“La verdad sobre la Revolución Cultural”. Un
artículo del “Grupo Stalin”. (1968) (Documentos sobre la GRCP)
El “Grupo Stalin”, una
organización revolucionaria en la Unión Soviética que se opone a la camarilla
de revisionistas jruschovistas, ha distribuido recientemente un artículo en el
cual elogia con gran entusiasmo la gran revolución cultural proletaria china,
iniciada y dirigida personalmente por el Presidente Mao, y condena severamente
a la camarilla de renegados revisionistas soviéticos por realizar la
restauración del capitalismo en la Unión Soviética y calumniar vilmente la gran
revolución cultural proletaria china.
El artículo, titulado “La verdad sobre la Revolución Cultural”, ha dado
expresión del heroísmo del proletariado soviético y su decisión de llevar a
cabo la revolución proletaria. El artículo dice:
“La época de la dictadura del
proletariado es una época de tenaz y aguda lucha de clases, de lucha entre los
dos caminos: el camino del proletariado y el del capitalismo. La restauración y
la lucha contra ella constituye el contenido fundamental de la lucha de clases
a largo de todo el período histórico de la dictadura del proletariado, del
período de transición del capitalismo al comunismo“.
El artículo señala que en un país
socialista existen tres vías para la restauración del capitalismo:
“Primero, hasta la victoria del
socialismo es todavía posible que las clases explotadoras derrocadas, pero no
liquidadas, retornen al poder.
Segundo, la restauración puede
producirse como resultado de una agresión imperialista.
Tercero, por la vía de la evolución
pacífica.
Luchar contra las dos primeras vías de
restauración es mucho más fácil porque en ambos casos tenemos ante nosotros al
enemigo plenamente identificado y claramente visible y sabemos con precisión
hacia dónde dirigir nuestro golpe. Otra cosa es la evolución pacífica. Este es
el camino más peligroso y pérfido.
¿Por qué la evolución pacífica es
especialmente peligrosa para la clase obrera y todos los trabajadores? Primero,
porque tenemos que enfrentarnos a un enemigo disfrazado, enemigo que se
encuentra en nuestras filas, que se encubre con nuestras consignas, y que, por
consiguiente, es sumamente difícil de descubrir. Segundo, porque se subestima,
por regla general, la amenaza de la evolución pacífica.
La evolución pacífica significa el
cambio gradual del carácter y de la esencia del estado socialista y del Partido
Comunista, como resultado de la degeneración de la dirección del partido y del
estado. El resultado final de la evolución pacífica es la restauración del
capitalismo“.
Refiriéndose a la razón por la
cual existe el peligro de la evolución pacífica en los países socialistas, el
artículo señala:
“Si en un período histórico
relativamente corto, el proletariado puede aplastar a la burguesía en lo político y lo económico, la lucha en el terreno ideológico será muy larga. ¿Por
qué? porque ella llega al alma misma de la gente. Las ideas, hábitos y
costumbres nuevos socialistas no pueden ocupar una posición dominante
inmediatamente después de los cambios políticos y económicos. Para esto se
necesita un tiempo considerable, más aún si se trata de obtener la victoria
completa. Además, a esto hay que añadir la influencia corrosiva del cerco
capitalista. Esta ideología, antagónica a la nuestra, genera la pérdida de
ideales, el anticomunismo, el individualismo burgués, la psicología propia de
la propiedad privada, el afán por la riqueza, el nacionalismo, el chovinismo,
el cosmopolitismo, la moral burguesa, etc. La influencia de esta ideología en
nuestros países tiene como resultado la degeneración y el aburguesamiento de
nuestra gente. Para decirlo en pocas palabras, en nuestra sociedad y en otros
países socialistas hay suficientes gentes contagiadas por esta ideología
burguesa: los elementos degenerados, los arribistas, los funcionarios
“comunistas”, los burócratas, los hombres interesados exclusivamente en su
prosperidad personal, los codiciosos de dinero, y los abiertamente hostiles
elementos antisocialistas. Es inevitable que semejantes elementos traten de
penetrar en el partido (incluso en la dirección), porque antes que nada éste es
el que gobierna. Estos individuos son objetivamente agentes de los elementos
burgueses y los remanentes de las clases explotadoras en el país y del
imperialismo internacional. De no liquidar el peligro que ellos representan, en
un momento dado se creará la posibilidad de su usurpación del poder del partido
y del estado.
Los agentes de la burguesía y el imperialismo
internacional que se han infiltrado en el partido pueden llegar al poder sólo
mediante la liquidación de la dirección marxista-leninista“.
El artículo explica esto citando
el ejemplo de la usurpación del poder del partido y del estado de la Unión
Soviética por parte de la camarilla de Jruschov:
“Todo comenzó con la muerte de
José Stalin. Después de su muerte, los elementos degenerados agudizaron
furiosamente la lucha por apoderarse del poder del partido y del estado. Viendo
por fin la posibilidad de usurpar el poder, trataron de excluir de la dirección
al núcleo marxista-leninista denigrándolo. Fue precisamente para esto que
idearon el mito sobre el llamado “Culto a la personalidad”. Este mito estaba
encaminado a subvertir y luego excluir al núcleo bolchevique de nuestro partido
y a crear las condiciones para sustituir la línea proletaria
leninista-stalinista por una nueva línea, una línea degenerada y revisionista”.
El artículo subraya que los
revisionistas comenzaron sus actividades conspiradoras destinadas a la
usurpación del poder y la evolución pacífica desde los terrenos ideológico y
cultural, así como desde la creación y preparación de la opinión pública:
“Ellos “trabajaron” en tres
aspectos: Primero, sostener la llamada “Lucha contra los errores del pasado”
que no es sino descartar lo que llaman “vieja” ideología (marxismo-leninismo);
Segundo, realizar el supuesto “desarrollo creador del marxismo-leninismo”, que
significa la creación de su “nueva” ideología; y Tercero, promover la ideología
burguesa en la literatura, el arte y la vida cotidiana, distraer de la política
a la clase obrera y a todos los trabajadores. Cultivar la codicia por el dinero
y por los intereses privados.
En síntesis, ellos comenzaron con la
sustitución de la ideología proletaria por la ideología burguesa.
Examinando exhaustivamente la posibilidad
de la restauración del capitalismo, llegamos a la conclusión de que después de
establecido y consolidado el nuevo sistema, en los países socialistas el
peligro principal es la evolución pacífica, que esta evolución la realizan los
elementos degenerados que han usurpado la dirección del partido y del estado y
los enemigos de los trabajadores y que la usurpación del poder por los
revisionistas y la evolución pacífica se inicia desde los terrenos ideológico y
cultural, así como desde la creación y la preparación de la opinión pública.
Después de la usurpación del poder por
los revisionistas en la Unión Soviética, primer estado socialista, y en una
serie de otros países, se plantea ante el proletariado internacional y el
movimiento comunista, con especial agudeza, el problema de la lucha contra la
camarilla de renegados, revisionistas, y otros problemas conexos“.
El artículo subraya que la teoría
sobre la gran revolución cultural proletaria formulada por el camarada Mao
Tse-tung ha dado respuesta a estos problemas.
Refiriéndose a las tesis
fundamentales de la teoría del Presidente Mao sobre la gran revolución cultural
proletaria, el artículo señala:
“La gran revolución cultural
proletaria es un resuelto ataque a la burguesía y sus agentes en el frente ideológico.
Está llamada a agregar a la derrota de la burguesía en los frentes político y
económico una derrota ideológica.
El objetivo estratégico de la gran
revolución cultural proletaria es liquidar la amenaza de una restauración del
capitalismo, liquidar la posibilidad de una evolución pacífica en el país
socialista, y defender y consolidar la dictadura del proletariado.
Estas tareas planteadas ante la gran
revolución cultural proletaria o, en otros términos, los caminos concretos para
alcanzar su objetivo estratégico, pueden resumirse en lo siguiente:
Descubrir, criticar duramente y aislar
a los elementos degenerados y arribistas que se han infiltrado en el partido;
depurar al partido de los elementos casuales y pasivos; Crear un aparato del
estado y del partido, libre de burocratismo, y aproximado en lo máximo al
pueblo; Liquidar las tendencias burguesas en la ideología y la cultura,
declarar la guerra a la ideología, hábitos y costumbres burgueses, poner coto a
su penetración desde el extranjero, facilitar el ulterior florecimiento y
desarrollo de la ideología y cultura proletarias, propagar y difundir en todo
momento y en todos los lugares el marxismo-leninismo; Desarrollar al máximo la
iniciativa política de las grandes masas populares, inducirlas a participar
decidida y constantemente en todos los asuntos del estado; Preparar en el curso
de esta lucha una nueva generación de férreos comunistas y educar a la juventud
para continuar la revolución.
¿Cómo cumplir estas tareas? ¿Con qué
método se puede cumplirlas? Este método, el método de la gran revolución
cultural proletaria, es la línea de masas.
Esta revolución ha levantado y
movilizado a las más amplias populares y ha demostrado al pueblo que la
política no es solamente asunto de los dirigentes, como tratan de convencer a
la gente los revisionistas y los elementos degenerados, sino que también es
asunto del pueblo, asunto de primordial importancia en el que está directamente
interesado. Esta revolución ha demostrado que son precisamente las masas las que
mejor que nadie, y más completamente que nadie, pueden descubrir a los
elementos degenerados, los arribistas y los enemigos del pueblo y que son las
masas las que deben juzgar quién de los dirigentes es malo y quién es bueno,
quién es amigo de la clase obrera y de todos los trabajadores y quién es su
enemigo. En pocas palabras, solamente las masas dirigidas por los bolcheviques
son capaces de desarraigar y liquidar la línea burguesa, sólo apoyándose en
ellas y a través de sus acciones se puede llevar a la práctica las enormes
tareas de la gran revolución cultural proletaria y alcanzar su objetivo, la
prevención de la restauración del capitalismo.
La gran revolución cultural proletaria
es la continuación y el desarrollo del camino universal de la revolución de
octubre, y constituye la ley de la revolución y construcción socialistas. Todos
los países de la dictadura del proletariado pasarán inevitablemente por esta
fase de la revolución socialista.
En pocas líneas, la gran revolución
cultural proletaria, idéntica en su contenido de clase, pero distinta en su
forma nacional, es la ley general del marxismo-leninismo“.
Más adelante, el “Grupo Stalin”
denuncia y condena a la camarilla dirigente revisionista soviética por su
crimen de deformar por todos los medios la situación real de China y calumniar
la gran revolución cultural proletaria de China. El artículo dice:
“El pueblo soviético quiere
saber la verdad sobre los acontecimientos de China. Pero la propaganda oficial
soviética deforma por mil y una maneras la situación real de China recurriendo
para ello a todos los medios. El hecho de que en esta campaña difamatoria la
prensa soviética utilice de la misma manera tanto los “materiales” propios como
los materiales de las agencias burguesas, demuestra de por si la identidad de
intereses de la propaganda soviética y la burguesa. Más aún, las
“informaciones” de la prensa burguesa se muestran más “modestas” y “objetivas”
que los inescrupulosos artículos publicados en “Pravda” y otros órganos
oficiales soviéticos. ¡Precisamente por esta razón, la propaganda burguesa
declara que la Unión Soviética le proporciona los mejores materiales para sus
finalidades! Y estos son realmente la “mejor” y la más completa y sistemática
colección de todas las calumnias antichinas, difundidas por los enemigos de la
China Popular, del Partido Comunista de China y de la gran revolución cultural
proletaria. Precisamente por esto, la denuncia a estas calumnias antichinas se
ha convertido en una tarea urgente y necesaria para todos los que son leales a
Lenin y Stalin y para todos los que quieren luchar contra la degeneración.
Toda lucha es una lucha por el poder.
Nadie puede negar que todo el partido y todo el pueblo de China toman parte en
esta lucha, una lucha de las masas trabajadoras. Esto quiere decir que la
revolución cultural en China no es una querella personal, sino una lucha de
principios, una lucha por los intereses de todo el partido y de todo el pueblo.
La revolución cultural es una lucha de
principios de los bolcheviques chinos encabezados por Mao Tse-tung contra la
fracción oportunista del partido.
Esta lucha es una continuación y
resultado lógicos de la prolongada lucha entre el Partido Comunista de China y
los revisionistas tipo Jruschov. Los politicastros revisionistas soviéticos
difunden la mentira de que, la toma del poder de manos de los oportunistas por
las masas, bajo la dirección del núcleo bolchevique del Partido Comunista de
China, es una querella sin principios entre grupos. Esta mentira pretende
desacreditar la lucha del pueblo y del Partido Comunista de China y apoyar así
a sus enemigos. Esta es propaganda antichina y anticomunista ciento por ciento“.
Denunciando la mentira de los
revisionistas soviéticos de que “la clase obrera de China no apoya la
revolución cultural”, el “Grupo Stalin” señala:
“Los obreros chinos han tomado
en sus propias manos la administración de las empresas, los obreros constituyen
la fuerza vertebral de los nuevos organismos de dirección del partido y del
estado y los obreros constituyen la vanguardia de la revolución cultural. Estos
hechos refutan de por sí estas malignas invenciones“.
Refutando la calumnia de los
revisionistas soviéticos contra la juventud china, el artículo dice:
“La participación en la
revolución cultural es muy importante también para la juventud que, así, ha
pasado por la prueba de lucha en el crisol de esta revolución. Esta prueba ha
dado a la juventud la valiosa experiencia de la lucha práctica, ha reforzado de
esta manera su espíritu comunista; es el mejor método para formar una nueva
generación de combatientes, llamados a suceder a la vieja generación de
bolcheviques chinos. Tal prueba ha dado al partido una confiable e inagotable
reserva que es la juventud“.
Denunciando las calumnias de los
revisionistas soviéticos contra el Ejército Popular de Liberación de China, el
“Grupo Stalin” señala:
“El Ejército Popular de
Liberación de China desempeña de hecho un destacado papel en la gran revolución
cultural proletaria. ¿Qué es el Ejército Popular de Liberación de China?, es un
ejército compuesto de los mismos obreros y campesinos, es el mismo pueblo
chino, pero armado. El Ejército Popular de Liberación no es simplemente una
parte armada de los obreros y campesinos, sino también su sector más
disciplinado, más instruido y más consciente”.
El “Grupo Stalin” rechaza en su
artículo el infundio difundido por los revisionistas soviéticos en el sentido
de que la gran revolución cultural proletaria de China está “dirigida contra el
Partido Comunista de China”. El artículo dice:
“El hecho de que las más amplias
masas populares participen junto con el partido en la revolución cultural no
perjudica en absoluto el prestigio del Partido Comunista de China, porque estas
masas actúan estrictamente bajo la dirección del partido y de acuerdo con sus
instrucciones. La participación de las masas populares en la lucha contra la
degeneración y el oportunismo burgueses, sólo las bolcheviza, las agrupa en
torno al núcleo marxista en el partido y las educa en el espíritu del comunismo
y de la práctica revolucionaria, es decir, las convierte en una poderosa
reserva del partido.
El hecho de que las masas luchen
activamente, bajo la dirección del partido de Mao Tse-tung, por la causa del
partido, demuestra la madurez del Partido Comunista de China, la certeza de su
política y la gran unidad existente entre el partido y el pueblo de China. El
Partido Comunista de China es poderoso precisamente porque cuenta con el apoyo
de las masas. La revolución cultural lo confirma de manera convincente.
Entre tanto, aquellos que charlatanean
sobre la “derrota” del Partido Comunista de China, están apoyando a los
revisionistas contrarrevolucionarios dentro de este partido y los instigan a
oponerse contra el Partido Comunista de China y su línea.
¿Es acaso extraño que los elementos
degenerados soviéticos y la burguesía de Occidente se compadezcan de sus amigos
derrotados?
Lo extraño sería que los bolcheviques
muestren piedad hacia sus enemigos“.
Más adelante, el “Grupo Stalin”
refuta la calumnia de los revisionistas soviéticos de que la gran revolución
cultural proletaria de China “está dirigida contra la Unión Soviética y contra
el pueblo soviético”.
“¿Acaso la lucha contra el
oportunismo en China no va en interés del pueblo soviético? Es indiscutible que
sí. No va en interés de la “dirección” soviética, como se puede juzgar por la
propia prensa soviética porque esta dirección teme que la determinación de los
comunistas y la clase obrera de China de luchar contra el oportunismo y la
degeneración “contamine” a la clase obrera y a todos los trabajadores
soviéticos. Esta lucha no va en interés de la dirección soviética porque ella,
desde los tiempos de Jruschov, está degenerada y lleva adelante la línea
oportunista, constituyendo así una base para todos los elementos oportunistas tales
como los revisionistas yugoslavos o la oposición en China, el obstáculo para el
movimiento revolucionario del mundo y la excrecencia parasitaria para la clase
obrera y el campesinado trabajador de la Unión Soviética.
Es por eso que la propaganda oficial
soviética ha lanzado torrentes de mentiras y calumnias contra el Partido
Comunista de China y contra sus dirigentes.
Merece atención el “método especial”
utilizado por la propaganda soviética. Este “método especial” consiste en
silenciar las discrepancias fundamentales y de principios entre el Partido
Comunista de China y el Partido Comunista de la Unión Soviética con el fin de
alcanzar el objetivo fundamental de los “políticos” soviéticos: engañar a los
trabajadores de la Unión Soviética y de los países socialistas y engañar a los
comunistas del mundo entero.
Los “políticos” soviéticos saben
perfectamente que si permiten a los trabajadores soviéticos analizar las
discrepancias, esto conducirá inevitablemente a su propio desenmascaramiento y
despertará la conciencia de la necesidad de luchar contra los elementos
degenerados que ocupan altas posiciones en la Unión Soviética. Esto es lo que
ellos temen.
Los dirigentes de la revolución
cultural y los que participan en ella sólo se oponen a los elementos degenerados
de la Unión Soviética -que son los altos dirigentes soviéticos- y no al pueblo
soviético.
Sin lugar a dudas, luchar contra los
elementos degenerados, a lo que llama la revolución cultural, corresponde a los
intereses del pueblo soviético. Precisamente por esto, son los autores de las
falsas “acusaciones” denunciadas por nosotros los que se oponen al pueblo
soviético, al partido de Lenin y Stalin y a la revolución“.
En conclusión, el “Grupo Stalin”
señala:
“La gran revolución cultural
proletaria de China es un movimiento indispensable dirigido contra el
oportunismo y la degeneración. Esta revolución es realizada por las mismas
masas bajo la dirección de los bolcheviques de China; es decir, se lleva a cabo
de manera genuinamente leninista. Este método es radicalmente contrario a la
política que la capa superior soviética realiza entre bastidores, sin
participación de las masas (que se hace para engañarlas), un método usado por
todos los renegados, incluidos los “políticos” soviéticos.
La revolución cultural en China ha
sentado un brillante ejemplo de lucha contra la degeneración y contra la
restauración del capitalismo que se perpetra por medio de la liquidación de la
dictadura del proletariado y el establecimiento de la dominación de un puñado
de revisionistas.
Todas las acusaciones de los
politicastros revisionistas soviéticos contra la revolución cultural son falsas
y pretenden embaucar a la clase obrera de la Unión Soviética y del mundo
entero.
La siniestra campaña antichina dictada
por el miedo de los elementos degenerados soviéticos a perder su privilegio y
su poder así como el miedo a su propio pueblo, los une a los grupos más
reaccionarios del capitalismo mundial y demuestra la identidad de intereses
entre ellos.
La campaña antichina de los revisionistas
soviéticos, desenmascarando a sus propios autores, confirma la necesidad
urgente de liquidar el régimen de los elementos degenerados soviéticos (los
nuevos elementos burgueses), es decir, confirma la necesidad de llevar a cabo
una revolución cultural proletaria en la Unión Soviética“.
Editorial de “Sinjua” del 13 de mayo de 1968.
Tomado de Cultura Proletaria