Con el triunfo de la Revolución de Octubre, 1917, se
marca un hito extraordinario en la historia mundial, el término de la
revolución burguesa y el comienzo de la revolución proletaria mundial. Esta
nueva era signada por la potenciación de la violencia expresa la caducidad de
la burguesía para dirigir la revolución y la madurez del proletariado para
tomar, dirigir y mantener el Poder de la dictadura del proletariado; dentro de
la cual se enmarcan también las revoluciones de las naciones oprimidas.
En este 107°Aniversario de la Gran Revolución
Socialista de Octubre dirigida por el gran Lenin y el Partido bolchevique, el
Movimiento Popular Perú, publica el documento del PCCh publicado
en abril de 1960 “¡Viva el leninismo!”, que corresponde al acuerdo del Buró
Político del CC dirigido personalmente por el Presidente Mao Tse Tung, y como
presentación trascribimos citas de otro documento del PCCh:
MOVIMIENTO POPULAR PERÚ
Noviembre de 2024
Presentación:
La línea revisionista y escisionista seguida
por la dirección del PCUS creó seria confusión en las filas del movimiento
comunista internacional. Parecía que el imperialismo norteamericano había
dejado de ser el peor enemigo de los pueblos del mundo. Eisenhower fue saludado
por ciertos comunistas como “mensajero de paz”. Parecía que el marxismo-leninismo y
la Declaración de 1957 ya estaban anticuados.
En esas circunstancias, a fin de defender el
marxismo-leninismo y la Declaración de 1957 y acabar con la confusión
ideológica en el movimiento comunista internacional, el PCCh publicó en abril
de 1960 “¡Viva el leninismo!” y otros dos artículos. Manteniéndonos en nuestra
consecuente posición de perseverar en los principios y en la unidad, en esos
tres artículos concentramos nuestra exposición en los puntos de vista
revolucionarios de la Declaración de 1957 y
las tesis fundamentales del marxismo-leninismo sobre el imperialismo, la guerra
y la paz, la revolución proletaria y la dictadura del proletariado. Los puntos
de vista que expresamos en dichos tres artículos eran diametralmente opuestos a
la serie de puntos de vista propagados por la dirección del PCUS. No obstante,
teniendo en cuenta los intereses generales, nos abstuvimos de criticar
abiertamente a los camaradas del PCUS, sino que dirigimos el filo de nuestra
lucha contra los imperialistas y los revisionistas yugoslavos.
En su carta abierta, el CC del PCUS hace todos
los esfuerzos por tergiversar y atacar “¡Viva el leninismo!” y los otros dos
artículos, pero no puede dar ningún argumento convincente para fundamentar sus
ataques. Quisiéramos preguntar: ¿Debíamos callarnos en esas circunstancias, en
que puntos de vista tan erróneos y pronunciamientos tan absurdos estaban en
boga? ¿Acaso no teníamos el derecho y el deber de salir en defensa del
marxismo-leninismo y la Declaración de 1957? (EL ORIGEN Y EL DESARROLLO
DE LAS DIVERGENCIAS ENTRE LA DIRECCIÓN DEL
PCUS Y NOSOTROS, COMENTARIO SOBRE LA CARTA ABIERTA DEL CC DEL PCUS (I), Por la
Redacción del Renmin Ribao y la Redacción de la revista Hongqi (6 de septiembre
de 1963))
El documento del PCCh
¡VIVA
EL LENINISMO!
Con
motivo del nonagésimo aniversario
del
nacimiento de V. I. Lenin
Por la
Redacción de la revista Hongqi (Bandera Roja)
(16 de
abril de 1960)
I
El 22 de abril de este año se cumple el 90°
aniversario del día del nacimiento de V. I. Lenin.
Un año después del nacimiento de Lenin, es
decir, en 1871, estalló el heroico levantamiento de la Comuna de París. La
Comuna de París fue una gran revolución que abrió una nueva era, fue el primer
ensayo de importancia mundial del proletariado que intentaba derrocar el
régimen capitalista. Cuando la Comuna de París, como consecuencia del
ataque de la contrarrevolución desde Versalles, estaba próxima a la derrota, Carlos
Marx dijo:
"Si la Comuna es derrotada, eso sólo
aplazará la lucha. Los principios de la Comuna son eternos y no
pueden ser destruidos, se
manifestarán una y otra vez hasta que la clase obrera consiga la liberación". [*Discurso de
Carlos Marx acerca de la Comuna de París.]
¿Cuáles son los principios más importantes de
la Comuna?
Según Marx son los siguientes: la clase
obrera no puede apoderarse simplemente de la máquina de Estado existente y
utilizarla para sus propios fines. Dicho de otro modo, el proletariado
tiene que recurrir a los medios revolucionarios para conquistar el Poder
destruir el aparato militar y burocrático de la burguesía y establecer la
dictadura del proletariado en lugar de la dictadura de la burguesía .
Todos los que conocen la historia de la lucha
del proletariado saben que precisamente esta cuestión fundamental marca la
línea divisoria entre los marxistas y los oportunistas y revisionistas.
Después de la muerte de C. Marx y F. Engels
fue V. I. Lenin el que, defendiendo los principios de la Comuna, mantuvo una
lucha totalmente irreconciliable contra los oportunistas y los revisionistas.
La causa en la que la Comuna de París no logró
éxito, por fin, 46 años después, fue coronada por la victoria como resultado de
la gran Revolución de Octubre bajo la inmediata dirección de Lenin. La
experiencia de los Soviets de Rusia fue la continuación y el
desarrollo de la experiencia de la Comuna de París. Los principios de la
Comuna, expuestos más de una vez por C. Marx y F. Engels y enriquecidos por
Lenin con la nueva experiencia de la revolución en Rusia, por primera vez se
hicieron realidad en una sexta parte del globo terrestre. Marx señaló con absoluta justeza: Los
principios de la Comuna son eternos y no pueden ser destruidos.
Los lobos imperialistas, tratando de asfixiar
al nuevo Estado de los Soviets, se confabularon con las fuerzas
contrarrevolucionarias de la Rusia de entonces y realizaron una intervención
armada. No obstante, la heroica clase obrera rusa y los pueblos de las
distintas nacionalidades de la Unión Soviética expulsaron a esos bandidos extranjeros, liquidaron las
sublevaciones contrarrevolucionarias en el país y con ello consolidaron la primera
gran República socialista del mundo.
Bajo la bandera de Lenin, bajo la bandera de la
Revolución de Octubre, comenzó una nueva revolución mundial, cuya fuerza
rectora es la revolución proletaria, y se abrió una nueva era en la historia
de la humanidad.
Gracias a la Revolución de Octubre, la voz de
Lenin se extendió rápidamente por todo el mundo. El movimiento
antiimperialista y antifeudal del "4 de Mayo" realizado por el pueblo
chino en 1919, como dice el camarada Mao Tse-tung, "surgió
en respuesta al llamamiento de la revolución mundial de entonces, al
llamamiento de la revolución rusa, al llamamiento de Lenin" [Acerca de la
Nueva Democracia].
Los llamamientos de Lenin tienen poderosa
fuerza precisamente porque son justos. En las condiciones históricas de la
época del imperialismo, Lenin reveló una serie de verdades irrefutables acerca
de la revolución proletaria y de la dictadura del proletariado.
Lenin indicaba que la oligarquía del
capital financiero de un pequeño grupo de potencias capitalistas, es decir, los
imperialistas, no sólo explota a las masas populares de sus países, sino que
oprime y saquea al mundo entero, convierte a la mayoría de los países del globo
en colonias suyas y países dependientes, las guerras imperialistas son la
continuación de la política imperialista. Las guerras mundiales surgen
precisamente porque los imperialistas, en su insaciable codicia, luchan entre
sí por apoderarse de los mercados mundiales, las fuentes de materias primas y
las esferas de inversión de capitales, por un nuevo reparto del mundo.
Mientras exista en la tierra el imperialismo-capitalista, existirán las causas
que originan las guerras, la posibilidad de éstas. El proletariado tiene que
hacer que las masas populares comprendan cuáles son las causas que originan las guerras
y luchen por la paz y contra el imperialismo.
Lenin afirmaba que el imperialismo es el
capitalismo monopolista, parasitario o en descomposición, moribundo, la última
etapa en el desarrollo del capitalismo y, por lo tanto, la víspera de la
revolución proletaria. La liberación del proletariado no puede realizarse
de ningún modo por el camino reformista, sólo puede realizarse por el camino
revolucionario. El movimiento por la liberación del proletariado en los
países capitalistas debe ir aliado con el movimiento de liberación nacional en
los países coloniales y dependientes, esta alianza puede derrotar a la
coalición de los imperialistas y de las fuerzas reaccionarias feudales y de la
intermediaria del imperialismo en los países coloniales y dependientes, y por
lo tanto, acabará inevitablemente con el sistema imperialista en todo el mundo.
Partiendo de la ley del desigual desarrollo
económico y político del capitalismo, Lenin llegó a la conclusión de que,
como consecuencia del desarrollo extraordinariamente desigual del capitalismo
en los diferentes países, el socialismo vencería primero en uno o en varios
países y no podría vencer al mismo tiempo en todos. Por eso, aún en el caso
de la victoria del socialismo en uno o en varios países, como aún existen otros
países capitalistas, eso no sólo puede originar roces, sino también la
actividad de zapa del imperialismo en los países socialistas. Por lo tanto,
la lucha será larga. La lucha entre el socialismo y el capitalismo
abarcará toda una época histórica. Los países socialistas tienen que estar siempre vigilantes ante el
peligro de un ataque por parte de los imperialistas y evitar por todos los
medios este peligro.
La cuestión esencial de toda revolución es
la cuestión del poder estatal. Lenin explicó
detalladamente y a fondo como la cuestión esencial de la revolución
proletaria es la cuestión de la dictadura del proletariado. La dictadura
del proletariado, establecida a través de la destrucción, por medios
revolucionarios, del aparato estatal de la dictadura burguesa, es una
alianza especial del proletariado con los campesinos y todos los demás
trabajadores, es la continuación de la lucha de clases en otra forma y en
nuevas condiciones, es una lucha obstinada, encaminada a aplastar la oposición de
las clases explotadoras y a resistir la agresión exterior, a combatir las
fuerzas y las tradiciones de la vieja sociedad; una lucha tanto sangrienta como
sin sangre, violenta como pacífica, militar como económica, pedagógica como
administrativa. Sin la dictadura del proletariado, sin la completa
movilización del pueblo trabajador por la dictadura del proletariado en esos
frentes para mantener estas luchas tenaces y persistentes, imposibles de
evitar, no es posible el socialismo ni ninguna victoria del socialismo.
Lenin consideraba que para realizar la
revolución proletaria, para realizar y consolidar la dictadura del
proletariado tiene primordial importancia la creación por éste de un
partido suyo, verdaderamente revolucionario, que haya roto por completo con el
oportunismo, es decir, el Partido Comunista. Este Partido debe estar
armado con la teoría marxista del materialismo dialéctico e histórico; su
Programa consiste en organizar para la lucha de clases al proletariado y a
todos los trabajadores oprimidos, en establecer la dominación del proletariado, en alcanzar a
través del socialismo el objetivo final: el comunismo. Este Partido debe tener
estrecha ligazón con las masas, dedicar seria atención al espíritu creador de
las masas que son las que hacen la historia; en el período en que se realiza la
revolución, el Partido debe apoyarse sólidamente en las masas; en el período en el que se lleva
a cabo la edificación del socialismo y del comunismo, el Partido también tiene
que apoyarse con fuerza en las masas.
Lenin indicaba constantemente estas verdades,
tanto antes como después de la Revolución de Octubre. Entonces, para los
reaccionarios y filisteos de todo el mundo las verdades señaladas por Lenin
eran algo espeluznante. Empero, vemos que dichas verdades van consiguiendo
victorias en la vida práctica del mundo.
II
Desde la Revolución de Octubre hasta hoy, en
poco más de cuarenta años, en el mundo se han producido nuevos e inmensos
cambios.
Como resultado de los grandes éxitos de la
edificación del socialismo y del comunismo, la Unión Soviética, de un país
económica y técnicamente muy atrasado en los tiempos de la Rusia imperial, ha
pasado a ser un país con una técnica de primer orden, la más avanzada del
mundo. Gracias al salto dado en la economía y en la técnica, la Unión Soviética
ha dejado muy atrás a los países capitalistas de Europa, y en la técnica ha
adelantado también a los Estados Unidos de América.
La gran victoria en la guerra antifascista,
cuya fuerza principal fue la Unión Soviética, rompió las cadenas del
imperialismo en la Europa Central y Oriental. La
gran victoria de la revolución popular de China rompió las cadenas del
imperialismo en territorio continental de China. Apareció toda una serie
de nuevos países socialistas. Todo
el campo socialista, encabezado por la Unión Soviética, ocupa una cuarta parte
de la tierra y su población es más de una tercera parte de la población del
globo. Hoy el campo socialista se ha con vertido en un sistema mundial
económico independiente, contrapuesto al sistema mundial económico del
capitalismo. El valor global de la producción de la industria de los países
socialistas en la actualidad supone aproximadamente el cuarenta por ciento del
valor global de la producción de la industria de todo el mundo, y en un futuro
cercano sobrepasará al valor global de la producción de la industria de los
países capitalistas.
El sistema colonial del imperialismo se ha
desintegrado y se desmorona más y más. La lucha, como es natural, tendrá sus
altos y bajos, mas no obstante, hablando en general, la tempestad del
movimiento de liberación nacional cada vez se extiende más por Asia, África y
la América Latina. Las cosas cambian hasta convertirse en lo contrario: allí
el imperialismo, paso a paso, se convierte de fuerte en débil, y el pueblo,
paso a paso, de débil en fuerte.
La situación de relativa estabilización del
capitalismo que hubo después de la Primera Guerra Mundial ya ha terminado hace
mucho. Después de la Segunda Guerra Mundial, como
resultado de la formación del sistema mundial económico del socialismo, el
mercado capitalista mundial se redujo mucho. Las contradicciones entre las
fuerzas productivas y las relaciones de producción en la sociedad capitalista
se han agudizado aún más. Las crisis económicas cíclicas del capitalismo
se producen ya, por ejemplo, no una vez cada diez años más o menos, como
antes, sino cada tres o cuatro años. No hace mucho, algunos representantes
de la burguesía norteamericana reconocieron que en
diez años los Estados Unidos habían experimentado tres veces la "depresión
económica", y que después de la reciente "depresión económica"
de los años 1957-1958 ya se advierte la proximidad de una nueva "depresión
económica". La reducción del ciclo de las crisis eco- nómicas del
capitalismo es un nuevo fenómeno que demuestra aún más claramente que el
sistema mundial del capitalismo se aproxima cada vez más a su inevitable fin.
La desigualdad en el desarrollo de los
países capitalistas ha aumentado aún más en comparación con épocas
anteriores. El campo de acción de los imperialistas se reduce cada vez más,
tropiezan unos con otros en el estrecho camino; los imperialistas
norteamericanos arrebatan sin cesar a los ingleses, franceses y demás imperialistas los mercados y esferas de
influencia. En los diez años y pico últimos los
países imperialistas, encabezados por los Estados Unidos, han impulsado sin
cesar la expansión armamentista y la preparación de la guerra, y los
militaristas de Alemania Occidental y del Japón, vencidos en la
Segunda Guerra Mundial, de nuevo levantan la cabeza con ayuda de
sus antiguos enemigos: los imperialistas norteamericanos. Los
imperialistas de esos dos países que se trenzaron en lucha por los mercados
capitalistas mundiales ahora vuelven a hablar de la "amistad
tradicional" entre ellos, y realizan una nueva actividad encaminada a
establecer un así llamado "eje Bonn-Tokio con Washington como el punto de
partida". El imperialismo germano-occidental busca descaradamente bases
militares más allá de las fronteras de su país. De esta manera se han
agravado los agudos conflictos entre los países imperialistas, y al
mismo tiempo ha crecido la amenaza al campo socialista y a todos los países
amantes de la paz. La situación actual recuerda mucho el panorama de después de
la Primera Guerra Mundial, cuando los imperialistas norteamericanos e ingleses
fomentaban el renacimiento del militarismo germano. Empero, el resultado será
el mismo que entonces, "levantaron una piedra para dejarla caer sobre sus
propios pies". Los imperialistas norteamericanos, después de la Segunda
Guerra Mundial, crearon en todo el mundo una situación muy tensa. Eso no
es una demostración de su fuerza, sino de su debilidad, y además evidencia
precisamente una inseguridad sin precedente del sistema capitalista.
Los imperialistas norteamericanos, para efectuar su ambición de dominación mundial, no sólo realizan
premeditadamente toda clase de actividades destructoras y subversivas contra
los países socialistas, sino que con el pretexto de la lucha contra la
"amenaza comunista" se han arrogado el papel de gendarme mundial para aplastar las revoluciones en
diferentes países, crean por todo el mundo bases
militares, ocupan zonas intermedias y realizan provocaciones militares. Pero se
parecen a una rata que cruza la calle mientras todos gritan
"¡Péguenle!". Los imperialistas norteamericanos en todas partes
tienen que pagar con su piel y su sangre y, contrariamente a lo que desean,
impulsan nuevos avances en la lucha popular revolucionaria. En la actualidad
los propios imperialistas yanquis se dan cuenta de que, en comparación con la
situación cada vez más próspera del mundo socialista, encabezado por la Unión
Soviética, "disminuye la influencia de los Estados Unidos como gran potencia mundial". En ellos "sólo se observa un período de decadencia como
el de la antigua Roma".
Los cambios en el mundo en los últimos
cuarenta años y pico son los siguientes: el imperialismo cada día se
descompone más y el socialismo cada día está mejor. Hoy vivimos en una
nueva gran época, cuyo rasgo principal se caracteriza porque las fuerzas del
socialismo superan a las del imperialismo, y las fuerzas de los pueblos que despiertan en todo el mundo
superan a las fuerzas de la reacción.
Es completamente evidente que la presente
situación internacional ha experimentado enormes cambios en comparación con los
años en que vivió Lenin. Sin embargo, todos estos cambios no testimonian que el
leninismo esté anticuado, sino todo lo contrario, confirman cada vez con mayor
evidencia las verdades señaladas por Lenin, confirman cada vez con mayor
evidencia toda la teoría creada por Lenin en la lucha en defensa del marxismo
revolucionario y por el desarrollo del marxismo.
En las condiciones históricas de la época del
imperialismo y de las revoluciones proletarias, Lenin elevó el marxismo a un
nuevo grado y mostró a todas las clases y pueblos oprimidos el camino para
liberarse verdaderamente de la servidumbre del imperialismo-capitalista y de la
miseria.
Los cuarenta años transcurridos son cuarenta
años de victorias del leninismo en todo el mundo, cuarenta años en que el
leninismo penetra cada vez más en el corazón de todas las personas del mundo.
El leninismo no sólo ha obtenido y obtendrá glandes victorias en los países en
los que se ha establecido el régimen socialista, sino que obtiene constantemente nuevas
victorias en la lucha de todos los pueblos oprimidos.
Las victorias del leninismo son saludadas
por los pueblos de todo el mundo, y al mismo tiempo no pueden por menos de
provocar el odio de los imperialistas y de todos los reaccionarios. Para debilitar la influencia del leninismo y paralizar la voluntad
revolucionaria de las masas populares, los imperialistas lanzan contra el leninismo los más bárbaros y abominables
ataques y calumnias, y también compran y utilizan a los elementos vacilantes y
a los renegados de dentro del movimiento obrero y los instigan a tergiversar y
castrar la teoría de Lenin. A finales del Siglo XIX, cuando el marxismo
desbarató las diversas corrientes ideológicas antimarxistas, se difundió
ampliamente y ocupó una posición predominante en el movimiento obrero, los
revisionistas, representados por Bernstein y a exigencia de la burguesía, se
lanzaron a revisar la teoría marxista; en la actualidad, cuando el leninismo
dirige a la clase obrera y a todas las clases y pueblos oprimidos del mundo y
hace que alcancen grandes victorias en su lucha contra el imperialismo y los
reaccionarios de diferente pelaje, los revisionistas contemporáneos,
representados por Tito y a exigencia de los imperialistas, se lanzan a
revisar la teoría de Lenin (es decir, la teoría marxista de la época
contemporánea). Como se dice en la Declaración de la Conferencia de
representantes de los Partidos Comunistas y Obreros de los países socialistas,
celebrada en Moscú en noviembre de 1957, "La existencia de la
influencia burguesa es la fuente interna del revisionismo, y la
capitulación ante la presión del imperialismo es su fuente externa".
En su época, los viejos revisionistas trataban de demostrar que el marxismo ya
estaba anticuado, y los revisionistas contemporáneos tratan de demostrar que ya
está anticuado el leninismo. En la Declaración de la Conferencia de Moscú se
señala:
"El revisionismo contemporáneo trata
de denigrar la gran doc-
trina marxista-leninista, la declara 'anticuada' y dice que hoy
día ha perdido su importancia para el
desarrollo de la sociedad.
Los revisionistas ansían privar al marxismo
de su espíritu re-
volucionario y quebrantar la fe en el
socialismo entre la clase
obrera y los trabajadores".
Estas afirmaciones de la Declaración son muy
justas; la situación, efectivamente, es ésa.
¿"Está anticuada" en la actualidad
la doctrina marxista-leninista? ¿Conserva aún su poderosa fuerza vital la
completa teoría de Lenin sobre el imperialismo, la revolución proletaria y la
dictadura del proletariado, la guerra y la paz, la edificación del socialismo y
del comunismo? Si es aún eficaz y conserva completa su fuerza vital ¿se refiere
eso a una parte de la teoría leninista o a toda ella por entero? De ordinario decimos
que el leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de las
revoluciones proletarias, el marxismo de la época del triunfo del socialismo y
del comunismo. ¿Sigue siendo justa esta tesis? ¿Se puede afirmar que las
anteriores conclusiones de Lenin y nuestra noción corriente del leninismo han
perdido su valor y su corrección y que por eso tengamos que retroceder y
aceptar las conclusiones revisionistas y oportunistas que ya hace mucho fueron
hechas añicos por Lenin y sufrieron un vergonzoso fracaso en la vida real? Esas
son las cuestiones que se nos plantean y a las que debemos responder.
Los marxista-leninistas deben poner plenamente
al descubierto lo absurdo de las afirmaciones que en torno de estas cuestiones
hacen los imperialistas y los revisionistas contemporáneos, liquidar su
influencia entre las masas para abrir los ojos a los que temporalmente fueron
engañados por ellos y despertar aún más la voluntad revolucionaria de las masas populares.
III
Los imperialistas norteamericanos, los agentes
no encubiertos de la burguesía de muchos países, los revisionistas
contemporáneos representados por la camarilla de Tito y el ala derecha de los
partidos social-demócratas, para inducir a error a los pueblos de todo el
mundo, procuran por todos los medios presentar la actual situación
internacional completamente falseada, intentando justificar con eso sus
disparatadas afirmaciones de que "el marxismo está anticuado" y
"el leninismo también está anticuado".
Tito, en el discurso que pronunció a finales
del año pasado, mencionó repetidas veces la así llamada "nueva
época" de la que hablan los revisionistas contemporáneos. Tito dijo:
"Hoy el mundo ha entrado en una nueva época en la que todos los Estados
pueden disfrutar de una tregua y dedicarse en un ambiente tranquilo a las tareas de la edificación de su país".
Más adelante dijo: "Hemos entrado en una época en la que en el orden del
día han aparecido nuevas cuestiones. Estas no son las cuestiones de la guerra y
la paz, sino las cuestiones de la colaboración, de la economía y otras. En
cuanto a la colaboración económica existe también el problema de la emulación
económica" [Discurso de Tito en Zagreb, 12 de diciembre de 1959]. Este
renegado borra del todo las cuestiones de las contradicciones de clases y de
la lucha de clases en el mundo tratando de reducir a la nada las
explicaciones invariables de los marxista-leninistas de que nuestra época es la época del imperialismo y de las
revoluciones proletarias, la época del triunfo del socialismo y del comunismo.
¿Sin embargo, cuál es la situación real del
mundo?
¿Acaso pueden "disfrutar de una
tregua" los pueblos explotados y oprimidos de los propios países
imperialistas? ¿Acaso pueden "disfrutar de una tregua" los
pueblos de todos los países coloniales y semicoloniales que aún se encuentran
bajo el yugo del imperialismo?
¿Acaso hay "un ambiente tranquilo"
en Asia, África y América Latina con la intervención armada, que
encabezan los imperialistas yanquis? ¿Acaso hay "un ambiente
tranquilo" en nuestro estrecho de Taiwán, cuando los imperialistas
norteamericanos continúan ocupando territorio de nuestro país: Taiwán? ¿Acaso
hay "un ambiente tranquilo" en el
continente africano, cuando los pueblos de Argelia y de otras muchas regiones
de África sufren represiones armadas por parte de los imperialistas franceses,
ingleses y otros? ¿Acaso hay "un ambiente tranquilo" en América
Latina, cuando los imperialistas norteamericanos recurren a los bombardeos, al asesinato y a la actividad
subversiva para frustrar la revolución popular en Cuba?
En cuanto a las palabras: "dedicarse a
las tareas de la edificación de su país" ¿a qué "edificación" se
refieren? Todos saben que en el mundo existen hoy diferentes países y
principalmente países de dos tipos, cuyo sistema social se diferencia
radicalmente por su carácter. Unos son los países que pertenecen al sistema
mundial del socialismo; y otros, los países incluidos en el sistema mundial del
capitalismo. ¿A qué aludía Tito concretamente? ¿A la "edificación del país"
que realizan los imperialistas al dedicarse a la expansión de los
armamentos con el fin de oprimir a los pueblos de sus países y someter al mundo
entero? ¿O se refería a la "edificación del país" que se
realiza en los Estados socialistas para que aumente el bienestar del pueblo,
para lograr una paz duradera en todo el mundo?
¿Ha dejado de ser un problema la
cuestión de la guerra y la paz?
¿Puede ser que no existan ya ni el
imperialismo ni el sistema de explotación, y por eso no exista ya la cuestión
de la guerra? ¿O puede ser que, aun permitiendo que existan eternamente el
imperialismo y el sistema de explotación, tampoco surgirá la cuestión de la
guerra? En realidad, después de la Segunda Guerra Mundial no ha cesado de
haber guerras ¿Acaso las guerras que mantienen los imperialistas para
aplastar el movimiento de liberación nacional y las guerras provocadas por la
intervención armada de los imperialistas en las revoluciones de diferentes
países no se consideran guerras? Aunque aún no han alcanzado a una guerra mundial
¿es que esas guerras parciales no se consideran guerras?Aunque en esas guerras
no se empleen las armas nucleares ¿es que las guerras hechas con las armas
corrientes no se consideran guerras? ¿Puede acaso no considerarse política
belicosa del imperialismo norteamericano el hecho de que los imperialistas
yanquis hayan dedicado aproximadamente el 60 por
ciento de las asignaciones del presupuesto de 1960 a la expansión de armamentos
y a la preparación de la guerra? ¿Acaso el resurgir del militarismo en
Alemania Occidental y el Japón no supone para la humanidad la amenaza de una
nueva gran guerra?
¿De qué "colaboración" se trata? ¿De
la "colaboración" del proletariado con la burguesía para defender al
capitalismo? ¿De la "colaboración" de los pueblos de los países
coloniales y semicoloniales con los imperialistas para defender el capitalismo?
¿De la "colaboración" de los países socialistas con los países
capitalistas para apoyar al sistema del imperialismo en la opresión de sus
propios pueblos y el aplastamiento de las guerras de liberación nacional?
En su conjunto, las afirmaciones de los
revisionistas contemporáneos acerca de la tal "época" son un reto al
leninismo en las susodichas cuestiones. Su fin es encubrir las
contradicciones entre las masas populares y la burguesía monopolista en los
propios países imperialistas, encubrir las contradicciones entre los pueblos de
las colonias y semicolonias y los agresores imperialistas, encubrir las
contradicciones entre el sistema socialista y el imperialista, encubrir las
contradicciones entre los pueblos amantes de la paz de todo el mundo y la
camarilla bélica imperialista.
En cuanto a la diferencia de
"épocas", las maneras de manifestarla son
diversas. Pero en general constituyen dos grupos. Un grupo de ellas son desvaríos
y palabrería, invenciones y juegos malabares con frases nebulosas e
incomprensibles que ocultan la verdadera esencia de la época. Todo ello son
trucos usuales de los imperialistas, de la burguesía y de los revisionistas en
el movimiento obrero. Otro grupo lo constituyen las definiciones estrictamente
científicas, basadas en el análisis de la situación concreta de las
contradicciones de clase y de la lucha de clases en su totalidad, y gracias
a ellas se pone plenamente al descubierto la esencia de la época. Ese es
el trabajo que hace todo marxista serio.
Para definir el carácter de las épocas, Lenin
estableció el siguiente criterio:
"... Se trata de grandes épocas
históricas; en cada época ha ha-
bido y habrá movimientos aislados, parciales,
de avance o de
retroceso, ha habido y habrá diferentes
desviaciones del tipo y
de la rapidez corrientes de estos movimientos.
No podemos
saber con qué velocidad y con qué éxito se
desarrollarán cier-
tos movimientos históricos en cada época. Pero
podemos saber
y sabemos ciertamente qué clase ocupa una
posición central en
esta o aquella época, determinando su
contenido principal, la
dirección principal de su desarrollo, las
principales particulari-
dades de la situación histórica de la época
en cuestión, etc. Só-
lo sobre esa base, es decir, teniendo
en cuenta ante todo los
principales rasgos que diferencian las
distintas 'épocas' (y no
episodios aislados de la historia de un país
determinado), po-
demos determinar nuestra táctica con
acierto..." [Bajo
una bandera ajena].
La cuestión acerca de la época, a la que se
refiere aquí Lenin, es la cuestión de qué clase está en el centro de la época,
de qué clase determina el principal contenido de la época, determina la
principal dirección del desarrollo de la época.
Fiel a la dialéctica marxista, Lenin no
se apartó ni un momento de la posición del análisis de las relaciones entre las
clases. Consideraba que "El marxismo enjuicia los 'intereses'
fundándose en las contradicciones de clase y de la lucha de clases que se manifiestan
en millones de hechos de la vida cotidiana" [*Fracaso de la II
Internacional]. Consideraba:
"... el método de Marx consiste ante
todo en tomar en cuenta el
contenido objetivo del proceso histórico en
cada momento
concreto, en cada
situación concreta para comprender en pri-
mer lugar de qué clase social es el
movimiento que constituye
el principal resorte para impulsar el progreso
posible de la so-
ciedad en esa situación concreta"[Bajo
una bandera ajena].
Lenin siempre exigía que examináramos el
proceso concreto del desarrollo histórico partiendo del análisis de clases, y
no habláramos sin fundamento de una "sociedad en general" y de un
"progreso en general". Nosotros, los
marxistas, no podemos determinar la política del proletariado partiendo sólo de
algunos acontecimientos corrientes y de algunos pequeños cambios políticos,
sino que tenemos que determinarla basándonos en la situación general de las
contradicciones de clase y de la lucha de clases durante toda una época
histórica. Esa es la principal posición teórica de los marxistas. Lenin
mantenía con firmeza precisamente esa posición, y en el nuevo periodo de
cambios de clases, en un nuevo período de la historia, llegó a la conclusión de
que las esperanzas de la humanidad dependen totalmente de la victoria del proletariado, que éste debe preparar la
conquista de la victoria en esa gran batalla revolucionaria y establecer la
dictadura del proletariado. Después de la Revolución de Octubre, Lenin, en
1918, en el VII Congreso del Partido Comunista de Rusia (bolchevique) dijo
"Tenemos que partir de la base común
del desarrollo de la
producción de mercancías, del paso al
capitalismo y de la
transformación del capitalismo en
imperialismo. Con eso ocu-
pamos y consolidamos una posición teórica de
la que nadie
que no haya traicionado al socialismo nos
podrá apartar. Al
mismo tiempo se deduce inevitablemente de esto
la siguiente
conclusión: Ya
comienza la era de la revolución socialista".
Esa es la conclusión hecha por Lenin e incluso
hoy todos los marxistas deben reflexionar profundamente en ella.
La tesis de los marxistas revolucionarios de
que nuestra época es la época del imperialismo y de las revoluciones
proletarias, la época del triunfo del socialismo y del comunismo, no
puede ser
rebatida porque dicha tesis abarca completa y
justamente los principales rasgos característicos de nuestra gran época.
Tampoco es posible rebatir la tesis de que el leninismo es la continuación y
el desarrollo del marxismo revolucionario en esta gran época y que el
leninismo es la teoría y la política de la revolución proletaria y de la
dictadura del proletariado, pues precisamente el leninismo ha puesto al
descubierto las contradicciones que existen en nuestra gran época entre
la clase obrera y el capital monopolista,
las contradicciones entre los países
imperialistas, las contradicciones entre los pueblos de los países coloniales y
semicoloniales y el imperialismo, y las contradicciones entre los países
socialistas, en los que el proletariado ha alcanzado la victoria, y los países
imperialistas. Por eso el leninismo es la bandera de nuestra victoria. Sin embargo, en contra de toda esta
serie de tesis del marxismo revolucionario, en la pretendida "mueva
época" de que hablan los Tito, de hecho ya no hay imperialismo, no hay revoluciones
proletarias y, naturalmente, no hay teoría y política de la revolución
proletaria y de la dictadura del proletariado. En una palabra, en sus manifestaciones no se ve el
foco fundamental de las contradicciones de clase y de la lucha de clases en
nuestra época, no se encuentran las cuestiones fundamentales del leninismo, no
se encuentra el leninismo.
Los revisionistas contemporáneos afirman que
en su pretendida "nueva época", a consecuencia del progreso de la
ciencia y de la técnica, las "viejas concepciones" de Marx y de Lenin
ya no sirven. Tito hizo manifiesto lo siguiente: "Nosotros no somos
dogmáticos; Marx y Lenin no predijeron el lunnik, la bomba atómica y el colosal
progreso de la técnica". [*Discurso de Tito en Zagreb el 12 de diciembre
de 1959] ¡Muy bien, no son dogmáticos! ¿Y quién quiere que lo sean? Pero se
puede combatir el dogmatismo en bien del marxismo-leninismo o se puede estar de
palabra contra el dogmatismo y de hecho contra el marxismo-leninismo. Todos los
Tito pertenecen a la segunda categoría. En cuanto a la cuestión de la
influencia del progreso científico y técnico en el desarrollo de la sociedad,
hay personas que tienen un punto de vista erróneo porque no pueden examinar esa
cuestión con arreglo a la concepción materialista de la historia. Eso se
comprende. Empero los revisionistas contemporáneos crean confusión
intencionadamente en esta cuestión, y aprovechándose del progreso científico y técnico, intentan en
vano refutar el marxismo-leninismo.
En los últimos años la Unión Soviética se ha
puesto en primera fila en el mundo en cuanto a los logros de la ciencia y de la
técnica. Estos éxitos de la Unión Soviética son fruto de la gran Revolución de
Octubre. Estos destacados éxitos marcan una nueva era en la dominación de la naturaleza
por el hombre, y al mismo tiempo desempeñan un importantísimo papel en
la causa de la defensa de la paz en todo el mundo. Mas, ¿acaso es cierto que
el sistema ideológico marxista-leninista en las nuevas condiciones de
desarrollo de la técnica contemporánea ha sido conmovido, como dice Tito, con
"el lunnik, la bomba atómica y el colosal progreso de la técnica" que "no
predijeron" Marx y Lenin? ¿Se puede decir que la
concepción del mundo marxista-leninista, sus concepciones de la historia de la
sociedad, de la moral y otras concepciones fundamentales se hayan convertido en
un viejo "dogma", que ya no rijan las leyes de la lucha de clases?
Marx y Lenin no vivieron hasta el presente y,
claro está, no pudieron ver las manifestaciones concretas del progreso de la
técnica en el mundo contemporáneo. Pero, en fin de cuentas ¿qué es lo que
presagian para el régimen capitalista, el desarrollo de las ciencias naturales
y el progreso técnico? Marx y Lenin consideraban que ello presagia sólo
nuevas relaciones sociales y no la desaparición de las revoluciones sociales,
ni mucho menos.
Sabemos cómo se admiraban Marx y Lenin con los
nuevos descubrimientos y el progreso de las ciencias naturales y de la técnica
en la conquista de la naturaleza Engels en el "Discurso ante la
tumba de Marx" dijo:
"La ciencia era para Marx una fuerza
histórica dinámica revo-
lucionaria. Era
extraordinaria la alegría que le producía cada
nuevo descubrimiento en cualquier ciencia
teórica, cuya apli-
cación práctica no se podía tan siquiera prever,
mas su alegría
era completamente de otro género cuando se
trataba de un des-
cubrimiento que inspiraba cambios
revolucionarios inmediatos
en la industria y en el desarrollo histórico
en general".
Y Engels añadió después: "Pues
sepan, Marx era, ante todo, un revolucionario". ¡Perfectamente
dicho! Todos los nuevos descubrimientos en la conquista de la naturaleza eran
siempre examinados por Marx desde el punto de vista del revolucionario
proletario y no de un partidario de la teoría de la desaparición de la revolución proletaria.
Guillermo Liebknecht, en su artículo "Mis
recuerdos sobre Marx", decía:
"Marx se burlaba de la reacción europea
victoriosa, que se figuraba que la revolución estaba ahogada y no
se daba cuenta de que las ciencias naturales preparaban una
nueva revolución.
El reinado de Su Alteza el Vapor, que
revolucionó el mundo el siglo pasado, ha terminado y en su lugar lo
ocupará otra fuerza revolucionaria incomparablemente más poderosa:
la chispa eléctrica.... Las consecuencias de este hecho son
imposibles de predecir. Necesaria consecuencia de la revolución
económica será la revolución política, pues la segunda es sólo
expresión de la primera.
Cuando Marx hablaba de este progreso de la
ciencia y de la mecánica, su concepción del mundo, sobre todo
lo que hoy se llama concepción materialista de la historia,
se evidenciaba con tal claridad que las pocas dudas que me
quedaban desaparecían como la nieve bajo los rayos del sol
primaveral".
Así sentía Marx el hálito de la revolución en el
progreso de la ciencia y de la técnica. Consideraba que el nuevo progreso de la
ciencia y de la técnica provocaría una revolución social que derrocaría el
sistema capitalista. Para Marx, el progreso en las ciencias naturales y en la
técnica conduce a la ulterior consolidación de las posiciones de la concepción
del mundo marxista en su conjunto, de las posiciones de la concepción
materialista de la historia y no las conmueve ni mucho menos. El progreso en
las ciencias naturales y en la técnica conduce al ulterior fortalecimiento de
las posiciones de la revolución proletaria y de la lucha antiimperialista de
los pueblos oprimidos, y no las debilita ni mucho menos.
Lenin, igual que Marx, examinaba el progreso
técnico en relación con el problema de la revolución en el sistema social.
Lenin consideraba que "el siglo del vapor es el siglo de la burguesía, el
siglo de la electricidad es el siglo del socialismo"[Informe acerca del
trabajo del Comité Central Ejecutivo Panruso y del Consejo de Comisarios del Pueblo].
¡Compárese este espíritu revolucionario de
Marx y de Lenin con la vergonzosa actitud de traición a la revolución que
mantienen los revisionistas contemporáneos!
En la sociedad de clases, en la época del
imperialismo, los marxista-leninistas sólo pueden examinar las cuestiones del
desarrollo y utilización de la técnica desde el punto de vista del análisis de
clases.
Como el sistema socialista es un sistema
progresista y expresa los intereses del pueblo, los Estados socialistas desean
poner las nuevas técnicas, como la energía atómica y los cohetes, al servicio
de la edificación pacífica de su país,
emplearlas en la conquista de la naturaleza. Cuanto
más adelantos de estas nuevas técnicas tengan los países socialistas, y más de
prisa las hagan progresar, antes alcanzarán la meta: desarrollar las fuerzas
productivas de la sociedad a rápido ritmo para satisfacer las necesidades del
pueblo;
más se consolidarán las fuerzas capaces de
impedir las guerras imperialistas y aumentarán las posibilidades de defender la
paz en todo el mundo. Por lo tanto, para el bienestar de sus propios pueblos y
en interés de la paz para todos los pueblos del mundo, los países socialistas
deben, siempre que les sea posible, dominar más y más las técnicas nuevas que sirven a la
prosperidad del pueblo. En la actualidad, la Unión Soviética, país socialista,
tiene una evidente superioridad en el progreso de las técnicas nuevas. Todos
saben que el cohete que ha acertado a la Luna ha sido lanzado precisamente por
la Unión Soviética y no por el país capitalista más desarrollado: los Estados
Unidos. Esto demuestra que sólo en los países socialistas existen ilimitadas
perspectivas de desarrollo de la nueva técnica en escala muy amplia.
Y al contrario, por cuanto el sistema
imperialista es un sistema reaccionario y antipopular, los países
imperialistas utilizan esta nueva técnica para fines militares: para la
agresión a otros países, para intimidar a sus propios pueblos y para producir
armas destinadas a carnicerías humanas. La aparición de la nueva técnica para los países imperialistas sólo lleva a
una nueva etapa las contradicciones entre el desarrollo de las fuerzas
productivas de la sociedad y las relaciones de producción capitalistas. La
nueva técnica no conduce de ningún modo a la perpetuación del capitalismo, sino
que sólo puede impulsar aún más a los pueblos de dichos países a la revolución, sólo puede
conducir a la ruina definitiva del viejo, criminal y caníbal sistema
capitalista.
Los imperialistas norteamericanos y sus
secuaces utilizan las armas como la bomba atómica para amenazar con la guerra y
hacer el chantaje a todo el mundo. Dicen que el
que no se someta a la dominación del imperialismo norteamericano será destruido.
Les secunda la pandilla de Tito, que haciendo coro al imperialismo
norteamericano, siembra entre las masas populares el miedo a la guerra atómica.
Estas extorsiones del imperialismo norteamericano y el coro hecho por la
pandilla de Tito sólo pueden mantener temporalmente en el error al que no conoce la
verdadera situación de las cosas, pero no pueden asustar al pueblo consciente,
y hasta aquellos que por el momento no comprenden, poco a poco, con la ayuda de
los elementos progresistas, comprenderán.
Los marxista-leninistas siempre han
considerado que en la historia universal la suerte de la humanidad no la decide
la técnica, sino el hombre, las masas populares.
En China, antes de la guerra antijaponesa y durante ella, entre algunas
personas se difundió en cierto tiempo la así llamada teoría de "las
armas lo deciden todo". Decían que el Japón tenía armamento moderno y
elevado nivel técnico, y China, viejo armamento y bajo nivel técnico. Por eso
llegaron a la conclusión de la "inevitable esclavización de China".
El camarada Mao Tse-tung, en su trabajo publicado entonces "Sobre la
guerra prolongada", refutó tales absurdas declaraciones e hizo el
siguiente análisis: los imperialistas japoneses sufrirán inevitablemente, la
derrota en la guerra de agresión contra China, ya que su guerra es
reaccionaria, injusta, y siendo injusta le falta el apoyo popular; y el pueblo
chino vencerá sin falta en la guerra antijaponesa ya que su guerra es
progresista, justa, y goza de amplio apoyo. El camarada Mao Tse-tung señaló
que la fuente principal de la fuerza en la guerra estaba en las masas y que el
ejército popular, organizado por las masas conscientes y unidas del pueblo,
será invencible a través del mundo. Este es un concepto marxista-leninista.
¿Cuál fue el resultado? El resultado fue que el concepto marxista leninista
venció y todas las "teorías de la inevitable esclavización de China",
en fin de cuentas, fracasaron. Después de la Segunda Guerra Mundial, los
pueblos de Corea y de China vencieron en la guerra de Corea a los agresores
norteamericanos, superiores con mucho en armamento. Esto confirmó de nuevo
dicho concepto marxista-leninista.
El pueblo consciente siempre puede
encontrar un nuevo medio para enfrentar la superioridad de la reacción en
armamento y conseguir la victoria. Así fue la
historia en el pasado, así sigue siendo en la actualidad y lo será en el futuro.
Como resultado de que la Unión Soviética, país socialista, haya conseguido la
superioridad en la técnica militar, y el imperialismo norteamericano haya
perdido así el monopolio de las armas atómicas y nucleares, y al mismo tiempo,
como resultado de la elevación de la conciencia de los pueblos del mundo y del
mismo pueblo de los EE. UU., existen ahora posibilidades de conseguir un
acuerdo de prohibición de las armas atómicas y nucleares. Nosotros hacemos todo
lo posible para que se logre tal acuerdo. En oposición a los imperialistas
belicosos, los países socialistas y los pueblos amantes de la paz de todo el
mundo se manifiestan activa y decididamente por la prohibición y destrucción de
las armas atómicas y nucleares.
Nosotros siempre luchamos contra la
guerra imperialista, por la prohibición de las armas atómicas y nucleares, en
defensa de la paz en todo el mundo. Cuanto más
amplia y profundamente se despliegue esta lucha, cuanto con más plenitud y
claridad se exponga la catadura feroz de los imperialistas norteamericanos y de
otros imperialistas belicosos, en tanto mayor grado se les podrá aislar de los
pueblos del mundo, mayor posibilidad habrá de atarlos de pies y manos, y esto
será tanto más favorable para la paz en todo el mundo. Si, por el contrario,
aflojamos nuestra vigilancia frente al peligro de que los imperialistas
desencadenen la guerra, si no trabajamos por alzar a los pueblos en
todos los países contra el imperialismo, sino que les atamos las manos, el
imperialismo puede preparar la guerra a su antojo y el resultado inevitable
será que aumentará el peligro de que hagan estallar la guerra. Una vez que la
guerra se inicie, el pueblo no estará en condiciones de adoptar con rapidez una
actitud correcta por su misma falta de preparación o por haber sido ésta
insuficiente y no estará entonces en condiciones de detenerla enérgicamente. Naturalmente,
no depende de nosotros que los imperialistas, en fin de cuentas, desencadenen
la guerra, nosotros no somos los jefes del Estado Mayor de los imperialistas.
Teniendo todos los pueblos del mundo una conciencia firme y estando
completamente preparados, y poseyendo el campo socialista las armas
modernas, se puede afirmar que si los norteamericanos u otros imperialistas se
niegan a un acuerdo de prohibición de las armas atómicas y nu-
cleares, si se atreven alguna vez a
hacer la guerra empleando las armas atómicas y nucleares "afrontando la
ira de todo el mundo", el único resultado será la rápida destrucción de
estas fieras, cercadas por los pueblos del mundo, y en ningún caso la
aniquilación de la humanidad. Nosotros estamos siempre contra la guerra
criminal desencadenada por los imperialistas, por cuanto la guerra imperialista
impone a los pueblos (incluido el pueblo de los EE. UU. y los de otros países
imperialistas) inmensos sacrificios; pero si los imperialistas obligan a
estos sacrificios a los pueblos del mundo, estamos seguros de que esos
sacrificios serán recompensados como lo demuestra la experiencia de la
revolución en Rusia y en China. Los pueblos victoriosos crearán con
la mayor velocidad, sobre las ruinas del imperialismo derrocado, una
civilización mil veces superior que la existente bajo el capitalismo y
construirán un futuro verdaderamente maravilloso.
Se puede sacar una sola conclusión: de
cualquier modo la cuestión no se plantea como lo afirman los revisionistas
contemporáneos, que la energía atómica, los cohetes y toda la nueva técnica
hayan cambiado los rasgos distintivos fundamentales, señalados por Lenin, de la
época del imperialismo y de la revolución proletaria. El sistema del
imperialismo-capitalista no se derrumba en absoluto por sí solo, será derrocado
por la revolución proletaria de los mismos países imperialistas, será también
derrocado por la revolución nacional en las colonias y semicolonias. El
progreso de la técnica contemporánea no librará al sistema del
imperialismo-capitalista de su desaparición, sino que únicamente resonará como
un nuevo toque que anuncia la agonía del sistema del imperialismo-capitalista.
IV
Los revisionistas contemporáneos, partiendo de
sus absurdos juicios acerca de la actual situación internacional y de sus
absurdas afirmaciones de que la teoría marxista-leninista del análisis de
clases y de la lucha de clases ya está anticuada, intentan, en toda una serie
de cuestiones, como por ejemplo: la violencia, la guerra, la coexistencia
pacífica, etc., derrocar radicalmente los principios fundamentales del
marxismo-leninismo.
Además, hay aún otra clase de personas, que no
son revisionistas, son hombres de buenos sentimientos e intenciones buenas que
desean sinceramente ser marxistas, pero al encontrarse con ciertos nuevos
hechos históricos, pierden la orientación y surgen en ellos puntos de vista
erróneos. Por ejemplo, algunos de ellos dicen que la derrota de la política basada en el
chantaje con las armas atómicas del imperialismo norteamericano significa el
fin de la violencia. Al mismo tiempo que rebatimos plenamente las absurdas
afirmaciones del revisionismo contemporáneo, debemos ayudar también a estos
hombres con buenos sentimientos y buenos deseos a cambiar sus falsos puntos de
vista.
¿Qué es violencia? De esto habla
repetidas veces Lenin en su libro "El Estado y la revolución". La
aparición y la existencia del Estado es de por sí una forma de violencia. Lenin
cita estas palabras de Engels:
"... Este poder público... no está
formado sólo por hombres armados, sino también por sus aditamentos
materiales, las cárceles y las instituciones coercitivas de todo
género...".
Lenin nos indica que es indispensable
establecer las diferencias entre dos Estados diferentes por su carácter: el
Estado de dictadura de la burguesía y el Estado de dictadura del proletariado,
establecer la diferencia entre dos formas de violencias diferentes por su
carácter: contrarrevolucionaria y revolucionaria; que dado que existe la violencia contrarrevolucionaria,
inevitablemente debe existir contra ella la violencia revolucionarla. Sin la
violencia revolucionaria no es posible destruir la violencia contrarrevolucionaria.
El Estado en el que las clases explotadoras ocupan la posición dominante
representa la violencia contrarrevolucionaria, es una fuerza especial para
reprimir a las clases explotadas en interés de las clases explotadoras. Tanto
antes de que tuvieran los imperialistas las bombas atómicas o las armas de
cohetes como desde que tienen estas nuevas armas, el Estado imperialista ha
sido invariablemente una fuerza especial de represión al proletariado en el
interior del país y, fuera de él, a los pueblos coloniales y semicoloniales; es
siempre la misma institución de violencia.
Aun cuando los imperialistas se vean obligados
a no emplear estas nuevas armas, mientras el Estado imperialista no haya sido
derrocado y sustituido por un Estado popular, el Estado de la dictadura del
proletariado de su país, aquél continuará siendo, como antes, una institución
de violencia imperialista.
Desde que empezó la historia de la
humanidad aún no se ha conocido una violencia tan colosal por sus proporciones
y de tan extrema crueldad como la creada en la actualidad por el
imperialismo-capitalista. En los últimos diez años y
pico los imperialistas norteamericanos recurren desenfrenadamente a métodos de
crueldad cien veces más bárbaros que antes, para tiranizar a los mejores hijos
de la clase obrera de su país, a los negros, a todas las personalidades
progresistas y constantemente y sin freno declaran sin rodeos sus propósitos de
colocar al mundo entero bajo su dominio violento. Amplían incesantemente su
violencia; al mismo tiempo, los otros imperialistas también compiten en el
aumento de esta violencia.
La expansión militar de los países
imperialistas, encabezados por los EE. UU., ha surgido en momentos de crisis
general del capitalismo tan grave como no se había conocido. Cuanto con
más furor los imperialistas expanden sus fuerzas militares hasta el punto más
alto, más se acercan a su propia ruina. En la actualidad, in-cluso algunos representantes del imperialismo
norteamericano prevén la desaparición inevitable del sistema capitalista. ¿Pero
acaso el imperialismo, en virtud de que ya se acerca a su fin, puede él mismo
terminar con su propia violencia; acaso los que están en el Poder en los países
imperialistas pueden renunciar por sí mismos a la violencia creada por ellos?
¿Se puede acaso decir que los imperialistas,
en comparación con períodos pasados, ya no son partidarios de la violencia o
que ha disminuido su devoción a la violencia?
Hace mucho Lenin contesto más de una
vez a tales preguntas. En su obra "El imperialismo, fase superior del
capitalismo" dice. "...El imperialismo políticamente tiende a la
violencia y a la reacción". Después de la Revolución de Octubre, en su
trabajo "La revolución proletaria y el renegado Kautsky", se detiene
especialmente en cuestiones de la historia y compara
el capitalismo premonopolista y el capitalismo monopolista, es decir, el
imperialismo. Lenin dice:
"El capitalismo premonopolista —cuyo
apogeo corresponde precisamente al séptimo decenio del Siglo XIX—
en virtud de sus rasgos económicos esenciales, que en
Inglaterra y en Norteamérica se manifestaban de un modo
particularmente típico, se distinguía por un mayor apego a la paz y a
la libertad. En cambio, el imperialismo, es decir, el
capitalismo monopolista, que sólo ha llegado a plena madurez en el
Siglo XX, atendiendo a sus rasgos económicos esenciales, se
distingue por un apego mínimo a la paz y a la libertad, por un
desarrollo máximo del militarismo en todas partes".
Naturalmente que estas palabras fueron dichas
por Lenin en los primeros años después de la Revolución de Octubre. En ese
tiempo acababa de ser creado el Estado proletario, su poder económico era aún
muy débil, pero en los 40 años y pico transcurridos, como ya hemos indicado más
arriba, ha cambiado considerablemente la fisonomía tanto del Estado Soviético
como de todo el mundo. ¿Significa esto que como resultado del poder de la Unión
Soviética, del socialismo y de las fuerzas de la paz ha cambiado la naturaleza
del imperialismo y, en consecuencia, las palabras de Lenin, más arriba citadas,
ya están anticuadas? ¿O significa esto que el imperialismo, aunque su
naturaleza no haya cambiado, no va a recurrir más a la violencia? ¿Corresponde
este punto de vista a la situación real?
En la lucha del sistema mundial socialista con
el sistema mundial capitalista, el sistema socialista ha demostrado una clara
superioridad. Este gran hecho histórico ha debilitado la posición de violencia
del imperialismo en todo el mundo. ¿Sin embargo, este hecho impedirá acaso que
los imperialistas opriman más a sus pueblos, que realicen más expansiones
externas, que recurran a actos de agresión? ¿Puede este hecho hacer que, desde
ahora, los círculos imperialistas belicosos "arrojen el hacha del
verdugo" y "vendan la espada para comprar un buey"? ¿Puede este
hecho hacer que los comerciantes de armamento y municiones de los países
imperialistas se pasen a las industrias de paz?
Todos estos interrogantes se presentan a todos
los marxista-leninistas serios y es necesario pensar en ellos con profundidad y
seriedad. Es evidente que la justa comprensión de esas cuestiones y su justa
solución están estrechamente unidas a la victoria o la derrota de la causa del
proletariado y la suerte de toda la humanidad.
La guerra es la manifestación más aguda de
la violencia. Una de sus formas es la guerra civil, la
otra es la guerra más allá de las fronteras. La violencia no siempre se
manifiesta en forma tan aguda como la guerra. En los países capitalistas las
guerras burguesas son la continuación de la política de la burguesía en tiempos normales, y la paz burguesa es la
continuación de la política de la burguesía en períodos de guerra. La
burguesía emplea alternativamente las dos formas, guerra y paz, para dominar al
pueblo y realizar sus luchas exteriores. En los denominados períodos de
paz, los imperialistas tratan a las clases y naciones oprimidas apoyándose en las fuerzas armadas y
recurriendo a formas de violencia tales como el arresto, la reclusión ; los
trabajos forzados, asesinatos en masa, y aún otras más, al mismo tiempo que
están dispuestos a recurrir a la guerra, la forma más aguda de
violencia, para aplastar la revolución del pueblo en el interior del país,
para saquear en el extranjero, para derrotar a sus competidores exteriores y sofocar la
revolución en los países extranjeros. O la paz interior puede existir al
mismo tiempo que la guerra exterior.
En los primeros años después de la Revolución
de Octubre, las potencias imperialistas emplearon la violencia en la forma de
guerra contra la Unión Soviética. Esto era la continuación de la política de
los diferentes imperialistas; durante la Segunda Guerra Mundial, los
imperialistas alemanes emplearon la violencia en forma de guerra en gran escala
contra la Unión Soviética. Esto fue la continuación de la política del
imperialismo alemán. Sin embargo, por otro lado, los imperialistas, en
diferentes períodos también han establecido relaciones diplomáticas de
coexistencia pacífica con la Unión Soviética; esto significa también, claro
está, la continuación, en otra forma, de la política del imperialismo en
determinadas circunstancias.
De verdad, han aparecido actualmente nuevos
problemas referentes a la coexistencia pacífica. Los imperialistas, ante la
poderosa URSS, ante el potente campo socialista, deben considerar
cuidadosamente que si atacan a la Unión Soviética, si atacan a los países
socialistas, acelerarán con ello su propia ruina, como ocurrióncon Hitler, y
que esto traerá las más serias consecuencias para el propio sistema
capitalista.
"La coexistencia pacífica" es un
nuevo concepto que ha surgido después de la aparición de los países socialistas
nacidos como resultado de la Revolución de Octubre; es un nuevo concepto
surgido en la situación que previó Lenin antes de la Revolución de
Octubre: "el socialismo no puede triunfar simultáneamente en todos los
países. Triunfará en un comienzo en uno o en varios países y los demás
seguirán siendo, durante cierto tiempo, países burgueses o preburgueses"
[*El programa militar de la revolución proletaria] . Este es un nuevo concepto
expuesto por Lenin después de que el gran pueblo soviético alcanzó la victoria
sobre la intervención armada del imperialismo. Como se ha indicado más arriba,
en un principio los imperialistas no querían la coexistencia pacífica con la
Unión Soviética. Únicamente después que su guerra de intervención contra la
Unión Soviética fracasó, después de que se midieron las fuerzas durante varios
años, después de que el Estado soviético se mantuvo en pie y que entre el
Estado soviético y los países imperialistas se había establecido cierto
equilibrio de fuerzas, los imperialistas se vieron obligados a "coexistir" con la Unión
Soviética. En 1920 Lenin dijo: "Hemos conquistado ya una situación en la
cual podemos coexistir al lado de las potencias capitalistas, que se ven
obligadas ahora a establecer relaciones comerciales con nosotros".
[*Nuestra situación interior y exterior y las tareas del Partido]. Por esto se
ve que el primer Estado socialista del mundo puede
coexistir pacíficamente con los países imperialistas en determinados períodos,
gracias, exclusivamente, a la lucha. El período que precedió a la Segunda
Guerra Mundial, de 1920 a 1940, hasta el ataque de Alemania a la Unión
Soviética, fue de coexistencia pacífica entre el imperialismo y la Unión
Soviética. En el curso de estos veinte años la URSS fue invariablemente
fiel a la coexistencia pacífica. Sin embargo el año 1941, Hitler no quiso más
la coexistencia pacífica con la Unión Soviética, los imperialistas alemanes
empezaron el pérfido y bárbaro ataque a la Unión Soviética. Gracias a la
victoria en la guerra antifascista, en la cual la fuerza principal fue la gran
Unión Soviética, en el mundo se creó de nuevo una situación de coexistencia
pacífica entre los países socialistas y capitalistas. Sin embargo los
imperialistas no se resignan con esto. Los imperialistas norteamericanos crean
alrededor de la Unión Soviética y todo el campo socialista una
red de bases militares y proyectiles teledirigidos. Hasta el día de hoy los
imperialistas norteamericanos continúan ocupando nuestro territorio de Taiwán y
realizan constantemente provocaciones militares contra nosotros en el estrecho
de Taiwán. Los imperialistas norteamericanos intervinieron con fuerzas arreadas
en Corea y en tierra coreana hicieron una amplia guerra contra los pueblos
coreano y chino, que finalizó en un acuerdo de armisticio sólo después de su derrota; sin embargo, continúan aun
inmiscuyéndose para impedir la unificación del pueblo coreano. Los
imperialistas norteamericanos ayudaron, mediante la entrega de armas, a las
fuerzas imperialistas francesas de ocupación en la guerra contra el pueblo
vietnamita y hasta hoy continúan interviniendo para evitar la unificación del pueblo de Viet-Nam. Los
imperialistas norteamericanos tramaron el levantamiento contrarrevolucionario
de Hungría y hasta hoy se esfuerzan sin cesar, por todos los medios, para realizar actividades subversivas en los países
socialistas de la Europa Oriental y en los otros países socialistas. Los hechos
siguen siendo los mismos de que habló Lenin en su entrevista con los
corresponsales norteamericanos, en febrero del año 1920. Lenin dijo que en el
problema de la paz "no hay obstáculos de ninguna clase por nuestra parte.
El imperialismo de los capitalistas norteamericanos (así como de otros países)
es precisamente el obstáculo" [Respuesta a las preguntas del corresponsal
del periódico norteamericano New York Evening Journal].
La política exterior de los países
socialistas sólo puede ser una política de paz, el sistema
socialista determina que nosotros no necesitemos la guerra, ni que en ningún
caso podamos iniciar una guerra, y que nosotros no permitimos, no debemos ni
podemos conquistar ni siquiera una pulgada de territorio de los países vecinos.
Desde
el momento de su fundación, la República Popular China practica invariablemente
una política exterior de paz. Nuestro país, junto con los países vecinos,
India y Birmania, presentó los célebres Cinco Principios de coexistencia
pacífica. Además de esto, en la Conferencia de Bandung, celebrada en 1955,
nuestro país, con otros países de Asia y África, aprobó los diez principios de
coexistencia pacífica. En los últimos años, el Partido Comunista de China y el
Gobierno chino han apoyado invariablemente la actividad del Comité Central del
Partido Comunista de la Unión Soviética y del Gobierno soviético, encabezados
por el camarada Jruschov, encaminada a conseguir la paz, y consideran que esta
actividad por conquistar la paz del Comité Central del Partido Comunista de la
Unión Soviética y del Gobierno soviético demuestra con mayor fuerza a los
pueblos de todo el mundo la firme decisión de los países socialistas de seguir
una política exterior de paz, tal como la necesidad de la lucha de todos los
pueblos para no permitir que los imperialistas desencadenen una nueva guerra
mundial y para conquistar una paz duradera en todo el mundo.
En la Declaración de la Conferencia de Moscú,
celebrada en 1957, se dice:
"La causa de la paz es defendida por
poderosas fuerzas de nuestra época: el campo inquebrantable de los
Estados socialistas, encabezado por la Unión Soviética, los
Estados pacíficos de Asia y África que sustentan una
posición antiimperialista y forman con los países socialistas una
vasta zona de paz; la clase obrera internacional, y en primer
término su vanguardia, los Partidos Comunistas; el movimiento
liberador de los pueblos de las colonias y semicolonias y el
movimiento de masas de los pueblos en defensa de la paz. Los
pueblos de los países de Europa que han proclamado su neutralidad,
los pueblos de América Latina y las masas populares de los
propios países imperialistas también se oponen resueltamente
a los planes de organización de una nueva guerra. La unión de
estas poderosas fuerzas puede conjurar el estallido de la
guerra".
Si se continúan desarrollando estas fuerzas
poderosas, es posible mantener esta situación de coexistencia pacífica e
incluso puede ser que se consiga oficialmente algún acuerdo de coexistencia
pacífica, o un acuerdo de prohibición de las armas atómicas y nucleares. Este
sería un hecho excelente que responde totalmente a las aspiraciones de los pueblos de todo el
mundo. Sin embargo, e incluso en esta situación, mientras exista el sistema
imperialista, en el mundo no se terminará de manera absoluta con la forma más
aguda de violencia, con la guerra. Los hechos no son como los presentan los
revisionistas yugoslavos, que afirman que ya está anticuada la definición de
que "la guerra es la continuación de la política" [Véase en La
coexistencia activa y el socialismo del periódico yugoslavo Ejército Popular
del 28 de noviembre de 1958] que Lenin, más de una vez, explicó y defendió en
la lucha contra el oportunismo.
Estamos convencidos de que las ideas de Lenin
son plenamente justas: la guerra es resultado inevitable del sistema de
explotación, el origen de las guerras contemporáneas es el sistema imperialista.
Mientras no desaparezcan el sistema imperialista y las clases explotadoras,
puede siempre surgir la guerra de uno u otro carácter. Puede ocurrir que sea la guerra
entre los imperialistas por el nuevo reparto del mundo, puede ser que sea una
guerra entre los imperialistas y los pueblos oprimidos, agresiva de un lado, y
contra la agresión de otro; puede ser la guerra civil en los países
imperialistas entre las clases explotadoras y las explotadas, revolucionaria de un lado y
contrarrevolucionaria del otro y, naturalmente, aún puede haber guerra si
los imperialistas agreden a los países socialistas y éstos se ven obligados a
defenderse. Todas estas guerras son la continuación de la política de
determinadas clases. Los marxista-leninistas no deben, de ninguna manera,
caer en el pantano del pacifismo burgués. Deben emplear únicamente el
método de análisis concreto de clases, para aclarar las cuestiones unidas a
todas estas guerras, y de aquí sacar las conclusiones acerca de la política del
proletariado. Como indica Lenin en su obra "El programa militar de la
revolución proletaria":
"Teóricamente sería totalmente erróneo
olvidar que cada guerra es sólo la continuación de la política por otros
medios...".
Con el fin de saquear y oprimir, los
imperialistas recurren siempre a dos tácticas: las tácticas de la guerra, y las
tácticas de la "paz"; por esto, el proletariado y los pueblos
de todos los países deben emplear, como respuesta al imperialismo, también
dos tácticas: una, la de desenmascarar el engaño de paz de los imperialistas y luchar
con todas las fuerzas por la verdadera paz en todo el mundo; la otra, prepararse
para terminar con la guerra imperialista injusta mediante la guerra justa,
en el caso de que los imperialistas desencadenen la guerra.
En una palabra, en aras de los intereses de
todos los pueblos del mundo, es indispensable deshacer las absurdas
afirmaciones del revisionismo contemporáneo y defender la idea
marxista-leninista acerca de cuestiones tales como la violencia, la guerra y la
coexistencia pacífica.
Los revisionistas
yugoslavos niegan el carácter de clases inherente a la violencia, por
eso ocultan las diferencias radicales entre la violencia revolucionaria y la
contrarrevolucionaria; niegan el carácter de clases inherente a la guerra, por
eso ocultan la diferencia radical entre las guerras justas y las injustas;
niegan que la guerra imperialista es la continuación de la política imperialista,
niegan el peligro de que los imperialistas comiencen una nueva gran guerra; niegan
que sólo después de la liquidación de las clases explotadoras aparece la
posibilidad de terminar con la guerra; incluso llaman desvergonzadamente a
Eisenhower, cabeza del imperialismo norteamericano, "iniciador de las
bases para la eliminación de la guerra fría, la creación de una paz duradera y
la emulación pacífica entre diferentes sistemas politices" [*Véase en
«Viaje de Eisenhower a Roma», del periódico yugoslavo Lucha del 4 de diciembre
de 1959] ; ellos niegan que en las condiciones de coexistencia pacífica
todavía se mantiene una complicada y aguda lucha en los frentes político,
económico e ideológico, etc., etc. Todas estas afirmaciones de los revisionistas
yugoslavos tienen como fin envenenar la conciencia del proletariado y de los
pueblos de todos los países y ayudar a la política imperialista de guerra.
Los revisionistas contemporáneos mezclan la
política exterior de paz de los países socialistas con la política interna del
proletariado de los países capitalistas. Por esto
consideran que la coexistencia pacífica de países con diferente sistema social
significa que el capitalismo puede transformarse pacíficamente en socialismo, que el proletariado de los países en que
gobierna la burguesía puede renunciar a la lucha de clases, puede realizar la
"colaboración pacífica" con la burguesía y los imperialistas, que
el proletariado y todas las clases explotadas deben olvidar que viven en una
sociedad de clases, etc., etc.
Todos estos conceptos son también
diametralmente opuestos al marxismo-leninismo. Su fin es defender el dominio
del imperialismo, intentar de esta manera que el proletariado y todas las masas
trabajadoras vivan eternamente en la esclavitud capitalista.
La coexistencia pacífica de diferentes
países y la revolución popular en diferentes países son, en esencia, dos cosas
distintas, y no una; son dos conceptos, y no uno; dos cuestiones, y no una.
La coexistencia pacífica se refiere a las
relaciones entre los países; la revolución significa el derrocamiento de las
clases opresoras por el pueblo oprimido del país dado y si hablamos de los
países coloniales y semicoloniales, entonces, en primer lugar, se trata de
expulsar a los opresores extranjeros, es decir, a los imperialistas. Antes de
la Revolución de Octubre no surgió ninguna cuestión acerca de la coexistencia
pacífica entre los países socialistas y capitalistas, por cuanto en aquel
tiempo no existían todavía países socialistas; sin embargo existía la cuestión
de la revolución proletaria y de la revolución nacional, ya que los pueblos de
diferentes países, de acuerdo a la situación concreta de su país, tenían
planteado ya hacía mucho en el orden del día un tipo u otro de revolución para
determinar el destino de su país.
Nosotros somos marxista-leninistas y siempre
hemos sostenido que la revolución es asunto exclusivo de cada nación. Siempre
hemos sostenido que la clase obrera sólo puede depender de ella misma para
lograr su emancipación y que la emancipación del pueblo en cualquier país
depende de su propio despertar y del grado de madurez de la revolución en ese país.
No es posible exportar ni importar la revolución. Tampoco puede nadie
impedir al pueblo de otro país hacer la revolución, también es imposible hacer
la revolución en otro país por el sistema de "tirar la planta para que
crezca más de prisa". Muy bien dijo Lenin en junio de 1918:
"... hay gente que piensa que la
revolución puede hacerse en
otro país, de encargo, por un acuerdo. Los que
así hablan o es-
tán locos o son provocadores. Nosotros henos
vivido en los úl-
timos 12 años dos revoluciones Sabemos muy
bien que no se
puede hacer la revolución ni por encargo ni
por acuerdo, que
surge sólo cuando decenas de millones de
personas llegan a la
conclusión de que no es posible seguir
viviendo así"[IV
conferencia de los sindicatos y comités de
fábrica de Moscú].
¿Acaso la experiencia de la revolución china
no es, con la experiencia de la revolución rusa, la mejor demostración de esto?
Nuestro pueblo, dirigido por el Partido Comunista de China, también ha vivido
varias revoluciones. Los imperialistas y todos los reaccionarios, como
lunáticos, afirmaban incesantemente que nuestra revolución se hacía por encargo del
exterior o en conformidad con acuerdos del extranjero. Pero los pueblos de todo
el mundo saben que nuestra revolución no ha sido en absoluto importada del
extranjero, sino que se ha producido porque las masas populares de nuestro país
no podían seguir viviendo por más tiempo en las condiciones de la vieja China,
porque nuestro pueblo exigía crear una nueva vida para sí.
¿Acaso no se justifica el que un país
socialista, frente a una agresión imperialista, se vea obligado a lanzar
contraataques en una guerra defensiva y vaya más allá de sus fronteras para
perseguir y eliminar a sus enemigos del exterior, como lo hizo la Unión
Soviética en la guerra contra Hitler? Sin duda alguna es precisamente así como
hay que proceder, esto es totalmente necesario y justo. De acuerdo con
rigurosos principios comunistas, operaciones de este tipo por parte de los
países socialistas deben limitarse estrictamente al tiempo en que los imperialistas
lanzan una guerra de agresión en su contra. Los países socialistas, en el caso
de no ser atacados por enemigos exteriores, no permiten, no deben, ni pueden
jamás enviar sus ejércitos más allá de sus fronteras.
Los ejércitos de los países socialistas son
ejércitos que luchan por la justicia y cuando, respondiendo al ataque de los
enemigos exteriores, se ven obligados a salir de los límites de su patria, allí
donde llegan, naturalmente ejercen su influencia, juegan su papel. Sin embargo, incluso en esta situación, en estos lugares, sólo por
voluntad de las masas populares, puede surgir en estos países la revolución popular,
puede ser creado el sistema socialista.
La difusión de las ideas revolucionarias no
conoce nunca las fronteras entre los países. Pero las
ideas revolucionarias, únicamente en las condiciones concretas de determinado
país, únicamente pasando por las manos de las masas populares, pueden dar
frutos revolucionarios. Así son las cosas no sólo en la época de la revolución
proletaria; exactamente iguales eran en la época de la revolución burguesa. La
burguesía de distintos países, en la época de su revolución, veía en el
"Contrato social" de Rousseau el evangelio; y el proletariado
revolucionario de todos los países considera su evangelio al "Manifiesto
Comunista", "El capital" de Marx, "El imperialismo, fase
superior del capitalismo", "El Estado y la revolución", de
Lenin, etc., etc. Las épocas son distintas, las clases son distintas, las ideas
también lo son, como también lo es el carácter de la revolución, pero si en
cualquier país surge la necesidad de una u otra revolución y madura la crisis
revolucionaria, nadie puede impedir el estallido de la revolución. Al fin y
a la postre, el sistema socialista sustituirá al capitalista, esto es una ley
objetiva independiente de la voluntad de los hombres. Por mucho que los reaccionarios se esfuercen en
detener el avance de la rueda de la historia, la revolución, más pronto o más
tarde, se producirá y triunfará infaliblemente. La
sustitución de todas las formaciones sociales en el curso de la historia de la
humanidad se ha producido así: el sistema feudal sustituyó al esclavista; el
capitalista al feudal. Esto es también una ley independiente de la voluntad de
los hombres, todos estos cambios se produjeron también mediante revoluciones.
Bernstein, viejo revisionista de triste fama,
dice: "Recordad la Roma antigua, en ella había una clase dominante que no
trabajaba, únicamente vivía en la molicie y como consecuencia de ello esta
clase se debilitó. Este tipo de clase debe, poco a poco, entregar su
poder" [ Las distintas formas de la vida económica]. El hecho de que
"esta clase se debilitó", es decir, que se debilitó la clase de los
esclavistas, es un hecho histórico que no puede ocultar Bernstein, de la misma
manera que el imperialismo norteamericano contemporáneo no puede ocultar hoy el
hecho de que se debilita más de día en día. Este descarado Bernstein, que se
llamaba a sí mismo historiador, intencionadamente ocultó el hecho fundamental
de la historia de la Roma antigua. A saber: los esclavistas no "entregaron
su poder" por sí mismos, su poder fue derrocado por las revoluciones de
los esclavos, largas, repetidas y sin interrupción.
Por el término revolución se comprende la
aplicación por las clases oprimidas de la violencia revolucionaria, significa
la guerra revolucionaria. Así fue la revolución de los
esclavos, así fue también la revolución burguesa. Lenin decía con justeza:
"La historia enseña que ninguna clase
dominada llegó a domi-
nar ni puede llegar a dominar, sin pasar por
un período de dic-
tadura, es decir, de conquista del poder
político y de represión
por la fuerza de la resistencia más impetuosa
y más rabiosa
que siempre ofrecen los explotadores... La
burguesía conquistó
el Poder en los países más avanzados al precio
de una serie de
levantamientos, de guerras civiles, por medio
del sometimien-
to violento de los reyes, de los feudales, de
los esclavistas y de
sus intentos de restauración" [Palabras
proféticas.I Congreso
de la Internacional Comunista].
¿Por qué los hechos se han desarrollado de
esta forma? Para contestar a esta pregunta es necesario citar también otras
palabras de Lenin. Primero, como decía Lenin: "No ha habido aún en el
mundo una clase dominante que haya retrocedido sin
lucha". [Discurso en la conferencia obrera del
distrito de Presnians].
Segundo, como decía Lenin: "Las mismas
clases reaccionarias son las primeras que de ordinario recurren a la fuerza, a
la guerra civil, 'poniendo las bayonetas en el orden del día'" [Las
dos tácticas de la social-democracia en la revolución democrática].
De tal suerte ¿cómo debemos representarnos la
revolución socialista proletaria?
Para responder a esta pregunta debemos
transcribir aún dos citas de Lenin. Leamos la siguiente frase de Lenin:
"Sin una guerra civil no ha ocurrido
todavía ninguna revolución importante en la historia, sin una guerra
civil ningún marxista serio se imagina el tránsito del
capitalismo al socialis-
mo" [Palabras proféticas].
Estas palabras de Lenin ilustran la cuestión
con toda claridad. Leamos otra frase de Lenin:
"Si el socialismo surgiera de manera
pacífica, los señores capi-
talistas tampoco permitirían su nacimiento.
Pero esta explica-
ción es aún insuficiente. Si incluso no
hubiera guerra, los seño-
res capitalistas igualmente harían todo para
impedir este desa-
rrollo pacífico. Las grandes revoluciones,
incluso cuando han
empezado pacíficamente, como la gran
revolución francesa,
han terminado con furiosas guerras iniciadas
por la burguesía
contrarrevolucionaria". [I Congreso ruso
de la instrucción
extraescolar.].
También esta vez, las palabras de Lenin
ilustran muy bien la cuestión. La gran Revolución de Octubre es la mejor
confirmación en la realidad de estas justas tesis de Lenin.
La revolución china es también la mejor
confirmación en la realidad de la justeza de estas concepciones de Lenin. No
se puede olvidar que el pueblo chino, el proletariado chino, alcanzó la
victoria en todo el país, y llegó al Poder únicamente como resultado de
veintidós años de dura guerra civil bajo la dirección del Partido Comunista.
La historia de la revolución proletaria en
Occidente, después de la Primera Guerra Mundial, nos
dice que incluso si los señores capitalistas no están directa y abiertamente en
el Poder, sino que lo ejercen mediante sus lacayos, los renegados
social-demócratas, estos viles traidores están, naturalmente, dispuestos,
cumpliendo órdenes de la burguesía, a encubrir en cualquier momento las
violencias de los guardias blancos burgueses y a ahogar en sangre a los
luchadores revolucionarios del proletariado. Así ocurrió en ese tiempo en
Alemania. Al sufrir la derrota en la guerra, la gran burguesía alemana
entregó su poder a los social-demócratas. Y el gobierno
social-demócrata, al llegar al Poder, inmediatamente, en enero de 1919, aplicó
el aplastamiento sangriento a la clase obrera alemana. ¡Recordemos cómo Carlos
Liebknecht y Rosa Luxemburgo, a los que Lenin llamó "los mejores de
la internacional proletaria mundial", "inmortales jefes de la
revolución socialista internacional", derramaron su sangre como resultado
de la violencia, a la cual recurrieron les social-demócratas de entonces!
¡Recordemos, como decía Lenin, "la canallada y la bajeza de estos
asesinatos" [Carta a los obreros de Europa y América.] realizados por esos
traidores, llamados "socialistas", en defensa del sistema capitalista
y de los intereses de la burguesía! ¡Teniendo en cuenta todos los actos
sangrientos de la historia y el mundo capitalista actual, pensemos en el
absurdo de los antiguos y modernos revisionistas acerca de la
"transformación pacífica del capitalismo en socialismo"!
¿Se infiere de lo dicho más arriba que
nosotros, marxistaleninistas, renunciamos a adoptar la política del paso
pacifico aún en el caso de que existan posibilidades para este desarrollo
pacífico? No. Esto no es así en absoluto.
Es de todos sabido que uno de los grandes
fundadores del comunismo científico, Engels, en su conocida obra
"Principios del comunismo" contesta a la pregunta de "si es
posible la anulación de la propiedad privada por medios pacíficos". Engels
contesta:
"Sería de desear que esto fuera así, y
los comunistas serían los
últimos que se opusieran a ello. Los
comunistas saben muy
bien que todos los complots no sólo son
inútiles sino perjudi-
ciales. Saben muy bien que la revolución no es
posible hacerla
premeditadamente y a voluntad y que la
revolución siempre y
en todas partes es una consecuencia inevitable
de la situación,
la cual no depende en absoluto de la voluntad
y de la dirección
de partidos separados o de clases enteras.
Pero al mismo tiem-
po ven que el desarrollo del proletariado,
casi en todos los paí-
ses civilizados, es reprimido violentamente y
de esta manera
los que se oponen a los comunistas están
trabajando con todas
sus fuerzas por la revolución…"
Estas palabras fueron escritas por Engels hace
más de cien años, ¡pero qué actuales las encontramos hoy día cuando las
volvemos a leer!
Sabemos también que por un cierto período
después de la revolución de febrero en Rusia, partiendo de las condiciones
especiales de ese tiempo, Lenin siguió el camino de desarrollo pacífico de la
revolución. Lenin consideraba que ésta es una
"posibilidad extraordinariamente rara en la historia de la revolución"
[Tareas de la revolución] . Lenin se asió fuertemente a esta posibilidad. Pero el
gobierno provisional burgués y los guardias blancos destruyeron esta posibilidad
de desarrollo pacífico de la revolución y durante la demostración pacífica
de masas, en julio, enrojecieron de sangre de obreros y soldados las calles
de Petrogrado. Por esto Lenin indicó:
"El camino pacífico de desarrollo se ha hecho imposible. Ha
empezado el camino no pacífico, el más doloroso"[De las consignas].
Todos sabemos también que al finalizar la
guerra antijaponesa en China, todo nuestro pueblo anhelaba ardientemente la paz.
Nuestro Partido, intentando poner en práctica por el camino pacífico las
transformaciones sociales y políticas en China, llevó a cabo negociaciones
de paz con el Kuomintang; y en 1946 concertó con él un acuerdo para la paz
en el país. Sin embargo, los reaccionarios kuomintanistas, en contra de la
voluntad del pueblo, rompieron este acuerdo y, con el apoyo del imperialismo
norteamericano, desencadenaron una extensa guerra civil en escala nacional,
dejando al pueblo chino sin otra alternativa que la de resistir con una guerra
revolucionaria. Gracias a que, en el período de la lucha por las
transformaciones pacíficas, nosotros no sólo no debilitamos nuestra vigilancia,
ni renunciamos a las fuerzas armadas populares, sino que nos preparamos
totalmente, la guerra no atemorizó al pueblo, sino al contrario, los incendiarios
de guerra recogieron el amargo fruto de lo que sembraron. Si el
proletariado hubiera podido tomar el Poder y pasar al socialismo por medios
pacíficos, habría sido lo más provechoso para el pueblo; sería un error no aprovechar esta posibilidad si
la hubiera. Los comunistas deben, en cuanto exista una posibilidad de
"desarrollo pacífico de la revolución", como hizo Lenin, aprovecharla
oportunamente con el fin de realizar el objetivo de la revolución socialista.
Pero tal posibilidad es siempre —como dijo Lenin— "extraordinariamente rara en la historia
de la revolución". Cuando en un país determinado, un poder político local
cualquiera se encuentra ya cercado por las fuerzas revolucionarias o cuando a
escala mundial algún país capitalista se encuentra ya cercado por el
socialismo, en estos casos quizá surjan mayores oportunidades para el desarrollo pacífico de la revolución.
No obstante, incluso en estas condiciones, en modo alguno podemos considerar el
desarrollo pacífico de la revolución como la única posibilidad; y, al mismo
tiempo, es necesario prepararse para la otra posibilidad, para el desarrollo no
pacífico de la revolución. Por ejemplo, después de la liberación del territorio
continental de China, aunque ciertas regiones, donde dominaban esclavistas y
dueños de siervos, se encontraron rodeadas por fuerzas revolucionarias del
pueblo en condiciones de absoluto predominio, sin embargo, como reza el
proverbio chino: "las fieras acosadas luchan todavía", un
puñado de dueños de esclavos y dueños de siervos más reaccionarios intentaron
ofrecer resistencia con sus últimas fuerzas, rechazaron las reformas pacíficas,
provocaron rebeliones armadas y, únicamente después de haber sofocado las
rebeliones fue posible poner en práctica la reforma del sistema social.
¿Podemos o no decir que en el presente, cuando
los países imperialistas y los imperialistas, con objeto de defender su bárbaro
régimen de caníbales, están armados hasta los dientes, como nunca lo estuvieron
en el pasado, las cosas son como afirman los revisionistas contemporáneos que
el imperialismo ya se ha hecho extraordinariamente "pacífico" hacia
el proletariado, con el pueblo de su propio país y con las naciones oprimidas,
y que esa "posibilidad que es extraordinariamente rara en la historia de
la revolución", de la que hablo Lenin después de la revolución de febrero,
desde hoy se convierte en un estado de cosas permanente para el proletariado y
todos los pueblos oprimidos del mundo? ¿Y que esa "posibilidad que es
extraordinariamente rara", de que habló Lenin, en lo sucesivo, será
fácilmente conseguida para el proletariado de países capitalistas? Nosotros
consideramos que todas estas afirmaciones carecen de todo fundamento.
Los marxista-leninistas no deben olvidar la
verdad de que las fuerzas armadas de todas las clases dominantes están
destinadas ante todo a reprimir al pueblo de su país. Solamente
sobre la base de la opresión de su pueblo los imperialistas están en
condiciones de oprimir a otros países, de desencadenar la agresión, de llevar a
efecto guerras injustas. Para oprimir a su propio pueblo se ven
obligados a mantener y fortalecer las fuerzas armadas reaccionarias.
Durante la revolución de 1905 en Rusia, Lenin escribió: "Un ejército
regular se emplea no tanto contra el enemigo exterior como contra el enemigo
interior" [El ejército y la revolución.] , ¿Sirve este punto de vista para
cualquier país donde dominan las clases explotadoras, para cualquier país
capitalista? ¿Se puede decir que en aquel tiempo este punto de vista era justo
y ahora ya no lo es? A nuestro modo de ver, esta verdad, hasta el presente,
todavía es irrefutable e incluso los hechos prueban cada vez más su justeza.
Hablando en rigor, el proletariado de cualquier país si no ve claramente esta
verdad no hallará el camino de su liberación.
Lenin, en su obra
"El Estado y la revolución" concentra el problema de la revolución
en la destrucción de la máquina estatal burguesa. Citando los párrafos más
importantes de la obra de Marx "La guerra civil en Francia", Lenin
escribió: "El poder del Estado después de la revolución de 1848-1849
se transforma en 'arma nacional con la
que el capital lleva a efecto la
guerra contra el trabajo'".
El aparato principal con ayuda del cual el poder de la burguesía hace la guerra
contra, el trabajo, es su ejército regular. Por esto "el primer decreto de
la Comuna implicaba la liquidación del ejército regular y su sustitución por el
pueblo armado".
De esta manera, nuestra cuestión, en fin de
cuentas, volverá de nuevo a los principios de la Comuna de París; y los
principios de la Comuna —como dijo Marx—, son eternos, y no pueden ser
destruidos.
En la séptima década del Siglo XIX, Marx
estimaba a Inglaterra y a EE. UU. como una excepción, considerando que
estos dos países tenían la posibilidad de efectuar la transición al socialismo
por el camino "pacífico", ya que en aquel tiempo en dichos países el
militarismo y la burocracia no estaban muy desarrollados. Sin embargo, en la
época del imperialismo, según las palabras de Lenin, "esta
excepción a que se refirió Marx pierde va su valor", ya que estos dos
países "cayeron por completo en el sucio y sangriento pantano de
instituciones burocrático-militares del tipo pan-europeo que subordinan todo a
ellos, y todo lo pisotean" [El Estado y la revolución] . Esto era la
cuestión central de la polémica que mantuvo Lenin con los oportunistas de
entonces. Los oportunistas, cuyo represen tante era Kautsky, desfigurando esta
tesis de Marx, que "ya había perdido su valor", intentaron atacar con
ella a la revolución proletaria y a la dictadura del proletariado, es decir la
necesidad para el proletariado de tener fuerzas armadas revolucionarias y
llevar a efecto una revolución armada, con el fin de
conseguir la liberación. Lenin dio a Kautsky la siguiente respuesta:
"La dictadura revolucionaria del
proletariado es la violencia
contra la burguesía; la necesidad de esta
violencia proviene en
particular, como explicaron detallada y
repetidamente Marx y
Engels, de que existen las instituciones
militares y la burocra-
cia. Pero, estas instituciones no existían
precisamente en Ingla-
terra ni en Norteamérica, en la séptima década
del Siglo XIX,
cuando Marx hacía su observación (mientras que
en la actuali-
dad existen tanto en Inglaterra como en
Norteamérica)". [*La
revolución proletaria y el renegado Kautsky.]
De ahí se desprende que el proletariado se vea
forzado a recurrir a los medios de la revolución armada. Los marxistas han
deseado siempre pasar al socialismo por vías pacíficas; si se puede encontrar
un camino pacífico, los marxista-leninistas no renuncian a él; pero cuando la
burguesía cuenta con un potente aparato represivo —el sistema militarista y
burocrático—, su objetivo consiste en cerrar este camino.
Las palabras que acabamos de citar fueron
escritas por Lenin ennoviembre de 1918. ¿Y cuál es hoy la situación? ¿Es que,
como dicen los revisionistas contemporáneos, las palabras de Lenin desempeñaron
su papel sólo en la historia, pero actualmente han perdido ya su fuerza?
Para
todos está claro que la situación actual es la siguiente: casi todos los países
capitalistas sin excepción, y en particular las potencias imperialistas
encabezadas por los EE.UU., consolidan con todas sus fuerzas el aparato
represivo del sistema militarista-burocrático y especialmente su máquina militar.
En la Declaración de la Conferencia de
representantes de los Partidos Comunistas y Obreros de los países socialistas,
celebrada en Moscú en noviembre de 1957, se dice:
"El leninismo enseña —y la experiencia
histórica lo confirma— que las clases dominantes no ceden
voluntariamente el Poder. La dureza y las formas de la lucha de
clases, en estas condiciones, no dependen tanto del
proletariado como de la resistencia que los círculos reaccionarios
oponen a la voluntad de la inmensa mayoría del pueblo; del empleo
de la violencia por esos círculos en una u otra etapa de la
lucha por el socialismo".
Tal es la nueva conclusión derivada de la
experiencia de la lucha del proletariado internacional en el transcurso de
varios decenios, después de la muerte de Lenin.
La cuestión no reside en si el proletariado
quiere o no llevar a efecto transformaciones pacíficas, sino en si la burguesía
acepta o no estas transformaciones pacíficas. Los discípulos de Lenin pueden
abordar esta cuestión sólo de esta manera. Por eso, contrariamente a los
revisionistas contemporáneos que tratan de entorpecer la voluntad
revolucionaria del pueblo con charlatanerías huecas sobre el tránsito pacífico,
los marxista- leninistas consideran que el plantear la cuestión de la posibilidad
del tránsito pacífico al socialismo puede hacerse sólo partiendo de las
condiciones concretas de cada país, en uno u otro período.
El proletariado no podrá en modo alguno basar
unilateralmente y sin fundamento sus ideas, su política y todo su trabajo sobre
los cálculos de que la burguesía desea aceptar transformaciones pacíficas, sino
que deberá prepararse simultáneamente para dos alternativas: el desarrollo
pacífico de la revolución y el desarrollo no pacífico de la revolución. Sobre cómo será el
tránsito, en forma de insurrección armada o de manera pacífica, es una cuestión
radicalmente distinta de la coexistencia pacífica entre los países socialistas
y los países capitalistas. Aquélla es una cuestión interna de cada país, que
sólo puede ser determinada por la correlación de las fuerzas de clases de dicho
país en un período dado, es una cuestión que sólo pueden decidir los comunistas
de cada país.
VI
Después de la Revolución de Octubre, en
1919, Lenin habló de las lecciones históricas que debían extraerse de la II
Internacional. Dijo que el movimiento proletario en el
período de la II Internacional "se infló lo cual no pudo evitar que,
temporalmente, descendiera el nivel revolucionario, que temporalmente se
intensificara el oportunismo, lo cual condujo, en fin de cuentas, al vergonzoso
fracaso de esta Internacional". [La Tercera Internacional y su lugar en la
historia.]
¿Qué es el oportunismo? Según las palabras de
Lenin: "El oportunismo consiste en sacrificar los intereses
fundamentales, para obtener beneficios temporales y parciales"
[Discurso pronunciado en la reunión de los activistas de las
organizacionesmoscovitas del P.C.R. (b)].
¿Qué es el descenso del nivel revolucionario?
Significa que los oportunistas se esfuerzan por que las masas concentren su
atención en los intereses cotidianos, temporales, parciales y olviden los
intereses futuros, fundamentales, generales.
Los marxista-leninistas consideran que es
necesario enfocar la cuestión de la lucha parlamentaria desde el punto de vista
de los intereses futuros, fundamentales, generales.
Lenin nos habló de las limitaciones de la
lucha parlamentaria, sin embargo, también nos advirtió que los comunistas
debían evitar los errores del sectarismo estrecho. Lenin, en su conocida obra
"El 'izquierdismo', enfermedad infantil del comunismo", mostró a base
de la experiencia de la revolución rusa, en qué condiciones era justo boicotear
el parlamento y en cuáles era erróneo. Lenin consideraba que cada partido
político del proletariado debe utilizar todas las posibilidades que encuentre
para participar en las necesarias luchas parlamentarias. Si un
miembro del partido comunista sólo se dedica a charlatanear sobre la
revolución, sin estar dispuesto a trabajar con perseverancia y esmero,
eludiendo las luchas parlamentarias necesarias, estará básicamente errado y
perjudicará la causa del proletariado revolucionario. Entonces Lenin criticó
los errores de los comunistas de algunos países de Europa, que se abstenían de
participar en el parlamento. Dijo así:
"El infantilismo de aquellos que
'repudian' la participación en
el parlamento consiste precisamente en el
hecho de que pien-
san que es posible 'resolver' el difícil
problema de combatir las
influencias democrático-burguesas dentro del
movimiento
obrero con estos métodos 'simples', 'fáciles',
supuestamente re-
volucionarios, cuando en realidad no hacen más
que huir de su
propia sombra, cerrar los ojos ante las
dificultades, desemba-
razarse de ellas sólo con palabrería".
¿Por qué es necesario participar en la lucha
parlamentaria? Según Lenin, con el fin de luchar contra las influencias
burguesas en el seno del movimiento obrero, o, como dijo en otro lugar,
"precisamente con objeto de educar a las capas atrasadas de su propia
clase, precisamente con el fin de despertar y educar a las masas rurales no desarrolladas, oprimidas e
ignorantes".
Esto significa que el objetivo consiste en
elevar el nivel político e ideológico de las masas, en conjugar la lucha
parlamentaria con la lucha revolucionaria, y no en reducir nuestro nivel
político e ideológico y separar la lucha parlamentaria de la lucha
revolucionaria.
Identificarse con las masas pero no reducir el
nivel revolucionario; éste es el principio fundamental que Lenin nos ha
enseñado amantener firmemente en nuestra lucha revolucionaria.
Debemos participar en la lucha parlamentaria,
pero a la vez no hay que creer ciegamente en el parlamentarismo burgués. ¿Por
qué? Porque incluso en el caso en que el partido obrero obtuviera la mayoría en
el parlamento, o llegara a ser en éste el partido más fuerte, si el aparato
estatal burocrático-militar de la burguesía queda intacto por completo,
entonces, de todas maneras, el parlamento sólo será un ornamentó de la
dictadura burguesa. Más aún, mientras el aparato estatal burocrático-militar de
la burguesía siga intacto, la burguesía puede en cualquier momento, partiendo
de las necesidades de sus propios intereses, disolver el parlamento en caso
necesario o recurrir a diferentes trucos, abiertamente o entre bastidores, con
el fin de convertir al partido obrero mayoritario en el parlamento en una
minoría, y conseguir la reducción del número de puestos del partido de la clase
obrera en el parlamento, aún en el caso de que éste haya obtenido más votos en
una elección. Por eso resulta bastante difícil imaginar que se puedan producir
cambios dentro de una dictadura de la burguesía como resultado de una votación
en el parlamento, es también difícil figurarse que el proletariado, al obtener
una determinada cantidad de votos en las elecciones parlamentarias puede,
gracias a ello, tener la posibilidad de tomar en el parlamento medidas para el
tránsito pacífico al socialismo. Esto fue corroborado plenamente ya hace tiempo
por la experiencia en varios países capitalistas, y de ello es también prueba
la experiencia que ofrecen los países de Europa y Asia después de la Segunda
Guerra Mundial.
Lenin dijo:
"El proletariado no puede triunfar si
no se gana a la mayoría
de la población. Pero
limitar o condicionar esta conquista a la
obtención de la mayoría de votos en las
elecciones bajo el pre-
dominio de la burguesía es una soberana
estupidez o un simple
engaño a los obreros". [Las elecciones a la Asamblea
Constituyente y la dictadura del
proletariado.]
Los revisionistas contemporáneos consideran
que esta tesis de Lenin está anticuada. No obstante, los hechos vivos que
aparecen ante nosotros muestran que esta tesis de Lenin, como siempre,
reresulta una medicina amarga pero provechosa para los revolucionarios
proletarios de cualquier país.
El descenso del nivel revolucionario
significa un descenso del nivel de la teoría marxista-leninista, significa un
descenso de la lucha política al nivel de la lucha económica, el descenso de la
lucha revolucionaria hasta reducirla a los límites de la lucha parlamentaria;
es decir significa especular con los principios en beneficio de intereses
transitorios. A principio del Siglo XX, Lenin, en su
libro "¿Qué hacer?" dijo ya que era necesario prestar atención a la
cuestión de que "la amplia difusión del marxismo fue acompañada de cierto
descenso del nivel teórico". Lenin se refirió a la siguiente idea expuesta
por Marx en su carta sobre "El Programa de Gotha": Concertar acuerdos
en beneficio de la consecución de fines determinados del movimiento, pero no permitir
que se especule con los principios, no hacer "concesiones" teóricas.
Luego, Lenin añadió las siguientes palabras, actualmente muy conocidas de casi
todos los comunistas:
"Sin teoría revolucionaria no puede
existir movimiento revolu-
cionario. Nunca se
insistirá lo bastante sobre esta idea en un
tiempo cuando con las prédicas de moda del
oportunismo se
combina la afición a las formas más mezquinas
de actividad
práctica".
¡Qué indicación más importante para los
marxistas revolucionarios! El movimiento revolucionario en Rusia obtuvo la
victoria en octubre de 1917, guiado precisamente por la idea de que el Partido
bolchevique, encabezado por el gran Lenin debía mantener firmemente este
marxismo revolucionario.
Sobre las cuestiones más arriba mencionadas,
también el Partido Comunista de China tuvo dos experiencias. La primera de
ellas en el periodo de la revolución de 1927. La política oportunista que
mantenía entonces Chen Tu-siu, con respecto al frente único de nuestro Partido
con el Kuomintang, significaba la renuncia a las debidas posiciones de principio del
Partido Comunista. Estaba orientada a rebajar, en principio, al Partido
Comunista hasta el nivel del Kuomintang. Como resultado de ello sobrevino la
derrota de la revolución. La segunda experiencia se obtuvo en el período de la
guerra antijaponesa. El Comité Central del Partido Comunista de China, apoyándose sólidamente en
las posiciones marxista-leninistas, expuso las discrepancias de principio entre
el punto de vista del Partido Comunista y el del Kuomintang con respecto a la
guerra contra los invasores japoneses; consideraba que el Partido Comunista no
debía, en ningún caso, hacer concesiones ante el Kuomintang en las cuestiones
de principio referentes a la guerra contra los agresores japoneses. Sin
embargo, el oportunismo de derecha, representante del cual era Wang Ming,
repitiendo los errores cometidos por Chen Tu-siu diez años antes, propugnó que
el Partido Comunista descendiera al nivel del Kuomintang en las cuestiones de
principio. Por eso, en todo nuestro Partido se extendió un gran debate con los
oportunistas de derecha. El camarada Mao Tse-tung dijo:
"... Si los comunistas olvidan este
carácter de principio, no po drán dirigir acertadamente la guerra
antijaponesa, no estarán en condiciones de superar la unilateralidad
del Kuomintang, y se deslizarán hasta las posiciones sin
principio, rebajando al Partido Comunista hasta el nivel del
Kuomintang. Con ello atentarán contra la sagrada causa de la guerra
nacional revolucionaria y la defensa de la patria". [La
situación creada en la guerra antijaponesa después de la caída
deShanghái y Taiyuan,y tareas que de ella se desprenden.]
Gracias precisamente a que el Comité
Central de nuestro Partido no transigió ni en la menor concesión en cuestiones
de principio y aplicó la política de unidad y lucha con respecto al frente
único de nuestro Partido con el Kuomintang, se fortalecieron y ampliaron
las posiciones políticas e ideológicas de nuestro Partido, y también se fortaleció y amplió el frente único
de la revolución nacional, resultado de lo cual fue el fortalecimiento y el
crecimiento de las fuerzas del pueblo en la guerra antijaponesa, lo que nos dio
la posibilidad, después de terminada la guerra, de derrotar la amplia embestida
de la reacción de Chiang Kai-shek y alcanzar en todo el país la gran victoria
de la revolución popular.
De la experiencia de la revolución china
puede verse que en el período de colaboración política del proletariado con la
burguesía, en nuestro Partido surgen fácilmente errores de desviación
derechista; y en el período de ruptura política del proletariado con la
burguesía, en el seno de nuestro Partido surgen fácilmente errores de desviación
"izquierdista". En el curso de la dirección
de la revolución china, nuestro Partido también llevó reiteradamente una lucha
contra el aventurerismo de "izquierda". Los aventureros de
"izquierda" no pudieron, desde un punto de vista marxista-leninista,
resolver con justeza las complejas relaciones de clase existentes en China, no comprendían
que en los distintos períodos históricos, en relación con las diferentes clases
hay que llevar a efecto una política justa diferente, sino que realizaron de
manera simplista una política errónea solamente de lucha, sin unidad. Sin
superar estos errores aventuristas de "izquierda", la revolución
china tampoco hubiera alcanzado la victoria.
Desde el punto de vista leninista, si el
proletariado de cualquier país quiere triunfar en la revolución debe tener un
auténtico partido marxista-leninista, que sepa combinar la verdad general del
marxismo-leninismo con la práctica concreta de la revolución en su país, que
sepa en los diferentes períodos determinar de manera justa contra quién está dirigida la
revolución, que sepa resolver las cuestiones de la organización de las fuerzas
fundamentales y de los aliados en la revolución, y que sepa resolver la
cuestión de en quién se debe apoyar y a quién hay que
unirse. El partido revolucionario del proletariado
debe apoyarse firmemente en las masas de su clase, en el semi-proletariado del
campo, es decir, en las amplias masas de campesinos pobres; debe establecer la
alianza de los obreros con los campesinos, dirigida por el proletariado, y sólo
después de ello podrá, sobre la base de esta alianza, cohesionar a todas las
fuerzas sociales susceptibles de ser unidas, y, en correspondencia con la
situación concreta de los diferentes países en los distintos períodos, podrá
constituir el frente único de los trabajadores con los que no son
trabajadores, pero estén en condiciones de unirse. En caso contrario, el
proletariado no podrá en las distintas etapas de la revolución conseguir su
objetivo: el triunfo de la revolución.
Los revisionistas contemporáneos y algunos
representantes de la burguesía intentan convencer a la gente de que se puede llegar
al socialismo sin un partido revolucionario proletario, sin la serie de
políticas justas, ya antes mencionadas, del partido revolucionario proletario. Esta es una afirmación extremadamente absurda, esto es un puro
engaño. Marx y Engels en el "Manifiesto Comunista" indicaron que en
aquel tiempo existían diferentes ciases de "socialismo":
"socialismo" pequeño burgués, "socialismo" burgués,
"socialismo" feudal, etc. En el presente, gracias a la victoria del
marxismo-leninismo y a la descomposición del sistema capitalista, son cada vez más numerosas las masas
populares de los distintos países del mundo que aspiran al socialismo y, en
vista de esto, entre las clases explotadoras de algunos países han aparecido
aún otros "socialismos" de todos los matices y tendencias. Según
indicó Engels, estos llamados "socialistas" también "aspiraban a
suprimir, con sus variadas panaceas y emplastos de toda suerte, las lacras
sociales sin dañar en lo más mínimo al capital ni a la ganancia", "se
hallaban fuera del movimiento obrero y buscaban apoyo más bien en las clases
'ilustradas'". [*Prefacio a la edición alemana de 1890 del
"Manifiesto Comunista".] Solamente se cubren con el letrero del
"socialismo", pero de hecho actúan a la manera capitalista. Ante tal
situación es de importancia extraordinaria el mantener con firmeza los
principios revolucionarios marxista-leninistas y llevar a cabo una lucha
intransigente contra toda clase de tendencias que rebajan el nivel
revolucionario, en particular, la lucha contra el revisionismo y el oportunismo
de derecha.
En cuanto al problema actual de la
defensa de la paz en todo el mundo, algunos
afirman asimismo que ya no son necesarias las discusiones ideológicas; o que,
entre los comunistas y los socialdemócratas, ya no existen diferencias en
cuanto a la orientación. Esto quiere decir que intentan rebajar el nivel
ideológico y político del Partido Comunista hasta el nivel de la burguesía y de
los social-demócratas. Esta afirmación demuestra que tales gentes han caído
bajo la influencia del revisionismo contemporáneo y se han alejado de las
posiciones marxista-leninistas.
La lucha por la paz y la lucha por el
socialismo constituyen dos clases diferentes de lucha. Sería un error no diferenciar de manera debida estas dos clases de
lucha. La composición social de los participantes en el movimiento por la
paz, claro está, es mucho más compleja; la integran también pacifistas
burgueses. Nosotros, los comunistas, estamos en la primera línea del frente
de lucha por la defensa de la paz en todo el mundo; estamos en la primera línea
del frente de lucha contra la guerra imperialista, por la realización de la
coexistencia pacífica y contra las armas nucleares. En este movimiento, debemos
concertar los acuerdos necesarios en defensa de la paz en todo el mundo,
junto con las diferentes capas sociales complejas en su composición; no
obstante, debemos conservar al mismo tiempo el carácter de principio
inherente al partido político de la clase obrera, no rebajar nuestro nivel
político e ideológico, no bajar, en la lucha por la paz, hasta el nivel de
los pacifistas burgueses. Por consiguiente, existe la cuestión de la
unidad y de la crítica.
La "paz" en boca de los
revisionistas contemporáneos intenta enmascarar la preparación de la guerra por
el imperialismo. Significa una repetición de las
afirmaciones refutadas hace tiempo por Lenin, de los viejos oportunistas sobre
el llamado "ultraimperialismo"; y desfigura nuestra política
comunista de coexistencia pacífica de países con dos sistemas diferentes, como
la eliminación de la revolución popular en el interior de los distintos países.
El viejo revisionista Bernstein hizo esta ignominiosa y conocida afirmación:
"El objetivo no es nada, el movimiento lo es todo". Los revisionistas
contemporáneos hacen manifestaciones semejantes. El movimiento por la paz lo es
todo, el objetivo no es nada. Por eso, la "paz" que ellos propagan se
limita por completo a la "paz" que en condiciones históricas
determinadas puede ser aceptada por los imperialistas, dirigida hacia el
objetivo de disminuir el nivel revolucionario de los pueblos de los distintos
países y desarraigar su voluntad de lucha revolucionaria.
Nosotros, los comunistas, luchamos por la
defensa de la paz en todo el mundo; por la realización
de la política de coexistencia pacífica. Al mismo tiempo, nosotros apoyamos
las guerras revolucionarias de los pueblos oprimidos contra el imperialismo;
apoyamos las guerras revolucionarias de los pueblos oprimidos por su propia
liberación y el progreso social, por cuanto todas estas guerras
revolucionarias son justas. Por supuesto, nosotros debemos continuar
esclareciendo a las masas la tesis de Lenin de que el sistema del
imperialismo-capitalista constituye la fuente de las guerras modernas;
debemos seguir aclarando a las masas la tesis marxista-leninista de que el
objetivo final de nuestra lucha consiste en la sustitución del
imperialismo-capitalista por el socialismo y el comunismo. Es
indispensable que no ocultemos ante las masas nuestros propios principios.
VII
En la actualidad vivimos en una época
grandiosa y nueva en la que el sistema imperialista marcha más rápidamente
hacia su descomposición, y los pueblos de todo el mundo consiguen de continuo
nuevas victorias y su conciencia se despierta sin cesar.
En la actualidad, los pueblos de todo el mundo
son mucho más felices que antes, pues desde hace algo más de 40 años,
transcurridos después de la Revolución de Octubre, un tercio de la población
del mundo se liberó del yugo del imperialismo-capitalista y se constituyó en
una serie de Estados socialistas. En estos Estados, la vida se edifica de verdad sobre la
base de una paz interna duradera; estos Estados influyen en el destino de toda
la humanidad y aceleran en gran medida la llegada de una paz general y duradera
en todo el mundo.
Entre todos los países socialistas, en todo el
campo socialista, está en primera fila la gran Unión Soviética, el primer
Estado socialista creado por los obreros y los campesinos bajo la dirección de
Lenin y del Partido Comunista de la Unión Soviética. En la Unión Soviética se
han realizado los ideales de Lenin, hace mucho que se ha edificado el
socialismo y en la actualidad, bajo la dirección del Comité Central del Partido
Comunista de la Unión Soviética y del Gobierno soviético encabezados por el
camarada Jruschov, comenzó un gran período de edificación del comunismo en
todos los frentes. En la lucha por el gran objetivo de la edificación del comunismo, los heroicos
obreros, campesinos e intelectuales soviéticos, poseedores de gran sabiduría,
produjeron un auge nuevo y grande del trabajo.
Nosotros, los comunistas chinos y el pueblo
chino, aplaudimos cada uno de los nuevos éxitos de la Unión Soviética, patria
del leninismo.
El Partido Comunista de China, combinando
la verdad general del marxismo-leninismo con la práctica concreta de la
revolución china, dirigiendo a todo el pueblo del país, consiguió la gran
victoria en la revolución popular y, siguiendo el ancho camino común de la
revolución socialista y de la edificación socialista, marcado por Lenin, lleva
hasta el fin la revolución socialista y ya ha comenzado a conseguir grandes
victorias en todos los frentes de la edificación socialista. El Comité Central del Partido Comunista de China, sobre la base de
los principios de Lenin y en las condiciones de nuestro país, de manera
creadora elaboró para nuestro pueblo acertadas orientaciones como la línea
general de la edificación del socialismo, el gran salto adelante y las comunas
populares, estimulando con ello el espíritu creador revolucionario de las masas
populares de todo el país. Gracias a esto, de día en día cambia el aspecto
de nuestro país Los países socialistas de la Europa Oriental y otros países
socialistas de Asia obtuvieron impetuosos éxitos en la causa de la edificación
socialista, también bajo nuestra bandera común, la bandera del leninismo.
El leninismo es una bandera invencible. Los trabajadores de todo el mundo mantienen fuertemente en sus manos
esta gran bandera, es decir, poseen la verdad, se abren el camino de victorias
ininterrumpidas.
Nosotros siempre honramos la memoria de Lenin.
En este tiempo, cuando los revisionistas contemporáneos intentan mancillar
la gran bandera del proletariado internacional —el leninismo—, nuestra tarea
consiste en defenderla.
Todos recuerdan cómo Lenin, en su conocida
obra "El Estado y la revolución", indicó la suerte corrida en el
curso de la historia por las doctrinas de los pensadores revolucionarios y de
los dirigentes durante la lucha por la liberación de las clases oprimidas.
Lenin dijo que después de la muerte de ellos, pueden aparecer desfiguraciones, "castrando el contenido
de su doctrina revolucionaria, mellando el filo revolucionario de ésta,
envileciéndola". Lenin dijo además:
"En semejante 'arreglo' del marxismo se
dan la mano actualmente la burguesía y los oportunistas dentro
del movimiento obrero. Olvidan, relegan a un segundo plano y
tergiversan el aspecto revolucionario de esta doctrina, su
espíritu revolucionario. Hacen pasar a primer plano y ensalzan
lo que es o parece ser aceptable para la burguesía".
Sí, ahora volvemos a chocar precisamente con
ciertos representantes del imperialismo norteamericano que también actúan como
si fueran predicadores devotos, incluso dicen que Marx fue "un gran
pensador del Siglo XIX", hasta reconocen que las predicciones de Marx en
el Siglo XIX, acerca de lo efímero del capitalismo, son "motivadas" y
"ciertas". Sin embargo, estos devotos predicadores dicen que en el
Siglo XX, particularmente en los últimos decenios, el marxismo dejó de ser
correcto, pues el capitalismo ya es algo del pasado y ha dejado de existir, por
lo menos, en los EE. UU. Después de oír los embustes de estos pastores imperialistas, vemos que las palabras de
los revisionistas contemporáneos son idénticas a estos embustes Sin embargo,
los revisionistas contemporáneos no se limitan a deformar las doctrinas de
Marx; llegan más lejos, y empiezan a tergiversar las doctrinas del gran Lenin,
quien continuó y desarrolló el marxismo.
En la Declaración de la Conferencia de Moscú se
hace notar que "en las condicionas actuales, el peligro principal está
en el revisionismo, dicho de otra manera, en el oportunismo de derecha".
Algunos afirman que este juicio emitido en la Conferencia de Moscú ya no
corresponde a la situación de hoy Sostenemos que semejante afirmación es errónea. Esta
afirmación puede conducir a que las gentes desdeñen la importancia de la lucha
contra el revisionismo como peligro principal, lo cual puede resultar
extraordinariamente pernicioso para la causa, de la revolución proletaria. Las
tendencias revisionista pueden fácilmente crecer y difundirse en las
condiciones actuales, cuando el imperialismo se ve obligado a aceptar la
coexistencia pacífica y numerosos países capitalistas todavía se encuentran en
una especie de "paz interior" semejante al período del desarrollo
"pacífico" del capitalismo, iniciado en la séptima década del Siglo
XIX, en el que surgió el viejo revisionismo de Bernstein Por eso no podemos
dejar de mantener continuamente una gran vigilancia con respecto a este peligro
principal del movimiento obrero.
Como discípulos de Lenin, como leninistas,
debemos desbaratar por completo todos los intentos de los revisionistas
contemporáneos de tergiversar y desplazar las doctrinas de Lenin.
El leninismo es la doctrina revolucionaria
completa e íntegra del proletariado, es una concepción
revolucionaria del mundo completa e íntegra, que después de Marx y Engels
continuó expresando el pensamiento proletario. Esta doctrina revolucionaría
completa e íntegra, esta concepción revolucionaria del mundo completa e
íntegra, no debe ser ni tergiversada ni socavada; consideramos que los intentos
de los revisionistas contemporáneos de desnaturalizar y socavar el leninismo no
son más que una de las manifestaciones agónicas del imperialismo Ante
las ininterrumpidas victorias de la Unión Soviética en la edificación
comunista, ante las continuas victorias de los países socialistas en la
edificación socialista, ante la consolidación siempre creciente de la unidad en
el campo socialista encabezado por la Unión Soviética, y también ante la creciente lucha heroica de los
pueblos de todo el mundo, cada vez más conscientes, para liberarse de las
cadenas del imperialismo-capitalista, todos los intentos de los revisionistas
titistas son completamente vanos.
¡Viva el gran leninismo!
(Aparecido
en el número 8 de Hongqi del 16 de
abril de 1960)