El
editorial del
Diario del pueblo del 8 de marzo de 1973 jugó un
papel clave en la entonces lucha al interior del Partido Comunista de
China sobre si se había logrado o no la liberación de la mujer en la
China socialista. Una serie de artículos de intelectuales conservadores
había salido al efecto, con el apoyo de la corriente derechista en el
Partido; la Izquierda vio en ello una tentativa de negar la lucha de
clases y restaurar el capitalismo. A mediados de 1972, comenzaron a
salir artículos que llamaban a prestar más atención a la cuestión de la
mujer. El editorial del 8 de marzo de 1973 fue un arma importante en la
contraofensiva revolucionaria y reanimó al movimiento femenino*.
La Mujer Trabajadora Constituye una Gran Fuerza Revolucionaria (1973)
Hoy es la brillante fiesta de unidad y combate de las mujeres
trabajadoras de todo el mundo: 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer
Trabajadora. ¡Hacemos llegar nuestros elevados saludos a las mujeres
revolucionarias de los diversos países del mundo y extendemos nuestras
calurosas felicitaciones a las mujeres trabajadoras de todas las
nacionalidades de nuestro país!
En los diferentes frentes de la revolución y construcción socialistas
de China, las mujeres constituyen una gran fuerza. Durante la Gran
Revolución Cultural Proletaria, las mujeres de las zonas urbanas y
rurales, incluidas aquellas que en el pasado rara vez participaban en
las actividades políticas, se lanzaron activamente a la enconada lucha
entre las dos líneas para condenar oralmente o por escrito la línea
revisionista. Antes las mujeres nunca habían sido movilizadas con tanta
amplitud y tanta profundidad como en este movimiento. Su conciencia
respecto a la lucha de clases y la lucha entre las dos líneas se ha
elevado sin cesar. Ha surgido un gran número de mujeres activistas y, en
particular, un numeroso grupo de mujeres sobresalientes procedentes de
familias obreras y campesinas, que participan en la dirección desde el
nivel local hasta el central.
En el movimiento de masas por aprender de Taching en la industria;
aprender de Tachai en la agricultura, las mujeres desempeñan su papel de
“sostener la mitad del cielo”. La aplastante mayoría de las mujeres
urbanas han rebasado los límites de sus hogares y toman parte en el
trabajo de la comunidad y en la labor productiva, [y trabajan en
organizaciones de producción “7 de Mayo”]. El número de obreras y
empleadas de China ha registrado un gran aumento. En muchas zonas
rurales, las mujeres constituyen una importante fuerza de trabajo. En
los frentes industrial y agrícola existen muchos grupos de trabajo “8 de
Marzo”, equipos de ferroviarias “8 de Marzo”, grupos de “muchachas de
hierro” y “destacamentos rojos de mujeres”, que forman brigadas de
choque para la producción. Las mujeres se esfuerzan por servir al pueblo
en los terrenos financiero, comercial, cultural, educacional y de salud
pública, incluyendo un gran número de médicas descalzas, logrando
nuevos éxitos. Las heroicas milicianas han hecho contribuciones a la
defensa de la patria socialista. La tormenta de la Gran Revolución
Cultural Proletaria ha templado a la mujer trabajadora de las distintas
nacionalidades, provocando un nuevo desarrollo en el movimiento femenino
de nuestro país y un enorme cambio en la ideología de la mujer china.
La emancipación de las mujeres forma parte de la liberación del
proletariado. Es imposible lograr éxitos en la revolución y construcción
socialistas sin la participación activa de las mujeres que ocupan la
mitad de la población. Igualmente, tampoco es posible la emancipación de
las mujeres sin la victoria de la revolución proletaria. La tarea
fundamental del movimiento femenino consiste en aprehender la lucha de
clases y la lucha entre las dos líneas, educar a las mujeres en el
marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung, eliminar la influencia
remanente de la línea revisionista de Liu Shao-chi y otros estafadores
políticos en el trabajo femenino y movilizar a las mujeres a participar
con entusiasmo en la lucha entre las dos clases, los dos caminos y las
dos líneas. Es erróneo observar y tratar el trabajo femenino apartándose
de la lucha de clases y la lucha entre las dos líneas. Así no se podría
conducir el movimiento femenino por una ruta correcta. En la
actualidad, la crítica al revisionismo y la rectificación del estilo de
trabajo constituye una tarea primordial para todo el Partido y toda la
nación. Realizar bien esta tarea es la clave para hacer bien los
trabajos en las diversas regiones y departamentos. En cuanto al trabajo
entre las mujeres, es necesario poner esta tarea en primer plano. Es
menester movilizar a las mujeres a leer y estudiar concienzudamente para
aprehender y criticar profundamente la esencia de la línea revisionista
de Liu Shao-chi y otros estafadores políticos, aumentar su capacidad
para distinguir el verdadero marxismo del falso y elevar su conciencia
de aplicación de la línea revolucionaria proletaria del Presidente Mao.
La educación femenina sobre la situación actual se debe combinar con
la crítica al revisionismo y la rectificación del estilo de trabajo,
basándose en la situación política interior y exterior y las nuevas
realizaciones logradas en diversos terrenos del país por las amplias
masas femeninas para alentar su entusiasmo político y de trabajo. Las
mujeres revolucionarias de China no sólo deben prestar atención a la
revolución y construcción de su propio país, sino también a las luchas
revolucionarias de los pueblos y mujeres del mundo. Manteniendo en mente
tanto los intereses del país como los del mundo, deben poner en pleno
juego su espíritu internacionalista proletario y esforzarse por
contribuir a la emancipación definitiva de toda la humanidad.
Las victorias de las revoluciones democrática y socialista de nuestro
país han abierto un anchuroso camino para la emancipación de las
mujeres. Hoy, la mujer china ha adquirido la misma posición que los
hombres tanto en lo político, económico y cultural como en la vida
doméstica. Sin embargo, China cuenta con una historia de 2.000 años de
dominación feudal, y están profundamente arraigadas las viejas
ideologías de las clases explotadoras de prestar importancia a los
hombres, despreciar a las mujeres y considerarlas como esclavas y meros
apéndices. En China existen todavía las clases y la lucha de clases y no
se puede liquidar por completo los vestigios de las viejas ideologías
que desprecian a las mujeres. Tales ideologías se reflejan en los
siguientes hechos: no se presta suficiente atención a la formación de un
mayor número de cuadros femeninos; en el campo no se pone totalmente en
práctica el principio de recibir igual salario por igual trabajo entre
el hombre y la mujer; algunas fábricas no quieren admitir a las obreras,
y el veneno remanente de la ideología feudal influye todavía sobre el
problema del matrimonio. Hay que llevar a cabo una prolongada lucha
contra estos viejos conceptos y superar el desdeño a las mujeres. Hay
que poner en práctica el principio de igual salario por igual trabajo
entre los hombres y las mujeres, no se debe discriminar a las mujeres en
el reclutamiento de obreros, y hay que eliminar las viejas costumbres y
prácticas y establecer la nueva moral y hábitos socialistas respecto al
matrimonio.
El surgimiento de un gran número de cuadros femeninos es una
importante señal que marca la liberación de las mujeres de nuestro país y
es una de las manifestaciones de la superioridad del sistema
socialista. En la práctica de la prolongada lucha revolucionaria, gran
número de cuadros femeninos se ha templado y ha madurado en lo político y
ellas son una apreciable riqueza para la revolución. Pero, en la
actualidad, el número de los cuadros femeninos está lejos de satisfacer
la necesidad del desarrollo de la situación revolucionaria. Hay que
continuar preparando más cuadros femeninos para dirigir aún mejor a las
mujeres en su avance. En la dirección a diversos niveles, las mujeres
deben ocupar un determinado porcentaje. Hay que dejarlas templarse en
las impetuosas tormentas de la lucha, emplearlas con audacia y formarlas
con entusiasmo para aumentar su capacidad y hacerlas crecer con mayor
rapidez en lo político.
Para asegurar que las mujeres participen en las actividades
políticas, la producción, el trabajo y el estudio, es necesario
ayudarlas a tratar, partiendo del punto de vista proletario, problemas
tales como el amor, matrimonio, familia y educación de los hijos, y
boicotear las ideologías burguesa y feudal en estos aspectos. Hay que
prestar atención a las características particulares de las mujeres y
preocuparse por sus dificultades específicas y solucionarlas. Hay que
hacer todo lo posible por administrar bien las casas cuna, guarderías
infantiles, salas de lactancia y centros de higiene para mujeres y
niños. Hay que preconizar el casamiento tardío y la procreación
planificada, así como la realización conjunta de los quehaceres
domésticos, según la enseñanza de Lenin: “Incorporar a la mujer al
trabajo social productivo, arrancarla de la `esclavitud doméstica’,
liberarla de la subordinación — embrutecedora y humillante — al eterno y
exclusivo ambiente de la cocina y del cuarto de los niños”.
Los comités de Partido a todos los niveles deben dar importancia al
trabajo entre las mujeres y reforzar su dirección sobre este trabajo,
política e ideológicamente. Los comités de Partido deben asignar un
número de sus miembros para este trabajo. Hay que consolidar y completar
las organizaciones de mujeres a los diversos niveles con la finalidad
de convertirlas en competentes ayudantes de los comités de Partido para
hacer el trabajo femenino y en organizaciones de combate para la
movilización de las mujeres. Hay que tener un determinado número de
cuadros femeninos y ayudarles a alcanzar decisión revolucionaria para
realizar bien el trabajo entre mujeres y superar la ideología errónea de
menospreciar este trabajo. Cuando programemos tareas importantes,
debemos tener en cuenta las características de las mujeres, hacer
arreglos apropiados y llevar a cabo el principio de movilizar tanto a
los hombres como a las mujeres.
El Presidente Mao dice: “
La época ha cambiado. Los hombres y las mujeres son iguales. Las mujeres son capaces de hacer lo que pueden realizar los hombres”.
El Presidente Mao ha dado un enorme aliento a las amplias masas de
mujeres. Estas jamás deben defraudar las solícitas esperanzas de nuestro
gran líder. Deben tener grandiosas y nobles aspiraciones, estudiar con
ahínco y trabajar duro por brindar nuevas y aún mayores contribuciones a
la revolución y construcción socialistas.
*El editorial de 1973 salió en
Pekín Informa #10, marzo 1973. El documento de 1948 es del libro “
Trabajo entre mujeres: Mujeres y el Partido en la China revolucionaria“, Delia Davin (Londres: Cox & Wyman Ltd., 1974). Véase, también, “
La mitad del cielo” de Claudie Broyelle.
Extraído de aworldtowin.org