viernes, 6 de enero de 2017

La siembra roja (1922)

Seguimos adelante con la semana de conmemoración por la fundación del Partido Comunista de Chile, hito de la clase obrera nacional sucedido el 2 de enero de 1922 (hace 95 años), con un poético y descriptivo escrito de Recabarren sobre la situación nacional de los comunistas en 1922, quienes comenzaban a ver brotes en el campo y la ciudad, de norte a sur, entre hombres y mujeres, viejos y jóvenes.
El actual Partido “Comunista” no ve diferencias entre el Partido Obrero Socialista (POS) -primer partido obrero fundado por Recabarren- y el Partido Comunista de Chile, sección de la Internacional Comunista. Por ello, no conmemoran la fecha de su fundación, sino que la del POS (4 de junio de 1912). Así, intentan ocultar a las masas populares el hondo significado de lo necesario que es un partido proletario marxista-leninista, hoy marxista-leninista-maoísta, para llevar a cabo la revolución que libere las cadenas a las masas trabajadoras. Cadenas de acero que, con la unidad del pueblo y bajo una auténtica dirección proletaria, saltarán como el barro.

El Heraldo, Arica, 21 de diciembre de 1922

La Siembra Roja

Va en brazos de sangre nueva

La hora actual, es una hora toda roja, a la cual sonríe un porvenir preñado de ahítas esperanzas, que levantan el velo de una noche ya pasada, para dar paso a un hermoso amanecer donde nace una vida nueva como la sueñan las generaciones que avanzan conquistando mejor salud.
Pero la noche negra del pasado, aún porfía en mantener sus tinieblas como dudando de la bondad de las claridades de la aurora que viene
Es decir, el viejo espíritu de los patrones procura conservarse, como ayer; señor y amo sobre sus siervos no queriendo reconoce que ese sistema de esclavitud moral y material, es hoy una existencia repugnante que afea la vida y apaga los esplendores de la cultura que lucha por brillar sobre los errores del pasado.
Pero todo eso, aunque porfiado, es un vano esfuerzo condenado a la derrota. Por sobre las fuerzas conservadoras del pasado que quieren vivir aleteando los restos de la barbarie y la esclavitud; por sobre esas fuerzas negras y ciegas, nacen, surgen, se desarrollan las modalidades de fuerzas nuevas que las agitan brazos formidables, que serán invencibles…
Es la juventud campesina, es el viejo campesino, es la mujer campesina, que como una tierra virgen y fecunda abren su mentalidad para recibir y abrazar las nuevas ideas, como las flores abren sus corolas para recibir los besos del sol o las caricias del aire que les ha de alimentar la vida.
Un día es en Arauco, en medio de sus selvas heroicas y memorables; otro día es en Santa Juana, en Chincolco, en Petorca, en las inmensas campiñas de Coquimbo, de Aconcagua, en las inmediaciones de las ciudades, donde la multitud campesina, abre sus ojos para mirar de frente al sol; y bajar después la cabeza avergonzados de la estúpida vida pasada en brazos de la ignorancia, del vicio y la esclavitud.
La Siembra Roja ha caído en los campos. Las semillas se van convirtiendo en tallos y los tallos en arbolitos.
Ayer eran pocas manos las que hacían la Siembra Roja. Hoy son muchas.
¿Cuántos serán mañana?
La Siembra Roja continúa fecunda, inagotable, invadiendo los campos y ciudades.
¿Quién fuera sembrador de la semilla roja?
***
En los campos y en las ciudades se aproxima la hora de la cosecha.
Palpitan de entusiasmo los corazones.
Los hombres, las mujeres y los niños se aprestan para la nueva cosecha.
Secciones Comunistas y Consejos federales brotan por todas partes y realizan la incomparable labor de su redención por su propia iniciativa.
Nuestro proletariado hasta hace poco tiempo embrutecido entre las tinieblas de la ignorancia, de los vicios y de la esclavitud, va despertando a la nueva vida.
Juventudes llenas de voluntad con sangre nueva en sus venas forman las pequeñas secciones comunistas del país, allá en el salitre de Iquique o en Antofagasta, allá en el carbón en Curanilahue, Lota o Schwager, cerca de la Zona Austral en Valdivia o cerca de los campos en Temuco, Quillota o Llay Llay. Es a todo largo de este bello país donde los brazos juveniles baten al viento nuestras ondeantes banderas rojas, emblemas de la Revolución que avanza.
Y como los niños gentiles que empiezan a enamorarse de la vida cuando sueñan mejor, así nuestras juventudes comunistas, desarrollan brevemente sus actividades en la siembra de nuestras ideas de amor.
Este es el momento actual: momento de Siembra Roja. La semilla palpita en las entrañas del pueblo y el alumbramiento se va produciendo. Las multitudes lo comprenden.
Es el huaso en los campos.
¡Es el obrero en las ciudades!
Todos comprenden que una Sociedad Nueva, con amor y sin tiranías viene en camino, surgiendo en las propias entrañas de la vieja sociedad de esclavitud y de ignorancia.
Es el Comunismo triunfante que surge de las viejas entrañas del capitalismo.
¡Paso, pues, a las Nuevas Ideas! Que empujen su carro los robustos brazos de la juventud proletaria, así las manos finas de las mujeres como los brazos musculares de los hombres…
Juventud y Comunismo van en marcha.

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