Militarmente, el ejército ruso ha intensificado sus ataques avanzando en el control del este ucraniano, específicamente la ciudad de Lysychansk, muy importante en la región del Donbás por su desarrollo industrial, la imagen muestra el estado en que ha quedado gran parte de la ciudad luego de los combates. El gobierno ucraniano encabezado por Zelensky, ha contado con el respaldo militar de varios países pertenecientes a la OTAN, lo que le ha permitido contrarrestar el objetivo primero de Putin, cual era el derrocamiento rápido del gobierno mediante una acción militar contundente, que de ser posible les hubiera permitido tomar Kiev, la ciudad capital, y poner en el poder un nuevo gobierno títere proruso. Tras el respaldo militar de occidente, y sin cambiar el fin de recuperar a Ucrania para la égida de poder ruso, hoy la disputa se centra en el control militar de la región del Donbás, para lo cual, Zelensky depende del apoyo con mayor arsenal que le proveen los Estados Unidos y sus aliados.
De hecho, ha sido ese apoyo bélico el que le ha permitido al gobierno
permanecer en el poder y así aumentar la duración de la guerra, con las
consecuencias tan terribles para el país y sobre todo para la
población. Según la ONU:
Desde las 4 de la mañana del 24 de
febrero de 2022, cuando comenzó el ataque armado de la Federación Rusa
contra Ucrania, hasta las 24:00 de la noche del 23 de junio de 2022
(hora local), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos (ACNUDH) registró 10.506 víctimas civiles en
el país: 4.677 muertos y 5.829 heridos.
Hasta el 9 de junio del 2022 Acnur tiene registro de más de 7.100.000 personas que han tenido que desplazarse internamente en el país y han salido hacia otros países de Europa más de 4.800.000; declarando el Nivel 3 de emergencia, el nivel más alto que tienen en sus categorías.
Cifras que todo el mundo intuye, ha de ser mucho más elevada, pero que ya de por sí son lo suficientemente dramáticas e irracionales para una confrontación militar donde el pueblo no gana absolutamente nada positivo, sea quien sea el que salga victorioso. Para el pueblo, no hay diferencia sustancial, si están bajo un gobierno proruso o proyanqui. Las diferencias, que algunos pueden esgrimir, no justifican esta carnicería y el nivel de destrucción.
Desde su inicio, la invasión rusa sobre Ucrania ha sido una jugada de un país imperialista para recuperar poder frente a sus contendores en la arena mundial; y es así mismo parte de un plan en este país que viene desde 2014 cuando invadió la península de Crimea y luego tomó el control en parte del Donbás; una jugada político-militar para obligar a retroceder a los EEUU-OTAN en su camino de arrebatarle a los rusos el dominio en Ucrania, que otrora fuera parte del “patio trasero” del nuevo gendarme ruso una vez disuelta la URSS.
Ucrania es como una presa de carne en medio de las garras de una jauría de hienas; y el mayor tiempo que demore la guerra, es cada vez peor para el pueblo que es el que pone las víctimas. Los rusos no aflojan en su intención y el otro bando no cede continuando con el plan de vincular a Ucrania a la Unión Europea y la OTAN, fortalecer militarmente al ejército de Zelenzky e intensificar por todos los frentes el bloqueo económico a Rusia. Por su parte Rusia incrementa el poder militar y las acciones en territorio ucraniano, fortalece sus posiciones en el Donbás, mueve fuerzas bélicas por tierra, mar y aire hacia otras regiones y como resguardo por posibles ataques más directos de las fuerzas de la OTAN.
El bloqueo económico a Rusia, se vuelve para EEUU-UE, un balazo en el propio pie, pues los meses transcurridos de la guerra han puesto en evidencia que esa medida se les ha vuelto en su contra, pues pareciera que ingenuamente hubieran olvidado que vivimos en el capitalismo imperialista donde los mercados y la economía están fuertemente encadenados. El gas es solo un ejemplo de esta realidad; entre 2009 y 2020 Alemania aumentó su dependencia del gas ruso del 39 al 49%, Italia del 27% al 46%, Francia del 16% al 24%, Países Bajos, pasó de ser independiente a recibir el 11% del gas ruso; y si a eso se suma la dependencia de otros productos como el grano que producen y abastecen desde Rusia y Ucrania, el entramado de la cadena mundial de la economía se pone más abigarrado.
A esto se suma las reacciones de Rusia al buscar y encontrar nuevos
mercados dentro de su aliados en otras latitudes, como China que aumentó
las cantidades de gas que compra a Rusia, y que se ha mantenido en una
aparente posición de neutralidad frente al conflicto, pero que en
realidad es un espaldarazo para Rusia, pues para nadie es un secreto que
en un triángulo con los Estados Unidos, China está mucho más hacia
hacer alianzas con Rusia que con los yanquis. Otro frente que mueve
Rusia es el continente africano, donde cuenta con varios aliados que han
aumentado sus negocios mutuos y no han tenido inconvenientes en mostrar
públicamente sus acuerdos. Vale recordar que 36 países 1
en
la ONU se abstuvieron de votar en contra de Rusia el 2 de marzo cuando
su asamblea sacó una resolución condenando la invasión a Ucrania; entre
ellos, varios del continente africano. Y como parte de la estrategia
rusa, está la de fortalecer nuevos mercados, como el caso del llamado
Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur, con una extensión de
7200 km que une al océano índico con Rusia y Europa, allí participan
activamente Iran y la India, entre otros países de la región.
“La nueva ruta será una alternativa más barata y corta que la ruta a través del canal de Suez.
Un estudio elaborado por el Registro Marítimo de la India concluyó que
el corredor de transporte Norte-Sur reduciría el costo del transporte
entre la India y Europa en un tercio y el plazo de entrega de las
mercancías, 23 días en lugar de 45 a 60 días.” https://mundo.sputniknews.com/20220627/rusia-e-iran-aceleran-un-proyecto-que-seria-una-alternativa-al-canal-de-suez-1127395923.html
Un bloqueo económico a Rusia, del cual pueden encontrar válvula de escape a través de varios países, entre ellos India y China, que son los 2 países más poblados de la tierra, es poco probable que sea un arma de mucho poder para EEUU-OTAN.
La situación en Ucrania es dramática para la población; todos los días, si han podido dormir la noche anterior, no saben si pasarán otro día con vida, o si sus viviendas serán destruidas en cualquier momento por un bombardeo de uno de los 2 bandos; sus vidas, y la niñez de sus hijos están destruidas por esta guerra reaccionaria donde los contrincantes son 2 bandos igualmente enemigos del pueblo, que solo buscan ampliar su poder y saciar sus apetitos de grandes gendarmes del planeta.
Y las perspectivas, no son nada alentadoras, como en otras regiones del planeta, lo que empezó como una posible guerra de corta duración y decisión rápida, tiende a extenderse indefinidamente en el tiempo, y con fuertes posibilidades de un mayor escalamiento hacia otras regiones, ya que los nuevos zares rusos no estarán dispuestos a que los bajen de su jerarquía como fuerza poderosa en el planeta; y si para ello se ven obligados a atacar nuevas regiones, con seguridad lo harán sin compasión alguna con la humanidad. Por su parte los yanquis se sienten empoderados por contar con el respaldo de la OTAN, y los “supuestos” acuerdos de responder militarmente ante la agresión a cualquier de sus miembros; “supuestos”, porque los acuerdos entre bandidos siempre se pueden romper en cualquier momento, y entre bandidos, los que hoy son aliados, al día siguiente pueden ser sus peores verdugos.
Una guerra de esta naturaleza, sigue siendo, todos los días, un posible detonante para una tercera guerra mundial; y esa afirmación se basa en el tipo de guerra, los móviles que la provocaron, el tipo de contendores, los intereses y lo que está en juego, la verdad de que la guerra es una de las formas clásicas como los reaccionarios buscan superar una crisis económica mundial, el interés intrínseco de cada país poderoso de buscar un mejor posicionamiento en la arena internacional basado en un nuevo reparto del mundo, entre muchas otras razones.
Y para los pueblos, el camino debe ser la lucha contra esa nefasta posibilidad; Las masas deben unirse contra sus enemigos comunes, no filar ni con los rusos ni con los EEUU-OTAN, pues ambos son igualmente reaccionarios, oponerse y denunciar la invasión rusa, pero no filando del lado de la otra parte reaccionaria; tampoco meter en un solo grupo a todos las clases, grupos o sectores en Ucrania, pues el gobierno es igualmente reaccionario, así como la burguesía ucraniana que apuesta por uno u otro contendor en esta carnicería.
El camino del pueblo es condenar y oponerse a esta guerra y transformarla en Guerra Popular; en medio de la guerra construir un fuerte Partido Comunista Revolucionario y un Ejército Popular que barra a través del poder armado de obreros y campesinos con toda la escoria reaccionaria y retome el glorioso camino de la Revolución de Octubre.
Los pueblos del mundo deben movilizarse por ese camino, en consecuente solidaridad internacionalista, oponerse rotundamente a una tercera guerra mundial, condenar tanto a Rusia como a EEUU-OTAN; y movilizarse en todos los países para poner fin a la guerra en Ucrania y exigir a todos los imperialistas sacar sus garras de ese país; que sean los propios ucranianos los que decidan su propio futuro.
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