las luchas de liberación nacional en Asia, África y Latinoamérica, encontrándose con el sabotaje de un trabajador atrasado, apoyado por los revisionistas en el Partido. Los revisionistas de la vida real volvieron a contraatacar, calificando esta versión como artísticamente pobre, y criticando el fuerte rol jugado por la mujer dirigente del Partido (que lidera la lucha para descubrir el complot y sacar el barco a tiempo) como "irreal". 
Intentaron parar sus actuaciones. La lucha continuó. Jiang subrayó el internacionalismo para animar a la compañía: "Los pueblos oprimidos de todo el mundo anhelan ver nuestras óperas sobre temas revolucionarios contemporáneos. Debemos tener las más altas aspiraciones y la resolución de servir a las necesidades tanto del pueblo chino como de los pueblos oprimidos de todo el mundo." Dos años después, después de que el fuego de la Revolución Cultural se centrase en la lucha entre dos líneas en el campo político, la ópera fue completada y presentada en el 25 aniversario del Foro de Yenán. Aparte de entrar en la lucha de líneas sobre el tema y contenido, y sobre la necesidad de los artistas para remodelar su punto de vista, así como para aprender sobre las vidas de las clases que representaban en el escenario, Jiang Qing prestó atención a la forma artística y a la importante unidad entre el contenido político revolucionario y la perfecta forma artística. 
Fue personalmente a los teatros, animando a innovar y a debatir con los intérpretes y directores sobre cómo debían cambiar todo, desde su actuación y posturas hasta la iluminación, los accesorios, las vestimentas, el color, la música, la danza y el canto, para reflejar una perspectiva de clase distinta. No más lamentos como en la vieja ópera. Las mujeres lloraban de pie, convirtiendo su dolor en ira. En lugar de cubrir sus labios cuando sonreían, como hacían en la sociedad feudal, reían llenas de alegría y con determinación. Los puños militantes reemplazaron al débil y delicado gesto de "dedo de orquídea" de la aristocracia china. Gran parte de la investigación de Jiang Qing fue revelada en su discurso en el Festival de Ópera de Pekín, en el verano de 1964, que reunió a 5000 representantes de compañías de ópera de provincias y ciudades, bajo la atenta vigilancia de la jerarquía cultural revisionista. 
Las nuevas óperas revolucionarias se crearon en medio de la profunda lucha en el ámbito de la cultura; algunas de ellas fueron "Raid on the White Tiger Regiment", ambientada en la Guerra de Corea, y "Shachiapang", que enfatiza la relación estrecha entre el Ejército y las masas campesinas durante la guerra de guerrillas contra los japoneses (también se hizo una sinfonía). 
Se intercambiaron experiencias en la lucha de clases contra los revisionistas, que se opusieron firmemente a este proceso de transformación. Nuevos brotes de la sociedad socialista estaban surgiendo. En esta primera aparición pública, Jiang Qing preguntó a los artistas reunidos: "¿Serviremos a este puñado [de terratenientes, campesinos ricos, contrarrevolucionarios, malos elementos, elementos burgueses y derechistas] o a 600 millones [de trabajadores, campesinos y soldados]?... El grano que comemos es cultivado por los campesinos, las ropas que vestimos y las casas donde vivimos están hechas por trabajadores, y el Ejército Popular de Liberación está en el frente de la defensa nacional por nosotros y, sin embargo, no los retratamos en el escenario. ¿Puedo preguntar qué bando, qué clase, elegís? ¿Y dónde está la conciencia de los artistas de la que siempre habláis?" 
Jiang dijo que la "más importante tarea" es crear héroes revolucionarios, y pidió que se promoviesen algunos "modelos" para producir "algunas óperas históricas que estén realmente escritas desde el punto de vista del materialismo histórico y que puedan hacer que el pasado sirva al presente". Insistió en la importancia de desarrollar nuevas obras teatrales mediante la escritura creativa y la adaptación. Detrás de las escenas, los enemigos políticos de Jiang Qing (y de Mao) organizaron un plan para usar este crecimiento movimiento al que no podían oponerse abiertamente. Tuvieron que ir al festival, por ejemplo, pero al mismo tiempo intentaron sabotear los preparativos de las óperas que iban a representarse en el festival, y después revisaron el discurso de Jiang Qing antes de su publicación. La versión original no apareció escrita hasta tres años después, en mayo de 1967, la primera vez que el papel clave de Jiang Qing en revolucionar la Ópera de Pekín se hizo público. 
Un tiempo después, en 1965, Jiang Qing confrontó directamente a Peng Chen, el alcalde de Pekín, sobre cómo proletarizar las artes, persiguiendo lo que ya había comenzado con obras como el ballet "White-Haired Girl" en Shangai: ¿no le gustaría darla autorización para trabajar con una compañía de la Ópera de Pekín y comenzar las reformas allí? Él se negó altivamente, arrancando de sus manos la partitura que Jiang había traído para mostrársela. Preocupado por la búsqueda de fama y fortuna, Deng Xiaoping fue más filisteo en su actitud hacia la revolución de la ópera: "¡Levantaré las manos y votaré sí, siempre y cuando no tenga que ver ninguna de ellas!", dijo. Su amigo revisionista, Tao Chu, anunció que él preferiría jugar al mahjong con Deng antes que ver óperas revolucionarias. A medida que las cosas se calentaban a comienzos de la Revolución Cultural, estos caciques revisionistas hacían gestos de rectificación para salvar sus puestos de autoridad; no obstante, en poco tiempo comenzaron a tropezar y caer en las primeras tomas de poder durante la GRCP.
Descubrir villanos y exponer su preservación y estímulo del viejo orden era sólo una parte del trabajo que debía hacerse. Para dar rienda suelta a lo nuevo que se levantaba para romper y reemplazar lo viejo, las masas tenían que desatarse para exigir y participar en la creación de obras de arte revolucionarias, que reflejasen sus intereses proletarios, batalla emergida en todos los ámbitos de la sociedad para fortalecer la dictadura del proletariado.
Estas escaramuzas entre dos líneas en las artes, anunciaban tormentas aún más grandes por venir, donde la cultura y la superestructura en general se convirtieron en un importante escenario de la lucha de clases en la dramática batalla de diez años de la Revolución Cultural.

Traducción: @Jiang69 y @amisirlou
Fuente: https://elgransaltoadelante.blogspot.cz/2016/12/jiang-qing-las-ambiciones_67.html

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